AMNESIA [PARTE III] (Jimin x JungKook x YoonGi) - Capítulo 4

 Capítulo 4

 

Jungkook POV:

 

Miro más atentamente la imagen en el ordenador mientras intento descifrar el color que Miguel Ángel usó para delinear los dedos de Adán y Dios en la cúpula de la capilla Sixtina. Me acerco más a la pantalla y suspiro conformándome con mezcal un par de marrones que me den la textura apropiada para dirigirme al lienzo de nuevo y repasar ya como uno de los detalles finales el contorno de ambos dos personajes sobre el lienzo. Me alejo de este una vez he dado un par de pincelada y un poco desconforme me siento en la silla de mi escritorio dejando a un lado la paleta y el pincel mientras paso la palma de mi mano por mi frente, angustiado.

Mi cabeza no está centrada cuando en otro momento habría podido delinear perfectamente una mano humana, ahora se me resiste y no es culpa de la pintura ni del pincel. Tampoco del color o la forma. Yo mismo estoy en otra cosa mientras no paro de darle vueltas a la cabeza sobre mi situación para con Yoongi. No sé ni yo mismo lo que siento y me obligo a pensar que no estoy más que satisfaciendo unas necesidades biológicas propias de mi edad, pero me contradigo cada vez que me quedo embobado pensando en que tal vez el remordimiento quiera devorarme.

Aún es pronto. Son tan solo las siete de la tarde de un miércoles cualquiera. Nada me dice que Jimin no pueda estar disponible y sin pensarlo demasiado, porque de lo contrario me arrepentiría, cojo el teléfono del bolsillo en mis vaqueros y busco su nombre en la lista para llamar y colgarme el teléfono de la oreja. Con mi mano libre cojo el pincel que antes que dejado sobre la paleta y empiezo a mirarlo curioso tan solo como una forma de eludir el aburrimiento entre pitido y pitido.

Pasados al menos treinta segundos los pitidos finalizan como límite de espera en la llamada y yo suspiro angustiado confuso por una parte, curioso por otra pero sobre todo preocupado. Que Jimin está vivo es indudable pues han sido apenas dos días que Yoongi ha recibido la carta de divorcio, pero en mi mente aluden cientos de cínicas escenas en donde veo a un Jimin sonriente mientras ve mi nombre en la pantalla, mientras está con un cuarto hombre acostándose, mientras se regodea en mi caída de pantalones por llamarle.

Sin pensarlo tampoco mucho, o de lo contrario sin duda no iría, me cambio la camiseta y me pongo una limpia que no use en las horas de pintura y cogiendo cartera y teléfono salgo de casa acudiendo al GPS de mi teléfono para encontrar el lugar donde Jimin trabaja. Aún recuerdo el nombre de la cafetería que leí en los sobres de sueldos en casa de Yoongi. “Sugar Coffee”. Un nombre que rápido aparece con una única dirección en el GPS y al contrario de lo que pensé está más cerca que la casa de YoonGi y en menos de veinte minutos estoy ya divisando la rosquilla con glaseado de fresa que hay como logotipo en un cartel de neón apagado.

Con un suspiro miro a través de la cristalera esperando encontrar su rostro por entre los clientes pero no hay nada que me indique el que él pueda estar aquí dentro por lo que entro sin más viendo como hay dos personas esperando a ser atendidas en la barra mientras un camarero atiende a un tercero y otro camarero, ambos con el mismo mandil granate, recoge una mesa que ha sido abandonada.

No hay mucha población de clientes pero tampoco parece que el negocio vaya mal. El olor a café es tremendamente fuerte y eso me hace querer pedir uno con mucha nata y azúcar, acompañado de algo de comer, pero rápido recuerdo por qué he venido y se me corta el hambre al instante. A un lado, la barra tiene sobre ella varias bandejas con cupcakes de colores protegidos por una tapadera de cristal que hace de vitrina. En otro lado, grandes botes con galletas de chocolate que me hacen salir los ojos. Al otro lado del local las mesas se distribuyen o bien apoyadas contra las cristaleras que dan al exterior o en pequeñas y redondas mesas de té con dos sillas. Es amplio, el local, y además bien distribuido.

Cuando es mi turno me acerco a la barra y un chico de una edad cercana a la de YoonGi y Jimin me atiende con una hermosa sonrisa cuadrada que sin querer me hace sonreír a mi también. Su pelo, castaño y un poco revuelto le hace ver desaliñado, y eso me hace coger rápido confianza.

–¿Sí? ¿Qué desea tomar? –Yo niego con él rostro y él me mira confuso. Leo su nombre en la placa sobre su pecho. Kim Taehyung.

–No vengo a tomar nada, en realidad venía a preguntar por uno de sus trabajadores. ¿Es aquí donde trabaja Park Jimin? –Rápido sus ojos parecen despertar de una ensoñación convencionalista de trabajador para mirarme descaradamente de arriba abajo pensativo. No hemos hablado antes nunca, por eso no me reconoce en mi comportamiento. Pero algo en mi actitud, o en una muy buena descripción de mi físico, le hace saber quién soy.

–¿Quién lo pregunta? –Me interroga serio y enfadado mientras se quita un pequeño trapo al mandil amarrado y lo deja con violencia sobre la barra.

–Soy… Jeon Jung–Jungkook… –El chico frente a mí resopla con una sarcástica sonrisa y comprobando que no hay más clientes a quien atender sale de la barra y se pone frente a mí, lo cual resulta un poco intimidante, porque al contrario que YoonGi y Jimin, él sí es de mi altura.

–Vete de aquí ahora mismo. –Me dice sujetando mi brazo pero me zafo de él.

–¿Está aquí? Solo quiero hablar con él…

–No. No está aquí. Y no vas a encontrarle…

–Dime donde esta… tengo que hablar con él…

–¿Se puede saber qué clase de imbécil eres? ¿No me oyes? Márchate antes de que te saque yo a patadas, muchacho. –Me planto frente a él con el ceño fruncido, ahora siendo yo quien sujeta su brazo.

–Escúchame Taehyung, no quiero más que aclarar las cosas con él. ¿Vale? Ni siquiera tiene que ser en persona, pero como no me coge el teléfono ni tampoco contesta mis mensajes me he visto obligado a presentarme aquí.

–¿Te ha mandado Yoongi? ¿Hum? ¿Haces las de mensajero?

–¿Y tú las de guardaespaldas? Será mejor que me dejes hablar con él. Sé que está viviendo contigo y si no quieres que averigüe tu dirección y me presente en tu casa más te vale pasarle este mensaje: Jeon Jungkook quiere hablar contigo, es importante. Haz el favor de mover tu gordo culo hasta el teléfono y llamarle. ¿Has entendido, Taehyung? –El chico delante de mí no hace sino fruncir su ceño con desagrado por mis palabras pero como no voy a obtener nada más de él y la gente comienza a mirarnos extraño, me marcho con las manos en los bolsillos y con unas ganas insatisfechas de tomarme un café.

 


 

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