AMNESIA [PARTE III] (Jimin x JungKook x YoonGi) - Capítulo 6

Capítulo 6

 

JungKook POV:

 

El silencio ha comenzado a convertirse en una extraña rutina. Las tardes de verano que me paso en casa de YoonGi son mucho más monótonas de lo que habría supuesto pero hoy es la diferencia porque nada más llegar me he encontrado los papeles del divorcio extendidos sobre la mesa y para mi sorpresa, firmados. Le he dado la enhorabuena por el paso y le he dicho que es lo mejor pero como si fueran palabras vacías ha asentido y ha sonreído triste conduciéndose al piano para comenzar a tocar cualquier pieza clásica que llene el silencio en la casa. El calor comienza a notarse y con su permiso me tomo la libertad de quitarme la sudadera quedándome en una camiseta de tirantes y en pantalones cortos vaqueros mientras me meto en la cocina para sacar una lata de Coca–Cola que sacie la sed y apacigüe el calor. Durante al menos media hora se ha mantenido ahí sentado, en silencio, haciendo como si yo no estuviera lo cual me ha hecho irritar y he acabado hablando.

–Un día de estos tenemos que ir a la piscina. –Murmura una afirmación–. Ahora que hace calor se agradece.

–Me encantaría.

–Oh, podemos ir también al parque de atracciones. Hace mucho que no voy.

–Estaría bien. Pero tendrá que ser dentro de algunos días, cuando todo lo del divorcio se haya solucionado.

–¿Sabes si al final va a venir Jimin a recogerlo?

–Le envié un mensaje que no sé si ha leído.

–¿Qué le decías?

–Que estaba de acuerdo con el divorcio de mutuo acuerdo y que lo había firmado, pero que tendría que ser él quien viniese a recogerlo.

–¿No ha contestado?

–No. –Se encoge de hombros queriendo parecer desinteresado pero a mí no me engaña. No se lo saca de la cabeza y cuando estoy a punto de levantarme para sentarme a su lado en el taburete del piano el timbre suena poniéndonos a ambos los pelos de punta como si nos hubiesen pillado en una situación comprometida. Yoongi es el primero en levantarse y yo dejo la lata de refresco en la mesa para mirar al rostro de YoonGi que me mira asustado–. Jimin. –Susurra y yo cojo mis cosas presentes en mi cuarto. Sudadera, cartera, teléfono y tabaco. Yoongi me señala el cuarto de baño y yo me meto dentro desde la puerta que está en el salón y me quedo ahí para ser testigo ciego de lo que sucede en el exterior.

La puerta al exterior se abre y escucho un suspiro que no reconozco, el de YoonGi con voz derrotada.

–Hola. –Habla él con tranquilidad y un Jimin serio le responde con fuerza.

–Hola, Yoongi. ¿Vengo en mal momento?

–No, no, pasa. –Los pasos se adentran en la casa y revolotean de un lado a otro por el salón hasta que YoonGi vuelve a hablar–. ¿Quieres tomar algo?

–No gracias. Olvida la formalidad YoonGi, ya sabes para qué he venido.

–Sí, sí, lo siento. –YoonGi camina alrededor y oigo acercarse a la estantería para coger el sobre con los papeles del divorcio–. Aquí están.

–¿Y este interés porque venga a recogerlos yo?

–Solo quería pedirte perdón, una vez más. Por todo el daño que te he causado. La última vez que nos vimos no pude explicarme lo suficiente.

–Has tenido más de un año para explicarte. –Le espeta Jimin con rudeza y de nuevo ese suspiro derrotado de Yoongi–. Si lo que quieres es darme explicaciones de lo sucedido no es necesario, no me hacen falta los detalles de cómo te revolcabas con ese niñato en mi cama. –Mi mano aprieta la sudadera entre mis dedos–. Ni cómo lo conociste ni dónde. Ni como fue vuestra primera vez ni si es mejor que yo en la cama. No quiero que me cuentes todas las mentiras, las he calculado yo ya una a una, YoonGi.

–Yo… lo siento… solo quería… aww… –Oigo un peso sobre el sofá y unos gimoteos.

–Oh, vamos YoonGi, ya estamos mayores para llorar eh… –Le dice Jimin rudo pero tras un suspiro compasivo oigo como otro peso se sienta en el sofá y ahora la voz de Jimin se vuelve más dulce y amable–. Venga, hyung, no llores. ¿Hum? Lo que ha pasado ha pasado, punto. Ya está hecho y no hay vuelta atrás.

–Pero, Jiminie… nunca podré perdonarme todo lo que te he hecho.

–Ya, no pienses más en eso. Ahora hay que pensar en nosotros mismos. Después del divorcio tenemos la oportunidad de comenzar una vida nueva.

–Pero… Jiminie… ¿Y si no quiero? Yo… yo quiero estar contigo… pero… aww…

–Hyung, venga. Yo sé que me quieres, nos queremos mutuamente… –Yoongi le interrumpe.

–¿Aún me quieres? –Su voz parece esperanzada y yo me siento en el retrete mientras dejo mis cosas en el suelo para apoyar mi barbilla en una de mis manos.

–¿Cómo no voy a quererte? Has sido la persona más importante para mí por mucho tiempo. El último día que nos vimos te dije cosas muy feas, perdóname.

–No, no. Lo siento yo. Tenías razón. Soy un estúpido y un idiota. No he sabido apreciarte.

–Oh, hyung. Ven aquí. –De repente un silencio se estanca en la sala y eso me hace dar un salto en el retrete y miro por la rendija de la puerta entreabierta para descubrir cómo Jimin ha pasado su brazo por los hombros de YoonGi y le consuela escondiendo su rostro en la línea de su cuello. Yoongi llora ahí mientras que Jimin le arrulla como a un niño perdido y desconsolado. Yo me siento desconcertado, abrumado por la repentina amabilidad para con YoonGi nada más verle desfallecer en el llanto. Yoongi es muy buen actor, Jimin es demasiado idiota. Tal vez sea al contrario. Tal vez ambos sigan sintiendo algo por el otro. Niego con el rostro mientras me apoyo con la mano en el umbral de la puerta sujetando mi peso mientras sigo observando y me sorprende un YoonGi tembloroso pasando su mano por sus ojos limpiando las lágrimas.

–No quería terminar esto así, Jimin. Enfadados.

–Yo tampoco, la verdad. Pero ante todo esto tiene que terminar, hyung. Ya lo sabes…

–Jimin… te he querido tanto… sé que no me crees a estas alturas pero es la verdad. Estaba enamorado de ti hasta las trancas, pero siempre he sentido que eras demasiado para mí. Siempre he pensado que estarías mejor con alguien… no sé.

–No hagas esto más difícil hyung…

–Yo… Jiminie… –Veo como cae el rostro de YoonGi y Jimin hace un puchero observando la escena. Con una de sus pequeñas manos se dirige al mentón de YoonGi y lo alza para besar una de sus húmedas mejillas de saladas lágrimas. Después el siguiente beso recae en la comisura de sus labios y el siguiente está condenado a unir sus labios. Una dolorosa y ardiente adrenalina surge de la nada dentro de mi cuerpo y me hace sentir un sudor frío por toda mi columna mientras retrocedo un paso ocultándome más en la oscuridad del baño y aprieto los puños y la mandíbula con violencia.

La esperanza de que hubiera sido un simple beso inocente se desvanece cuando Jimin prolonga el beso y lo intensifica introduciendo su lengua en la boca de YoonGi. Este es el primero en retirarse por la impresión o por la repentina conciencia de que sigo escondido en el baño, pero Jimin, con una sádica y divertida sonrisa vuelve a besar sus labios y caen los dos en el sofá donde el respaldo me impide ver más de la escena con lo que retrocedo del todo y regreso a sentarme sobre el retrete para escuchar de fondo el chasquidos de los besos y algún gemido sordo. Suspiro cansado pero el tiempo es mucho más largo aquí dentro de lo que me habría esperado y más cuando lo único que escucho son murmullos y gemidos que me quitan todo el morbo de escuchar a escondidas una conversación.

De repente, pasados al menos cinco minutos, eternos por otra parte, comienzo a oír de nuevo movimiento y me acerco a la puerta para verlos levantar del sofá pero una vez Jimin se ha erguido y pone los pies en el suelo coge a YoonGi en sus brazos y vuelve a besarle mientras camina con él al cuarto en donde una de las puertas da al baño y yo la entrecierro dejando tan solo una rendija por donde mirar. De cerrarla del todo se oiría y sabría Jimin que estoy aquí. Por otra parte me resulta muy ofensivo que YoonGi, sabiendo que estoy aquí, no detenga lo que está sucediendo.

Al contrario, parece o bien absorto en lo que está ocurriendo o bien se siente morboso de mi escondida presencia y se aprovecha de ello para hacer la situación mucho más excitante. En todo caso caen en la cama y yo me siento en el suelo en completo silencio al lado de la puerta y de cara a ella para ver, hasta que la paciencia me aguante, la escena que se me presenta. Yoongi cae en el colchón y Jimin se sube sobre él sonriendo, riendo como quien rememora un dulce recuerdo. Yoongi solo gime en silencio mientras sus manos poco a poco quitan la ropa del contrario agilizando el proceso. Jimin se sienta en el vientre de YoonGi y se quita la camiseta que traía puesta y se desabrocha los pantalones sacando su longitud que queda fuera de mi vista. Solo veo la espalda de Jimin contraerse mientras Yoongi se sienta frente a él y de seguro que le está haciendo una mamada. No puedo verla pero sí como Jimin mueve ligeramente las caderas para ahogar a un YoonGi aun con lágrimas en las mejillas. Apenas dura unos minutos y sale de él para comenzar a desvestirle entre besos y caricias. Unas caricias que no recuerdo haber sentido tan dolorosas. Sin preparación alguna penetra a Yoongi y yo ya no puedo seguir viendo porque algo en mi estómago parece querer salir entre fluidos de su bilis. Me siento contra la pared y cubro mis ojos y mi rostro con las palmas de mis manos suspirando y rezando porque no me oigan. Muerdo mis labios con fuerza y hago puños con mis manos a medida que los gemidos de Yoongi se van intensificando con fuerza y los de Jimin comienzan a ser audibles. Cubro mis oídos pero es incluso más incómodo porque creo poder oírles dentro de mi cabeza. Creo poder ver incluso si cierro los ojos la perfecta escena que se representa a un metro de distancia.

–¡Yoongi! ¡Hyung! –Grita Jimin mientras Yoongi grita no su nombre sino simplemente una sucesión de alaridos incomprensibles. Ambos se vienen con gemidos y gruñidos animales y yo me destapo los oídos para seguir escuchando unas respiraciones entrecortadas y unas risas animadas, comprensivas, cariñosas. Unos besos sencillos, sellos infantiles, impuros de todas formas.

–Jiminie… –Habla la aún temblorosa voz de Yoongi.

–Hyung, ha estado genial… –suspira Jimin pero le oigo incorporarse en la cama y me asomo para ver cómo se sienta en el borde y recoge sus pantalones del suelo mientras el desconcertado rostro de Yoongi se queda desubicado–. Pero no significa nada… lo siento se me ha ido de las manos. –Reconoce con una voz triste que intenta ser amable pero que no engaña a nadie.

–¿Jimin? –Pregunta Yoongi confuso–. ¿No significa nada? Hacía meses que no… nosotros…

–Lo siento. Lo siento mucho. –Lo mira y Yoongi frunce el ceño–. Te quiero, y lo sabes. Pero lo nuestro no puede continuar por más tiempo. Tú estás enamorado de Jungkook y yo ya no tengo fuerzas para construir una relación nueva. –Yoongi se queda como si nada, con ojos abiertos y cubriéndose con una manta cercana el cuerpo desnudo lleno de moratones. Mis malditos moratones. Jimin se pone de nuevo la ropa y sale al salón para recoger los papeles del divorcio y se despide de Yoongi con un beso en la mejilla y se larga. Yo me levanto inquieto pero no tengo el valor de salir fuera o no al menos aún. Me apoyo en la cerámica del lavabo y miro mi reflejo entre tinieblas suspirando y sintiéndome engañado y denigrado. Me siento avergonzado y violentado. Con ira, por mi parte, por parte de Jimin, por Yoongi también. Me siento mareado y me hecho agua fría al rostro que no hace sino endurecer mis facciones cuando Yoongi aparece por la puerta del cuarto con la ropa interior puesta y mirándome desde el reflejo en el espejo.

–Siento que hayas tenido que escuchar esto… –Susurra como si se sintiera arrepentido de lo que acababa de suceder y yo recojo mis cosas del suelo y salgo por la puerta al salón pero él me sigue, inquieto–. Lo siento de veras…

–Déjame. –Le digo cuando intenta zafar mi brazo y me deshago de él–. No puedo verte ahora mismo, Yoongi. –Vuelve a coger mi brazo pero yo le empujo hacia atrás haciéndole chocar con el sofá. Me mira nervioso y paralizado pero yo me pongo mi sudadera y meto mis cosas en los bolsillos de mis pantalones.

–JungKook. ¡Kook! –Me grita mientras me ve salir por la puerta pero yo ya no controlo mis actos.

 


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