DESDE EL ORFANATO [PARTE I] (Jimin x JungKook x V) - Capítulo 18

 Capítulo 18

 

JungKook POV:

 

Era de noche y Jimin conducía al volante de su furgoneta conmigo como copiloto completamente excitado a su lado. Estábamos de camino a mi casa para buscar mis cosas y las de TaeHyung. Creí realmente sentir mi corazón salir del pecho de alegría porque no pensé jamás algo como esto. Huyendo de la sociedad. Huyendo de mi vida. De nuestras vidas.

—Hyung, ¿estás seguro de esto? –quise preguntarle.

—Por supuesto. Llevo mucho tiempo pensándolo.

—Lo siento Jimin, ha sido mi culpa. –Dije arrepentido pero feliz aun.

—No digas eso, debo darte las gracias Kookie.

—No, no, yo… —me detuve porque el móvil sonaba en mi bolsillo. Lo saqué y vi el nombre de mi hermano Taehyung en la pantalla. Él nunca solía llamarme así que descolgué preocupado.

—¿Tae?

—…

—¿TAE? ¿Estás ahí? ¿Hola? –Jimin ya me miraba preocupado.

—Kook. –su voz apagada me aterrorizó.

—Hyung. ¿Qué ocurre?

—¿Dónde estás? Vuelve pronto.

—Hyung. ¿Qué diablos ha pasado? –comencé a gritar sin darme cuenta alterando la conducción de Jimin.

—Padre, me ha golpeado.

—¿Estas en casa? –No quise pedirle detalles de ello o sustituiría a Jimin al volante para tirarnos por un barranco.

—Sí. Ven.

—Hyung, estamos de camino Jimin y yo.

—Dile que habrá la ventana de su cuarto. –Dijo Jimin acelerando la velocidad.

—¿Has oído?

—Sí. –él colgó dejándome completamente preocupado. Quería saltar por la ventanilla en ese mismo instante pero contuve mis impulsos.

—Le ha pegado, ¿verdad? –asentí golpeando las paredes internas del coche para sacar mi ira. Pero más miedo me daba la de Jimin, que estaba siendo contenida perfectamente.

—Ya no lo soporto más hyung.

—Escúchame atentamente. Subirás por la reja de la enredadera que asciende hasta la habitación de Tae y le ayudarás a hacer la maleta, después irás a tu cuarto sin hacer ruido y harás lo mismo. –Su voz estaba siendo fría y calculadora—, Coger lo necesario: Ropa, todo el dinero que tengáis, calzado, material de higiene, y mantas. Todo lo que creas que será útil. Aparcaré el coche detrás y subiré contigo. ¿Entendido?

—Si hyung, pero después… ¿A dónde vamos?

El pensó un momento y no me dio una respuesta clara diciendo que ya se vería. Lo primer que él quería, y yo me adjunto a él, era salir de esta opresión y una vez libres, comenzar de cero.

 

 

Aparcamos la furgoneta en la parte de atrás de la casa, a donde las ventanas de nuestros cuartos apuntaban, y tal como pedimos a Tae, la suya estaba abierta. Una vez allí, comenzamos a escalar por la pared dándonos cuenta ahora de que las maletas debían ser arrojadas porque no podríamos sujetarlas mientras bajábamos. Nos encaramamos al balcón y entramos dentro de su cuarto. Y allí lo vimos, sentado en la cama cubriéndose el rostro con las manos.

Salimos corriendo silenciosamente hacia él, el cual se tiró a nuestros brazos sollozando. Sus manos se aferraron a nuestras prendas lo más fuerte que pudieron impidiendo que pudiésemos huir de él.

Una vez lo vi más claramente pude observar sus ojos rojos de llorar y su nariz con sangre seca. Mejilla rota y labio igual adornaban su rostro de una manera tan triste que tuve que abrazarle de nuevo. Ambos le besamos conmovidos por su estado.

—Taehyung, vamos a fugarnos. Recoge tus cosas y…

—¿Qué estás diciendo?

—Mi mujer nos ha pillado en la cama a Kook y a mí, he cogido mi maleta y la furgo. Me he fugado Tae, ya no hay vuelta atrás.

—¿Y tu trabajo?

—No me importa, solo quiero ser feliz con vosotros.

—¿Y yo? ¿No has pensado en mí?

—¿Qué dices ahora, Tae? Es en ti en quien pienso cuando hago esto.

—¿Y no te has preguntado si yo soy feliz…?

—¡NO LO ERES! POR MI CULPA, JODER. Pero estoy aquí para remediarlo.

—Vamos Tae… —dije.

—No somos adolescentes impluvios, Jimin. Podría entender esta conducta de Kook pero no de ti. Somos adultos por el amor de dios.

—¿De qué tienes miedo, amor?

—¿Crees que no he pensado la posibilidad de hacer esto? Cada día Jimin. Pero no tengo el valor.

—Para eso estoy aquí. –Besó sus labios—, para cuidar de ti.

No discutieron por más tiempo, yo me limité a caminar hacia mi cuarto y una vez allí saqué la maleta que guardaba debajo de la cama, la abrí y la puse sobre esta prevista a ser llenada.

Me dirigí primero al baño y cogí el kit de primeros auxilios, unos pañuelos, unas toallas, y todos los productos de higiene que necesito, todo esto fue a una bolsa aparte. Después vacié el armario y toda la ropa fue allí dentro, junto con el calzado. No me caracterizo por ser una persona con mucha ropa, sin embargo me ocupó más de lo que pensaba. Y pude darme cuenta de esto dentro de lo que cabe, porque no estaba en el cien por ciento de mis facultades. Tan solo me controlaba la adrenalina adolecente.

Rebusqué en mis cajones y saqué portátil, tablet, e—bock, y cargadores correspondientes. Y por último, una pequeña caja con todos los ahorros que tenía.

Junto con una maleta, una bolsa de viaje y unas cuantas mantas bien gruesas, salí a mi balcón y tiré todas estas cosas al suelo, a la par que Jimin lo hacía desde la habitación de Tae. Mis padres en la planta baja podían ver todo aquello que caía, incluso podían habernos visto llegar. Y en el caso de no estar presentes, las maletas hicieron un sonido seco al caer al suelo que se podía oír a metros de distancia. Solo era cuestión de tiempo de que nuestros padres se enterasen. Por lo que bajamos por la pared  —Jimin ayudando como pudo a Tae— y una vez tocaron nuestros pies la hierba, recogimos todas las cosas que estaban allí tiradas y salimos corriendo al coche.

Pusimos en la parte de atrás de la camioneta las dos maletas junto a la de Jimin, mi bolsa de viaje y las mantas. Todo esto cubierto por una lona para evitar que en medio de la carretera salieses las cosas volando.

—¿Quién anda ahí? –oímos la voz de nuestro padre saliendo por la ventana más cercana a nosotros. Sin duda nos había visto porque se dispuso a ir a la parte principal de la casa para recibirnos.

Pero nosotros nos metimos en la parte de atrás de la furgoneta y Jimin al volante, sacándonos de trasera de la casa. Salimos a la carretera justo a las puertas de nuestra casa y yo mental mente me despedí de aquella casa donde había vivido tantas cosas. Donde aprendí de la felicidad y el verdadero miedo. Me despedí de todo aquello que había conocido con esperanzas de conocer mucho más. Sin embargo en el instante en el que atravesábamos la calle, nuestro padre salió por la puerta gritándonos que nos detuviéramos. Nos gritó niños, infantiles, revolucionarios. Indecentes y desagradecidos. Pero Jimin no detuvo el coche hasta que no oyó a nuestro padre decir:

—¡TaeHyung, cobarde hijo de puta¡ ¡Ojalá nunca hubieses nacido¡ ¡Cabrón¡

Jimin detuvo el coche de tal manera que aun yo estando atrás, pensé que saldría despedido por la luna. Aferró su mano a la palanca de cambios e izo que el coche retrocediera de una manera tan rápida que cualquiera pensaría que íbamos de frente. 

—¡JIMIN! ¡DETENTE! –le gritamos mi hermano y yo, pero él parecía estar sordo porque nos ignoró completamente, aun cuando lo pienso y recuerdo, juraría que realmente no nos escuchó.

Jimin salió del coche golpeando la puerta detrás de él, se dirigió a mi padre y cuando lo tuvo frente a él, su puño cerrado se estrello en su cara desencajándola. Tras el primer golpe, Tae y yo salimos del coche corriendo para detenerlo. Mi madre desde la puerta lo observaba todo estupefacta y pidiendo auxilio.

Pero yo me quedaré con aquella hermosa imagen de la ira de Jimin, saliendo a la superficie por sus manos. Usando la violencia para solucionar sus problemas. Tal vez no es la mejor conducta que puede darme, pero es la que más seguridad me proporciona, y eso es lo que siento cuando estoy con él, seguridad.

Las manos de mi hyung arremetiendo contra el rostro de mi padre, tornándolo rojo por la sangre que brotaba de todos los orificios de su cara. Esa es la imagen con la que yo me quedo. El ojo por ojo de mi hermano.

Entre Tae y Yo conseguimos retornarlo a la camioneta antes de que viniese la policía y condujo lejos de allí. Tuve miedo de que él condujese en su estado pero que lo hiciera Tae en el suyo me preocupaba más.

Por fin nos liberamos. Por fin fuimos libres.

 

 


 

 

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