DESDE EL ORFANATO [PARTE I] (Jimin x JungKook x V) - Capítulo 15
Capítulo 15
JungKook POV:
Durante las fiestas de navidad apenas nos vimos
porque pasó el mayor tiempo libre que tenía con la familia de su esposa de
nuevo. El cumpleaños de Tae lo pasamos en soledad. Él insistió en que no quería
que celebrásemos nada y no pensé que estuviese triste por algo. En realidad me
sentí muy orgulloso de él cuando vi el anillo que le regaló Jimin en su dedo, y
el del propio Jimin en el cuello colgado de una cadena. Este no solía ponérselo
así pero del vez en cuando le gustaba tenerlo presente ya que su hermano no lo
estaba.
—Hyung. –Era viernes—, ¿Compramos alcohol
y vamos a casa de Jimin? –él me miró sonriendo y sin contestarme se levantó del
sofá para ir a vestirse. Entré en su cuarto cuando estaba abrochándose la
camisa y le abracé por detrás sorprendiéndolo—. Te amo. –susurré en su cuello.
—Kookie… —me miró en el reflejo de su
espejo—, Y yo a ti también. Hacía mucho que no era feliz así.
—Yo tampoco. Os he echado de menos a los
dos.
…
Bajamos del coche en la puerta del
supermercado al lado de la casa de Jimin. Era aun pronto para que su esposa se
hubiera ido por lo que aprovechamos para comprar algo de cena y bebidas. Yo
insistí en vodka pero me convenció la calidad precio del soju y no me quedó otro remedio. Cogimos un pack
de seis junto con tres pizas congeladas para cenar y mientras lo estábamos
pagando, SungJin apareció por enfrente del supermercado caminando por la acera.
Golpeé con el codo a mi hermano y ambos la vimos desaparecer por la fachada.
Vía libre.
Salimos corriendo una vez que teníamos la
comida y la bebida y alcanzamos el portal en unos segundos. Subimos y llegamos
a la puerta de Jimin, el cual se sorprendió mucho cuando nos vio allí. Pasamos
y comenzamos a gritar como locos, como hombres fuertes. Como niños, como lo que
éramos.
—¿No es un poco pronto para beber?
—Podemos dejarlo para más tarde hyung, no
te preocupes.
—Hemos pensado en que podíamos ver alguna
película mientras cenamos, sobre las siete, y luego beber.
—Me parece genial, creo que… —el sonido de
las llaves abriendo la puerta interrumpió sus palabras y probablemente los
latidos de mi corazón. Nos miramos entre nosotros y Jimin, muy rápidamente nos
dijo—: Fuera. Fuera…
Mi hermano Tae y yo salimos corriendo con
la bolsa de la comida y la caja de Soju a la habitación de Jimin. Lo cual nos
dimos cuenta enseguida de que fue in error pero no tuvimos una idea espontanea
mejor. Una vez allí, nos metimos debajo de la cama y contuvimos la respiración
y si hubiésemos podido, también nuestro pulso porque creímos incluso oírlo.
—Cariño, me he dejado el móvil aquí, ¿lo
has visto? –La voz de SungJin retumbaba en nuestros oídos. Y sus tacones
acercándose aquí más.
—No. –Dijo firme Jimin— ¿Dónde lo dejaste?
Llegarás tarde.
—No lo recuerdo oppa. –Yo tuve que
aguantarme la risa por aquel apelativo de esa zorra a mi hermano y sujetar a Tae para impedir que saliera. Puse mi dedo
sobre los labios para indicarle que se mantuviera en silencio pero no me hizo
falta porque el hecho de que SungJin entrase en el cuarto, seguida de Jimin,
nos paralizó el cuerpo.
—Mira en tu mesilla. –vimos como sus
tacones rodeaban toda la cama, y por consiguiente nuestros cuerpos. Rogué a
dios que no se le ocurriese mirar debajo de la cama porque estaríamos perdidos.
—Oppa, llámame al móvil.
Los pies descalzos de mi hyung estaban
frente a mí, nerviosos, inquietos.
—Estoy llamando. –y de repente, una luz
cegadora aparece a mi derecha con una música pop estridente que me da un vuelco
al corazón. El primer impulso que siento es el de coger el móvil y deslizarlo
por el parqué hasta que choca con los pies de Jimin el cual de inmediato se
agacha a cogerlo y alegar que estaba a los pies de la cama en el lado de que
ella duerme.
Yo me limité a cerrar los ojos y que todo
pasara rápido.
No estuve completamente tranquilo hasta
que no oí el ruido de la puerta al cerrarse. Una vez esto sucedió dejé
desplomar mi cuerpo en el suelo liberado de la presión. Taehyung comenzó a reír
histérico a mi lado mientras yo asimilaba todo lo que había sucedido en la más
tranquila de las meditaciones.
Salimos de la cama junto con la comida
cuando Jimin entraba en el cuarto.
—¿Estáis bien? Por qué poco eh… —Lo miré
con el mayor de los rencores reflejado en mi cara.
—¡OPPA! –Tae se lanzó a los brazos de
Jimin gritando—, Que susto me he llevado, oppa. Mira, toca mi corazón oppa.
Creí que me moría del susto oppa.
Yo me reí por la estupidez de mi hyung
mientras que Jimin descomponía su cara en el asco a esa palabra.
—Deja de hacer eso Taehyung. –intentó
quitárselo de encima pero lo tenía aferrado con sus brazos.
—Oppa… ¿no me quieres?
—Como vuelvas a llamare oppa, te quedas
sin sexo un mes. –de inmediato Tae soltó su cuerpo poniéndose firme frente a él
como señal de sumisión. No podemos vivir sin sexo.
Está claro que cada uno tenemos nuestra
propia forma de asimilar un trauma tal como el que acabábamos de sufrir. Tae se
había vuelto loco y protector con su hyung, Jimin estaba haciéndose el machito
y yo simplemente me limité a calmar mis piernas temblorosas.
/////
Una
hora más tarde estábamos viendo una película los tres arropados en el sofá
mientras comíamos las pizas.
—Podéis coger ropa de mi armario, no
quiero que estéis incómodos con la ropa de calle.
—Hyung, estoy bien, no te preocupes.
—Yo voy a salir un rato a la terraza.
–Taehyung no dijo nada porque ya estaba acostumbrado a verme hacer esto, pero
Jimin no pudo contenerse.
—¿Para qué? —Mientras me levantaba saqué
el paquete de cigarrillos que guardaba en mi bolsillo y él se limitó a quedar
boquiabierto—. ¿Cuánto hace que fumas? ¿Tú lo sabías? –le preguntó a Tae.
—Si lo sabía. Pero no soy nadie para
decirle lo que tiene que hacer o no.
—Desde los quince años hyung.
—¿Cómo? –Cuando me vio salir a la terraza
me detuvo por el brazo—. Alto ahí. Vuelve al sofá, anda. Yo te traigo un
cenicero. ¿Cómo se te ocurre salir con el frío que hace? –mi hyung no paraba de
sorprenderme.
Una vez regresó con el cuenco pequeño de
cerámica me dijo:
—Solo con la condición de que compartas.
–asentí energéticamente y di un cigarrillo a cada uno de mis hermanos. Jamás había visto a Jimin fumar y tengo que
reconocer que es de las cosas más sexis que he visto nunca—. ¿Qué miras? –dijo
sorprendiéndome.
—Estaba pensando.
—¿En qué? –no contenté. Dirigí su barbilla
hacia mí y besé sus labios carnosos tan dulcemente que esperé estremecerlo.
Lamí su jugosa carne y la mordí sin poder evitarlo. Tiene una boca tan preciosa
que me cuesta mucho resistirme a su cálido aliento. Y una vez me cansé de
aquello, eché el humo que guardaba en mis pulmones en su cara cegándolo
momentáneamente—. No me provoques. –Susurró—, porque esta vez no vas a poder ni
levantarte de la cama. —Sonreí acabándome el cigarrillo y apoyando mi cabeza en
su hombro reconfortante.
A él aun le quedaba medio cigarro y puso
el filtro en mis labios para que el ayudase a terminarlo. Di una calada y
después otra hasta que lo acabamos. Y con eso. Las pizas y la peli terminaron a
la par.
Eran las ocho y media y aun nos quedaba
mucha tarde por delante. Me senté en el suelo con las cajas de soju y tres vasos de chupitos. Mis hermanos se
levantaron del sofá para sentarse frente a mí y vi que Tae estaba tan solo con
una camisa semi—abierta y su ropa interior.
—¿Qué cojones? –Ambos me miraron riéndose—,
No me he dado cuenta, cabrones.
Se sentaron y Taehyung se sentó como una
geisha cubriendo su intimidad con la camisa y comenzó a jugar con el pequeño
baso. Se veía tan inocente y tierno que tuve miedo de recriminarle nada de lo
que hubiera hecho con Jimin.
—¿Jugamos a algo?
—Estaba pensando en algún juego pero no se
me ocurre nada.
—Nos conocemos demasiado bien como para
jugar al yo nunca. Y no somos críos para jugar a la botella.
—No importa. Ya se nos ocurrirá algo. No
perdamos el tiempo y abre una botella. –dijo Taehyung y yo no tuve valor para
recriminarlo.
Saqué una de la caja y la abrí dejando la
tapa perdida por ahí. Nos serví a todos y una vez estuvimos servidos, brindé
por nosotros. La bebida rasgó mi garganta y me vi obligado a toser en el primer
trago. Pero a medida que la botella se vaciaba, era mejor que el agua.
Comenzamos a reírnos de cualquier cosa sin
gracia y de nuevo repartí cigarrillos. El ambiente comenzaba a estar cargado y
yo no me encontraba demasiado cristiano así que me quité el jersey quedándome
con los vaqueros ajustados y obligué a Jimin a que hiciera lo mismo pero sin
palabras. Él imitó mi gesto al ver mis mejillas coloreadas.
—Tae, se me ha ocurrido un juego. –Dije
frotando mi propia polla sobre mis pantalones—. Tú me la chupas y Jimin mira.
Eh… ahh… —gemí de mi propio tacto.
Taehyung no estaba disgustado con la idea,
gateó hasta mí y yo me tumbé en el suelo de madera mirando la luz del techo.
Quitó el cinturón que lo arrojó a cualquier lado y luego desabrochó los
pantalones con hambre. Más era la que yo tenía.
No se anduvo tonterías, lamió mi glande y
poco a poco metía su polla en la boca saboreándola.
—Mmmm. Hyung, así. Nhhgg. Sigue así. –sujeté sus cabellos con mis manos pero ambas
se vieron atrapadas por las de Jimin que las alzó por encima de mi cabeza y las
amarró con el cinturón que yo antes portaba—. ¿Qué haces Jimin?
—No llegará el día en el que tú me des
órdenes, amor. –y diciendo esto, atacó mi cuello. Mordió mi carne hasta que sus
encías se cansaron. Y entonces devoró otra zona de mi cuerpo. Sus dedos
regordetes jugaron con mis pezones y su lengua lamía mi piel.
Sentí mi cuerpo temblar en descargas
eléctricas incontrolables y mis gemidos aumentaron brutalmente, cuando sentí
alcanzar mi pico me desplomé en el suelo corriéndome en la boca de mi hyung. Me
tomé mi tiempo para recobrar el aliento y volver a incorporarme pero las manos
de Jimin aun sostenían mis muñecas con el cinturón.
—Suéltame hyung. –Le pedí pero él no tenía
ninguna intención de hacerlo.
—No Kookie. Tienes que aprender a ser
obediente.
—No hyung –dijo Tae quitándomelo de encima
y tumbándolo en el suelo. Pude deshacerme de la correa en mis manos—. Hoy
mandamos nosotros.
Y diciendo esto, vertió el soju sobre su
abdomen provocándole unas convulsiones involuntarias.
—Kookie… Ven, vamos a lamer aquí. –yo
gateé hasta allí como un gatito sediento y bebí todo el líquido que estaba
sobre su piel, dejando de lado el que había caído o el que ya estaba bebiendo
mi hermano. Cuando no hubo más sujo me dirigí a la costura de sus pantalones
pero Taehyung me detuvo. Ambos nos erguimos dejando a Jimin allí en el suelo
tumbado y duro como una piedra.
—Hyung, —dijo Tae—, tócate.
—Hacerlo vosotros por mí. Tenéis una boca
maravillosa…
—No Jimin. Así aprenderás a no dar
órdenes.
Lo vi tan tierno que mis propias palabras
me asustaron. Era se veía tan lindo metiendo sus manos dentro de los pantalones
y masturbándose allí donde no podíamos verle…
Lloraba gemidos escondidos. Dirigí mis
manos al botón del pantalón y lo abrí dándole libertad y bajé estos junto a su
ropa interior haciendo que su polla saltase frente a mí. La masturbaba muy
rápido y esto me estaba haciendo sentir emocionado de nuevo. Me tumbé sobre él
y rocé nuestras pollas tan rápido como me permitía mi cuerpo.
Él se aferró a mi cuerpo y produjo
fricción mientas Tae estaba a nuestro lado masturbándose también. Oír a Jimin a
mi lado gimiendo me provocó mi segundo orgasmo. El cual manchó el cuerpo de
Jimin haciendo que viniese tras de mí. Él tercero fue Taehyung disfrutando de
la escena que tenía delante.
Una vez recobré sensibilidad en el cuerpo,
me levante y ayudé a Jimin hyung a ponerse en pie junto a mí. Besé sus labios
violando su boca con mi lengua y fue una forma de pedirle perdón por ser
severo.
—Te quiero –susurré en sus labios.
—Yo a ti también –Dijo Jimin y su eco Tae
apareciendo por su hombro besándome.
Ellos son toda mi vida.
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