IDENTIDADES [PARTE I] - Capítulo 18
CAPÍTULO 18
JungKook POV:
—Pon los brazos en cruz. –Le obligo a hacerlo para que pueda envolver su tronco con gasas y vendas de manera que se sujeten las que he pegado con esparadrapo y se mantengan firmes sin que se salten los puntos. Me obedece muy sumiso y acabamos rápido. Antes de que quiera darme cuenta ha pasado una hora y todo este tiempo hemos estado aquí dentro curando sus heridas. Sin duda me ha llevado mucho tiempo—. Te daré un analgésico y te tumbarás en mi cama para dormir un rato.
—No. No quiero dormir. –Niega con la cabeza.
—Pues quédate en el sofá. Pero no voy a dejar que hagas nada. –Acaba resignándose a mis obstinadas órdenes y salimos del baño después de recogerlo y limpiarlo todo para que no parezca que hemos matado a nadie.
Bajamos las escaleras, él delante de mí, y puedo ver aún su espalda desnuda pero ahora cubierta de blanco. Se ve algo titubeante al hacer movimientos bruscos o incluso al girar su torso. Ya abajo le conduzco a la cocina y poniéndole una pastilla en la mano espero que se la trague como la otra vez pero me mira esperando por algo.
—¿Me das agua?
—La otra vez…
—No quería que se me corriera el maquillaje. –Sonríe avergonzado. Es cierto, hoy no lleva aunque los golpes en su cara parecen haber disminuido.
Acabo cediendo y le doy un vaso con un poco de agua que acepta con una sonrisa. Cuando ha terminado pretende ayudarme a recoger, de nuevo, la mesa pero me niego y le exijo que se siente en el sofá y descanse.
—¿Quieres que te preste una camisa? –Niega con la cabeza.
—Estoy bien, no te preocupes por mí.
—A buenas horas me dices eso… —Sonrío y llevo la primera tanda de platos a la cocina. Cuando regreso me lo encuentro intentando buscar una postura adecuada en la que sentarse sin hacerse daño. No parece encontrarla—. Ahí tienes el mando de la tele. Pon algo que te guste.
—Pides demasiado. –Sonríe haciéndome entender que nada de lo que reproduzcan va a ser de su agrado, pero no me importa. Le doy el mando y él la enciende ya sin fascinarse por verla aparecer de la nada. Le veo revisar los canales y de nuevo regreso a la cocina con la última tanda de platos.
Comienzo a fregarlos oyendo la tele a lo lejos. Poco a poco los platos se van mojando y me ayudo de jabón para limpiarlos a la perfección. Me pregunto si se habrá quedado con hambre. Si tal vez esté sintiendo frío por estar sin camisa. Tal vez solo me haya dicho que no a que le preste ropa por cortesía. Tal vez le desagrade estar aquí, mi presencia, mi olor. Tal vez haya algo en el sofá que no le haga sentir feliz. Algo en las vendas. Tal vez no he cosido bien las heridas. O a lo mejor no se puede salvar y se desangrará.
Una vez termino, salgo al salón para verle con una sonrisa tímida en su rostro y el cuerpo sentado erguido y con las piernas cruzadas en medio del sofá. Mi leve ataque de nervios disminuye cuando soy objeto de su mirada y me habla animado.
—Esta película la veía de pequeño. –Miro la televisión y se ha detenido en un canal en que solo echan películas antiguas. Es una típica comedia en blanco y negro que solía ver mi padre hace muchos años.
—Es muy vieja. ¿No prefieres algo más…? –No me deja terminar enfadándose.
—¡Es genial! –De nuevo vuelve la vista a la tele y me siento desaparecer ante el poder de la película sin duda mucho mejor que yo a los ojos de Jimin. Me encojo de hombros y subo al cuarto para rescatar una manta que tenía sobre la cama preparada para él, sabiendo que acabaría necesitándola. Bajo con ella de nuevo y la dejo a un lado del sofá creyendo que va a usarla pero me equivoco.
—Toma, come. –Me mira curioso, son sus ojos grandes y me sonríe viendo en mi mano una caja de pequeñas galletitas saladas. Mete la mano en el bote para coger una pero yo dejo todo el bote en su regazo.
—Gracias Jeon. –De nuevo su vista va a la tele y yo me siento en una esquina del sofá dejando colgando mis pies. Le miro de reojo y me da la sensación de que la pastilla poco a poco hace efecto en él porque sus ojos ya no están tan claros y brillantes. Adormilados, sin duda.
—Has sido muy valiente hoy, Jimin. –Me mira sintiéndose confuso por salir de la película para atenderme.
—Gracias.
—Ven. –Paso mi brazo por su hombro y le empujo poco a poco para que su cabeza quede en mi regazo pero parece temeroso.
—No, no, me duele. –Se incorpora de nuevo algo tímido pero yo niego con mi rostro.
—Prometo que no dolerá. –Se deja hacer muy despacio y acaba resignándose. Queda con su cabeza en mis piernas, el bote de galletas en el suelo a su lado donde pueda seguir cogiendo y yo algo excitado al sentirle tan cerca de mí. Pero este sentimiento pasa con los segundos al ver como su cuerpo se acomoda más tranquilamente sobre mí e incluso acaba disfrutando de ser un cojín para él.
Me ayudo de la manta a mi lado y la tiro sobre su cuerpo para cubrirle. No se niega a ello, sino que lo agradece y se encoje para que le cubra bien, como si hiciera falta. Suspira y mis músculos se relajan con ello. De vez en cuando ríe con la nariz inducido por la comedia de la película pero llega un momento que ni siquiera con las mejores escenas se divierte y debido a mi curiosidad le escruto el rostro encontrándomelo plácidamente dormido.
Algo en mi interior da un vuelco al verle tan inocente y débil. Tan frágil sobre mis piernas. No puedo evitar llevar mi mano a sus cabellos y acariciarlos sintiéndolos jugar entre mis dedos. Suaves y desprenden un olor al que jamás habría pensado hacerme tan adicto.
Poco a poco siento que mis párpados pesan más y más y junto con Jimin caigo en un sueño que me libera de la pesada carga de saber que un asesino duerme en mis piernas.
Comentarios
Publicar un comentario