DESDE EL ORFANATO [PARTE I] (Jimin x JungKook x V) - Capítulo 16
Capítulo 16
JungKook POV:
Esto sucedió tiempo después. No sé como describir
este instante. Intentaré ser lo más realista posible. Fue un día cualquiera,
una tarde en la que nos quedamos en casa sin hacer nada. Yo en realidad me
dormí y desperté por un ruido abajo. Oí alboroto y decidí bajar para saber qué
era. A medida que me acercaba podía oír las voces de mis padres y las de unos
desconocidos. Terminé de andar por el pasillo y me asomé por las escaleras.
—JungKook –gritó mi madre. Junto a ella
estaban otro matrimonio de la edad de mis padres y una noona rubia de pelo corto.
Mirándome—. Hijo, dile a Taehyung que baje.
Y esas fueron las palabras que necesité
para entenderlo todo. Con el corazón en un puño di media vuelta y me dirigí
tambaleando mi espíritu hacia la habitación de mi hermano. Cuando estuve frente
a su puerta llamé con la esperanza de que nadie me contestase pero su voz grave
me invitó a pasar desde el otro lado.
—Hola Kookie, ¿quieres jugar? –me dijo
porque estaba jugando a un videojuego.
—No hyung. –Mi tono le hizo apartar la
vista de la pantalla—. Tienes que bajar. Mamá te llama.
Él se levantó poniendo en pausa su juego y
dirigiéndose a mí serio y preocupado. Yo no era capaz de mirarlo.
—¿Qué ocurre Kook, amor? ¿Qué pasa?
Mírame. –me besó cálido en los labios. Y luego en las mejillas. Besó mi nariz y
más tarde mis ojos que comenzaron a humedecerse.
—Mamá te llama. –repetí guardándome los
malos pensamientos para mí y no ser más que un simple mensajero.
Caminé tras el por el pasillo y sus pasos
decididos me daban miedo. La fuerza con la que caminaba me mataba. Parecía
convencido al suicidio, cuando, al igual que yo hice, se asomó por las
escaleras y vio a aquella chica que se puso en pie nada más verle. Mi hermano
quedó estático ante aquello. Su rostro sin emoción no hacía nada más que
aclararme lo que yo ya sospechaba. Bajamos temerosos las escaleras y una vez
abajo nos presentaron a la chica.
—Hijos, —dijo nuestro padre—, esta es
Sakura Murakabi. Es músico y bailarina. Tae –dijo ahora dirigiéndose a mi
hermano—, ve con ella, seguro que tenéis muchas cosas de las que habar.
Mi padre los apartó de mí. Alejó a mi
hermano de mi lado no sin antes este mirarme y arrepintiéndose mil y una vez de
haber bajado. Yo me quedé a solas en la cocina con mi madre y ella intentaba
mantener una conversación conmigo pero yo me disculpé y me subí a mi cuarto.
Cuando entré candé detrás de mí, y después en el baño. Me tiré al suelo y me
senté apoyando la espalda contra la pared hundiendo mi cabeza entre las
rodillas. Lloré desesperado como un niño pequeño. Apenas he recuperado un
hermano que creí perdido y ahora estoy dejando escapar al otro.
Las malditas preguntas abusaban de mi
mente. ¿Debería impedir algo? ¿Debería hablar con Jimin? ¿Qué debería hacer?
Opté por lo más fácil que era llorar hasta que mis lágrimas decidiesen por
ellas solas no salir.
…
Una vez me calmé, bajé de nuevo
encontrándome a TaeHyung, a Sakura y sus
respectivos padres sentados a la mesa hablando. Yo desvié la mirada de la chica
que me observó controlando mis pasos. Entré en la cocina y me serví un vaso de
agua que terminé en menos de tres segundos. Y cuando comprobé que no saciaba mi
ansiedad por fumar, saqué una lata de bebida energética y tragué todo lo que
pude en un instante. El sabor dulce y la sensación burbujeante me hicieron
sentir un poco mejor.
Pero cuando desvié mí mirada fuera de la
cocina, mi lata cayó al suelo ensuciando todo el suelo a mí alrededor.
—¿CÓMO? –Taehyung se levantó de sus
asiento tirando este hacia atrás derribándolo. Mi corazón dio un vuelco—. Debes
estar senil, viejo de mierda.
Mi padre se levantó imponiendo su postura
pero Taehyung sujetó el cuello de su camisa y volvió a sentarlo de de un
empuje. La chica frente a él estaba realmente asustada y mi padre sintiéndose
impotente ante aquella escena.
—Suéltame. –exigió mi padre con la voz más
amable que pudo darle en ese momento.
—Puede que hayas conseguido embaucar a
Jimin, pero yo no caigo en tus juegos. Yo no soy tú, ni soy Jimin. Como vuelvas
a interponerte entre mi futuro y yo pienso golpearte hasta la muerte. –sus
puños ahogaban a mi padre y yo no me había sentido nunca tan vivo. A pesar de
ser otras manos las que estrangulaban al hombre causante de todos nuestros
pesares.
—Hijo de puta, no sabes lo que dices.
Desagradecido. –gritó algo que en realidad fue un susurro ya que no podía
apenas articular palabra.
—Y si piensas que cuando estos se vayan
–dijo señalando a la familia presente—, vas a subir a mi cuarto para darme una
paliza, no saldrás vivo de allí. Así que estaré esperándote.
Y tras aquello, tiró de su cuello hacia
atrás para dejarlo definitivamente anclado a la silla y se subió a su
habitación con pasos firmes y duros. Yo no pude evitar subir tras él y cuando
llegué a la puerta la abrí y lo vi arremetiendo contra las paredes con sus
propios puños. Hubieran acabado sangrando desgarrados si no lo hubiera
detenido.
—Hyung, hyung, mírame. –una vez posó su
vista en mí pude continuar—. Me siento muy orgulloso de ti. Has hecho lo
correcto. –Me besó rápidamente en los labios—. Esta noche dormiré aquí contigo,
no pienso dejarte solo.
…
—Hyung~ —Susurré una vez estuvimos en la
cama intentando dormir.
—Mmm –murmuró.
La calle estaba completamente en silencio
y la casa igual. Mi padre había dejado de gritar en la planta y se había
cansado de golpear a nuestra madre para desahogarse. Yo tuve miedo cuando oí
gemir de dolor a nuestra madre pero me negué a salir esto era culpa de ambos.
—Te quiero.
—Lo sé Kookie, yo a ti también. Duérmete.
—No tengo sueño. –Él abrió sus ojos para
mirarme.
—¿Por qué?
—Pienso que si me duermo va a entrar
nuestro padre y va a matarnos –dije haciendo uso de la hipérbole para agravar
nuestra situación de una manera jocosa.
—Yo te protegeré.
—No me lo creo hyung, duermes como un
tronco. –el suspiró extasiado.
—Idiota.
—Te amo mucho. –besé sus labios y me
acurruqué en su pecho escuchando como los latidos de su corazón se ralentizaban
con el paso de los segundos. Hoy mi hermano se había rebelado contra nuestro
padre, contra el causante de las pesadillas que nos destruían por las noches.
De los remordimientos que nos perturbaban el pensamiento. Se rebeló contra las
normas que nos había puesto la sociedad en la que vivíamos porque siempre fue
un alma libre. Siempre soñó con algo más, siempre puso sus esperanzas en lo que
él creyó justo para sí mismo. Siempre fue optimista y soñador. Siempre fue
débil pero ahora sus debilidades, le hicieron fuerte.
—Yo te amo más Kookie.
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