IDENTIDADES [PARTE I] - Capítulo 21

 CAPÍTULO 21

JungKook POV:

Mi subconsciente debería estar acostumbrado a los sonidos y ecos de la tormenta que cae sobre nosotros pero me despierto sin motivo alguno inducido por algo que aun retumba en mi cabeza. Me siento cansado y con el cuerpo pesado buscando la presencia de Jimin a mi lado pero no está. Tanteo mejor con las manos el colchón a mí alrededor sin encontrar nada y me asusto incorporando mi cuerpo de golpe.

—¿Jimin? –Susurro a la nada que obviamente no me responde. Salgo de entre las sábanas desnudo y cojo una de ellas para cubrirme de cintura para abajo temiendo encontrármelo por algún lado y evitar una escena algo violenta.

Pero lo que me encuentro es algo aún más violento porque nada más abrir la puerta lo descubro en ropa interior, acuclillado en el suelo y recogiendo frenético unos papeles a los pies de la librería. Un archivador de color rojo está en el suelo junto a él y allí es donde, desordenadamente introduce los folios con información privada de la empresa como si le viese la vida en ello. Tal vez sea así.

—¿Jimin? –Pregunto saliendo por completo del cuarto para que me vea. Rápido se levanta estimulado por un subidón de adrenalina que conozco muy bien. Los papeles en sus manos caen—. ¿Qué haces? –Quisiera parecer somnoliento pero no me sale realista.

—Iba al baño y choqué con la estantería. –Sonríe avergonzado y rascándose la nuca. Frunzo el ceño.

—Es por el otro lado. –Señalo el otro extremo del pasillo y de nuevo su vergüenza se hace aun más evidente.

—Vaya, es que soy tan torpe…

—Jimin. ¿Buscabas algo ahí?

—¡No! –Acaba por recoger los papeles y coloca el archivador en su sitio—. ¿Por quién me tomas?

—Dime quien eres y te diré con quién andas.

—Eso es al revés. –Sonríe haciéndome salir de la conversación.

—En este caso me temo que no.

—¡No soy un ladrón Kookie! Te prometo que ha sido un accidente.

—¿Eso pasó la última vez que estuviste aquí?

—¿Cómo? –No soy buen negociador y él no va a querer ceder.

—Nada. Vuelve a la cama. –Me meto en el cuarto de nuevo seguido por él que me mira, una vez estoy en la cama, de arriba abajo—. ¿Qué miras?

—Estás muy sexy cubierto solo con una sábana. –Me giro desapareciendo de su mirada, mejor dicho, él de la mía y suspiro cubriendo mi cuerpo.

—Duérmete. —Siento su peso al otro extremo y antes de tumbarse besa mi nuca emitiendo un repugnante sonido.

Esa noche, no volví a dormir.

 

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