AMNESIA [PARTE III] (Jimin x JungKook x YoonGi) - Capítulo 5

 Capítulo 5

 

JungKook POV:

 

El sol ya está cayendo aunque estos días dura mucho más tiempo el día que la noche. El frío ya no hace acto de presencia y estar desnudos como estamos sobre el colchón no supone un riesgo. De todas formas el calor que irradia nuestro cuerpo nos hace mantener una temperatura agradable mientras nos revolcamos en nuestros propios fluidos. El aire dentro del cuarto se ha estancado y nuestras respiraciones son aceleradas y nuestros gemidos, muy sonoros con lo que el sonido es excitante y el ambiente muy sórdido. Su cuerpo debajo del mío se mueve a ritmo de mis embestidas y con sus manos en mis brazos, apoyados a cada lado de su cabeza, se mantiene seguro y se ayuda para moverse ayudándome con la penetración. Hoy he sentido el terrible arrebato de dejar todo su pecho marcado y su cuello con mordeduras y pequeños chupetones que ahora, al borde del orgasmo y con ojos llorosos y pelo húmedo del sudor, se ve tremendamente atractivo. Él apenas se ha divertido haciéndome lo mismo porque antes de que pudiera dejarme torturar, mis dedos ya estaba dentro de él y se ha dejado someter tan sumisamente que ha sido mi perdición.

Un pequeño pitido, apenas inaudible, interrumpe nuestro coito y aun sin detenerme en mi movimiento de caderas miro mi teléfono móvil en la mesilla a la izquierda y veo como he recibido un mensaje pero sin separarme de YoonGi, y cogiendo su cintura con una mano sigo penetrándole mientras que con mi otra mano cojo el teléfono y leo el mensaje que me pone los pelos de punta. Un mensaje de Jimin.

––A las nueve y media en mi cafetería. No faltes.

Respondo con un simple “ok” mientras dejo el teléfono en cualquier parte y enfrento el celoso rostro de YoonGi que me mira con ojos divertidos pero sarcásticos.

–¿Desde cuándo contestas al móvil mientras estamos haciéndolo?

–Era importante, hyung. Perdóname. –Hago un puchero y besa mis labios mientras continúa moviéndose, animándome a mí a continuar y ambos culminamos pasados un par de minutos para verme caer sobre él y besar sus labios con ternura y cariño. Muerde mis hinchados labios y yo sonrío con ello alejándome de él y cayendo a su lado en el colchón. Cuando normalizamos  nuestras respiraciones al fin le pregunto–: ¿Estás bien? –Asiente.

–¿Por qué siempre me lo preguntas? Como si no estuviera acostumbrado ya a ti. –Niego con el rostro.

–Te lo preguntaré siempre. Quiero que me digas si alguna vez te hago daño o… bueno. Déjalo. –Me levanto y él me para agarrando mi brazo con el rostro confuso.

–¿Pasa algo?

–No, da igual. –Me levanto zafándose de mi brazo y miro la hora. Las nueve menos diez. Suspiro y me conduzco al baño para ducharme pero él sigue hablándome mientras se pone la ropa.

–¿Te quedas a dormir aquí esta noche?

–No puedo, hyung. Lo siento.

–Sabes que no necesitas pijama. –Me guiña un ojo y yo no puedo evitar sonrojarme con ese gesto.

–No puedo, hyung. Perdona. He quedado con unos amigos para salir y volveré tarde. Además, sé que tienes exámenes que corregir aun. Aprovecha el fin de semana.

–Pero aún es viernes. –Hace un puchero y yo niego con el rostro al ver en él una expresión tan infantil. Se deja caer en la cama agobiado y yo me meto en el cuarto de baño para darme una ducha y quitarme el olor a sexo antes de presentarme ante Jimin. Me miro en el reflejo del espejo y me frunzo el ceño mientras me toco un par de moratones en las clavículas que YoonGi me ha hecho. Confío, a pesar de que ya no importa, en que no se me vean a través de la camiseta o de lo contrario tal vez me caigan algunos golpes.

 

 

El sol se está ya metiendo por detrás de los edificios y algunos locales comienzan a cerrar mientras que otros aún bullen con gente en el interior. Apenas cinco minutos después ya estoy frente a la puerta y asegurándome de que este es el local y de que la hora en la que Jimin me hizo venir es la correcta, a pesar de que llego cinco minutos pronto, me adentro con una expresión inocente, preocupada y curiosa. No veo a ningún camarero por ninguna parte y apenas hay tan solo dos mesas ocupadas. El silencio en el local es ensordecedor y las únicas personas que hay están en mesas separadas, uno con un teléfono y el otro con un ordenador cada uno en completo silencio y lo único que escucho son unos murmullos al otro lado de las puertas de la cocina lo que me hace sentir inquieto y acercándome sigilosamente a la barra puedo escuchar mejor la distorsionada conversación.

–Déjame ya en paz, Taehyung. Sé lo que hago, ya soy mayorcito. ¿No te parece?

–Sigue sin parecerme bien. Reunirte con el amante de tu esposo… ¿Dónde se ha visto eso?

–¿Te recuerdo que yo también me he acostado con él?

–No me lo recuerdes, haz el favor.

–Uf… tiene que estar al llegar.

–¿Estás nervioso?

–¿Cómo no estarlo?

–No me jodas Jimin, pareces idiota. Seguro que ha venido a regodearse de que se está tirando a YoonGi cada noche. ¿Hum? Les has dado vía libre para hacerlo en vuestra cama todos los días.

–¿Y qué diablos quieres que haga? ¿Qué me quede allí de observador? –Veo como Taehyung sale por las puertas, aun distraído en la conversación.

–No, pero al menos que tengas un poco más de orgullo… –Se detiene cuando posa los ojos en mí y me reconoce al instante. Se para en seco y después una sonrisilla sarcástica sale de sus labios mientras mira dentro en las cocinas y me señala–. Ya está aquí. Sal a recibirle. –Dice Taehyung con voz infantil pero cuando Jimin aparece y me mira, una sincera sonrisa sale de sus labios y también de los míos, ilusionado con su expresión.

–Hola. –Me saluda con voz amable y acaramelada. Yo me veo obligado a responder de la misma tierna forma y TaeHyung bufa mientras se apoya en la barra con su mano sujetando su barbilla. Jimin sale de detrás y se pone frente a mí. Sin duda la tensión es palpable y densa, ninguno de los dos sabe cómo manejar la situación. Él es el primero en sugerir–. ¿Nos sentamos, mejor? –Asiento y señala una mesa–. ¿Quieres tomar algo? Yo invito. –Asiento de nuevo y pide dos cafés. Uno con leche para mí, y para él un moca–chino. Es TaeHyung quien debe prepararlos y bufa con el gesto, asqueado por el comportamiento de Jimin, asqueado por mi presencia.

Cuando Jimin y yo nos sentamos en una de las mesas que quedan con la cristalera a un lado nos miramos y yo pongo mis manos sobre la madera y él hace lo mismo. Nos retorcemos las manos a nosotros mismos y cuando el silencio comienza a ser incómodo entre suspiros y extrañas miradas, él habla.

–¿Y bien? –Suspiro–. ¿Qué es esto tan importante?

–Yo… bueno ya sabes. Me gustaría aclarar las cosas contigo. Hablar. Tranquilos. Quiero… –TaeHyung me interrumpe dejando los cafés. Él coge el suyo y lo remueve y yo simplemente pego un largo trago al mío queriendo aclarar mi voz y mis ideas.

–¿Te ha mandado YoonGi? –Pregunta entrecerrando los ojos y yo por el rabillo veo como TaeHyung regresa a la barra y se cruza de brazos atento a nuestra conversación.

–¿Vamos a tener público? –Jimin mira a TaeHyung pero se encoge de hombros.

–De todas formas voy a contárselo después. –Suspiro decepcionado.

–No, no me ha enviado YoonGi. Ni siquiera sabe que estoy aquí. No me habría dejado venir de habérselo dicho.

–¿Y eso?

–¿Crees que se fía mucho de mí después de todo? –Jimin sonríe avergonzado pero cómplice.

–¿Entonces solo has venido a aclarar lo que recae en tu conciencia?

–Más o menos. También… quería saber… algunas cosas…

–Bueno, pues empieza. –Me sonríe sincero y yo sonrío avergonzado escondiendo de él mi mirada. Con un par de suspiros comienzo.

–Primero me gustaría pedirte perdón por entrometerme en tu matrimonio desde un principio. Cuando conocí a YoonGi él me dijo que no estaba comprometido, lo prometo. –Le digo sincero–. Quedamos unas cuantas veces y he de reconocer que me ponía excusas tontas o con algunos temas de conversación se sentía violento, por lo que pensé que tal vez hubiera otra persona pero nunca sospeché que pudiera estar casado. –Jimin asiente, animándome a continuar–. Me enteré por un mensaje que le mandaste al teléfono. Fue meses después de habernos acostado ya.  Discutimos pero ya era demasiado tarde. ¿No sé si me explico? Pensé, el daño está hecho, ¿qué importa una vez más? Pero no era una sola, había muchas más y siempre era más difícil dejarlo. Siempre pensaba que tenía que acabar con todo. Él también lo pensaba y una parte de mí quería que nos descubrieras.

–¿Cómo os conocisteis? –Me pregunta curioso.

–¿No has hablado de esto con YoonGi? –Niega con el rostro.

–No me habría dicho la verdad.

–¿Qué te hace pensar que yo te la diré? –Se encoge de hombros.

–Ya solo quiero una historia que satisfaga mi carencia de desconocimiento. –Asiento.

–En una reunión de antiguos alumnos. En su escuela. Hablamos en la cafetería, me gustó  y bueno… quedamos para tomar unas copas y surgió. No hay mucho más.

–Ya veo. ¿Cuánto tiempo ha sido? ¿Cuándo fue?

–En invierno, hace año y medio. –Jimin asiente, no le he dicho nada nuevo.

–Entonces… ¿te gusta? ¿Estáis enamorados? –Suspiro angustiado.

–Yo… Jimin, yo no sé lo que siento. Y él menos. Yo… me gusta, mucho. Si no me gustase tanto en cuanto supe lo vuestro me habría marchado en busca de otro pero él… Dios me encanta estar con él. Ver sus expresiones cuando se enfada, cuando sonríe, cuando parece querer ser firme pero en realidad, solo busca abrazos y achuchones. –Me sale una sonrisa pero la suya desaparece. Carraspeo–. Y luego tú… apareciste y bueno… –Suspiro.

–Vamos, muchacho. Di las cosas claras. –Parece más serio y al mirar en sus ojos puedo ver que mira directo a los moratones en mi cuello. Me cubro mejor con la ropa–. Que te gusta el sexo y punto. Que no discriminas.

–No es eso, Jimin, por favor…

–Has estado acostándote conmigo mientras YoonGi intentaba arreglar lo nuestro. ¿Cuándo pensabas decírmelo? ¿Hum? Que me estaba tirando al amante de mi marido.

–Yo… quería decírtelo pero YoonGi me mataría, y tú, tú te me lanzaste.

–Estaba amnésico, por el amor de Dios.

–Estabas en desconocimiento de quién era yo, pero no te hagas la víctima como si hubiese abusado de ti o algo parecido.

–No estoy diciendo eso. Estoy intentando que comprendas que si estuve un mes acostándome contigo es por algo… joder… –Suspira y le miro directo a los ojos–. Me gustabas de verdad y confiaba en ti. –Sonrío nervioso.

–Deja de jugar conmigo, Jimin. –Susurro nervioso. Sonrío ruborizado–. Pero no lo sabes todo. –Me mira curioso–. También estaba con YoonGi, mientras este último mes tú y yo… –Sus ojos parecen salir de sus órbitas.

–Así que, –hace un resumen de mis palabras–, los únicos que no nos estábamos acostando éramos YoonGi y yo…

–¿Irónico? –Pregunto sonriente pero él me responde enfadado.

–Triste.

Suspiro y se vuelve a instalar un silencio incómodo. Taehyung carraspea en la barra mientras nos observa nervioso y yo termino mi café. Él apenas ha probado el suyo, sigue removiéndolo como sí así todo fuera a ir mejor.

–¿Crees en el amor? –Le pregunto y de repente sus ojos me miran desorientados–. Porque yo no. Así que no vas a sacarme una confesión de amor hacia YoonGi, si es lo que buscas. La canción que tocabas el otro día. ¿Cómo se llamaba?

–Amor victorioso. –Contesta perdido en la conversación.

–Ese nombre, ¿te lo sugirió Yoongi? –Jimin asiente, curioso–. Yo hablé del amor victorioso una vez con él. Hace ya mucho tiempo. No creía que aún lo recordase pero le conté que es un cuadro de Caravaggio, en el que representa a Cupido en una pose sensual.

–¿Qué tiene que ver todo esto?

–Cupido, no cree en el amor. ¿No lo entiendes? Cupido lo único que hace es alentar el instinto carnal de reproducción, las pasiones sexuales. Cupido es sexo, Jimin. Punto.

–¿Me estás diciendo que estas con YoonGi solo por sexo? ¿Qué lo nuestro fue solo sexo?

–Estoy diciendo que el amor no es más que dependencia psicológica y atracción sexual. Cuando una de las dos cosas falta, ya no es amor y por lo pronto, no puedo permitirme la dependencia psicológica.

–No es algo que puedas elegir a gusto. Ya que es algo psicológico es algo que tú no puedes controlar.

–No estoy de acuerdo. –Me mira y yo le correspondo, suspicaz–. Si me miento lo suficiente y me aparto en el momento indicado puedo evitar sufrir de alguna u otra forma.

–Mentirse a uno mismo no está bien. –Me dice negando con el rostro–. He vivido en una mentira mucho tiempo, y te aseguro que te acaba destruyendo. –Me mira desde la realidad de la experiencia.

–Tengo que intentarlo. –Suspiro.

–Ejem, ejem… –Tose Taehyung en la barra y ambos miramos en su dirección–. El conflicto metafísico está muy bien pero yo me aburro. –Jimin ríe y le hace un gesto con la mano para que no intervenga y yo simplemente lo ignoro y me quedo absorto con la sonrisa de Jimin. No puedo evitar dejar fluir mis palabras.

–Extrañaba verte. No hemos vuelto a vernos desde… bueno desde la última vez que lo hicimos. –Asiente sonriendo.

–Mientras preparabas el café. –Me dice–. En ese momento recobré la memoria. Fue un viaje al pasado, como una sucesión de escenas que de repente cobraron sentido. –Asiento pero rápido frunzo el ceño.

–¿Por qué no me dijiste nada? ¿Hiciste como si nada el resto del tiempo?

–Sí. Como si nada pero cuando recuperé la memoria me sentí engañado, avergonzado, y sobre todo traicionado por mi mismo al verme contigo. Ya no podía verte con los mismos ojos. Yo tampoco podía verme a mí mismo igual. –Asiento comprendiéndole. Un silencio vuelve a estancarse–. Yo también te he echado de menos. Quieras o no me había acostumbrado a verte de vez en cuando. –Se frota los ojos–. Debo ser un idiota.

–Está bien, hyung. Lo siento por todo, de veras.

–Quiero… quiero hacerte una pregunta más. –Asiento–. Cuando nos vimos la primera vez, el día que viniste a mi casa, preocupado por el incidente y estuvimos solos me dijiste cosas que se me han quedado grabadas. Que yo era buena persona, que tenía una vida hermosa y que yo era muy afortunado.

–Sí, lo recuerdo…

–¿Cómo sabías eso? ¿Me conocías? ¿Qué sabías de mí?

–Yoongi me hablaba de ti a veces. Cuando estábamos juntos de repente y sin darse cuenta se ponía a hablar de ti. Yo creo que lo hacía sin querer. –Jimin de repente sonríe con mi sonrisa–. Me contaba cosas insignificantes pero que a él le parecían agradables y graciosas.

–¿De veras?

–Sí, un día me contó que cuando eras pequeño te caíste en la playa y te llenaste de arena y fuiste corriendo a tu madre a decirle que eras un mochi o no sé qué. Y que desde entonces te llama cariñosamente mochi. –Río y él sonríe tímido y avergonzado–. También que cuando os conocisteis le tiraste un café encima y luego, cuando apareció en su casa, como erais vecinos… –No me deja terminar.

–Sí, sí, está bien. Ya entiendo… –Se frota de nuevo los ojos nervioso.

–Él te quiere. Te quería y te sigue queriendo.

–Cuando quieres a alguien no le mientes, Jungkook. –Niega con el rostro pero yo niego más fuerte.

–No estoy de acuerdo. Si un día te hubiera dicho fríamente y sin tapujos que te había engañado con otro y te hubiera dejado, ¿eso habría sido quererte? Eso habría significado que ya no le importaba cómo te sintieras.

–Me vio consumirme día a día por culpa de sus mentiras. ¿Eso es amor? –Suspiro–. ¿Intentas convencerme de algo, Jeon?

–¿Tan evidente es? –Sonrío–. Habla con él, por favor.

–Así que para eso has venido…

–No, nada de eso. Pero, la verdad… es que antes de irme tenía que decirte esto. –Suspiro–. Ya he visto que le has propuesto un divorcio amistoso a YoonGi. –Asiente.

–¿Va a firmar? –Me pregunta interesado.

–Sí pero ha puesto una condición. Supongo que te llamará si no lo ha hecho ya y no se lo has cogido para decirte que sí, que va a firmar, pero que debes ir a verle. Que no va a mandarte nada por correo, que debes ir a recogerlo tú mismo. –Taehyung interrumpe la conversación y salta la barra para venir a nuestro lado.

–Eso no es lo que Jimin le ha pedido en la carta. Si le ha escrito aquello fue para no tener que tratar el asunto en persona. Jimin no tiene porque…

–¿Qué eres ahora? ¿Su abogado? –Le pregunto y Jimin sonríe mientras que TaeHyung frunce el ceño–. ¿Abogado y guardaespaldas? ¿Cobras doble y es solo vocacional?

–JungKookie… –Me riñe Jimin y TaeHyung hace como si nada bufando.

–Lo único que digo es que YoonGi va a complicar las cosas, ya verás… –Le advierte a Jimin mientras que yo suspiro.

–No sé si va a complicarlas pero parecía muy convencido de conformarse con el cincuenta por ciento de todo. De veras. Si tiene segundas intenciones en que vayas a verle no es por dinero, te lo aseguro. –Jimin asiente.

–Quiere montarte el pollo que no pudo montarte el último día. –Responde Taehyung. Jimin se limita a encogerse de hombros.

–No voy a preguntar si habéis vuelto a veros desde que me fui de casa. –Señala las marcas en mi cuello–. Porque es obvio, pero dime. ¿Cómo está?

–Está… que no es poco. A veces se viene abajo y se queda ido, pensando. Otras parece querer distraerse a toda costa para no pensar… –TaeHyung no me deja acabar.

–Y mira con quien se distrae…

–Taehyung, por favor…

–Debe ser que soy un buen juguete sexual. –Le digo mientras le guiño el ojo y pongo mi mejor expresión de seductor haciendo que su rostro se deforme en la sorpresa y después en repulsión. Se gira y se marcha mientras me retira la mirada, con las mejillas ardiendo.

–Jungkook. –Me golpea el brazo Jimin pero no puede evitar sonreír, divertido con la expresión de TaeHyung–. No hagas eso…

–¿Celoso, hyung? –Jimin me aparta la mirada, enfadado.

–No juegues a esto, Jungkook. Ya he perdido demasiado… –Ambos suspiramos y yo me termino el café y me levanto. Se ha hecho de noche.

–Bueno, creo que tengo que irme… se ha hecho tarde.

–¿Ya? –Pregunta confuso y yo asiento levantándome y sacando el paquete de tabaco de mi bolsillo trasero para llevarme un cigarro a los labios. Él me mira divertido y le extiendo el paquete abierto para verle curioso.

–Me ha dicho Yoongi que has vuelto a fumar. –Jimin se encoge de hombros mientras coge uno de los cigarros y sale conmigo fuera para despedirme mientras se pone el cigarrillo en los labios.

–Los malos hábitos volvieron con los recuerdos. –Enciendo su cigarrillo primero y después me enciendo el mío.

–Curioso, el cerebro humano. –Dejo salir humo de mis labios y él hace el mismo gesto.

–¿Cuál de los dos? Porque a ti te domina el que está bajo las caderas… –Me mira pícaro y yo retiro la mirada, avergonzado.

–Hyung, fuiste tú quien se subió a mi regazo… –Es ahora él quien me aparta la mirada y yo no puedo por menos y sonreír divertido–. Gracias por estar tan… amable. No me esperaba este recibimiento, tenía mucho miedo de verte…

–Como tú has dicho fui yo quien comenzó esto, no tengo que culparte de nada que hayamos hecho juntos. Con YoonGi es otra cosa…

–¿Estás enfadado conmigo por eso?

–No, contigo no. Es él el infiel. Tú solo te has aprovechado de la situación. ¿Quién sabe si yo no habría hecho lo mismo de tener tu edad, estar en tu situación y con un hombre como YoonGi…? –Doy otra calada al cigarro y él acaba suspirando–. Ya veré lo que hago en respecto a YoonGi, pero no prometo nada ¿hum?

–Genial, hyung. –Pasados unos minutos ambos terminamos los cigarrillos y yo me meto las manos en los bolsillos–. Bueno, me voy. Me ha encantado verte de nuevo. Lo siento, una vez más, por todo…

–No hay problema. Ven aquí, pequeño… –Me dice abriendo sus brazos y yo no puedo por menos que poner los míos bajo sus axilas y abrazarle mientras le levanto del suelo. Él ríe y algo dentro de mí se siente cálido. Me abraza en el cuello con fuerza y su olor llena mis fosas nasales como una de las mejores drogas que recuerdo. El cerebro humano, órgano curioso que es ahora a mí a quien tienta con el recuerdo distorsionado. Cuando le suelto me despido con un gesto de mi mano y camino calle abajo mientras le veo adentrarse en el local de nuevo.  Camino, sin darme casi cuenta, con una sonrisa en mis labios.

 

 

 

Capítulo 4                      Capítulo 6                     

 Índice de capítulos

Comentarios

Entradas populares