DESDE EL ORFANATO [PARTE I] (Jimin x JungKook x V) - Capítulo 17
Capítulo 17
JungKook POV:
Habían pasado dos días desde aquello y yo
pasé cada noche con mi hermano temiendo lo peor pero en realidad las cosas
parecieron calmadas, algo que me preocupó hasta hacerme cavilar durante horas
sobre aquello, obviamente sin llegar a alguna conclusión.
Uno de esos días que no salimos de casa
llamamos al móvil de Jimin y le contamos lo sucedido y me costó horrores
convencerle de que no viniese. Él debía seguir allí. Algo que no fui capaz de
conseguir fue que, pasados dos días, Taehyung me acompañara a casa de Jimin,
insistió en que no quería ver nadie y que ya hizo un esfuerzo estando con migo.
Acepté su propuesta y me dirigí a casa de mi otro hermano en el bus. Cuando
llegué ya eran las siete de la tarde. Apenas teníamos cuarto oras para estar
juntos.
—¿Cómo está él? –me preguntó Jimin
mientras comíamos patatas fritas que él acababa de hacer.
—Estoy seguro de que hubiera sido peor
para él si hubiera tragado con todo.
—Siempre ha sido así. No le ha gustado
nunca sentirse presionado para hacer algo.
—¿Eso tiene doble sentido? –dije riéndome.
—No, no. me refiero a que nunca tuvo
amigos porque se sentía mal siguiendo las típicas modas adolecentes. Nuestros
padres fueron duros con él porque siempre lo compararon con migo. Y eso creo
que lo ha marcado Kookie.
—Lo sé. Me he dado cuenta.
Nos quedamos unos momentos en silencio
untando las patatas en salsa rosa.
—¿Están ricas? –asentí introduciendo unas
cuantas más en mi boca. La verdad es que estaban exquisitas—, Es la primera vez
que las ago.
—¿Sí? WOW. Mi hyung ya sabe cocinar…
—Quería hacer algo especial para ti.
—Ohh… ¿intentas ganarte mi amor?
—Vaya –dijo fingiendo sorpresa—, Pensé que
eso ya lo tenía.
—No, no. debes ganártelo cada día.
—Omo, hyung .dijo golpeando mi brazo como
un imbécil. ¿Acababa de llamarme hyung? Eso está mal—, no seas tan duro con
migo.
—¿HYUNG? –no sabía si sentirme ofendido o
orgulloso.
—Es broma.
—Me gusta como suena. –miré hacia él con
una sonrisa pícara—. Tal vez gimiendo eso a mi oído me excite en sobremanera…
Hice que se atragantara con una patata que
acababa de meterse en la boca y rápidamente la tragó sin apenas saborearla.
—No llegará ese día Kookie querido.
—Mmm –pensé en alto—, Lo harás.
—¿Qué te dije de que no me dieras órdenes?
–su rostro se volvió serio.
—No me importa. No te tengo miedo.
—¿No? –Me desafió con la mirada, y yo
negué con la cabeza—. Ahora verás.
Se levantó de la mesa y vino corriendo a
mí que ya pretendía escapar pero no hubo manera, en menos de un segundo me
atrapó y me cargó en hombro llevándome al cuarto.
—¡Bájame ahora mismo! –exigí golpeando su
espalda y más tarde su trasero regordete esperando alguna reacción de él pero
el darle más ordenes solo aumentaba mi condena.
—Va a saber lo que es obedecer a tu hyung.
Acto seguido me soltó en la cama dejándome
sentado y él de pie frente a mí. Nos miramos durante unos segundos
provocadores, esperando una reacción del otro pero la voz de Jimin detuvo mis
movimientos.
—Quítate la ropa.
—¿Y si no quiero? –reté.
—Entonces abre tu boquita. –ya bajaba la
cremallera de sus vaqueros y me sentí realmente excitado tan solo con esa
escena. Agarré sus muslos rollizos y los atraje a mí mordiéndolos por encima de
la tela, seguí por su entrepierna y terminé con el bulto ya formado debajo de
su cintura.
—Hyung, ¿qué quieres que haga has dicho?
¿Qué habrá mi boca?
—Si Kookie –dijo comenzando a jadear.
—No hyung. Vas a acatar mis órdenes. Y mi
primera orden es que me folles la boca. Ahora mismo.
No tardó apenas dos segundos en sacar su
polla por encima de la costura de sus calzoncillos e introducirla en mi boca.
Izo exactamente lo que yo quería, que se volviese loco tan solo con eso. Agarró
los cabellos nacientes a ambos lados de la cabeza y me impulsaba para que
llegase más lejos. Cuando su grande tocaba mi garganta las lágrimas florecían
en mis ojos pero evité que callera. Ya estaba acostumbrado a esa sensación
desagradable. Pero su cara hacia el cielo con los ojos en blanco quera toda la
recompensa que necesitaba.
Cuando estaba alcanzando su cumbre salió
de allí y me levantó por el cuello de la camisa. Me besó follándome esta vez
con su larga lengua. Una vez se cansó de aquello me tiró de nuevo a la cama y
se desnudó para mí. Yo hice lo propio y me desvestí a mí mismo. Terminamos y él
se subió encima de mí y me dio la vuelta dejándome a cuatro frente a él. No me
gustaba estar en esta posición, era muy vergonzosa.
—Kookie, tranquilo, ¿vale?
—Si... ah, ahhh… Hyung. –introdujo dos
dedos a la vez y antes de dejar que me acostumbrara, metió el tercero también.
Lloriqueé como un bebé porque no estaba acostumbrado a tanta prisa.
—Kookie, no sé si puedo aguantar por mucho
tiempo. Date la vuelta.
Me tumbé frente a él y le abracé con mis
brazos mientras él se introdujo dentro de mí. Lentamente pero muy doloroso. Su
aliento caliente en mi oído me estaba llevando al éxtasis, y tan solo con eso
se me puso dura al instante.
—Hyung, rápido, rápido. –no me dio tiempo
a decirle más porque él se corrió en mi interior ensuciándome. Su semen goteaba
caliente en mis piernas y su respiración era entrecortada.
Salió de mí y sin esperarlo, se sentó en
mi regazo jugando con mi grande en su propia entrada. Se penetró a sí mismo con
mi polla y una vez dejó de gemir de dolor rebotó en mí llevándome al cielo. Me
erguí abrazando su cintura y ayudándole a saltar con rapidez, pero Jimin me
obligó a mantenerme tumbado y disfrutar de la visión. Él gritando como una puta
siendo follado por mi pene. Ambos gemimos en nuestro ápice y yo vine en su
interior mientras él se corrió de nuevo sobre mi abdomen.
—No es justo, has venido dos veces –dije
una vez recobré el aliento
—¿Qué quieres que haga? –me preguntó
mientras observaba como yo me masturbaba de nuevo poniéndome duro.
—Tengo una pequeña fantasía, —susurré
avergonzado—, ven. Agarré su brazo y lo acerqué a mí frotando mi polla en sus
abdominales—. Ah… Ah… Uf…
—¿Esto te gusta? –Me preguntó sonriendo,
asentí enrojecido—, Tenías que haberlo dicho antes, tonto.
—Ah, ah…
—Gime mi nombre Kookie, como una zorra.
—Jimin hyung, ah… —su mano ayudaba con la
masturbación y las mías se aferraron a sus brazos musculados.
—¿Quieres más Kook?
—Si hyung. Más rápido.
—¿Eso es una orden?
—No hyung. Amor, es una súplica.
Él no pudo aguantar la risa y con su cara
feliz vine en sus manos. Ensucié todo alrededor de mi polla. Estaba cansado y
sucio por lo que me levanté para ir al baño a ducharme seguido de Jimin que me
miraba de arriba abajo.
—¿Te gusta lo que ves? –mi cuerpo desnudo
debía ser algo muy hermoso para que no apartase la vista de él.
—Demasiado.
…
El agua caía sobre nuestras cabezas
llevándose el sudor y el semen que manchaba nuestros cuerpos. Abracé su torso y
dejé caer mi cabeza en su hombro. Podría haberme dormido allí pero corría el
riesgo de resbalarme y caer.
—Has estado genial –le dije una vez estaba
lavando su pelo con champú con olor a limón.
—Tu mejor amor, me encantas. Ha sido la
primera vez que lo haces así, ¿verdad? –Asentí avergonzado—, Para ser tan
joven, te manejas muy bien.
—Basta hyung, me da vergüenza.
—Has empezado tú. –Besé sus labios dando
por terminado el tema.
—Estoy tan casando…
—¿Quieres que te lleve a casa?
—No hace falta.
Una vez salimos, me prestó uno de sus
calzoncillos porque yo no había traído ropa limpia y mi pre semen estaba por
toda la prenda. Me encantaba verme con su ropa, me sentía muy sexy.
—Hyung. Aun nos quedan dos horas, ¿qué
quieres hacer? –le pregunté sentado en su regazo en la cama. Ambos en ropa
interior nos veíamos tan lindos…
—¿Dejas al lobo meter en el redil a las
ovejas?
—Ha ha ha ha… Y la oveja se enamoró del
lobo, —dije recordando la frase de una película.
Me besó con una sonrisa en la cara. Me
encantaba cuando hacía eso. Me encantaba sentir su sonrisa entre mis labios.
—¿QUÉ EST ESTO? –preguntó una voz aguda en
la puerta de la habitación dejando caer unas bolsas que traía.
Mi corazón se vio sumido en una sobredosis
de adrenalina, haciéndome bajar del regado de Jimin y cubriéndome con las
sábanas. Jimin frente a mí se levantó e intentó sacar a su mujer del cuarto
para que no me viese. Una vez ellos se fueron me vi realmente abrumado por la
situación.
Mi cerebro se bloqueó de tal manera que
tal vez estuve un gran periodo de tiempo sin moverme de allí. Solo oía la voz
de Jimin gritando y la de su esposa igualándole.
—Dime que no es cierto. –su esposa
reclamaba.
—Puedo explicarlo, no pienses cosas raras.
—Estabas con tu hermano en la cama,
maldita sea, ¿Qué quieres que piense?
—Eres un maldito pervertido. Mi padre se
enterará de todo.
—No amor, él ha sido un error, te prometo
que no volverá a pasar… —su discurso de mierda se detuvo cuando me vio salir de
su cuarto ya vestido y con mis cosas de la mano. –móvil y cartera básicamente—,
y caminé directo a la puerta dispuesto a salir.
Su brazo me detuvo.
—¿A dónde vas, JungKook?
—No te preocupes, ha sido un error. –tiré
de su brazo para liberarme de él y salí dando un portazo.
Rompí a llorar en el ascensor sin poder
contenerme. Me dolió que me llamase error. Puedo entender que frente a su mujer
no reconozca lo que ha sucedido, pero error, era exactamente lo que no debía
decir. Cuando estuve por fin en la palada del bus me senté a esperarlo y fui
observado por la gente que se cruzaba en mi camino. Me miraban sintiendo
lástima por mis ojos enrojecidos y mis lágrimas traicioneras.
Respiré profundamente y pensé en lo que
había sucedido. Si Jimin no conseguía calmar a su esposa sería su fin, y el de
TaeHyung, y probablemente el mío y el del resto de la familia. Pensé durante
unos minutos hasta que una voz chillona me hizo pegar un respingo.
—Jungkook. –Era Jimin viniendo a mí y
agarrando de nuevo mi brazo al comprobar que escapaba de él—. Escúchame, amor.
—NO HYUNG. Eres un hipócrita. Siempre
eres…
—Vámonos Kookie –dijo sonriendo
descolocándome completamente. Vi que en la mano que no estaba aferrando mi
brazo sostenía una maleta—. Larguémonos de aquí, para siempre, mi amor.
—Jimin, ¿Qué has hecho? –pregunté
conmovido.
—Ella no va a entenderlo, no va a creerme.
Es mejor así.
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