IDENTIDADES [PARTE I] - Capítulo 33
CAPÍTULO 33
Jungkook
POV:
A la mañana siguiente me despierto con el cuerpo dormido de Jimin en mis
brazos. Debiéramos ir a la empresa porque el despertador así lo ha querido pero
él, no quiere ir. Se hace el remolón aferrándose a las sábanas desesperado y
lloriqueando como un niño pequeño y yo, tras advertirle de que me iría, cojo el
coche y así obro, dejándole en casa. Me llama al móvil pero no se lo cojo, miro
por el retrovisor esperando verle corriendo detrás pero no es así.
Llego a la empresa por primera vez en años sin una sonrisa en mi rostro. Me siento en mi puesto de trabajo y me cruzo de brazos sin nada que hacer, sin nada preparado y sin ninguna intención de trabajar. Me recuerdo a mis tiempos de escuela en los que ir a clase era una tortura y renegar de atener en clase era la única forma de superar un día más.
La gente pasa por delante de mí para dirigirse al despacho de Jimin pero cuando encuentran este vacío me preguntan a mí. La única respuesta que he dado en todo el día: “Está ausente”. Me miran mal por una información tan evidente y yo me resigno a aceptar sus muecas y palabras ordinarias que no me molestan en absoluto.
El día es eterno, sin duda no puedo aguantar hasta que mi jornada termine y cojo el coche para regresar a casa a las ocho de la tarde. Estoy de morros todo el día pero esto empeora cuando a mitad de camino Jimin vuelve a llamarme tres veces seguidas. La primera me hace gracia, la segunda me hace enfadar pero la tercera ya no siento nada. Espero una cuarta y una quinta que no llegan y doy gracias porque habría tirado mi carísimo móvil por la ventana antes que contestarle a él.
Llego a casa y nadie me espera al otro lado de la puerta. No oigo nada y me encantaría subir y descubrir que se ha marchado de mi vida para siempre pero su móvil está sobre la mesa, iluminado y con algo en su pantalla. Me acerco a él y lo cojo en mis manos descubriendo un mensaje de un número anónimo.
Misión fallida.
¿Cómo explicar el vuelco que da mi corazón? Es como si todo el mundo, toda mi vida y la tierra entera cayeran sobre mi espalda aplastándome inexorablemente bajo su peso. No respiro, mis costillas aprisionan mis pulmones y no me dejan inhalar aire sin embargo si dejan que él corazón bombee sangre a una velocidad desorbitada. Mi cerebro duele y mis manos tiemblan junto con mis piernas. Rápido miro a todas partes en busca de Jimin pero solo unos pasos arriba, algo lejanos y casi silenciosos me hacen mirar a mi cuarto.
—¡Jimin! –Subo corriendo con su móvil en mis manos y cuando llego a la puerta la abro para descubrir su cuerpo en pie, al otro extremo con la pistola en sus manos. Nada más verme allí se asusta y rápido carga el arma para apuntarse con ella a la sien—. Jimin… no se te ocurra.
Sus ojos ya no pueden ser más rojos y sus mejillas no pueden estar más húmedas de lágrimas que ha derramado durante minutos. Sus labios tiemblan y sus dientes están apretados por una ira que soy capaz de ver.
—¡No te acerques! –No le escucho y camino hasta que estamos a dos pasos—. ¡Sal fuera, esto no te importa!
—¡Basta! ¡No tienes que hacer esto! –Estiro mi mano para impedir que se siga apuntando pero rápido ahora soy yo el objetivo del cañón.
—¡Te mataré si no te vas! –Saco el valor y me quedo ahí de pie mirándole desafiante. No tengo miedo.
—No tengo miedo, Jimin. –Mi mano va al arma que estaba muy cerca de mi frente y la aparto de mí para acercarme a su cuerpo que parece flaquear por momentos. Agarro su muñeca e impido que en otro ataque de ira nos dispare a alguno de los dos—. No pasa nada, Jimin. No voy a dejar que te mates.
La pistola, de repente cae de sus manos para chocar contra el suelo y su cuerpo cae al suelo con ella. Me acuclillo a su lado mientras cubre su rostro para que no le vea llorar como un niño. Grita y aprieta sus puños pero una mano va a su pecho porque no puede respirar.
—¡¿Por qué?! –Grita desesperado—. ¡Déjame morir, por favor! –Miro de nuevo el mensaje en el móvil y deslizando con el dedo la pantalla me salta una foto de una niña pequeña ensangrentada, en el suelo tirado su cadáver y cubierto de mierda. Hay un gran charco de sangre rodeando su cuerpo y un gran número de disparos en el pecho. Reconozco el desfigurado rostro de la niña.
—Oh dios… —Rápido llevo mi mano a cubrir mi boca y los sollozos de Jimin se hacen aún más sonoros.
—¡La han matado! ¿Por qué?
—¿Qué ha ocurrido, Jimin?
—Han descubierto que un policía de aquí me estuvo investigando y encontró información muy peligrosa. Por eso la han matado. Por eso. –Mi corazón da un segundo vuelco en el día de hoy porque descubro que ha sido culpa mía que su hija muriera, porque fue Taehyung quien estuvo investigándole.
—¿Sabes quién fue? –Pregunto tragando saliva.
—Solo me han dicho que era alguien que no tenía nada que ver conmigo. Ni con nada relacionado. –Aún llora desesperado y se esfuerza por darme explicaciones, mis piernas se tambalean y caigo sentado a su lado, apoyados ambos en la pared.
De repente su cabeza cae en mi hombro y le abrazo ocultándole del resto del mundo. Rodea mi cuerpo y de nuevo vuelve a sollozar. Sus hombros se contraen y sus piernas se recogen para hacerse un ovillo.
—No me abandones Kookie, no te vayas tú también. No tengo a donde ir, no tengo a nadie.
—No me iré. –Le acuno en mis brazos—. No te dejaré. Ya encontraremos una solución.
Comentarios
Publicar un comentario