IDENTIDADES [PARTE III] - Capítulo 15
CAPÍTULO 15
Jimin
POV:
El cielo estaba oscuro como boca del lobo. Aún recuerdo abrir los ojos y preguntarme si realmente no estaba yo en otro mundo. En otro tiempo, o en otro país. Me asomé fuera de la ventana y el frío me sorprendió con una extraña presencia. Solía refrescar las noches de verano pero también es cierto que yo no solía estar despierto a las tres y media de la mañana. Como bien me habían enseñado era bueno irse pronto a dormir para poder madrugar más fácilmente, pero las tres y media de la mañana era un madrugón importante y todo porque necesitaba al menos media hora para asearme correctamente, preparar mi pequeña bolsa de viaje y al menos alcanzar a comer algo antes de irme. Esto fue lo único a lo que no me dio tiempo.
Desperté angustiado y me revolví unos segundos. Tras salir al balcón a respirar aire fresco me despejé y me quedé observando las luces de algunos edificios aún encendidas y las de las farolas alumbrando las aceras. Era todo muy extraño y me decidí a prepararme de inmediato antes de que me diese más flojera y cayese rendido ante la cama. Me duché rápido y me puse unos vaqueros simples que me había comprado hacía poco y ese mismo día los estaba estrenando. Eran unos vaqueros pitillos ceñidos en los tobillos y sorprendentemente se ceñían a la perfección en el resto de mis músculos. Sobre mi torso me puse una camiseta de manga corta gris y sobre esta una sudadera negra, asustado por el frío en el exterior. Unas botas de cuero negro sobre unos calcetines grises.
Después de que yo estuve listo me dirigí al cuarto y saqué una bolsa de cuero negra de viaje. Comencé a mirar por encima del armario y dada la escasez de ropa que yo tenía por entonces decidí meter una muda de calzoncillos y calcetines limpios, dos camisetas de manga corta y dos sudaderas más. También un pijama simple de dos piezas negras. Metí un pequeño estuche de aseo y otro con medicamentos básicos para el dolor de cabeza y algunas tiritas. Unos guantes de cuero, una mascarilla de tela negra, una gorra y me resistí a coger una pequeña navaja que solía llevar conmigo en mis tiempos en el ejército. Me contuve, de veras, y la dejé triste por si la necesitaba. Lo último que cogí antes de salir fue el sobre con mi documentación surcoreana.
Salí de casa dándole vueltas a la cabeza, como tu bien sabes que hago, por si se me olvidaba algo o si debería haber cogido algo más por si acaso. Antes de darme cuenta eran casi las cuatro de la mañana y ya llegaba tarde por lo que incluso se me olvidó desayunar. Recuerdo cuando siempre hacíamos pequeñas escapadas a algún lugar me repetías que no disfrutaba de los viajes por pensar demasiado en este tipo de cosas, pero compréndeme amor, soy una persona que ha sido enseñada a estar preparada para todo, y si no me llevaba una maleta entera solo con medicamentos y material médico, yo no me sentía a salvo.
El viento azotó mis mejillas con furia y cuando ya llegaba al edificio en donde nos esperaba el coche ya estaba allí Baekhyun esperándome apoyado en la carrocería, mirando a ninguna parte en concreto. Aceleré el paso mientras me fijaba más detalladamente en su indumentaria. Camisa blanca y pantalones de vestir. Zapatos de cuero y sobre todo ello, un abrigo negro que de seguro acababa de rescatar del fondo de su armario para la ocasión. Cuando el sonido de mis pasos por el pavimento llegó a sus oídos miró en mi dirección y me sonrió amable, como no esperé que hiciera. Me incliné y él en vez de corresponderme vino a mi encuentro y pasó una de sus manos por mis hombros palmeándome la espalda con cariño. Me cogió la bolsa de viaje y me la llevó hasta el coche. Frente al maletero lo abrió y dentro vi una mochila de tela negra que supuse sería su indumentaria.
—¿Necesitas algo de aquí dentro para el viaje? –Fruncí los labios pensativo y tras darle una negativa la dejó al lado de la suya y nos condujimos dentro del coche. Era un deportivo de color azul oscuro, con una línea tremendamente baja para lo que yo estaba acostumbrado a usar. No recuerdo la marca. Pero sí recordé el primer coche con el que yo había aprendido a conducir y este, recordándome a una esposa fiel, el deportivo delante de mí era una prostituta de lujo que realmente estaba buena. Sonreí al entrar en el asiento del copiloto porque el cuero beige del asiento me abrazó con ternura y me sedujo a quedarme dormido de inmediato. No lo hice, sin embargo y cuando Baekhyun se sentó a mi lado, me miró con una gran sonrisa y suspiró—. ¿Preparado? –Asentí. Nos esperaban muchas horas de viaje por delante.
Cuando el coche arrancó hizo un sonido tremendamente excitante. Jamás me había sentido tan emocionado con nada y ya deseaba el momento de coger yo el volante. Cuando salimos a la carretera la velocidad que este alcanzaba hacía romper la barrera de sonido y agradecí que la capota estuviera cubriéndonos, porque de lo contrario ambos habríamos salido volando. Me puse el cinturón de inmediato y él imitó mi gesto sonriendo. Cuando salimos del centro y alcanzamos una carretera más limpia y tranquila, él me habló bajando la velocidad.
—Namjoon nos ha prestado este coche, así que más nos vale no mancharlo ni rayarlo ni nada. –Me sonrió temeroso de que algo le pasara y me contagió ese miedo.
—No te preocupes, se me da muy bien conducir. –Sonrió.
—Me alegro. También nos ha prestado dinero suficiente como para alojarnos una noche en un motel y pagarnos unas cuantas comidas decentes. Para la gasolina también. Y si sobra algo nos lo repartimos. ¿Bien? –Asentí—. Nos lo ha dado en la moneda china, como es obvio. Si no te importa, creo que será mejor que lo lleve yo y me ocupe yo de los gastos. ¿Bien? –Asentí de acuerdo. La carretera estaba muy oscura y el sol aún no había aparecido por ningún lado así que estábamos con las luces puestas y las luces del interior del coche en la pequeña pantallita sobre nosotros me dejaba entrever su rostro.
—¿Cuál es el recorrido que haremos? –Pregunté curioso y él me respondió con una amplia sonrisa. Me recordaba a un hermano mayor que nunca tuve. Era muy agradable.
—Primero tenemos que salir de Pyongyang y conducir hasta la frontera con china en Dandong*. Desde ahí hasta Yingkou* y después bordearemos toda la costa del mar pasando por Panjin, Jinzhou*, Huludao* y Qinhuangdao*. Desde ese punto nos adentramos en línea recta hasta el oeste y llegamos a Pekín*. –Me señaló la guantera con los ojos y yo la abría viendo el mapa que NamJoon nos dio el día antes y seguí con los ojos la línea roja que había marcado desde nuestra ciudad hasta Pekín. Estaban marcadas las carreteras y los desvíos que hay que coger. Parece sencillo, pensé—. Haremos varias paradas para descansar y tomarnos el relevo. ¿Te parece? –Asentí como era lógico—. La primera parada la haremos en YingKou, después en Jinzhou, para comer, y desde ahí hasta Pekín. Es el tramo más largo pero no te preocupes, ese lo haré yo. ¿Bien? –Asentí confiado y guardé el mapa en su sitio. Él se sabía bien la ruta y eso me daba seguridad. También me dieron las dos pistolas negras en la guantera guardadas.
—Ya has hecho muchas veces este recorrido, ¿Verdad? –Asintió.
—Unas diez o quince veces. Cuando conduzcas tú te iré guiando, ya verás que sencillo es. Es tan solo no perder la costa de vista. –Asentí—. Pero usualmente suelo ir en avión. Pero hay veces que no hay tiempo. Ya sabes cómo son estas cosas…
—Ya... Bueno, en realidad no mucho. –Se rió con una dulce y acaramelada risa—. Aún estoy empezando.
—Cuando yo tenía tu edad estaba mucho más asustado de lo que te ves tú ahora. –Sonreí—. Tienes veintiuno ¿verdad?
—Sí. ¿Y tú, hyung?
—Veintisiete. –Asentí curioso. Me miró sonriendo—. Duerme un poco si quieres, te aviso cuando lleguemos a Yingouk, ¿bien?
—¿Estás seguro?
—Sí, sin problema. Si te necesito para algo te aviso. Duerme un poco, necesitarás estar despierto cuando te toque relevarme. –Asentí y me acomodé más en el asiento. Metí mis manos por las mangas de la sudadera y me puse el gorro de esta. Me hice una bolita en el asiento y Baekhyun me miró de reojo sonriéndome. Cerré los ojos y el sonido del motor me acompañó en un dulce sueño que llegó enseguida.
…
Entre abrí los ojos cuando llegamos a la frontera. El olor del río llegó a mis fosas nasales a través de la ventana del conductor que Baekhyun había abierto. El sol comenzaba a iluminar levemente el horizonte con una tenue luz azul claro. Aún se veía un poco oscuro en el interior del coche y las luces delanteras seguían encendidas. El motor seguía rugiendo, pero mis ojos estaban fijos en la ventana mirando al exterior como dejábamos atrás el río que acabábamos de cruzar. Miré de reojo el reloj de la pequeña pantalla en la guantera y me cercioré de que eran las cinco menos cuatro minutos de la mañana. Baekhyun me miró levemente sorprendido por mi despertar y me sonrió.
—Bienvenido a China. No habías estado antes, ¿verdad? –Negué con el rostro aún adormecido y seguro que con un puchero en los labios. Si me esforzaba, incluso podía oler el olor a mar. O tal vez fueran solo cosas mías. Ni lo intenté—. Vuelve a dormirte. Aún nos quedan un par de horas de viaje más para llegar a Yingkou. –Asentí y volví a cerrar los ojos. Hoy me arrepiento de no haberme mantenido despierto para valorar el hermoso paisaje de la frontera, los verdes campos de arroz. Los techos de las casas tradicionales extendiéndose por todo el horizonte. Pero nada más cerrar los ojos caí de nuevo en brazos del sueño.
…
—Jiminie… —Canturreó una voz a mi lado. Yo no me moví un solo milímetro esperando escuchar esa voz de nuevo confuso por no saber si era real o tan solo un viejo recuerdo de mi mente en una voz desconocida. Fruncí el ceño al no volverla a escuchar pero en cambio, una mano se apoyó en mi brazo y di un respingo asustado volviendo de golpe y porrazo a una realidad extraña. El coche estaba en medio de una gran ciudad que no había visto nunca. Los edificios a cada lado y los letreros en un idioma extranjero. Baekhyun sonrió por mi reacción y el sonido de su risa me calmó un poco dejándome caer con pesadez sobre el asiento volviendo poco a poco en mí—. Ya estamos llegando.
Me restregué las manos escondidas en la sudadera sobre los ojos y bostecé aun un poco somnoliento. Cuando miré alrededor fui consciente de que los edificios no eran tan altos como me los había imaginado y que las calles no estaban tan abarrotadas de ellos. El paisaje era el de una pequeña ciudad perdida de la mano de dios. Un pueblecito que al contrario de ser feo o desamparado, estaba tremendamente bien cuidado y con una apariencia elegante y discreta. Miré como un acto reflejo la hora en el salpicadero y pasaban unos minutos de la siete de la mañana. El sol había terminado por romper el cielo y se veía una agradable vista de una ciudad en verano.
Unos minutos después, dando unos cuantos rodeos y mirando alrededor, nos detuvimos en el parquin de una pequeña cafetería y nada más detenerse el motor, Baekhyun me miró sonriendo.
—¿Has desayunado? –Negué con el rostro—. Perfecto, pues vamos. Te vendrá bien un café para despejarte del todo. ¿Has dormido bien? –Me preguntó mientras salía por su puerta y yo hice lo propio por la mía. Asentí sonriendo aun un poco dormido.
—Sí, muy bien. El coche suena como un ronroneo de gato, no me ha costado nada dormir.
—Acostumbrado a los motores de los camiones del ejército es normal. –Sonrió y se dirigió al maletero para coger un sobre con dinero de su propia mochila, su identificación surcoreana y dejó dentro su abrigo. Yo también cogí mi DNI y pasaporte falsos, por si acaso.
Cuando entramos en la pequeña cafetería nos sorprendió un fuerte olor a café que fue suficiente para desperezarme por completo. Miré alrededor y solo había personas como nosotros, personas de paso que solo estaban allí desayunando para ir a otro lado. Nadie de aquí a ha venido para quedarse. Es una cafetería al estilo americano, con una barra en todo lo largo del local, con una cocina que da al interior y se asoma al exterior por una ventanita y las mesas y sillas se distribuyen a todo alrededor de la barra. Nosotros nos sentamos en una que estaba apoyada en la ventana desde donde teníamos una vista perfecta del coche apartado enfrente y al sentarnos, me dejé caer en el asiento. Baekhyun me miró sonriendo y me extendió una de las cartas de desayunos que había, toda ella, escrita en chino, japonés, e inglés. Fruncí el ceño e hice mi mejor esfuerzo por entenderla.
—¿Sabes chino? –Me preguntó y asentí aunque no muy confiado.
—He estudiado lo básico pero hace dos años que no lo práctico. –Sonrió me hizo las de traductor. Ambos pedimos dos cafés y un par de tostadas, las suyas con aceite y las mías con mermelada de fresa. Cuando nos las trajeron nos dieron el cambio y me quedé mirando las monedas. Eran realmente particulares y Baekhyun las guardó junto con el ticket del pedido. Al parecer era necesario hacerlo para dárselo después a NamJoon y que llevase el gasto que habíamos hecho. Y también, el recorrido que habíamos seguido, asegurándose de que no nos habíamos desviado.
—Háblame de ti. –Me pidió Baekhyun mientras removía el café con una cuchara y lo miraba, pensativo.
—¿De mí? –Pregunté atónito. Él asintió confuso por mi desconcierto.
—Claro… vamos a estar juntos muchas horas. Me gustaría saber de ti.
—La verdad es que no hay mucho que saber. Desde los cinco años he estado en la escuela en la que supongo que tú también estudiaste. –Asiente—. Cuando terminé pasé dos años en el ejército y hasta hoy. –Algo de lo que me di cuenta mucho tiempo después y después de haber conocido a más personas que estudiaron en la misma escuela que yo, es que ninguno de ellos me mencionó nada de la prueba que tuvieron que pasar. La misma que pasé yo en su día. Era algo que por norma general se prefería olvidar.
—No creo que tengas poco que contar. Pero no hablaba de rasgos generales. Sino de pequeñas cosas. Entiendo que te has pasado muchos años de tu vida subordinado a una fuerza superior pero eso no te exime de tener personalidad propia. –Fruncí el ceño. Era la primera vez que alguien me atribuía personalidad y por lo tanto, yo mismo me descubrí ante ese dilema.
—¿Qué es lo que quieres saber de mí? –Pregunté animado—. Simplemente pregunta algo concreto. –Mordí la tostada con mermelada. El sabor era muy dulce, demasiado para mi gusto.
—¿Qué comida te gusta?
—Me he pasado la vida comiendo lo que me han puesto delante. ¿Tengo pinta de poder apreciar ahora eso?
—Lo siento. –Dijo y ambos reímos—. Está bien. ¿De las asignaturas que diste en la escuela cual se te daba mejor? Yo aun recuerdo que las matemáticas eran mi fuerte. –Dice orgulloso y mis palabras son endebles, por no poder mostrarme tan orgulloso.
—La literatura y la filosofía me encantaban. –Dije y él me miró sorprendido.
—¿De veras? –Asentí bajando mi mirada a la taza de café—. Pero si eso era dificilísimo. –Negué con el rostro confuso y él me miró admirado—. ¿Te gusta leer entonces? –Asentí.
—Me gusta mucho. De todos los libros que la escuela recomendaba me he leído la mayoría. El libro rojo de Mao*, El arte de la guerra de Sun Tzu*.
—¿Cómo podías leer eso? Es un coñazo. –Me encogí de hombros y él sonrió, mucho más admirado que antes—. Qué locura. Yo siempre aprobaba por los pelos esas asignaturas. Mi fuerte era el lado racional, no el creativo. –Ambos reímos por el gesto de sus dedos señalando su cabeza—. ¿Tenías muchos amigos allí? –Mi mirada se volvió turbia por los recuerdo y por ende, la suya triste y avergonzada—. Lo siento, no debí decir nada.
—No importa. Son cosas del pasado.
—Sí, entiendo. Lo siento. –Me encogí de hombros y estuvimos varios minutos en silencio hasta que él se vio obligado a romperlo por algo que había estado moleando en su mente—. ¿Sabes? Lo mejor de los recuerdos es que son pequeños pedazos de ti mismo. Siempre estarán ahí quieras o no pero tenemos la opción de dejarlos apartados y visitarlos de vez en cuando o de llevarlos con nosotros a todas partes. Solo hay que saber cuáles dejar, y cuáles no.
———.———
Dandong léase Dan—Dóng (chino tradicional: 丹東, chino simplificado: 丹东, pinyin: Dāndōng) es una ciudad de la provincia de Liaoning, República Popular China. Está situada en la frontera entre China y Corea del Norte marcada por el río Yalu; este río también separa Dandong con la ciudad norcoreana de Sinuiju. La superficie de la ciudad administrativa es de 15 222 kilómetros cuadrados; la del núcleo urbano es de 563 kilómetros cuadrados y tiene 865 000 habitantes. La ciudad administrativa contaba aproximadamente con 2,44 millones de habitantes en 2010. Los mapas y artilugios encontrados sugieren que la zona ha estado habitada desde la época de la dinastía Zhou. La zona se conoció como condado de Andong (安東) en 1876. Fue ocupada por Japón al comienzo de la Primera Guerra Sino—japonesa en 1894. En la época de Manchukuo fue la capital de la Provincia de Andong, una de las catorce provincias establecidas por Manchukuo. Adoptó su nombre actual el 20 de enero de 1965, para evitar las connotaciones de su antiguo nombre, que era considerado imperialista por algunos.
La ciudad está separada de Sinŭiju, Corea del Norte, por el río. Las dos ciudades están unidas por el Puente de la Amistad Sinocoreana. Otro sitio importante es la Gran Muralla Hushan (虎山长城), que marca el extremo este del comienzo de la ampliación de la Gran Muralla realizada por la Dinastía Ming. Otros puntos de interés turístico son: un museo dedicado a la "Guerra contra la Agresión de Estados Unidos y Ayuda a Corea" (también conocida como la Guerra de Corea) y la montaña Jingjiang que es el parque más grande de la ciudad y que en su día fue un puesto de vigilancia del Ejército de China.
Yingkóu (en chino:营口市, pinyin:Yíngkǒu shì). Es una ciudad—prefectura en la provincia de Liaoning, República Popular China. Limita al norte con Panjin, al sur con Dalian, al oeste con Huludao y al este con An—shan. Es una ciudad portuaria de la Bahía de Liaodong, el Río Liao pasa por la ciudad. Su area es de 5402 km² y su población de 2,42 millones (2012). Yingkóu era conocida antes como Niuzhuang (en chino: 牛庄, pinyin: Niuzhuang, en Idioma manchú Ishangga gašan hoton), uno de los puertos abiertos con arreglo al Tratado de Tianjin de 1858. De hecho, la ciudad de Niuzhuangg estaba a unos cincuenta kilómetros aguas arriba del río Liao. Después de que el tratado había sido firmado, los británicos encontraron que el río cerca de Niuzhuang era demasiado poco profundo para sus buques. En cambio, el puerto tratado fue trasladado a la zona más cerca de la desembocadura del río donde hoy se encuentra Yingkou.
Panjin (en chino:盘锦市, pinyin:Pánjǐn shì) es una ciudad—prefectura en la provincia de Liaoning, República Popular China. Limita al norte con Fuxin, al sur con Yingkou, al oeste con Jinzhou y al este con Anshán. Su área es de 4071 km² y su población total es de 1,4 millones. La ciudad de Panjín es un lugar casi plano con poca vegetación, el río Shuangtaizi, una ramificación del Río Liao, atraviesa la ciudad en dos (que se conecta por medio de tres puentes) y desemboca en el Mar de Bohai. El río daliao otra ramificación del río Liao sirve de frontera entre Panjín y la ciudad de Yingkou.
Huludao léase Júlu—Dáo (en chino:葫芦岛市, pinyin:Húludǎo shì,literalmente: isla calabaza) es una ciudad—prefectura en la provincia de Liaoning, República Popular China. Limita al norte con Fuxin, al sur con Yingkou, al oeste con Jinzhou y al este con Anshán. Su área es de 10 415 km² y su población total es de 2,57 millones. El área que hoy ocupa la ciudad de Huludao ha sido poblada desde tiempos remotos. Las evidencias arqueológicas indican que durante las Dinastía Shang y Dinastía Zhou, la región disfrutó avanzada tecnología en la Edad de Bronce. La Dinastía Ming vio la construcción de la sección de Liaoning de la Gran Muralla China a través de Huludao, y fue durante este tiempo que el condado Xingcheng fue fortificado con su muralla defensiva que sigue en pie hoy en día. En 1906, el condado de Jinxi fue establecido y más tarde se convirtió en un importante centro de resistencia durante la ocupación japonesa. Durante la Guerra Civil China de 1945—1948 fue un campo de batalla entre el Ejército Nacional Revolucionario (China) y el Ejército Popular de Liberación.
Jinzhou (chino simplificado: 锦州; chino tradicional: 錦州; pinyin: Jǐnzhōu), es una ciudad con rango de prefectura situada en la provincia de Liaoning, China. Es una ciudad de importancia estratégica desde el punto de vista geográfico por su situación en el llamado "corredor de Liaoxi" (辽西走廊), que conecta el transporte terrestre entre el norte y el noroeste del país. Jinzhou es el puerto marítimo más septentrional de China, e importante centro económico costero del Liaoning occidental, en la costa noroccidental del mar de Bohai. La superficie total bajo jurisdicción de Jinzhou es de 10.301 km², y cuenta con una línea costera de 97,7 km. Es una de las ciudades más grandes de Liaoning, con una población urbana de 770.000 habitantes y más de tres millones en su área metropolitana. Jinzhou es una ciudad antigua a la que se le suponen miles de años de historia desde su fundación con el nombre de Tuhe (徒河). Durante el período de los Reinos Combatientes (siglo V a.C.—221 a.C.) (战国时代), pasó a formar parte de Yan (燕). Más tarde Qin (秦) unificó seis estados diversos, y la mayor parte de lo que hoy es Jinzhou se convirtió en parte del distrito de Liaodong.
Qinhuangdao léase Chinjuá—Dáo (chino tradicional: 秦皇島, chino simplificado: 秦皇岛, pinyin: Qínhuángdǎo; Wade—Giles: Ch'in Huang Tao; transcripción del sistema postal chino: Chinwangtao) es una ciudad de la provincia de Hebei, República Popular China. Se encuentra a unos 300 km el este de Pekín, en el mar de Bohai; en el golfo del mar Amarillo.
Pekín, Pequín o Beijing (chino simplificado y tradicional: 北京, pinyin: Běijīng, Wade—Giles: Pei—ching, pronunciado: [Péi—Chíng] literalmente «capital del Norte») es uno de los cuatro municipios que, junto con las veintidós provincias, cinco regiones autónomas y dos regiones administrativas especiales, conforman la República Popular China. Además Pekín es la capital del país y una de las ciudades más pobladas del mundo con 21 150 000 personas en 2013.
Mao Zedong (en chino simplificado: 毛泽东, en chino tradicional: 毛澤東, en pinyin: «Mao Zedong» y romanizado: «Mao Tse—Tung»; Shaoshan, Hunan, 26 de diciembre de 1893—Pekín, 9 de septiembre de 1976) fue el máximo dirigente del Partido Comunista de China (PCCh) y de la República Popular China. Bajo su liderazgo, el Partido Comunista se hizo con el poder en la China continental en 1949, cuando se proclamó la nueva República Popular, tras la victoria en la Revolución china contra las fuerzas de la República de China. La victoria comunista provocó la huida de Chiang Kai—shek y sus seguidores del Kuomintang a Taiwán y convirtió a Mao en el líder máximo de China hasta su muerte en 1976.
Sun Tzu (chino simplificado: 孙子, chino tradicional: 孫子, pinyin: Sūnzǐ) fue un general, estratega militar y filósofo de la antigua China. El nombre por el que lo conocemos es en realidad un título honorífico que significa «Maestro Sun». Su nombre de nacimiento era Sun Wu y fuera de su familia era conocido por su nombre de cortesía, Changqing. Tradicionalmente se le considera como el autor de El arte de la guerra, un influyente tratado sobre estrategia militar. Sun Tzu ha tenido un impacto significativo en la historia y culturas china y asiática, tanto por escribir El arte de la guerra como por ser una figura histórica legendaria.
Comentarios
Publicar un comentario