BAJO UN VESTIDO (YoonMin) - Capítulo 25

 CAPÍTULO 25


Jimin POV:

 

Dos noches en vela. Dos noches pasando mi lengua por las heridas en mis labios producidas por las manos de mis padres al golpearme. Suspirando en silencio mientras el silencio se estancaba en casa tras horas de horribles gritos de mi padre dirigidas a su esposa. Unos gritos que deberían ser para mí pero que encerrarme en mi cuarto me han permitido un factible aislamiento. Estamos en el segundo día en uno de esos extraños momentos en que mi padre no está en casa y hay un silencio doloroso. Una incomodidad que se puede percibir en el aire. Un calor, un frío a la par que dañan. Puedo, a pesar de todo, seguir oyendo el pensamiento de mi padre y la decepción que le ha causado saber del engaño que se estaba produciendo y no solo no saberlo, sino haberme aprovechado de mi condición para mejorar la del servicio. Más le duele aun haberle humillado delante de de otra familia y más aún, delante de la de mi prometida. El bochorno que le ha causado mi comportamiento le durará siempre. Lástima que no sabe hasta qué punto he estado sometido al poder de un empleado que me he colado bajo sus faldas. De saberlo, no me dejaría regresar nunca a casa.

Pero, algo se ilumina en mis ojos. ¿Quién quiere regresar a esta casa? Nada ha cambiado a pesar de todo. Mi matrimonio sigue adelante y al parecer, mucho más obligado que antes. Siento como todo mi mundo de estabilidad y compromisos se tambalea pero nada me asegura que vaya a derrumbarse. Salto de la cama con nerviosismo mientras me dirijo al armario para sacar de él una maleta una de las dos que tengo. Solo necesito una porque mis prioridades materiales se han visto relegadas por unas más sentimentales. A pesar de eso lo primero que hago es meter todos los relojes a mi disposición y después todos los aparatos electrónicos. Todo lo de valor que me pueda garantizar un dinero. Garantizarnos.

Una voz me interrumpe tras la puerta de mi cuarto.

—¿Jimin? –La esposa de mi padre habla a través de la madera pero ignoro su petición por atención y continuo esta vez con algo de ropa, también cara y codiciada—. Jimin, voy a pasar. Dice esta vez más preocupada pero yo no la miro mientras entra sigilosa con un sobre grande en las manos semiescondido tras su espalda. Tras comprobar que no le presto la mínima atención, prefiere no seguir actuando—. Estaba preocupada, no has salido en horas. –No parece sorprendida por lo que hago y casi prefiere ignorarlo pero no puede pasar por alto el cajón de los relojes completamente vacío—. ¿Te llevas también los relojes? Vaya, sí que deben ser importantes. ¿Por qué haces eso?

—Puedo venderlos. Podré pagarme el resto de mi vida con ellos. –Digo casi como una hipérbole y doy por hecho que sabe que me estoy yendo de casa, lo sorprendente es que no vaya a impedírmelo. Es más, se hace la loca y juega conmigo lo suficiente como para incomodarme.

—¿Te vas a vivir con Yoongi? Tengo entendido que su casa no es muy glamurosa. No estarás muy a gusto…

—Déjame en paz.

—¿Tanta confianza tenéis para vivir en una cochambre así?

—He dicho que te largues. –Ella se cansa por momentos de seguir con su patético teatro y acaba sosteniendo mi brazo empeñado en amontonar ropa sobre la pila de objetos en la maleta y me hace mirarla con tranquilidad. Cedo a su perturbadora insistencia.

—¿Cómo no nos has dicho que te gustaban los hombres? –Rápido la miro angustiado. En sus ojos puedo ver que tan solo ella lo ha intuido—. Tal vez… habríamos podido…

—¡Él no lo aceptaría! –Ella asiente, triste, corroborando mis palabras.

—Siento mucho haberte hecho la vida tan difícil, Jimin. Hablo en nombre de los dos…

—¿Cómo lo has sabido? –La interrogo.

—¿Crees que una mujer puede obviar detalles evidentes? Tu padre está ciego pero yo no. No sé cómo se creyó que había colado que era una mujer. —Niega con el rostro sonriente. Yo dejo caer las cosas dentro de la maleta y la miro con curiosidad, olvidando todo posible enfado contra ella. Con una radiante sonrisa se cruza de brazos aun con ese sobre en las manos—. ¿Amigos? ¿Solo amigos, Jimin? No me digas eso que no me lo creo.

—Pero…

—En todo este tiempo, desde que tienes doce años te conozco y jamás te has enfrentado a tu padre. ¿Un amigo te haría cambiar de opinión? –Quiere acariciar mi cabeza pero me retiro, desconfiado—. Sabes que nunca quise ser una madre, solo una amiga, nuestra edad solo dista doce años. –Me encojo de hombros—. Y yo tengo muy reciente eso de las pasiones del amor y la adolescencia. –Ahora si me entrega el sobre—. Mi pequeño Park Jimin no va a ir a vivir a ninguna cochambre en el centro de una ciudad condensada en contaminación.

Con el ceño fruncido y un largo suspiro resignado abro el sobre lejos de mi voluntad y dentro encuentro las escrituras de un pequeño chalet a las afueras en el sur de Seúl. El chalet de mi padre para sus salidas en verano, ahora a mi nombre.

—¿Qué es esto?

—He cambiado los nombres. Ahora es para ti, te la regalo.

—Es de mi padre. –Ella se encoge de hombros.

—Nos hemos casado en gananciales. Todo lo suyo es mío y todo lo mío, suyo. Si realmente quieres estar con ese chico ahora podéis. Habla con tus profesores de universidad y pídeles que te dejen hacer los exámenes desde casa por internet y proporciónale a Yoongi una buena vida. Pídele perdón, de mi parte, y de la de tu padre. Nos ha servido bien y ha sido un profesional. –Al fondo de la carpeta encuentro un pequeño sobre con suficiente dinero como para subsistir un par de años.

—¿Esto es una broma? –Cuestiono completamente en serio, confuso por tanta caridad repentina pero ella se sienta en mi cama y me hace sentar a su lado mientras coge mis manos en las suyas.

—Sabes que no puedo tener hijos, Jimin. Dios no me ha dotado de esa cualidad y tú eres mi pequeño bebé. Sabemos que tu padre no piensa igual, pero sé que puedes alcanzar la felicidad con las decisiones que tu creas oportunas tomar. Hagas lo que hagas, hazte feliz a ti. No pienses en nosotros, ni en nadie más.

—Me preocupa lo que mi padre pueda pensar de mí, o poder decepcionarle.

—Es un sentimiento normal, Jimin…

—Pero cuando agrede a Yoongi, deja de importarme. Ante todo él… —Ella palmea mi hombro, animada.

—Vamos, pequeño. Ve con él, te ayudaré a hacer las maletas.

 

 

YoonGi POV:

 

La casa está en completo silencio a excepción de mi llanto y mis gemidos lastimeros mientras siento por mis mejillas rodar alguna que otra lágrima por la imposibilidad de verme satisfecho con mi situación. No he cobrado aun el dinero, me piden el dinero del alquiler en una semana y veo muy difícil encontrar una alternativa tan rápido. Rebusco entre los cajones algún resquicio de algo que dejase de comer la última vez que arramplé con todo pero nada me satisface.

Me incorporo, limpiando con el dorso de mi mano las lágrimas que por horas han caído. Con mis labios hinchados y enrojecidos camino de un lado a otro con tan solo una camiseta de manga corta que deja entrever mis piernas. Cierro con fuerza los ojos de nuevo y desemboco una vez más en el llanto producido por el recuerdo, la conciencia, el remordimiento. Siento que todo ha sido culpa mía por arriesgarme, por descubrirme, por enamorarme.

Alguien llama la puerta con insistencia y temiendo que sea el padre de Jimin me paro en seco, temiendo una posible venganza por su parte al saber de mis relacione esporádicas con su hijo, de haberle dado de nuevo importancia al hecho de que le he mentido cada día. De que tal vez no hubiese acabado conmigo el otro día y quiera tenerme a solas para golpearme. Una voz aparece tras la puerta y mi corazón da un vuelco cuando la reconozco.

—¿Yoongi? Yoongi, soy Jimin. ¿Estás en casa? –Me abalanzo hacia la puerta pero olvido limpiar mis ojos, o al menos disimular falsamente el llanto, pero él apenas lo nota mirándome nervioso, descuidado, completamente enloquecido. No me pasa desapercibido la sangre en sus labios ni tampoco su sien golpeada y magullada.

—Jiminie…

—¡Hyung! –Su sonrisa es el mejor abrazo que puedo recibir y la felicidad en sus ojos, la mejor sensación que me inyecto en vena. Le miro y no le quito los ojos de encima hasta que no llega su mano a mis ojos y me limpia las lágrimas que de ellos caen. Entonces sí que dejo de mirarle, avergonzado por mi condición.

—¿Qué haces aquí? –Le hablo en susurros, como si alguien verdaderamente pudiera escucharnos—. ¿Sabe tu padre que has venido…

—No. No lo sabe. –Se encoge de hombros, despreocupado—. He venido a verte. ¿No quieres? ¿Prefieres que me vaya? –Hace el amago de marcharse pero yo agarro de su camiseta y tiro de ella dentro de casa casi desesperado por que se quede conmigo un poco más. Verle ha sido más que suficiente pero no puedo ahora dejarle ir tan fácilmente. Tal vez sea el cansancio de estos últimos días, la necesidad de mi cuerpo por sentir su contacto o incluso una alucinación por mi mala alimentación, pero algo me dice que debo besarle y me acerco a él ya con los ojos cerrados y los labios en un pico esperando que los suyos se lancen a mí pero él retrocede un paso asustado y niega con el rostro, autoritario y condescendiente. Me quedo mirándome, curioso, avergonzado y ofendido.

—¿Ocurre algo?

—No podemos besarnos. –Muerdo mis labios, arrepentido por el gesto.

—¿No? ¿Por qué no?

—Ni siquiera somos novios. –Frunzo el ceño.

—Eso no te había importado antes. –Niega con el rostro en la misma expresión que antes.

—Lo hemos hecho mal. A mí no me educaron para ser tan libertino. –Se encoge de hombros y me siento usado y explotado.

—¿Has venido para decirme esto? –Suspira. Me mira y coge con dos dedos la camisa sobre mi cuerpo.

—Cámbiate, nos vamos. –Mira a todas partes rememorando cada rincón de mi casa.

—¿A dónde? No quiero salir. No tengo ánimo.

—Vamos, ve, ponte la mejor ropa que tengas. –Le miro indignado. Su traje negro y su corbata roja me miran altivos.

—¿Te estás riendo de mí? –Niega, de repente consciente de la realidad. Niega con el rostro.

—Con cualquier cosa estás bien, ponte lo que quieras. –Sonrío, esta vez más confiado de mi mismo y camino de espaldas a él mientras me dirijo tras el biombo, nervioso por su presencia, curioso por su confusa sonrisa.

 

 

 

 

 

 


 Capítulo 24           Capítulo 26                                              

 Índice de capítulos                                                 

Comentarios

Entradas populares