POR TI, TODO MENOS MI DIGNIDAD (Yoonmin) - Capítulo 19 - Ego

Capítulo 19 - Ego

Yoongi POV:

 

Oigo la puerta una vez he terminado de comer y la casa ha sido recogida. Sé quien es pero no pienso abrirle. No sé por qué pero su estúpida manera de comportarse me tiene completamente loco y fuera de mí. No me gusta la manera en la que se está actuando últimamente y realmente tengo miedo.

—Abre Yoongi, sé que estas ahí. —Habla una vez comprueba que no voy a dejarle pasar. Aporrea un par de veces la puerta pero es inútil, yo estoy sentado en mi sofá y tan solo veo la tele tranquilamente.

O al menos eso creo. Una puerta nos separa pero es imposible que no consiga enternecer mi pequeño corazón. Su hermosa voz es tan pecaminosa como el canto de una hermosa sirena.

—Sigue tu sueño como un breaker. Inclusive si se rompe, Oh mejor. Sigue tu sueño como un breaker. Inclusive si se rompe, nunca te eches para atrás, nunca. Porque el amanecer justo. Antes de que salga el sol es el más oscuro. Incluso en el futuro lejano, nunca te olvides el tú de ahora. Donde quieras que estés ahora, solo estas tomando un descanso. No te des por vencido, sabes.

No soy dueño de mis actos cuando me levanto de allí y me acerco a la puerta escuchando el canturreo de Jimin al otro lado. Abro lentamente viendo como la sonrisa de Jimin se hace más grande a cada centímetro más que puede ver de mi rostro. Sonrío yo también completamente sonrojado. Alagando y recompensado con su entrada la maravillosa voz con la que la vida le ha dotado.

 

 

Ya es viernes y todas estas tardes las ha pasado Jimin en mi casa. Aun puedo oír su delicada voz cantando mis letras de una manera tan hermosa que todo mi vello se vuelve puntiagudo. Cuando canta siento que puedo morir en ese instante y aseguro que ningún dolor supera el amor que siento, la completa admiración hacia su persona. No importa nada cuando me mira y su voz comienza con las canciones. Nada ni nadie puede romper el momento.

Siento la voz en mi cabeza cuando me siento en las gradas y le veo a él y a sus compañeros entrar en el campo. Nuestra relación en el colegio se ha limitado a lo mínimo. Ya no me golpean pero tampoco me dirige la palabra, intenta mirarme lo menos posible y cuando estamos en los descanso no se separa de sus amigos, y yo como siempre me limito a mirarlos desde la soledad. A escribir mis pensamientos en una libreta, que ya no solo me pertenece a mí, sino también al causante de mi talento.

Lo veo ya desde un principio alardear de su físico y de su talento inexistente como jugador de baloncesto. Recoge la pelota y le veo intentando hacerla recorrer la longitud de sus brazos como me ha visto hacer a mí en alguna ocasión. No puedo evitar sonreír y darme por aludido. Pero mi sonrisa se vuelve carcajada cuando comprueba que es imposible.

Todos se ponen en círculo y al ser número impares intentan dividir los equipos de la manera más equitativa posible. Jimin comienza escogiendo y elige al muchacho más cercano a él. Después el líder contrincante, y así sucesivamente hasta que terminan los candidatos y el equipo de Jimin queda en desventaja.

—Elijo a Min Yoongi. —Oigo mi nombre por todo el patio y su dedo señalándome a mí. Mi cuerpo se paraliza y la sonrisa que antes adornaba mi rostro se desvanece lentamente. Cuando lo veo señalándome y haciéndome señas para que bajase de las gradas no me queda otra alternativa que hacerle caso.

Los demás jugadores me miran y fruncen el ceño incluso los de mi propio equipo me insultan a la espalda. Los oigo y Jimin probablemente también pero sabe, o al menos tiene la certeza de callarlos a todos una vez haya terminado el partido. Llego al campo y me pongo frente a Jimin quien viene corriendo posando sus manos a ambos lados de mi cabeza, me mira fijamente y alisa mi pelo mientras me habla.

—Media hora Yoongi, ocho contra ocho. Demuéstrame que eres el mejor. —Sonríe mientras me anima. No dice muéstrales, dice, muéstrame. Tan simple como eso y lo convierte en algo personal.

—No puedo hacerlo Jimin. Es mucha presión.

—¿Más que la última vez?

—Sí Jimin, está todo el instituto...

—Cállate. Tan solo hazlo para callarles la boca a todos. Y a mí también. Yo sé que puedes, hyung.

—Jimin... —no tuve tiempo para replicar por más, él ya se alejó de mi dejando la sensación de sus manos en mi cabello y las miradas de todos en mí. Ambos líderes se colocaron en el centro del campo y la pelota fue lanzada. Yo estaba inmóvil hasta el momento en el que el sonido del balón rebotando en el suelo me despertó.

Ya no estaba en mi instituto, ni Jimin estaba a unos pasos de mí, no tampoco los espectadores. Estaban mis antiguos compañeros y mis añorados rivales. Yo tan solo soy un mero jugador más. O al menos eso me creo porque antes de darme cuenta uno de mis contrincantes se acerca a mí con la pelota rebotando en sus manos y antes de que se dé cuenta ya no están en ninguna parte que no sea en las mías.

Él sigue avanzando unos segundos antes de darse cuenta de lo sucedido. Apenas tengo que esquivar a personas porque estas aun no reaccionan. Están paralizados viendo como en menos de cinco segundos ya he colado la pelota en el aro. Solo Jimin salta de alegría ante la cara perpleja de sus compañeros. Yo no sonrío por miedo de una paliza pero el ego aumenta en tazas enormes dentro de mí.

Veo caer la pelota y tan solo dos personas se acercan a alcanzarla. La partida continúa paulatinamente y a medida que las personas regresan a la situación, todo se pone más interesante. No conozco a nadie más porque Jungkook y Taehyung nunca vienen a jugar pero conozco a la mayoría de vista y eso es suficiente para saber a quién tengo que pasarle la pelota o no. Los gestos de Jimin también me ayuda, que aunque torpes, son de valor.

 

 

Jimin POV:

 

No puedo creerlo, y a pesar de saberlo, aun estoy fascinado. Yoongi no puede estar mejor. A penas llevamos diez minutos de partido ya hemos conseguido veinte puntos mientras que el equipo contrario ni si quiera tiene ocho.

Incluso los chicos de mi equipo están enfurecidos a pesar de estar ganando junto a nosotros, y sin embargo tan solo yo celebro los puntos, porque solo a mí me interesa ganar, solo a mí me importa mostrarle al mundo la gran reliquia escondida que había compartido aula con nosotros todos estos años.

Es extraño el comportamiento de los jugadores. Los contrarios intentan que Suga no consiga la pelota, aunque siempre se las apaña para conseguirla, y aunque mi equipo debiera colaborar para que esto no suceda, se sienten envidiosos del protagonismo de mi amigo. No importa. Yo siempre que tengo la oportunidad le paso el balón naranja para continuar con mi propósito.

Yo me sitúo en medio de la cancha con el balón entre mis manos y ya no puedo dar ningún paso más. Me han cerrado el paso por todas partes y mi única solución es lanzar. Yoongi está rodeado también y sin pensarlo, lanzo sin ninguna esperanza. Veo la pelota rozar el aro metálico, girar a su alrededor, y poco a poco entrar. No puedo creerlo.

Salgo corriendo y abrazo a Yoongi por la cintura alzándolo en el aire. Rodea sus piernas en mi cintura y doy vueltas con él. Me felicita completamente fascinado. Más que yo imposible.

 

 

Yoongi POV:

 

No puede creerse lo que acaba de hacer. Estoy seguro de que ha sido de pura casualidad pero aun así, subido en su regazo, le doy mis felicitaciones, muy orgulloso de él. Una vez me baja de él ambos continuamos con el partido pero las chicas en las gradas nos miran recelosas. Ya no alagan a Jimin ni claman su nombre sonrojadas. Sus compañeros no palmean su espalda. Pero no parece notarlo, tal vez la sonrisa en su cara le impida ver más allá de mí.

 

 

Jimin POV:

 

El partido termina con el timbre de entrada a clase y repaso mentalmente la puntuación, treinta y cinco — doce. Jamás había yo vivido una experiencia como esta. El equipo contrario humillado y el mío propio peor. Pasé mi brazo por los hombros de Yoongi y ambos caminamos de regreso a clase.

—Muy bien hecho. —Le susurro.

—Gracias. Pero si tú no vas a golpearme seguro que van a hacerlo ellos. —Señala al resto del personal.

—Imposible, para eso estoy yo aquí. Para defenderte.

—¿Vas a enfrentarte al instituto entero por mí? —Inocentemente pone voz de muchacha pudorosa en apuros.

—Al mundo entero, idiota.

 

 

 

 

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