IDENTIDADES [PARTE I] - Capítulo 22

 CAPÍTULO 22


JungKook POV:

La luz del sol acaba cediendo a la naturaleza y poco a poco se hacer ver por el horizonte. Choca con mi cara y mis ojos disfrutan de ella porque parece venir con fuerza después de la tormenta de anoche. Jimin se durmió anoche poco después de que se tumbara, o al menos eso me hizo creer con sus realistas ronquidos. Debía estar cansado así que no tengo motivos para creer que se ha mantenido despierto como yo.

Cree que puede engañarme, hacerme sentir confuso y desorientado, cansado para buscar respuestas, y me temo que con el tiempo así será, porque no solo no me quiero ver involucrado en asesinatos sino que estoy empezando a creer que puedo ser una de sus víctimas. Prefiero cerrar los ojos y que mate sin que me haga cómplice.

Me giro y le veo de cara a mí con los ojos cerrados y la boca abierta. Sus labios se han hecho mucho más jugosos y tentadores que anoche y me arrepiento de levantarme con cuidado y marcharme ignorando la lujuria que pretende controlar mi cuerpo. Busco mi ropa interior y me la pongo sin hacer nada de ruido. No quiero despertarlo aun.

Me gustaría decir que soy promiscuo y me traigo chicos todas las noches a casa pero esta ha sido la única vez que uno de ellos se ha quedado a dormir y me gustaría hacerle el desayuno para llevárselo a la cama. Por segunda vez y espero que en esta no desaparezca cuando regrese al cuarto.

Hago lo mismo que aquella vez pero con el menú diferente. Café cargado, pedazos de fruta en un bol, y en otro yogur con una cuchara. Unas tostadas y listo. Subo con todo en una bandeja y paso frente a la estantería que denota un evidente revoltijo de papeles. Suspiro, niego con la cabeza y haciendo como que nada sucede entro para encontrarlo tal y como lo dejé. Ahora su cuerpo brilla por la luz del sol y puedo verlo porque apenas está cubierto con un trozo de tela.

Me siento donde antes yo dormía y dejo la bandeja en la mesilla deleitándome en su rostro dormido, en su expresión de tranquilidad y serenidad. Ojalá siempre fuera así de vulnerable y fácil de entender. Pero me pregunto qué pasa por su mente para que de repente su nariz se arrugue y sus labios se frunzan disgustados.

Cojo el móvil en mi mesilla y enfoco su rostro con la cámara dejando que sea iluminado por la luz del sol. Miro este por la pantalla y puedo verlo tan tranquilo como hace unos momentos. La cámara hace la perfecta foto avisándome con un sonido y rápidos, sus ojos se abren enfocando su vista en mi móvil. De un manotazo lo aparta de sí mismo y se incorpora enfurecido.

—¿Se puede saber que haces? ¿Me has fotografiado?

—Sí, quiero hacerte un retrato. –Me mira frunciendo el ceño, tal vez comprobando si mis palabras son ciertas.

—No me gusta que me hagan fotos.

—¿No te gusta o no debes dejar que te las hagan?

—Si vuelves a hacerlo aplastaré tu móvil. –Se sienta más cómodamente en el cabecero de la cama para despejarse y dar por finalizada la conversación.

—No seas refunfuñón. Buenos días. –Cambio mi tono de voz—. ¿Tienes hambre? –Asiente aun con el orgullo impidiéndole ser amable—. No te oigo.

—Sí, idiota. –Me giro para recoger la bandeja y la pongo sobre sus piernas cruzadas y cubiertas de la sábana. Rápido me mira sonriendo y me tira del brazo para acercarme a él y besarme en los labios—. ¡Qué hambre tengo!

Le veo devorar todo a su antojo pero yo debo detenerle por miedo que manche mis sábanas. Me mira como un niño que acaba de cometer una travesura y se ríe avergonzado de su comportamiento.

—Vayamos a comer abajo.

 

 

Ambos en ropa interior y en el sofá mientras desayunamos. Somos dos niños que no buscan más que disfrutar de la sensación de la somnolencia junto con el aroma del café y la fruta fresca. Yo he preparado algo más para mí y ambos comemos encantados y mirándonos de vez en cuando pero todo parece desvanecerse cuando Jimin traga un trozo de la tostada y no vuelve a morderla. Me mira buscando unas palabras que encuentra en lo más oscuro de su mente.

—Mañana tengo que hacer un viaje. Me preguntaba si podrías llevarme a casa más tarde. Tengo que preparar unas cosas.

—¿Qué clase de viaje? –Pregunto curioso y él de nuevo rebusca en su subconsciente.

—Negocios.

—No hay viajes de negocios en tu agenda. No hay nada porque estamos en fiestas. –Se encoje de hombros.

—Otra clase de negocios. –Suspiro y entiendo qué clase de negocios son.

—¿Cómo la última vez?

—¿Qué otra vez? –Se hace el loco. Sin duda lo clava.

—Yo… —pienso bien mis palabras—. Si vuelves como la última vez, no voy a curarte de nuevo. –Dejo de comer recordando la sangre en mis manos.

—Esta vez será más fácil.

—¿Más fácil?

—Sí, esta vez, no me lo pensaré dos veces.

 

 

Ambos estamos en el coche una vez hemos terminado de desayunar y le llevo a su casa. Ambos sin entablar una sola palabra. El ambiente no es tenso pero tampoco es agradable. Yo lo sé, él lo sabe y sabe que lo sé. ¿Por qué no me lo cuenta ya? ¿Qué ocurre aquí?

—¿Algún día, —me mira curioso por mis palabras repentinas—, sabré quien eres?

—Si eso ocurre, será porque ambos estamos ya en peligro.

—¿No me lo cuentas para protegerme?

—Te protejo para que no lo sepas.

—Eso no tiene sentido.

—Es como a un niño al que no se le cuentas la verdad de las cosas para no hacerle daño.

—No soy un niño, Jimin. Puedes contármelo y confiar en mí.

—¿Me hablas de confianza? –Asiento—. Entonces confía en mí y piensa que estoy haciendo lo mejor para ambos. –Llegamos al portal de su casa y detengo el coche pero antes de que se baje le detengo aferrándome desesperadamente a su brazo.

—Prométeme que te cuidarás. –Sonríe tímido y entra de nuevo en el coche cerrando la puerta para mantener la intimidad que nos ha mantenido todo el camino.

—Te lo prometo. –Besa mis labios y en el momento en que se acarician nuestras lenguas se separa de mí ahora si para marcharse sin que yo le detenga. Arranco en el momento en que desaparece de mi visión y vuelvo a casa pero me veo obligado a permanecer junto con mis pensamientos que no han parado de torturarme por días. Creo, que si esto continúa, acabaré loco y tal vez así, sea la única manera de entender lo que sucede.

 


Capítulo 21                    Capítulo 23 

⇽ Índice de capítulos


Comentarios

Entradas populares