IDENTIDADES [PARTE I] - Capítulo 4

 CAPÍTULO 4

Jungkook POV:

—Hasta mañana, Jungkook. –Se despide el último de mis compañeros de trabajo dejándome solo en la planta. Las luces están apagadas excepto una sobre mí y las que salen del despacho de Jimin.

De repente oigo su puerta abrirse y sale de su despacho apagando las luces de este. Al pasar por mi lado se asusta y se queda atónito por unos segundos.

—¿Qué haces aún aquí?

—No me voy hasta que mi jefe no se vaya también. –Frunce el ceño pero asiente a mis palabras.

—Pues yo ya me voy. Adiós.

—¡Espérame! –Le digo aunque no se detenga de su camino hasta el ascensor. Yo recojo mi portátil rápidamente y guardo la documentación que me ha proporcionado dentro de la funda del ordenador. Salgo corriendo en su busca y lo encuentro mirándome mientras las puertas del ascensor se cierran. No estoy dispuesto a bajar por las escaleras y ya que él no hace nada para detener su progresión soy yo quien introduce el brazo para que los sensores detengan las puertas y se abran de nuevo—. Qué amable. –Digo sarcásticamente.

—¿No puedes ir por otro lado? –Niego con la cabeza y sonrío como un idiota.

—Bueno, señor Park, ¿cómo ha sido su primer día?

—Aburrido. –Dice sin más.

—Qué tontería… Aquí siempre es una fiesta.

—Ese es el problema. La fiesta se acabó. –Hago un puchero y él me mira repugnado por el gesto.

—No debe ser así, si despide a dos personas por día acabará solo en un mes. –Murmura algo que no entiendo bien y luego se vuelve todo silencioso. Es ahora cuando soy consciente de la poca distancia que nos separa y siento mi corbata apretar.— Señor Park.

—¿Sí?

—El señor Kim, mi antiguo jefe me daba un consejo cada día. Era nuestro juego. –Me mira sin comprender—. ¿Podría usted hacer lo mismo?

—¿Por qué iba a hacerlo?

—Por favor. Así ganaremos confianza el uno con el otro.

—Está bien. –Asiente—. Pero deberá ser algo recíproco.

—¿A qué se refiere?

—Yo le daré un consejo diario a cambio de que usted no juzgue mis palabras ni mis actos de nuevo.

—¿Cómo esta mañana cuando le expresé mi opinión cuando despidió a esos hombres?

—Exacto.

—¿Esto ocurrirá más a menudo?

—Tal vez. –Me resigno a sus palabras.

—Está bien. ¿Mi consejo?

—Hoy me ha recriminado.

—No lo sabía aún… —Suspira y asiente cansado.

—¿Un consejo? No vuelva a ir conmigo en el mismo ascensor. –Las puertas del ascensor se abren y salimos para verle dirigirse por la puerta delantera en vez de ir a buscar el coche al garaje. Yo me veo pensativo por sus palabras pero las olvido rápidamente.

—¿Quiere que le lleve a casa? –Se detiene y me mira serio.

—No es necesario. Hasta mañana. –Le veo marcharse lentamente y me quedo atontado en su forma de caminar. En sus gruesos muslos más propios de un deportista que de un funcionario. Aferra su mano a su maletín y una vez ha desaparecido por la puerta vuelvo al mundo real siendo consciente de que son las once de la noche y me muero de sueño.

Tras unos minutos llego a mi coche y entro encendiendo el motor y saliendo de allí lo antes posible. Una vez estoy en la carretera no puedo evitar detenerme frente a una parada de bus nocturno. Bajo la ventanilla y vuelvo a gritar algo confundido por su presencia allí.

—¿Seguro que no quiere que le lleve, señor Park? –Él niega con la cabeza cabizbajo y me subordino marchándome.

Todo el camino de regreso a casa me asaltan las dudas sobre mi jefe. ¿Qué diablos hace cogiendo el bus para llegar a casa? Dada su posición debería tener uno de los mejores coches de todo el país, tal vez no sepa conducir, o su casa no esté muy lejos y sea un desperdicio de gasolina. No lo entiendo y tampoco es eso lo único que me pregunto. Hay tanto que me llama la curiosidad pero nada de ello de manera profesional, desde luego.

—¿Tendrá esposa? –Me pregunto a mi mismo dentro del coche y miro mi reflejo—. No estoy tan mal, ¿cierto?

Sonrío como un estúpido planteándome la posibilidad de ocupar el puesto de su novia o esposa. Tal vez su amante con quien le ponga los cuernos. Unos lujuriosos y deliciosos cuernos. Pienso en sus jugosos labios tentándome de la manera más cruel, en sus gestos, en su mirada. Todo eN él me atrae pero creo que el hecho de que sea mi jefe es lo más excitante y morboso de la situación.

Estoy decidido a cazarlo

…

Tiro como cada noche mis zapatos por ahí y sin cenar subo directo a mi cuarto tirando también el portátil en el suelo. Me siento a medio desvestir en la cama y abro el sobre marrón en mis manos. Es tan tentador que no puedo evitar cotillear en sus documentos y descubrir más de él.

Saco todos los papeles y los leo uno por uno deteniéndome más en el primero que es su curriculum. Río yo solo por la fotografía. Serio y frio como siempre y sin embargo a mi me enternece en sobremanera. Leo en alto:

Nombre: Park Jimin.

Lugar de nacimiento: Busán, Corea del Sur.

Fecha de nacimiento: 13 – Octubre – 1995.

—¡Oh! –Exclamo para mí mismo— Queda menos de dos meses para su cumpleaños. Cumplirá 28 –Sigo con los datos—. Estudió en una de las mejores universidades de Estados Unidos, y tiene varios años de experiencia en programas informáticos.

Frunzo el ceño confundido por esta información extraña.

—Apenas sabía usar un programa de cuentas. –Me encojo de hombros y sigo con varios papeles más. Varias cartas de recomendación de varias universidades y facultades de Corea y Estados Unidos. Pienso en la posibilidad de que me enseñe algo de ingles ya que mi nivel no es muy alto y quisiera mejorarlo, estoy seguro de que con tantos años estudiando en el extranjero sabrá incluso latín.

Veo que hizo el servicio militar hace cuatro años, y que su familia vive en Busán donde él nació. Tiene un hermano menor. Seguro que es tan adorable como él. No hay mucho más que esto pero para ahogar mi curiosidad es más que suficiente. Me tiro sobre el almohadón y beso con fuerza la foto del currículum ante mí.

—Eres un refunfuñón adorable. –Le digo y al poco rato caigo rendido por el sueño en la cama pensando y asumiendo al fin todo el tiempo que vamos a pasar juntos a partir de ahora. Lo disfrutaré al máximo.

 

 

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