DENTRO DE LA ESQUIZOFRENIA (JiKook) - Capítulo 30 [Final]

CAPÍTULO 30

 

Jimin POV:

 

Algo dentro de mí acaba desmoronándose. La idea de que he conducido a una persona a la locura y la desesperación por ser ingresado en un hospital psiquiátrico me mata, me enferma en sobremanera y me doy cuenta de que jamás podré ser un buen enfermero. Jamás quise serlo pero apenas me esforcé por ser buena persona. Recuerdo uno tras otro todos los días que martiricé a ese chico inocente y enfermo. Aquellos ojos negros que hoy acaban de mirarme. Que hoy se ha liberado de todo lo que deseaba decirme alegando que no soy más que una de sus crueles fantasías.

Me levanto del suelo dejando ahí los papeles y camino lejos de ellos que a cada uno es una verdad más que no quiero reconocerme. Camino sin saber a dónde y casi de manera inconsciente llego a mi despacho. Me siento en la silla pero me levanto de inmediato porque necesito hacer algo, necesito moverme y olvidar. ¡Eso! Olvidar. Detener en mi mente el flujo de información que está emanando de la nada, de mi subconsciente, para torturarme con los recuerdos,

–¡Park Jimin! –Grita ahí dentro, entre tantos gritos, tantas voces que creí desvanecidas. Grita tan fuerte que rompo a llorar sin poder evitarlo y me acompaña el sonido de su sollozo. Débil, casi inexistente pero que solo yo escucho. Oigo sus lamentos y sus súplicas. Mi nombre de sus labios y su sangre en mis dedos.

Cojo unas tijeras del escritorio y comienzo a cortar mi bata en trozos.

–¡No me golpees más, por favor! –Oigo de nuevo pero esta vez no en un recuerdo lejano, en mi presente relativo. Estaba ahí, delante de él mientras me suplicaba que no le agrediese cuando en realidad no le tocaba. Al final resultó que el loco era yo en este momento. Él era el único consciente del peligro que suponía estar a mi lado.

Las súplicas frente a mí, sus lágrimas traicioneras o más bien sinceras. Todo se agolpa en mi mente de una manera confusa y dolorosa. Tanto es así que las tijeras en mis manos me tientan demasiado pero continuo con lo que hago hasta que comienzo a anudar las tiras de tela en mis manos.

No solo sus palabras, las preguntas que yo mismo me hago son crueles. ¿Todo este tiempo he sido una alucinación para él? ¿Cómo me ha soportado? ¿Cómo no me ha pegado? Y cuando hicimos el amor… Debió pensar que le utilicé, que no significaba nada para mí. Que solo jugué con él aumentando el grado de perversión en mis torturas.

Sus manos en mi cuerpo. Sus ojos en mí desnudo. Sus gritos, sus gemidos, sus súplicas. Su olor, su tacto. Mis manos en su cuerpo.

¿Él me odia? Porque yo le amo…

–¡Basta! –Grito en alto. Tengo que detener las preguntas, las ideas en mi mente. Tengo que pararlo ya.

Cojo la silla en mi despacho y me subo a ella tirando las telas anudadas por encima de mi cabeza traspasando una de las vigas salientes de madera en el techo. La amarro allí y el otro extremo lo anudo en mi cuello. Lloro desesperado no por lo que voy a hacer, sino por lo que he hecho. La locura me supera, me controla a tal punto en dar marcha atrás, bajarme de la silla y respirar profundo. Pienso incluso en lo que le diré a Jeon para disculparme, en pedirle perdón y suplicar por mi misericordia. Nada sería suficiente pero incluso me planteo la posibilidad de calmarme y descender. De empezar de cero. Pero la silla de ruedas me pasa una mala jugada y a un paso en falso se escapa de mis pies dejándome caer al vacío.

Lo sé al instante, ya es tarde para dar marcha atrás y aunque me revuelvo en el poco espacio que puedo, nada sirve. La cuerda aprieta en mi cuello limitando mi respiración, la poca que retenía en los pulmones. Siento la sangre arder en mis mejillas y mis manos tiemblan por un extraño cosquilleo. Siento quemar mi cuello. Todo mi cuerpo se adormece, cierro mis ojos fuerte. Los gritos de Jeon me acompañan mientras me deshago de mi propia vida.

 

JungKook POV:

 

Con el cuerpo un poco adormecido por la medicación me levanto de mi cama y me acerco a la puerta a mirar fuera en busca de Jimin. Tarda demasiado y comienzo a sentirme abandonado. Me siento indefenso y un poco perdido. Nervioso. Pero sobre todo preocupado y algo arrepentido por mis palabras de antes. Han sido duras y a pesar de haber sido una víctima para él, ahora solo intentaba ayudarme y he sido cruel. Un pequeño arrepentimiento me reconcome y salgo por los pasillos a buscarle. Camino solo y con gran esfuerzo pero a pesar de todo acabo llegando a su despacho y toco la puerta ahí un par de veces. 

–¿Jimin? ¿Jimin estás ahí? –Como nadie contesta abro lentamente viendo en medio de la oscuridad un cuerpo colgando dentro. Más alto de lo normal, con los músculos relajados y el cuello ladeado. Cierro detrás de mí y me quedo unos segundos mirando el cuerpo ahí parado.

Algo dentro de mí parece excitado, alertado por salir corriendo. Pero un gran odio en mi interior se apacigua por la extraña justicia que se ha creado.

–¿Jimin? –Le llamo de nuevo sin obtener respuesta.

Algo cansado me siento en el suelo y me tumbo en él, mirando, entre los ojos entrecerrados, a quien fue mi pesadilla.

Por fin la medicación ha hecho efecto. Al fin, el miedo ha desaparecido y quien lo infundía se ha ido con él. Cierro los ojos y al fin encuentro un momento en el que puedo dormir sin tensión. Sin su voz resonando en mi mente.

FIN

 

 

↢ Capítulo 29                           

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