DESDE EL ORFANATO [PARTE II] (Jimin x V) - Capítulo 21

 Capítulo 21

 

Jimin POV:

 

Vallamos un poco más adelante en el tiempo nuevamente. Los meses pasan con una facilidad tremenda, nuestros cuerpos cambian. Ambos hemos crecido y desgraciadamente él ha llegado a mi altura y probablemente la haya superado pero me costaría reconocerlo así que digamos, que seguimos siendo iguales. Me siento más fuerte gracias a las clases de Taekwondo, mis músculos se han desarrollado y puedo marcarlos a mi gusto. Mis brazos, mis abdominales, incluso mi trasero es ahora más jugoso y llamativo.

Taehyung por el contrario permanece delgado, con la piel clara, brillante. Es radiante para mí y me encanta tal y como es. No espero otra cosa de él y lo sabe. Pero a veces esa perfecta piel que tanto adoro se torna marcada y sellada por mis dientes. Otras, por las manos de sus compañeros de clase. Intento evitarlo todas las veces que puedo pero no puedo estar siempre ahí y no me lo perdono.

Un flash de luz clara me despierta y frunzo el ceño algo confundido. Siento un peso en mi cintura y poco a poco abro los ojos siendo consciente de la presencia de Tae sobre mí. En sus manos sostiene mi móvil con la cámara apuntándome.

—¿Se puede saber qué haces?

—Te fotografío cuando duermes.

—¿Qué clase de pervertido eres? –Me incorporo y abrazo su cintura.

—Mírate. –Me enseña una fotografía en la que salgo horrible—. Adorable.

—Idiota. –Le quito mi móvil y beso sus labios pillándole desprevenido. Me encanta abrazar su pequeña cintura, me hace sentí muy bien.

—Hay que bajar a desayunar. –Es verano y no tenemos prisa por desayunar ya que estamos de vacaciones sin embargo él se ve obligado a seguir una rutina a la que desgraciadamente está atado.

Obedezco y bajamos para encontrarnos a nuestro padre leyendo el periódico y a nuestra madre colocar los platos y las deliciosas tostadas con mantequilla en la mesa. Saludamos formalmente y nos sentamos el uno al lado del otro en la mesa. Papá, por primera vez en muchos años, suelta los papeles dejándolos sobre la mesa y nos mira sonriendo. Tae y yo nos petrificamos.

—Hijos, —le miramos y mamá pone su mano en el hombro de papá. Sonriendo. Ambos sonríen—, Vuestra madre y yo hemos decidido hacer un viaje, iremos a Tokio cinco días por asuntos de negocios y pasaremos allí unos días de descanso.

—¿Y nosotros? –Pregunto confuso. Es la primera vez que viajan sin nosotros.

—De eso queríamos hablar. –Dice mamá.

—Creemos que sois lo suficientemente mayores como para cuidar de la casa y de vosotros mismos. –Tiene razón yo ya tengo dieciséis y Tae quince. Pero no creo que nos podamos llamar responsables.

—¿Nos quedaremos cinco días aquí solos? –Pregunta Tae sin llegar a creerlo.

—Sí.

—¿Cuándo partiréis?

—Mañana. –Estamos a lunes. Significa que no volverán hasta el sábado.

Tae y yo nos miramos sonriendo felices pero sin comprender lo que significa para nuestros padres dejarnos solos.

 

 

—A dios padres. –Decimos los dos a la vez en la puerta de casa despidiéndonos con la mano. Nuestras palabras son  moderadas pero en nuestra mente la palabra “libertad” se repite de manera acelerada. Frenética.

Cierro la puerta una vez los he perdido de vista y Tae y yo nos dirigimos al sofá para sentarnos y asimilar lo que está sucediendo. Me giro para mirarle.

—No he dormido en toda la noche. –Me dice.

—Yo tampoco. Hay tanto que quiero hacer.

—Lo primero es desayunar. –Va a levantarse pero yo le detengo y le tumbo ahí donde estaba sentado. Yo me coloco sobre él y besos sus labios de la manera más caliente que puedo.

—Voy a besarte en todas y cada una de las partes de esta casa.

—Cállate. –Me aparta y me mira sonriendo—. Vamos a desayunar y me cuentas todo lo que tenías pensado para nosotros. ¿O acaso besarme es todo lo que pretendes hacer estos días?

—Mmm… en su mayor parte sí. –Sonrío también y le sigo a la cocina donde nos espera toda una comida por preparar.

—¿Qué quieres hacer primero? –Saca el pan de molde y la tostadora.

—¿Qué quieres hacer tú?

—Había pensado en dormir juntos estas noches. –Me mira tímido—. Solo si quieres claro, si te vas a sentir incómodo…

—¡Idiota! Claro que sí. Por supuesto. –Saco mantequilla y mermelada de la nevera, junto con el zumo y la leche.

—También podríamos invitar a tus amigos a venir. –Dice esto porque no nos dejan traer a nadie a casa.

—No quiero que sepan que estoy solo o nos incitarán a hacer una fiesta. –Niega con la cabeza.

—Descartado pues. –Calienta leche para mí y sirve zumo para él.

—Yo pensé en el día de hoy, sobre todo. Podemos ir a dar una vuelta al centro comercial, comer fuera, venir, ver una peli, y…

—Calma, calma. Tenemos toda la semana por delante y papá no nos ha dejado dinero para que lo malgastemos.

—Es que… tengo tantas ganas de estar contigo. –Le abrazo por la cintura y él comienza a untar las tostadas que acaban de saltar de la tostadora.

—Ya estás conmigo. Idiota. –Me da a probar la tostada por encima del hombro y la muerdo gustoso. Deliciosa.

—¿Sabes qué es lo primero que voy a hacer? –Me mira sonriéndome.— Quitarme el estúpido pijama. Hace un calor horrible. –Me deshago de él en menos de un segundo y antes de que pueda girarse para llevar los platos al salón vuelvo a engancharme a su cintura—. Aww… mucho mejor. –Llevo mis manos al borde de su pantalón y lo deslizo poco a poco hasta dejarlo caer.

—¿Qué diablos haces? –Se gira y me mira con los pantalones en el suelo y las manos ocupadas por platos. Muerdo mi labio degustándome en la escena.

—Desayunar. –Digo indiferente pero él se encamina al salón moviendo su precioso culo que veo a través de sus calzoncillos. Sin duda serán unos días maravillosos.

 

 

 

 

 

 

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