DESDE EL ORFANATO [PARTE I] (Jimin x JungKook x V) - Capítulo 5
Capítulo 5
JungKook POV:
Pasaron unos meses y sin darme cuenta
llegó al navidad.
Siempre en el orfanato nos repartieron un
regalo por cabeza y debíamos estar agradecidos, cuando en realidad a mí, mis
juguetes apenas me duraban unos días. En lo que los matones me lo encontraban y
lo destrozaban.
Pero lo que más me gustaba de la navidad
era el olor que desprendía la cocina aquellos días. Siempre sopas calientes y
pastas recién hechas, eso ha sido la navidad para mí. Hasta que conocí a esta
familia. Mis hermanos y yo nos pasamos horas decorando la casa una vez
terminamos las clases. Espumillones de colores, luces que hacían que la casa
pareciera de juguete. Y lo mejor, un árbol que sobrepasaba todas nuestras
cabezas. No llegamos a ponernos de acuerdo en cómo decorarlo para que quedase
de la mejor manera posible por lo que cada uno decoró una parte de este. Quedó
horrible. Ha ha. Pero no nos entendimos de otra manera.
La noche antes de navidad yo estaba en mi
cama cuando unos golpes consecutivos llamaron a mi puerta desvelándome. Me
levanté y abrí descubriendo allí a Jimin y a Tae caminando a hurtadillas para
bajar las escaleras.
—Hyungs, ¿a dónde vais? –pregunté.
Ellos me dijeron que bajarían para ver los
regalos que sus padres habían comprado para nosotros sin estropear el embalaje
para que al día siguiente no se notase que habían hurgado allí.
—Pero, papá y mamá quieren que os llevéis
la sorpresa. No mintáis también en esto. –Ellos parecieron recapacitar con mis
palabras y regresaron ambos al cuarto de Tae este refunfuñando y Jimin riendo
como un loco.
Recuerdo el día de Navidad. Tuve un montón
de regalos que me llenaron los ojos de lágrimas. No quiero parecer materialista
pero jamás tuve nada de nadie y me gustaría decir que aquellos regalos fueron
lo mejor que tuve. Pero mentiría.
—Appa, eomma. Los regalos son geniales
pero el mejor regalo que me habéis hecho es haberme adoptado y haber conocido a
mis hyungs.
Todos alabaron mi comportamiento –algo de
lo poco que aprendí en el orfanato, a ser agradecidos con los demás—, e incluso
Tae me abrazó llorando. Los quiero tanto…
…
Dos días después Jimin insistió en que
ambos nos vistiésemos, a pesar del frío que hacía fuera, y fuésemos a comprar
una cosa. Me negué en redondo temiendo congelarme al salir si no fuera porque en
unos días sería el cumpleaños de mi hyung, Tae.
Jimin aquellos días había estado –según él
me dijo— disimulando para que nuestro hermano no supiera que se acordaba. Es
decir, fingió no acordarse de su cumpleaños y por eso había estado de morros
por varios días.
—Jungkook, te he traído con migo para que
me ayudes a elegir un regalo apropiado para Taehyung –me dijo una vez estuvimos
caminando por el centro de la ciudad. Nuestras manos entrelazadas se movían
pendularmente animando mi caminata—, ¿Tu qué crees que le gustaría?
Antes de que yo pudiera contestar tiró de
mí a un escaparate como hacen las chicas pijas cuando ven rebajas, o bien, algo
con precios desorbitados. Y no me equivoqué, la tienda era de ropa cara.
—Mira Kookie… crees que estos zapatos le
gustarían.
—Son bonitos –dije—, pero no me parece lo
mejor para un cumpleaños. Puede comprarse unos cuando los necesite.
Asintió y continuamos volviéndome a pedir
opinión ajena a cualquier ejemplo que él me pusiera.
—Hyung. Tae parece un león. ¡Quiero
comprarle un peluche de un león! –pensé dejando totalmente fuera de mi idea a
Jimin. Quien me miró y reclamó la idea para él pero tras mostrarle mi aegyo,
calló rendido a mí entrando en una tienda de juguetes.
Una vez dentro preguntamos a una chica —que
supuse trabajaba allí— por peluches de león. Jimin y yo no necesitamos decirnos
una sola palabra para saber que queríamos el peluche que tenía el mismo tamaño
que yo. Fue divertido llevarlo por la calle, pero más lo sería poder esconderlo
en casa sin que hyung lo viese. Obviamente esto lo pensamos una vez fuera de la
tienda.
—Vale Kook, ya está tu regalo. Ahora él mío. —Nos
sentamos en un banco porque no se nos ocurrió ninguna dirección que tomar ya
que no teníamos un lugar a donde ir.
—Hyung. ¿Por qué no un collar? –pensé
señalando una tienda de bisutería que estaba frente a nosotros, la verdad es
que no fui muy realista ya que estaba cansado de caminar. Pero al parecer le
gustó mi idea.
Cuando entramos nos vimos abrumados por
una cantidad enorme de estantes y vitrinas con joyas. Sin soltarnos las manos
yo seguí a mi hyung que miraba todo muy indeciso y una vez nos acercamos a una
vitrina de anillos detuve a Jimin.
—Jimin hyung, ¿Y esto? –dije señalando un
anillo plateado con un pequeño grabado de cenefa en toda su circunferencia.
Jimin lo miró y sus ojos se iluminaron haciéndome saber que había acertado en
la elección.
—¿Un anillo, Kook?
—No hyung. Dos. Uno para ti y otro para
él.
—Pero Kook, tú también eres nuestro
hermano y no quiero dejarte fuera de esto.
—No hyung. Es tu regalo. Y yo me conformo
con que luego me compres churros con chocolate. –dije y me miró sorprendiéndose
de mi picardía. Más, él estaba de acuerdo con mi idea.
…
—Métete aquí y no hagas ruido, como hemos
hablado. –Me dijo Jimin cuando estábamos preparando la sorpresa de Tae—, cuando
nos oigas entrar y tae abra la caja, tú sales tirando el confeti, ¿de acuerdo?
Asentí positivamente y me introduje en la
caja con la ayuda de Jimin ya que mis manos estaban rebosantes de confeti. La
idea que tuvimos –que tuve, ya que me ha dado tiempo para darme cuenta de que
Jimin no tiene ninguna imaginación—, es la de colocar el león sobre la cama de
Tae con una tarjeta que pusiera “De Kookie” junto a una caja en la que estaré
yo escondido con mi bodi de catito.
—Pero enserio, como puedes ser tan inútil
que ni siquiera sabes qué día es hoy. –gritaba Tae mientras subía por las
escaleras, este chico es un escandaloso.
—¿Qué tonterías dices TaeHyung? Pues claro
que sé qué día es hoy, la víspera al día antes de año nuevo. –Dijo ya que su
cumpleaños coincidió justo con esa fecha.
—Hoy es mi cumpleaños joder, ¿Cómo puedes olvidar…? –oí una vez que
estaban al otro lado de la puerta. Pero Jimin no dejó que terminase.
—Aish TaeTae, ¿Por qué lo haces todo tan
difícil? –dijo y juro que pude imaginarme a Jimin empujándolo dentro de su
propio cuarto para que viera la sorpresa y se callase la maldita boca.
No oí anda por unos segundo en los que
realmente dudé que hacer pero me decanté por seguir escondido allí. Oí el
chasquido de uno de sus besos.
—Estás loco si piensas que me voy a
olvidar
—Lo siento Jimin –dijo con la boca pequeña
impedido por su orgullo—, no sabía que… ¡Eh… llamemos a … ¡ —Supe que iba a
decir mi nombre pero Jimin le detuvo antes de que la cagara más.
—Ábrelo de una maldita vez.
Sentí un peso a uno de los lados de la
caja que supuse fue Jimin y unas manos agiles desenvolviendo el lazo que me
cerraba. Una vez que la luz entró dentro salté tirando el confeti cubriendo a
Jimin con él sin darme cuenta. Él no se percató de ello. Uf, menos mal.
Cuando la cara de TaeHyung tornó de
sorpresa a ataque de risa, Jimin y yo comenzamos a cantar el cumpleaños feliz.
—Me encanta —dijo abrazando el peluche que
tanto se asemejaba a él, aun a día de hoy, sigue siendo mi pequeño león—, De
Kookie. –dijo leyendo la tarjeta y quedándose un poco confuso. Entonces yo vi
la oportunidad de llamar su atención una vez que devolvió el peluche a la cama
y saqué del bolsillo de mi bodi, un estuche forrado de terciopelo negro y con
nota en color rosa “De Jiminie”
Puse aquello sobre sus manos dejando que
él mismo lo abriera pero me arrepentí al ver que sus facciones se volvieron
duras y serias. Ya no sonreía.
Miró aquellos anillos por un largo tiempo
hasta que por fin reaccionó mirando a Jimin.
—Jimin, ¿Dos anillos? ¿Qué es esto? –Jimin
se levantó de la cama y se puso frente a él mientras yo me senté dentro de la
caja observando la escena.
—Porque vamos a estar juntos, pase lo que
pase –dijo sosteniendo sus manos—, y quiero que cada vez que mires este anillo,
nos veas a ambos juntos. Como debe ser.
Taehyung tenía un nudo en la garganta que
disimulo quitando confeti del hombro y pelo de Jimin tan solo por hacer tiempo.
No engañaba a nadie. Porque una vez que habló, las lágrimas salieron solas.
—Jimin, eres el mejor hermano. Y no hacía
falta que compraras nada para saber que vamos a estar juntos…
—No importa. –Jimin colocó un anillo en el
dedo de Tae y otro en el suyo propio, sus dedos regordetes son muy graciosos—.
Te quiero.
—Te quiero –susurró contra sus labios
antes de besarle.
Pasaron unos minutos así mientras yo me
comencé a sentir celoso y salí de la caja y de la cama para dirigirme hacia
ellos y escalar por la pierna de Tae incitándolo a cogerme. Una vez estuve en
sus brazos besé sus labios con picotazos sorprendiéndolos pero ya no lo
suficiente porque nos acostumbramos a aquello. Una vez que me pareció
suficiente, desde los mismos brazos repetí lo mismo con mi otro hyung, el cual
una vez que se cansó de mis besos tímidos atacó mis labios con sus dientes y su
lengua. Bendita sensación.
Mi hyung ya tenía 16 años.
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