POR TI, TODO MENOS MI DIGNIDAD (Yoonmin) - Capítulo 3 - Valor
Yoongi
POV:
Han pasado
varios días sin tener ningún altercado con los chicos pero suelen hacer esto,
dejar que mis heridas se recuperen para luego volver a golpearme más duro.
Estoy acostumbrado a la rutina, no quiero decir que lo esté a los golpes.
Estamos en un intercambio de clase esperando a que viniese el profesor de la
siguiente asignatura cuando por accidente mi libreta se cae al suelo intentando
sacar otro libro de una de mis materias.
El color
del cuadernillo no se puede decir que sea muy llamativo, al contrario, era
negro y morado oscuro con algún detalle en blanco, pero parece que ellos tienen
la capacidad para golpearme donde más me duele, y estando sentando me agacho a
recogerla viendo como esta desaparece de mi vista en cuestión de segundos.
Jungkook la tiene en sus manos.
Alzo la
vista para ver su rostro sonriente y triunfante por haber conseguido algo mío
fuera del material escolar. Me levanto de la silla lentamente temiendo que lo
abriesen y no solo viesen mis canciones si no todas las barbaridades que he
escrito sobre ellos.
—Mira lo
que tenemos aquí... ¿Qué es esto, paliducho? —Me muestra la libreta en sus
manos moviéndola de lado a lado para que no solo yo la observe, sino todos los
allí presentes.
—Devuélveme
eso. —Le exhorto estirando mi brazo para alcanzarla, pero no llego porque
retira su brazo hacia atrás.
Taehyung y
Jimin se levantaron de sus asientos para acudir a su compañero Kook quien
comenzó a pasar rápidamente las páginas sin detenerse a mirar, y le doy gracias
a Dios.
—Coge eso
Tae. —Jungkook dijo y lanzó mi libreta por los aires y la vi pasar por encima
de mi cabeza, tan inalcanzable, hasta las manos de Taehyung recogiéndola en su
regazo y nuevamente lanzándosela a su amigo tan solo para hacerme sentí inútil.
—¿Quieres
recuperarla? —Me preguntaron ambos y yo no contesté porque no era necesario.
—Eres tan
enano... No mides ni medio metro... —Dijo Jimin frente a mí riendo a
carcajadas. Lo miré unos segundos mientras mi agenda pasaba por encima de mi
cabeza un par de veces más.
—Si esto
es por lo de tu hermana, Kook, yo no he hecho nada en absoluto, te prometo
que...
—¿AHORA
VAS A CULPAR A MI HERMANITA? —El cuaderno en sus manos se precipitó al suelo
con fuerza y lo pisoteó hasta arrugar las hojas.
—¡NO! —Grito
pero sus oídos están sordos para mis palabras.
Me agacho
a sus pies para recogerla pero antes de alcanzarla vuelve a arrebatármela
tirándola de nuevo al aire. Dos veces más se repite aquello mientras yo solo
miro a Jimin frente a mí obligándose a sujetarse en una mesa para no morir de
risa.
—Suga patético.
—Repite una y otra vez mientras sus ojos desaparecen en dos líneas negras que
ocultan sus pupilas.
De repente
en su boca se forma una "O" y mi libreta cae en sus manos. No tardo
un segundo en avanzar hasta él y agarrar el cuello de su camisa. Tiro de él
hacia atrás hasta que su cuerpo choca con la pared, sentado en una silla.
Aprovecho la situación para mirarle desde la altura y hacer que me mire desde
la inferioridad.
—¿Yo soy
pequeño? ¿Te has visto? Eres un puñetero enano de jardín que no llega ni a
encestar una pelota de baloncesto. —Creo que sus amigos va a matarme por la
espalda y sin embargo oigo sus risas detrás de mí. Estoy seguro de que este es
el momento más humillante que Jimin ha tenido en su vida. Sus propios amigos
riéndose de él—. Más te vale no volver a llamarme nada que tú seas también.
Parecerás idiota.
Su boca
queda con ganas de contrarrestar mi golpe pero no tiene la oportunidad porque
le arrebato mi agenda de sus diminutas manos regordetas y lo golpeo de nuevo
contra la pared desde el cuello de su camisa. Toda la clase ha quedado en
silencio y sus amigos mueren de risa ahora mismo. Recojo mis cosas y salgo de
allí como siempre. Con el rabo entre las piernas.
Ni
siquiera una vez estoy en la parada del bus mis manos han dejado de temblar.
Respiro hondo intentando infundirme tranquilidad pero es muy difícil habiendo
ocurrido todo tan deprisa. Mi bus ha llegado y de inmediato dejo de pensar en
otra cosa que no sea pasar mi móvil por el dispositivo y sentarme en una de las
primeras filas de asientos para disfrutar de las vistas. Siempre me ha gustado
montar en bus, ya en Daegu lo amaba, ahora más porque los paisajes son más
extraordinarios. Pero a pesar de todo, singo sintiendo el aliento de Jimin
frente a mi cara.
…
Jimin POV:
—Mira lo
que tenemos aquí... ¿Qué es esto, paliducho? —Oigo la voz de Kookie detrás de
mí alzando algo en sus manos. Yoongi se levanta al instante desafiante temiendo
por algo que es suyo.
—Devuélveme
eso. —Grita intentando alcanzarla pero Kook no le deja, vacilándolo.
Taehyung y
yo nos levantamos de nuestras mesas para acudir a su encuentro. Todo el mundo
en la clase se anima de nuevo, como siempre que hacemos esto con Yoongi delante
de las personas. Kook pasa las páginas sin detenerlas solo por cotillear dentro
pero no debe ser nada interesante cuando no lee detenidamente las hojas. No
importa, ya el simple hecho de violar su intimidad nos excita a todos.
—Coge eso
Tae. —Jungkook dice y lanza la libreta por los aires y la vi pasar por encima
de la cabeza de Yoongi una par de veces, sin embargo él no hace mucho por
intentar cogerla, tampoco podía. —¿Quieres recuperarla? —Preguntan de manera
estúpida. Yo no puedo evitar reírme.
—Eres tan
enano... No mides ni medio metro... —Digo frente a él sintiendo mis piernas
flaquear por la risa.
—Si esto
es por lo de tu hermana, Kook, yo no he hecho nada en absoluto, te prometo
que...
—¿AHORA
VAS A CULPAR A MI HERMANITA? —El cuaderno en sus manos se precipitó al suelo
con fuerza y lo pisoteó hasta arrugar las hojas.
—¡NO! —grita
pero el pie de Kook sigue retorciéndose sobre el libro.
Es
imposible que nos detenga cuando ya hemos comenzado nuestra broma y él parece
entenderlo porque por muchas veces que su estropeada libreta pase por su cabeza
él solo mira el ataque de risa que estoy teniendo, solo animando a mis
compañeros a escandalizar más. Pero no me parece suficiente, quiero
ridiculizarlo más.
—Suga
patético. —Repito una y otra vez haciendo mi risa más sonora.
Antes de
que pudiera darme cuenta la agenda ya volaba a hacia mí y la cojo como puedo
evitando que no se cayera al suelo para que Yoongi no la cogiera, y tan rápido
como esta acaba en mis brazos, las manos de Suga se aferran a mi camisa para
estamparme contra la pared y obligarme a sentarme en una silla contra esta. Sus
ojos pequeños son ahora enormes e intento que no me intimiden pero no puedo
evitar sentirme mil veces inferior a él, y si su mirada no ha conseguido nada,
sus palabras me terminan por dejar sin reacción.
—¿Yo soy
pequeño? ¿Te has visto? Eres un puñetero enano de jardín que no llega ni a
encestar una pelota de baloncesto. —Pensé que Kookie o Tae me librarían de él,
pero no acudieron a mi ayuda. Aferré mis brazos a la libreta en mi regazo y
abrí mi boca con intenciones de gritar, de reprocharle su impertinencia pero
nada salía de allí más que mi aliento irregular por la risa y el miedo que
había paralizado mi cuerpo—. Más te vale no volver a llamarme nada que tú seas
también. Parecerás idiota.
Sus
palabras rebotaban en mi mente de manera que ningún músculo de mi cuerpo
respondía a las órdenes que mi cerebro enviaba. Arrancó la agenda de mis manos
inertes y se marchó como hacía siempre. Solo quedó las risas de mis amigos y me
gustaría decir que este es el momento más vergonzoso de mi vida pero mentiría,
en realidad, no pensaba en nada en absoluto. Estoy completamente paralizado.
—Vamos
Jimin. —Palmea Tae mi hombro—. No ha sido para tanto, le hemos hecho pasar un
mal rato, ¿verdad? —ahora se dirige a Kookie a su lado aun riendo pero en un
esfuerzo por contener las lágrimas me habla.
—Eso le
pasa por hablar de mi hermana. —Me vuelvo a mi pupitre—. Pero la verdad es que
me he quedado con ganas de más... mañana cuando...
—No. —Lo
detengo alzando la voz y agravando el tono—. La próxima me la debe a mí. No voy
a permitir que se crea superior a mí.
Regreso a
la conversación que estaba teniendo con Tae antes de que todo esto sucediera
solo como una vía de escape a mis pensamientos, pero aunque las horas pasaban,
no podía sacar de mi cabeza sus duras palabras, que en el fondo eran una
estupidez. No olvidaba el valor que tubo.
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