POR TI, TODO MENOS MI DIGNIDAD (Yoonmin) - Capítulo 13 - Verdad
Jimin POV:
Estamos subiendo en el ascensor de su casa y el
silencio es incluso incómodo. Suspiro fuertemente haciendo llamar la atención a
mi presencia pero parece que Yoongi no quiere escucharme. Repito el acto pero
sigue ignorándome. En realidad veo que no me ignora, simplemente está
intentando no morir congelado por su chaquea completamente empapada.
No me extrañaría que se resfriara con su
pequeño cuerpecito todo empapado por lo que cubro sus hombros con mi brazo
aunque no sirva de mucho porque ya estamos cerca de llegar a su casa. Me mira
cuando hago eso y al principio se siente extraño pero cuando lo estrecho aun
más consigue incluso disfrutar de mi calor.
—Si tenías frío solo tenías que haberlo dicho.
—¿Y qué habrías hecho? ¿Darme tu chaqueta? No
soy una niñata de esas a las que te ligas.
—Cállate. —Y tan fácil como eso se detiene. No
insistió más. Y aunque quisiera tampoco podría porque llegamos a su puerta y él
entra sacando mi mochila fuera donde yo estoy.
—Bueno, hasta mañana. —Se está despidiendo de
mí pero yo no quiero irme aun. Tampoco sé donde ir ahora.
—Su... Yoongi. —Me mira—. ¿Puedo pasar? Es que
yo...no sé donde... ir.
—¿No sabes volver a la parada del bus? —Me
pregunta preocupado.
—No es eso. Es que no quiero volver a casa
ahora.
—¿Tienes problemas con tus padres? —¿Por qué
era tan difícil dejarme pasar?
—¡NO! —Gesticulo con las manos negando con
ellas su pregunta. Cojo mi mochila y le miro con la mejor cara de perro
abandonado. Él no está intentando ser rudo conmigo, tan solo se interesa por el
motivo, pero una vez que ve que solo quiero estar lejos de la lluvia me deja
entrar.
—Pasa, pasa... —Me deja espacio para entrar y
ambos nos vemos en el salón incómodos e inmóviles.
—Bueno... pues...
—Ah, perdón, —Sale de su colapso mental y
comienza a moverse de un lado a otro—. Ve a ducharte, yo tengo hambre y debería
comer algo. Ten, toma ropa limpia, espero que te valga porque bueno... ya
sabes.
—¿Ya sé? —Le pregunto confundido.
—Nada, olvídalo. El baño está al fondo a la
derecha. Tómate el tiempo que necesites, yo voy a comer. Las toallas son
limpias así que no te preocupes. Si necesitas algo, tan solo llámame y voy. —Repasa
mentalmente todas las cosas que necesitaría para una ducha—. Puedes usar todo
lo que veas y por dios no salgas en toalla que nos conocemos.
Él ríe pero yo estoy completamente paralizado.
¿Cómo puede ser tan amable y servicial conmigo después de todo?
…
Yoongi POV:
Lo primero que hago una vez Jimin está en el
baño es quitarme la chaqueta del uniforme y dejarla cerca de un radiador
esperando que para mañana esté completamente seca. Una vez siento mi cuerpo
entrar en la temperatura de mi casa me dirijo a la cocina para rescatar el
medio bocadillo que quedó de esta mañana y terminármelo. No es suficiente pero
cuando quiero darme cuenta Jimin ya sale del baño vestido con mi ropa, que debo
reconocer, le queda mejor que a mí.
—Wow, que rápido. —Su pelo está cubierto con
una toalla intentando secarlo con esta, pero no sabe que tardará horas.
—Tu turno.
—Siéntate en el sofá y pon la tele. Y come algo
de la nevera, debes tener mucha hambre.
—No gracias, no quiero molestar más...
—No es molestia. —Me pongo de puntillas y
alcanzo de un mueble un paquete de galletas de chocolate que estoy seguro le
encantarán—. Toma. Come.
Sus ojos se iluminan y rápidamente coge el
paquete con sus manos para devorarlo. No me importa quedarme sin ellas, me
preocupa más que no haya comido nada desde el desayuno. Lo dejo allí viendo la
tele como un niño pequeño mientras yo me ducho. Es muy reconfortante quitarse
la ropa mojada y sustituirla por un baño de agua caliente.
Todo mi cuerpo agradece el contacto y el cambio
de temperatura y una vez termino, salgo recordando que he olvidado meter ropa
conmigo. No me extraña por otra parte porque estoy acostumbrado a pasearme en
ropa interior por la casa, ya que vivo solo. Ato una toalla blanca a mi cintura
y salgo del baño haciendo el ruido suficiente como para que Jimin se percate de
mi existencia y se gire para verme. Pero al comprobar que estoy sin ropa se
vuelve rápidamente avergonzado y susurrando un "lo siento" que apenas
oigo.
Abro mi armario y saco de él un calzoncillo
granate, un pantalón igual que el que le he dado a Jimin pero negro, ya que el
suyo es gris y una camiseta negra a juego y regreso al baño
Allí saco el secador y lo paso sobre mi pelo
decolorado a blanco viendo mis raíces negras aparecer ya. Debería ir a teñirme
de nuevo pero esta vez estoy pensando en otro color. La verdad es que ahora no
pienso en otra cosa que no sea el chico sentado en mi sofá. No entiendo cómo es
posible que le deje entrar tan fácilmente en mi casa después de que ha estado
años acosándome en clase, golpeándome, humillándome. Pero tal vez por ese
motivo, él debería tener más miedo que yo. Ya que los cuchillos de mi cocina
están bien a mano.
Salgo del baño una vez que mi pelo está seco y
me dirijo a Jimin quedándome de pie junto a él mientras termina una galleta.
—Ven, vamos a secarte el pelo. —Espero que se
levante pero no lo hace.
—No es necesario.
—Sí, enfermarás si no lo haces. —Como sé de su
gran cabezonería aferro su brazo y lo levanto obligándole a ir conmigo al
cuarto de baño.
Una vez entramos sabe muy bien qué hacer y se
sienta en el retrete con la tapa bajada como asiento para que yo le seque el
pelo. Enchufo el secador en una toma más cerca de él y le quito la toalla del
cuello antes de comenzar.
Con una de mis manos levanto su mentón y con la
toalla blanca limpio los restos de galletas que quedan en sus labios. Al
hacerlo hace un pico precioso con sus labios que yo golpeo con la palma de mi
mano haciéndole entender que no haga ese tipo de cosas delante de mí. Demasiado
infantil.
Dejo por ahí el trozo trapo y encendiendo el
secador comienzo a revolverlo dejando que el aire caliente toque cada mechón.
No solo hago eso en su cabeza. De vez en cuando lo paso también por sus hombros
para que todo su cuerpo olvide el frío. Quisiera que esto fuera más sencillo
pero su voz interrumpe mi pensamiento tranquilizador.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Claro, dispara.
—¿Por qué tu pelo es blanco? —¿Qué clase de
pregunta es esta?
—Está decolorado.
—Ya supongo —dijo indignándose por haberle
considerado idiota con una respuesta tan obvia—, quiero decir... ¿por qué?
—Porque me gusta. Siempre desde hace mucho me
he cambiado el color de mi pelo.
—Yo solo te lo he visto blanco.
—Sí, de todos los colores este es el que más me
ha gustado.
—¿De qué otros colores lo has tenido?
—Rosa, rubio, varios tonos de castaño... no
sé...
—Mmm...
—¿Lo hago bien? —Pregunto refiriéndome a su
pelo.
—Genial. Es muy relajante. —Sus ojos cerrados
corroboraban su afirmación.
—¿Mi ropa te está bien? ¿Es cómoda? —No dice
nada, simplemente apoya su rostro en mi vientre y asiente allí murmurando un
"Mmm" placentero. Parece que en cualquier momento va a quedarse
dormido allí pero debo ser sincero, es muy agradable verle tan sumiso.
Pasan unos segundos allí y cuando termino me
veo obligado a retirarme de él para guardar el secador. Me mira con ojos
somnolientos al principio, pero se tornan felices con los segundos.
—¿He quedado guapo? —Atusa su pelo.
—El pelo está genial. Con tu cara no puedo
hacer nada... —Me encojo de hombros serio aunque por dentro me río de mi mismo.
Jimin me mira frunciendo el ceño enfadado.
—¿A sí? —levanta el culo de allí y abraza mis
piernas haciéndome entrelazarlas en su cintura porque me ha cogido en brazos.
Sus brazos están bajo mi trasero sujetando todo mi peso allí—. Ale, vámonos.
Salimos del baño y avanzamos por el comedor, yo
muerto de vergüenza y abrazado a su cuello para no caer de espaldas y él
caminando como si ni siquiera yo estuviera allí. Una vez llegamos al sofá tiene
la intención de tirarme de golpe pero yo no me suelto de él.
—No, no. Jimin por favor no me tires.
—¿Te tengo que recordar que me acabas de llamar
feo? —Habla con dificultad porque parte de su rostro están oculto en mi cuello.
—Eres muy feo Jimin, pero no es mi puñetera
culpa.
—No más que tú.
—Lo mío sí que es tu culpa. Me has deformado a
base de tantos golpes. —Él no habla por unos segundos y me mira desde mi
cuello. Yo agacho la mirada para ver su rostro y no sé qué pensar. Sus enormes
ojos analizan todo mi rostro tiernamente y con cuidado me deja desenredar las
piernas de su cuerpo.
No me siento en el sofá porque aun tengo cosas
que hacer pero él sí lo hace y sigue viendo la tele. No me siento culpable por
lo que acabo de decirle porque es la verdad. En realidad mi rostro no está
deformado, ni mucho menos, pero si es cierto que me ha golpeado mucho aquí.
Recojo nuestros dos uniformes y los pongo en un
tendedero cerca del radiador para que se sequen cuanto antes aunque dudo que
para la noche estén. Hago un par de tareas más en la casa que debería haber hecho
antes y cuando termino miro a fuera detenidamente observando la lluvia golpear
contra mi cristal y el cielo oscurecerse por momentos. Ya son las siete y media
de la tarde.
Me siento en el sofá a su lado y miro su rostro
fijo en la tele. Parece enfadado pero quiero comprobarlo.
—¿Tus padres saben dónde estás?
—No. Les he dicho que estaría en casa de Tae. —Su
voz es normal. Pero no me mira.
—Ah... —No solo me importaba poco, sino que me
parecía lo más apropiado—. Aun te debo un golpe, ¿no es cierto?
Sin decir nada se sienta erguido de cara a mí y
cierra los ojos esperando el fatídico golpe. Sin embargo sus ojos se abren
lentamente al comprobar que yo no he movido un dedo. Simplemente me levanto,
apago la televisión y le hago incorporarse para que me siga.
—Entra en mi cuarto, tengo que enseñarte algo.
—Yoongi... Yo no soy de ese tipo de... —Empezó
a poner excusas de algo completamente fuera de lugar.
—Agg... cállate. No es eso idiota. —Entra a
regañadientes y se sienta en la cama viendo como yo abro el armario y saco de
su fondo una caja grande que debo sostener con ambos brazos para llevarla. Está
probablemente llena de polvo pero creo que es justo que lo vea.
—¿Qué es eso? —Dice emocionado. Yo me limito a
ponerla a su lado para que pueda hurgar en ella todo lo que desee.
—Mira dentro.
Sus manos tantean con precaución su tapa y la
abre quedando al principio un poco perplejo frente a su contenido, pero a media
que va sacando los objetos queda boquiabierto.
—¿Qué es esto maldita sea? ¿Cuántos trofeos de
baloncesto tienes? —Sonrió porque él se enfada sin quitar su propia sonrisa de
la cara. Es tan tierno... no sabe cómo reaccionar. Coge con sus manos uno y lee
la inscripción, se asegura de que mi nombre está allí y pasa al siguiente. Así
con todos y cada uno. Cuando llega a las medallas sigue el mismo mal hábito que
con lo anterior.
—Doce medallas y siete trofeos.
Aun sigue sin palabras y aunque me alaga llega
a ser frustrante. Los revisa todos, un par de veces, y me veo obligado a
sentarme frente a él en la cama para recordarle que sigo allí.
—No voy a golpearte Jimin. No sería justo.
—Y tanto que no. —Ríe nervioso poniendo su mano
sobre su preciosa sonrisa. Me he dado cuenta en el poco tiempo que he pasado
con el que tiene ese mal habito—. ¿De dónde has sacado todo esto? ¿Y cómo es
que jugando tan bien no estás apuntado en el equipo del instituto? ¿O porqué no
juegas con nosotros en el descanso?
—Las gané en mi antiguo instituto de Daegu.
Algunas son de campeonatos extraescolares. No estoy apuntado al equipo porque
creo que no necesito más trofeos, —aumento mi ego—, y no juego con vosotros
porque estás tú. —Me mira por un segundo analizando todo el peso de mis
palabras y cambia de tema radicalmente.
—Es impresionante... —Niega con la cabeza aun
sin asumirlo.
—No lo es. No me sirven para nada.
—No digas eso. Te ha servido para ganarme una
partida. —No contesto a eso y es ahora el resto de mi cuarto lo que le llama la
atención. Mira los posters de grupos en las paredes, la ropa tirada por ahí...
—Puedes mirar lo que quieras, no tengo nada que
esconder...
—¿Puedo? —Asiento invitándole con el brazo a
caminar libremente por mi cuarto, aunque no sea muy grande, mientras yo guardo
los trofeos de nuevo a la caja.
Lo primero a lo que se lanza es a las fotos
enmarcadas que tengo sobre la mesa de cuando yo era pequeño. Nada más coger la
primera se ríe a carcajadas señalando mis mofletes regordetes con las manos.
—Tan adorable... ¿Cuándo te volviste tan feo? —Aun
se ríe sin acordarse de qué le contesté la vez anterior. No importa, la verdad
es que no me molesta que me llame feo.
—Idiota. —Ríe como un loco hasta que lee la
inscripción. Su rostro se vuelve serio...
—¿Nueve de marzo de mil novecientos noventa y
tres?
—Sí. —Frunzo el ceño.
—¿Qué cojones? ¿Eres del noventa y tres?
—Claro... —Digo como si fuera obvio, aunque sé
que me creía de su edad.
—Oh, ¿tienes entonces veintitrés años?
—Sí, no soy del noventa y cinco como tú. —Quiero
reírme ahora yo pero sigo serio haciéndole ver que no soy quien él pensaba.
—Oh dios mío. ¿Eres un hyung? —Lo pregunta pero
en realidad lo está afirmando. Sus manos cubren su boca pensando que toda la
vida había golpeado a un chico de su misma edad cuando en realidad ese chico le
saca dos años y medio—. Oh hyung, lo siento, lo siento. Se inclina frente a mí
un par de veces pidiendo perdón por algo que no estoy muy seguro.
—No importa. —Realmente no le doy importancia.
—No lo sabía...
—Nadie lo sabe, solo está escrito en mi DNI y
en los documentos escolares.
—¿Y cómo es posible que estés haciendo el mismo
curso que yo?
—Repetí un curso cuando tenía catorce años. Y
antes de venir aquí me tomé un año buscando piso e instituto. Por eso tengo dos
años más.
—¿Tae no lo sabía?
—No.
—Me siento muy afortunado. —Lleva las manos a
sus mejillas haciéndose un pico en sus labios aun con mi foto sujeta.
—Idiota. Deja mi foto ahí de nuevo y sigue
mirando si quieres. ¿O es mucho shock por hoy?
—Nah... todavía no he encontrado nada que me
haya sorprendido lo suficiente. —Mentiroso.
Yo como un idiota me quedo mirando a la nada
tornando la vista en todas las partes del cuerpo de Jimin frente a mí. Sus
muslos regordetes bajo mis pantalones grises, su culo respingón, su gran
espalda y sus fuertes brazos. La forma en la que se mueve, en la que sonríe y
me provoca una descarga eléctrica, sus pequeños ojos y la rapidez con la que
desaparecen. Siento mucha envidia de él. Tiene todo lo que amo.
—Vaya vaya... ¿qué tememos aquí? —Salgo de mi
nube viendo mi agenda en sus manos. De inmediato todo mi cuerpo se tensa— La
famosa libreta... —Me mira de reojo esperando a mi reacción.
—No, eso no. —Me levanto de inmediato e intento
zafarla de sus manos pero él la alza por encima de mi cabeza estirando el brazo
apartándome con el otro.
—Debe contener muy jugosos secretos para que no
me dejes mirar dentro...
No contesto. Simplemente me pongo serio y
usando más fuerza de la que quisiera se la arrebato sin quitarle mis ojos de
encima. Jimin me mira y puedo ver como su prepotencia de chico malo disminuye a
medida que entiende, que esto es algo personal. Me doy la vuelta y me siento en
la cama con las piernas cruzadas y el cuaderno sobre ellas. Lo abro lentamente
con la mirada triste y temblorosa.
Jimin acerca la silla de mi escritorio a la
cama y se sienta en ella mirándome.
—Perdóname. —Suspiro como respuesta pero no le
contesto. Me limito a pasar las páginas sin realmente fijarme en ellas—. No
quería hacerte enfadar. Lo siento.
Detengo mi mano en una en concreto y le paso el
cuaderno.
—Lee.
—"Tomorrow"... ¿Qué es esto?
—Lee esta parte.
JIMIN:
Sigue tu sueño como un breaker
Inclusive si se rompe, Oh mejor
Sigue tu sueño como un breaker
Inclusive si se rompe, nunca te
eches para atrás, nunca.
Oigo su voz dulce saboreando cada palabra y una
vez termina se va con su voz la maravillosa sensación que por un momento ha
conseguido invadirme.
—Es rap Jimin —Es mi turno y me dirijo al trozo
de la canción que más me gusta y la rapeo lo mejor que sé. Y sé que no puede
ser mejor porque la canción es mía:
Mismo día, misma luna
24/7 cada momento se repite
Mi vida esta entre medio de
Desempleados veinteañeros le
tienen miedo al mañana
Es chistoso, tú piensas que
cualquier cosa es posible cuando eres un niño
Inclusive tú sientes lo difícil
que es pasar un día
Sintiéndote como el
"control" ritmo, sigue descargándolo
Cada día es una repetición de
ctrl+c, ctrl+v
—¿Qué diablos es esto? —Me pregunta un poco
aturdido.
—Yo he compuesto todas estas canciones Jimin, y
me da mucha vergüenza que la gente las lea, las escuche o simplemente que sepan
de ellas.
—¿Pero qué estupideces dices? —Sonríe
mostrándome todos sus dientes, me gustaría reír también pero no me dejan mis
mejillas. Estoy mal—. Amo tu voz. ¡Eres genial! Y estas letras, dios mío...
—Para, no sigas. Da igual.
—Pero...
—No es para tanto, son simples canciones. Pero
no es por eso que no quería que vierais mi libreta. —Me voy a final de esta y
le muestro todos los apuntes que he tomado de ellos—. Lee esto.
—¿Más Rap?
—No.
—"No sabe colocar sus pies en el maldito
suelo. Está a punto de caer pero el incite en seguir..." —Su voz se apaga
a medida que lee decayendo su rostro en una expresión seria—... "jugando
contra chicos que son claramente mejor que él. Cuando recoge la pelota lleva
ambas manos al balón cuando si lo supiera mantener solo con una podría usar la
otra para contrarrestar el peso de su cuerpo y esquivar mejor a los
oponentes." —Termina de leer y me mira frunciendo el ceño. Pasa la página
y continua—. "Jungkook, dos puntos. Está claramente atraído por Taehyung y
de no ser así, siente una irremediable admiración por él porque cambia
rápidamente sus hábitos para acercarse más a Taehyung y adopta los de éste
obligado por su subconsciente."
De nuevo se detiene y pasa varias páginas hasta
que encuentra el nombre de Taehyung.
—"Falta de confianza y personalidad.
Apenas ha terminado de hablar con una persona ya está manteniendo otra
conversación. No sabe centrarse en una sola cosa porque necesita de toda la
atención para él. Prepotente egoísta que solo se preocupa de no quedarse solo
sin amigos. Hoy he visto como aceptaba ampliamente la admiración que Jungkook
siente por él. Es justo lo que necesitaba."
Se cansa de leer y cierra la libreta de golpe
aun sosteniéndola en los brazos. Debo ser completamente idiota por haberle
hecho ver eso. Ahora me golpeará hasta matarme y difundirá todos mis
pensamientos más internos con todo el mundo. Estoy viendo la bota de Jungkook
estamparse en mi cara y romper mi nariz. Y el dolor en mis costillas por los
puñetazos de Taehyung.
Jimin me mira detenidamente con los ojos
enfurecidos. Su mandíbula apretada y su cuerpo en tensión me paralizan. Abre su
boca. Va a hablar.
—¿Cómo que juego contra chicos mejores que yo?
Yo soy el mejor. —Su voz es grave y seria. Sus puños apoyados contra la liberta
demuestran toda su furia. Ira falsa.
Caigo de lado en la cama hundiendo mi cabeza en
la manta de pelo blanco y sonrió completamente aliviado al comprobar que no le
ha dado importancia más que al mero hecho de burlarme de su forma de perder en
el baloncesto. Desde mi posición veo sus ojos cerrados porque su sonrisa no le
permite tenerlos abiertos. Todo mi interior clama de alegría porque por fin
alguien sabe quién soy.
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