POR TI, TODO MENOS MI DIGNIDAD (Yoonmin) - Capítulo 16 - Sueño

Capítulo 16 - Sueño

Jimin POV:

 

—Aww... Ya no puedo comer más. —Veo como palmea levemente su estómago ya tumbado en el suelo—. Creo que voy a explotar.

Yo me siento igual, completamente repleto de comido y aun han sobrado un par de trozos de hamburguesa, patatas y aros de cebolla. Comienzo a recoger mientras sonrío viéndole tirado allí sujetándose el vientre con los ojos cerrados y la respiración fuerte. Guardo la comida de nuevo a sus cajas y la meto en el microondas cerrándolo para que se conserve hasta mañana.

—¿Qué haces? —Me pregunta desde el piso.

—Guardar la comida... —Digo como si fuera obvio—. Mañana cómetela.

—Ah... oh... gracias. ¿No quieres llevártela?

—No importa. No quiero llevarla a casa.

No sé muy bien qué hacer, debo regresar a casa pero no quiero irme. Pero espero no estar estorbando a Yoongi. Por lo que me dirijo a los uniformes colgados cerca de un radiador y los palpo, comprobando que aun siguen algo húmedos. Tampoco importa demasiado porque mañana es sábado y no hay clase pero no me gustaría tener que llevarme la ropa de Suga a casa.

—Son las nueve y media... —Oigo su voz detrás de mí por lo que me giro para verlo—. ¿Quieres ver una película? —Asiento pero no me ve convencido—. Si prefieres irte ya a casa no pasa nada. Puedes irte cuando quieras.

—¿Por qué eres amable conmigo?

—Porque he recibido esta educación. No importa lo que alguien te haga, siempre debes tratarlo con cortesía, educación y respeto.

—Pues deja de hacerlo. Compórtate conmigo como realmente quieres. —Piensa por un segundo lo que he dicho e intenta leer entre líneas que quiero que me golpee y tome venganza. Pero es imposible.

—¿Quieres ver una película?

No me hagas esto, por favor.

 

 

Lo miro de reojo y puedo verlo por la luz que emite la televisión en su rostro. Ambos estamos en lados opuestos del sofá, yo con las piernas cruzadas y él apoyado con el codo en el reposa—brazos y su cabeza sobre este. A medida que pasa el tiempo veo como esa cede por el sueño y en algún momento va a romperse el cuello.

—Hyung, si tienes sueño...

—¡No! Estoy bien... —Es demasiado orgulloso como para decirme que se está cayendo de sueño. Por lo que me levanto y entro en su cuarto seguido por sus ojos. Recupero de allí su manta de pelo blanco y regreso al salón aun con su mirada sobre mí y cubro su cuerpo con la manta para que no pase frío.

—Gracias. —Susurra.

—Ven, estira tu cuerpo. —Le ayudo a recostar su cuerpo en el sofá y yo me siento bajo sus piernas donde estaba antes.

—No hace falta...

—Cállate. —El me obedece y me deja hacer. Sus piernas estiradas están sobre las mías y yo coloco mis manos allí bajo la manta para acariciar su piel sobre la tela de su pantalón.

Su cuerpo está cálido y su respiración fuerte. Sus pies se mueven a mi lado y siento que puedo estar molestando su sueño con mi simple pensamiento. Es tan delicada la forma en la que pretendo tratarlo que no puedo creer que llegase aquí queriendo golpearlo.Pasan los minutos y yo cada vez me siento más cómodo con su cuerpo sobre el mío y su respiración moviendo la manta que nos cubre. Quiero quedarme aquí, pero debo irme. Sin embargo él es primero.

Me levanto cuidadosamente y al no sentir mis piernas bajo él, se revuelve encogiéndose en la manta. Apago la tele e intento acostumbrarme a la oscuridad para poder caminar por la casa. Recojo mi uniforme y lo guardo todo menos la chaqueta que me la pongo para evitar pasar frío ahora en la calle. Cuando tengo todo dispuesto para salir lo veo por última vez en el sofá y me acerco a él, suspiro con pesadumbre e introduzco mis brazos bajo su cuerpo para alzarlo y mantenerlo. Camino por el salón, entro en su cuarto con él cogido y lo tumbo sobre la cama sin despertarle. Cubro su cuerpo con todas las mantas que encuentro para evitar el frió y me despido de él mentalmente deseándole unos felices sueños.

Salgo de su casa poniéndome los zapatos y colgándome la mochila a la espalda. Llevo su ropa y la chaqueta del uniforme que no es lo suficientemente fuerte como para proporcionarme calor o incluso taparme de la lluvia. Pero no importa, su ropa huele a él, algo que acabo de notar ya que he permanecido en su casa todo el tiempo.

Siento que aun está conmigo y por eso sonrió a la lluvia torrencial que cae sobre mi cabeza empapando todo mi cuerpo. Sonrío a la vida por ser hermosa y a mi corazón porque late tan rápido que siento verlo salir de mi pecho. A la calidez de mi pecho y a la inseguridad de mi mente.

Son casi las doce de la noche y camino solo por las calles de un bario que no conozco. No importa. Soy feliz.

 

 

 

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