DESDE EL ORFANATO [PARTE II] (Jimin x V) - Capítulo 15

 Capítulo 15

 

Jimin POV:

 

El invierno de ese mismo año comienza. Yo ya había cumplido quince y estábamos a unos meses de que mi precioso hermano cumpliera catorce. De nuevo la maldita adolescencia nos jugó una mala pasada y un día Tae me vino con sus absurdas preguntas. Maldita la hora.

—Hyung. –Estábamos en mi cuarto mientras nuestros padres estaban abajo.

—¿Sí?

—¿Puedo preguntarte algo? –Se sienta a mi lado en la cama y susurra.

—Claro… —Susurro yo también.

—En clase, los chicos hablan de las pajas. ¿Qué es hacerse pajas? –Seguramente palidezco y la boca se me seca incapaz de explicarle algo así. Yo empecé con esto a su edad por pura casualidad y no tuve a nadie que me explicara nada sobre esto.

—Pues… es cuando te provocas placer.

—¿Cómo?

—Es algo normal, es masturbarse, Tae.

—No entiendo hyung…

—Con tu mano, Tae, te acaricias el pene primero despacio, y luego, poco a poco más rápido hasta que te corres. –Mis mejillas arden y las suyas también ahora que empieza a entender en qué consiste lo que le digo.

—¿Pero eso no está mal? –Me pregunta tan bajo que no le oigo.

—Hay tantas cosas mal Tae…

—Mis amigos lo hacen… ¿Tú lo haces? –Siento como si me culpara de algo pero solo es simple curiosidad infantil.

—Sí. –Asiento avergonzado.

—¿Me enseñas? –Por qué sigue susurrando, maldita sea.

—¡¿YO?!

—Claro… yo no sé… —Sus grandes ojos me miran suplicante y me veo obligado a hacer esto por él.

—Vale, pero no puedes decirlo, ¿Hum? –Asiente y empiezo a pensar cómo hacer esto. No me parece el mejor sitio porque podrían interrumpirnos. Miro a todos lados mordiéndome el labio.

—¿Ocurre algo?

—Aquí nos pueden pillar. Sería muy vergonzoso. ¿No prefieres esperar a que se vayan y nos quedemos solos?

—Quiero hacerlo ahora… —Suspiro—. ¿Y si subimos a la azotea?

—Hace mucho frío allí y no nos dejarán subir. –Piensa como yo—. Ya no cabemos debajo de la mesa, ¿verdad? –Sonríe.

—¿Y aquí? –Señala el suelo del otro lado de la cama que no da a la puerta.

Bien pensado no es tan mal lugar, la cama se interpone en el campo de visión de cualquiera que entre, no tenemos que irnos muy lejos y la calefacción llega perfectamente. Asiento y nos levantamos de la cama, tiramos al suelo unas mantas para hacerlo más confortable y me preparo psicológicamente para lo que va a venir a continuación.

—Hyung. —Dice cuando se sienta con las piernas cruzadas frente a mí—. ¿Duele?

—No.

—¿Cómo empiezo? –Pienso que debería sacar su polla pero primero debe ponerse duro.

—Debes excitarte. ¿Qué te excita?

—No lo sé.

—¿Cómo no lo sabes? –Pienso—. ¿Las chicas desnudas? ¿Ropa interior de chica? –Niega con la cabeza confundido—. Bien, déjame probar una cosa, ¿vale?

Me acerco peligrosamente a él y beso su cuello despacio, sin prisas. Veo que sus ojos están abiertos, expectante a la acción y me veo obligado a posar mi mano por encima de sus pantalones. En sus muslos. Aprieto mis dedos enganchando en ellos la carne de su pierna y suspiro en su oído como si gimiese.

Poco a poco conduzco mi mano a su pene por encima de la ropa y presiono el bulto que ahí allí aun dormido.

—Abre las piernas, TaeTae. –Me obedece sin rechistar y me siento sobre mis talones entre ellas—. ¿Te gusta? –Asiente.

—¿Es solo esto?

—No amor, hay mucho más, solo ten paciencia. –Le inclino un poco para que se tumbe en el suelo y así puedo restregarme más fácilmente y provocarle excitación. Pasan los minutos y sé que se siente caliente cuando sus mejillas enrojecen violentamente.

—¿Te sientes bien?

—Me duele hyung… —lloriquea—. Dijiste que no dolería. –Me yergo y le siento de nuevo frente a mí.

—Bájate la ropa y sácate el pene. –Me obedece pero se quita toda la ropa por debajo de su cintura. Su polla está roja y dura a pesar de que no es muy grande aun—. Tienes que rodearla con tu mano y mover así.

Al principio lo hago por él. Cojo su pene con mi mano derecha y hago los movimientos que le describo para que entienda qué debe hacer. Sus labios están siendo torturados y me temo que no está atendiendo a mis explicaciones. Suspira muy a menudo y esto me está provocando que yo también endurezca.

—Esto es genial. –Sonríe y deja caer la cabeza hacia atrás. Sus piernas abiertas de par en par me están haciendo enloquecer.

—Ahora tú. –Suelto su polla y rápidamente su mano derecha va allí para seguir estimulándose. Sus pies con los calcetines se contraen y sus ojos están cerrados pero de vez en cuando los abre es para mirarme a mí y buscar mi aprobación. Asiento cada vez que me mira y continúa encontrando algo que jamás creía que existía.

Yo me veo obligado a hacer lo mismo y saco mi pene por mis pantalones. Es incómodo y acabo como él, quitándome toda mi ropa inferior a mi cintura. Qué liberación. Imito sus gestos y él sonríe al darse cuenta. No lo soporto por más tiempo y le hago parar para agarrarle las piernas y acercarlas a mí para ponerlas sobre las mías. Ambos seguimos sentados en el suelo pero nuestras ingles están muy cercas y puedo masturbar nuestros penes a la vez.

Sus piernas se enrollan en mi cintura provocando que la ficción sea más fuerte y sus manos se unen en mi cuello. Donde también descansa su rostro para de gemir cosas inconexas que no soy capaz de descifrar.

—Más rápido. –Susurra y eso si soy capaz de entenderlo. Doy mío, esto es una locura, pero que maravillosa delicia. Me estoy volviendo loco con solo sentir sus manos temblorosas intentar aferrarse a mi camiseta en mi espalda. ¿Qué diablos me pasa? Le obedezco con diligencia y le hago casi gritar. Me muero y me siento deshacer.

—Voy a correrme.

—Hyung, haz que me corra. –No necesito más que esas palabras que manchar nuestros cuerpos con el líquido viscoso y eso hace que mi mano vaya más rápido en su polla. El mejor lubricante y el sonido que provoca es maravilloso.

Me deleito en su rostro contraído en una expresión de placer espectacular. Me lanzo a morder y lamer su cuello esperando que le ayude a venir más rápido y placentero. Todo su cuerpo se mueve al son de mi mano y sus labios enrojecidos dejan escapar los suspiros que no puede retener. Y al fin, entre lloriqueos de placer su líquido caliente mancha mi mano haciéndome temblar.

Se sienta de nuevo relajado pero aún sujetándose en mí y yo llevo mi mano manchada a la vista de él.

—Esto no se hace, ¿Hum? –Me mira confundido y me ve como lamo mis dedos saboreando su semen. No expresa nada con su rostro, se limita a guardar en su mente hasta el más mínimo detalle de mi sucio y repugnante acto. Debo ser sincero, esta es la primera vez que hago cosa semejante y no me equivoco al pensar que es tan delicioso como él.

Me mira durante unos segundos, una vez he terminado de limpiaros y se cubre sus partes con la ropa de nuevo.

—¿Estás bien? –Le pregunto preocupado porque no dice nada.

—Sí. –Se pone en pie y pretende alejarse.

—¿Seguro? ¿Te he hecho daño? Lo siento.

—No, está todo genial. –Se sienta en la cama mientras yo aún permanezco en el suelo.

Aún le tiemblan las piernas, me coloco entre ellas y abrazo una posando mi cabeza en su regazo. Él acaricia mi pelo delicadamente y besa mi cabeza comprendiendo mi preocupación.

—Estoy un poco en shock. –Sonríe y se retira el pelo de su frente sudada. Yo dejo de hablar, entendiendo que necesita unos segundos. Me conformo con permanecer en su regazo descansando. Yo también estoy sudando y en shock pero mi problema es que no quiero asimilar lo que acaba de pasar. Acabo de masturbar a mi hermano y su sabor aún permanece en mi boca.  

 

 

 

 

 

 

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