DESDE EL ORFANATO [PARTE II] (Jimin x V) - Capítulo 24
Capítulo 24
Jimin POV:
El día siguiente llega rápido, ya es
jueves.
He dormido mal esta noche dándole vueltas
a las palabras de Tae ayer. Tenía razón, no tenemos ni idea de cómo llegar más
lejos de lo que ya hacemos. Sabemos que hay más pero estamos completamente
perdidos. ¿Cómo encontrar el placer? ¿Cómo sería la penetración? ¿Por dónde?
Las dudas que me han asaltado durante toda
la noche las estoy resolviendo ahora mientras Tae está abajo jugando a la play.
He cogido mi portátil y me he sentado en mi cama para buscar información de
todo lo que me causa miedo. Primero he buscado información sobre “relaciones sexuales
homosexuales”. Era un abanico de páginas demasiado amplio para encontrar las
respuestas que necesitaba por lo que reduje un poco la búsqueda. “¿Cómo hacen
el amor dos hombres?” Entré en un foro y leí las respuestas. Me quedo con lo
importante.
—Uno es el pasivo, la persona que recibe
las embestidas y otro el activo, quien las proporciona.
—Es fácil, uno debe penetrar al otro por
el recto. No hay más.
—Los preliminares son importantes, se debe
tener cuidado a la hora de la penetración y dilatar el ano con objetos que
ayuden o con los mismos dedos.
Me pierdo en todo lo que leo. Es demasiada
información que desconocía acerca de nuestro cuerpo y como aun no he saciado mi
curiosidad busco qué placer puedo dar a otro hombre introduciendo mi polla en
su ano.
—La próstata será estimulada.
Es lo que leo por ahí. Maldita sea. ¿Por
qué tanta información?
—Hyung… —Doy un bote en mi propia cama y
bajo la pantalla del ordenador asustado. La cara de Tae que al principio era
solo de intromisión y curiosa aparición se torna celosa porque parece que le
escondo algo.
—¿Tae?
—¿Qué haces hyung? –Se acerca a mí sin
apartar la vista de la pantalla escondida. Me resigno a su curiosidad y se la
muestro muerto de vergüenza. Al leer que es lo que he buscado se tranquiliza y
comienza a reír nervioso. Se sienta a mi lado y me besa en la mejilla algo
avergonzado, no más que yo, seguro.
—Quería buscar información para cuando tú
y yo…
—¿Y qué has encontrado?
—Cosas perturbadoras. –Revuelvo mi pelo
con la mano. Él se ríe de mí pero no sabe hasta qué punto es cierto.
—¿Cuándo tenías pensado hacerlo, hyung?
—¿Tengo que decidirlo yo?
—Supongo…
—Creo que eso debería surgir, Tae.
—Hyung, quiero que sea antes de que papá y
mamá vuelvan. –Asiento porque yo también había pensado en ello.
—¿Vemos algún video?
—¿Sobre qué? –Le miro alzando una ceja y
rápidamente enrojece.
—Es la mejor manera de tener una clase
práctica. –Reímos nerviosos y tras unos minutos de búsqueda escogemos uno en el
que dos chicos occidentales mantienen relaciones.
Sus pollas ya están muy duras y erectas,
rojas y palpitantes cuando uno de ellos, entre gemidos y suspiros introduce su
glande en la entrada del otro. El ceño fruncido del pasivo me está torturando y
no quiero imaginar que siente Tae ahora mismo.
—Páralo, páralo hyung. –Pauso el video y
me mira completamente rojo.
—¿Qué ocurre?
—¿Estás seguro que quieres hacer eso
conmigo? –Frunce el ceño.
—Claro…
—Hyung… eso te dolerá.
—¿Cómo? Yo no voy a ser el que se deje
follar.
—Pues ni sueñes que yo voy a ser penetrado
por ahí. –Se levanta y con los brazos cruzados y un pico sobre sus labios se
marcha. –Yo desgraciadamente termino de ver el video en soledad.
…
Durante el resto de la tarde se la pasa de
morros por la idea de hacer el amor. Esto era lo que no quería, que se echase
atrás por la brusquedad con la que le he mostrado qué es hacer el amor. Lo veo
ahora bebiendo agua mientras estoy tirado en el sofá viendo la tele. Son las
dos de la mañana y ambos estamos ya cansado pero nos negamos a ir a dormir.
Aprovechamos que nadie nos obliga a irnos.
—Me voy a la cama. Tengo sueño.
—Hum. –Lo veo marcharse y subir las
escaleras. Después una puerta se cierra y yo apago la tele para seguir el
camino de mi hermano. Llego a mi cuarto pero no le veo en mi cama. Salgo y me
dirijo a la suya y ahí está. Hecho una bola, arropado con un par de sábanas y
con todo en una perfecta semioscuridad.
Poco a poco me acerco a él y me cuelo allí
a su lado sin alterarle lo más mínimo. Me aproximo a su cuerpo hasta que
nuestras caderas chocan. Mi polla está en su trasero y esto me excita en
sobremanera. Mi brazo rodea su cintura y beso su cuello.
—Hyung… —Ronronea muy bajo.
—Te quiero. –Muerdo su cuello y se
sobresalta para girarse y permanecer frente a mí—. ¿Estás enfadado? –Niega con
la cabeza—. ¿Puedo besarte?
—NO. –Sonríe y sé que está de broma por lo
que le beso y se deja perfectamente.
El beso, con los segundos, se torna
terriblemente caliente y mi lengua en su boca está condenada a la perdición. Me
retiro de él y se forma un puente de saliva entre nuestras bocas. Me tumbo
sobre él y sus manos van a mi cadera para hacerla mover como a él le gusta, con
nuestras pollas haciendo fricción.
Sus mejillas ya están rojas y sus labios
hinchados a los cinco minutos. Estamos duros. Ardientes y delirando. Quito toda
su ropa y hago lo propio también con la mía. Pero cuando termino ya entiendo
porque se está levantando y sentándose frente a mí.
—¿Vamos a hacerlo? –Me dice serio y
sombrío.
—Haré lo que me pidas. –Le contesto
sincero. No habla y mira a todas partes nervioso—. Tal vez esto te ayude a
decidir.
Me tumbo en la cama mientras él se
mantiene sentado y abrazo su cintura. Con una de mis manos masturbo su pene y
con la otra ayudo a abrir sus piernas ya que sufre involuntarios espasmos.
Relamo mis labios y beso su glande.
—No me tortures.
—No me provoques.
Poco a poco, ayudándome de la mano,
introduzco su polla por completo en mi boca y con la lengua y el movimiento le
doy placer de la mejor manera que sé. Él acaricia mi pelo mientras gime
tranquilo.
—Más alto. Quiero oírte bien.
—Hyung… —suspira—. Más rápido.
—No, pídelo como una perra.
—Hyung, chúpame como tú sabes. Hazme
correr. –Veo sus nudillos blancos agarrando la sábana y tiro de su cadera para
dejarle completamente tumbado.
Chupo dos de mis dedos y juego con ellos
en su entrada mientras se distrae por mi mamada. Poco a poco meto el primero y
reconoce la sensación haciendo que todo su cuerpo tiemble. Es desagradable
incluso para mí hacer esto pero poco a poco se acostumbra. Muevo mi dedo ahí
dentro sintiendo el calor abrumador y delirando solo de pensar que mi polla
puede acabar ahí. Es apretado y jodidamente caliente.
—Voy con el segundo, ¿vale? –Asiente
enrojecido y levanto un poco sus caderas para tener mejor visión de lo que
hago. Ya sin chuparle introduzco el segundo y un grito de dolor me sorprende y
me pone los pelos de punta. Pero ya está dentro, no voy a sacarlo.
—Duele hyung…
—Lo sé, amor. Pasará rápido. –Giro los
dedos, los meto y los saco, los abro para formar una tijera y que su entrada se agrande pero no quito el
ojo de encima a su expresión de dolor irremediable.
Mi polla ya chorreando me pide por
atención y delicadamente saco mis dedos y hago que Tae se levante. Coloco uno
de los almohadones en el centro de la cama y le tumbo ahí de espaldas a mí. Lo
que he conseguido es que su cadera se alce dejándome una mejor vista de mi
objetivo.
Tae oculta su rostro en sus brazos
cruzados frente a él y yo mancho mi polla del líquido que ya chorrea de ella.
Poco a poco me aproximo a él y tumbándome sobre su cuerpo, ayudándome de una
mano a la altura de su cabeza, introduzco mi polla dentro de él.
El glande me ayuda a abrirme camino pero
no ha terminado de entrar este y Tae ya gime y grita en el almohadón. Sus manos
se aferran a él desesperadas y yo sigo entrando.
—¡Duele, maldita sea! –Entro por completo
y mantengo unos segundos así. Segundos en los que él no dice nada en absoluto
sin embargo puedo notar como todo su cuerpo se ve tenso y tembloroso.
—¿Te sigue doliendo? –Asiente aunque no
puedo ver su rostro escondido y ojalá así hubiera seguido porque me mira por
encima del hombro y su rostro, repleto de lágrimas me suplica que me detenga.
—Sal, por favor. Para esto. –Le obedezco
al instante y salgo de él confundido y muy arrepentido. Lo veo incorporarse y
sentarse a mi lado limpiando sus ojos con las sábanas cercanas.
—¿No lo he hecho bien?
—Duele, hyung. –Mi palma va a su rostro y
le ayudo a limpiar el estropicio que le he causado.
—Está bien, no volveré a intentarlo, ¿de
acuerdo? –Asiente y tira de su nariz—. ¿Me perdonas? No sabía que te dolería
tanto. –Me siento lleno de arrepentimiento y un nudo en mi garganta se empieza
a formar.
—Hyung… —Me mira triste—. Te ayudaré con
eso. –Hace que me tumbe y comienza una mamada rápida.
—No es necesario…. Tae… —Maldita sea, cedo
ante sus labios y aunque el remordimiento aun sigue presente el placer es
inmenso. Puedo ver como él se masturba a sí mismo para venir a la par que yo.
Todo es rápido. Yo me corro en su boca y él lo hace sobre las sábanas. Acabamos
algo sudados y cansados. Se incorpora y se tumba a mi lado para abrazarse a mí.
—Perdóname mi amor. –Un “Hum” es lo que me
llevo por respuesta antes de que caiga dormido en mis brazos.
Esto es justamente lo que no quería, que
todo saliese mal. Temo no solo haberle dañando sino que coja aversión al sexo y
ahora no querrá hacer nada relacionado conmigo. Yo tenía muchas ganas pero
también miedo como él. Yo también he sufrido haciéndole daño y seré yo quien se
resigne a no volver a pensar en ello. Me quitaré de la cabeza intentarlo de
nuevo. Jamás volveré a hacerle daño.
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