ABEL Y CAÍN (YoonMin) - Capítulo 28
CAPÍTULO 28
Jimin POV:
El sonido de un despertador me hace dar un
respingo en la cama a pesar de que no es costumbre que nada me despierte más
que los gritos de mi madre, por lo que el susto es mayor y no soy yo quien
detiene el ruido sino alguien a mi lado que se revuelve quejoso. Cansado y
tremendamente adormecido, me giro en la cama y me topo con el cuerpo que se
levanta a duras penas de mi lado. Abro uno de mis ojos extrañado y puedo ver el
cuerpo desnudo de YoonGi sentarse al borde de la cama y frotarse los ojos con
las manos. Su espalda dibuja una hermosa línea con la figura de su columna
desdibujando sus huesos. Siento una gran tentación a pasar mi dedo por ella
pero rápido recuerdo el porqué de su desnudez. El por qué de la mía y la
extraña sensación en mi trasero. Tardo unos segundos en procesar toda la
información y lejos de sentir remordimientos, me llevo la gran sorpresa de
sentirme satisfecho y complacido.
–No te vayas. –Susurro mientras rodeo su
cintura con mis brazos y le impido levantarse. Él se asusta por verme despierto
pero me acurruco en su cuerpo y no le dejo escapar, obteniendo del él una
agradable risa que ya compensa todo lo malo que pueda sucederme en el día.
–Tengo que irme a trabajar. Y tú deberías ir a
tu cama. No quiero que te vean aquí cuando…
–Hyung… –Ronroneo y él se gira para verme y
sentarse de cara a mí. Yo no le suelto y hago un puchero que pueda derretirle a
pesar de que solo le veo por uno de mis ojos abiertos–. Quédate cinco minutos
más...
–Jiminie… ¿Si te doy un beso me dejas ir?
–Frunzo el ceño confuso.
–Si me besas entonces sí que no voy a dejar que
te marches.
–Entonces no te beso. –Se hace el remolón e
intenta incorporarse pero le detengo con todas mis fuerzas.
–Vale, vale, hyung. Beso, beso… –Hago un pico
con los labios y él se inclina a besarme sutilmente pero yo caliento el
ambiente sujetando su rostro para disfrutar más intensamente del beso. Se
separa de mí a la fuerza de hacerme cosquillas lo cual me hace hacer un puchero
y le veo levantarse y alejarse de mí para comenzar a vestirse poniéndose ropa
interior limpia y unos pantalones vaqueros. Me pregunto dónde diablos estarán
sus calzoncillos. Y el resto de mi ropa.
–¿Te gustan las vistas? –Me pregunta cuando me
pilla sin quitarle el ojo de encima.
–Sí. –Sonríe avergonzado y encuentra mi ropa
por ahí y me la lanza con intención de que me la ponga pero me limito a
levantarme de la cama con ella de la mano.
–¿Cómo te encuentras? –Me pregunta y rápido sé
a qué se refiere.
–Un poco dolorido. –Le soy sincero obteniendo
de él una mirada de preocupación y se acerca a mí para abrazarme y besarme en
las mejillas–. Pero mereció la pena.
–Estoy de acuerdo.
–¿Te gustó? –Pregunto con la incertidumbre de
que tiene otras experiencias con las que comparar.
–De las mejores, pequeño. –Besa mis labios.
–Entonces… ¿Podremos volver a repetirlo?
–Pregunto acongojado, con la tremenda duda de no volver a poder repetirlo, de
ser tan solo uno de sus juegos sexuales, de haberle decepcionado con mi
inexperiencia.
–Cuando quieras.
Yoongi POV:
Hoy ha salido el sol. Dentro del invierno que
se asemeja más a un animal muerto, sin vida ni ánimo, aparece un día con un
poco de luz natural. Aprovecho para ello, la luz natural que me proporciona el
día para arreglar en el descampado de enfrente de mi garaje lo que pueda. Mi
moto negra brilla con el sol que se refleja en la pulida carrocería. Está
perfectamente limpia y sin un solo rasguño excepto en unos cuantos ajustes que
aún le quedan.
–¿Puesta a punto? –Dice una voz a lo lejos y me
giro a ver a un Jeon sonriente, caminando animadamente hasta mí con una bolsa
de cartón sobre las manos y un refresco de Coca–Cola en la otra. Sobre su
espalda una mochila escolar que ya me he acostumbrado a ver y en su cuerpo, una
sudadera negra arremangada en sus brazos. Él también ha notado la subida de
temperatura.
–Aún no. Le quedan unos cuantos arreglillos
más. –Vuelvo a seguir ajustando tornillos.
–¿Tan poco trabajo tienes que te dedicas a
arreglar tu propia moto?
–Tenía cinco minutos, y he decidido ponerme ya
con la moto.
–¡Oh! Cierto, casi lo olvido. La carrera.
–Así es. Tiene que estar perfecta para cuando
compitamos. No puedo permitirme que por un pequeño tornillo, todo se vaya al
traste. –JungKook llega a mi lado donde estoy yo sentado en el suelo y él se
sienta a mi lado para desprenderse de su mochila y mirar detenidamente cada uno
de mis pequeños gestos.
–¿Sushi? –Pregunta y de la bolsa saca un rollo
de sushi envuelto en papel de aluminio y me ofrece una de las porciones.
Asiento mientras él me extiende uno hacia mis labios por la imposibilidad de
poder cogerlo yo debido a la grasa de mis manos–. Son de salmón y aguacate.
–Asiento notando el sabor y la textura de ambos dos ingredientes en mi boca.
–¿Qué tal el día? –Pregunto necesitado de
conversación.
–Bien. –Contesta animado–. La profesora de
inglés quiere que hagamos una exposición en inglés, y me ha tocado hacerlo con
Taehyung. El tema será “Nuestros amigos” –Rápido sonrío y él ríe a carcajadas–.
¿Qué mierda de tema es ese? ¿Y como se supone que voy a pasar por contar de mis
amigos sin hablar de la droga y el sexo? –Le miro con una sonrisa.
–¿Sólo soy droga y sexo para ti?
–Una cosa es la otra. La droga nos lleva al
sexo y el sexo contigo es una droga. –Sus palabras son dulces y acarameladas,
incluso consiguen querer sacarme una sonrisa pero arrugo el rostro disgustado y
le retiro la mirada.
–Tienes que dejar de asistir a las clases de
filosofía, no te hacen bien. –Rápido sonríe pero yo acabo cediendo también a su
risa y sonrío con las mejillas encendidas. Me da otra porción de sushi y me
acerca la pajita del refresco a los labios.
–¿Y cómo ha ido tu día?
–Bien, supongo. No he hecho mucho. Tengo poco
trabajo estos días.
–Ya veo. No te preocupes. Antes de que
comiencen el verano muchas personas traerán sus coches para arreglar antes de
irse de viaje y esas cosas. Ya sabes cómo es la gente, todo dejándolo para
última hora.
–Sí, ya sé…
–¿Y… el dinero?
–Este mes he ahorrado bastante, pero aún queda
mucho. Ya sabes cómo son estas cosas… cuando no se me va el dinero por un lado
se me escapa por otro.
–¿Debería llevarte la contabilidad del negocio?
–Me pregunta con una sonrisa pícara.
–No será necesario.
–Me muero de ganas por vivir juntos de una vez.
Así todo sería tan fácil…
–Sabes que podemos alquilar…
–No, hyung. Eso sabes que es más caro a la
larga y no quiero verme oprimido por el alquiler si alguno de los dos pierde el
empleo. –Ambos hacemos un gran esfuerzo por conseguir el dinero necesario para
comprar un pequeño piso de dos habitaciones que hemos visto en el centro de
Seúl. Es nada más que una buhardilla pero ambos nos enamoramos de ella nada más
visitarla y aunque el precio de compra nos pareció caro, estamos obstinados a
trabajar hasta morir solo por conseguirlo. Yo aquí en mi taller, y él en un
restaurante por las tardes, media jornada.
–Lo sé.
–El dinero de la carrera… –Dice de la nada,
solo pensando.
–Lo sé, Kookie…
–Con ese dinero y lo que tenemos ahorrado, y un
poco más. Solo un pequeño pellizco, podríamos…
–Un pellizco. –Pienso ahora para mí.
–¿No tienes un hermanito? ¿Tendrá ahorros?
–Pregunta completamente en serio y tengo que mirarle para saber que no está
simplemente bromeando.
–Yo qué sé. Además, sabes que no me gusta pedir
dinero, Jeon.
–No es pedírselo para un capricho. ¿Cuántos
años tiene? ¿Diecinueve? ¿No es hora de que se vaya independizando?
–¿No hablaras enserio? –Dudo que Jimin sepa
vivir fuera de la protección del ala de su madre.
–¿Por qué no? La casa tiene dos dormitorios,
uno para él y el otro para nosotros dos. –Suspiro alicaído.
–Dudo mucho que vaya a querer compartirme
contigo… –Le miro de reojo mientras le veo leer en mi mente la verdad de mis
palabras.
–¿Enserio? ¿Cuándo te has confesado a él?
–No ha sido exactamente eso, a mi no me van las
cursiladas de hablar de mis sentimientos. –Arrugo la nariz.
–¿Te lo has tirado? ¡Hyung! ¿No te ha echado
agua bendita después? –Ríe a carcajadas lo que me hace sonreír a mí también
pero niego con el rostro mientras a mi mente acuden los recuerdos de sus labios
sobre los míos. Detengo todos mis movimientos para pensar mejor en ellos y todo
mi cuerpo sufre descargas de adrenalina.
–Ha sido… genial…
–¡Decidido! Se vendrá a vivir con nosotros.
–Jeon… –Refunfuño.
–La cama grande para él, así no dormirá solo.
–No quiero que duermas solo, has trabajado duro
para conseguir…
–¿Quién dice que serás tú quien duerma con él?
–Comprendo sus sucias palabras y rápido cojo la llave inglesa más cercana y le
amenazo con ella haciéndole retroceder un paso sonriendo. Me hace reír a mí
también así que se lo paso por alto y regreso a comprobar que el resto de
partes de la moto están en orden–. ¿Sabes? Me da la impresión de que hay muchas
cosas que no sabe de ti. –Le miro frunciendo el ceño.
–¿De qué hablas? –Rápido, como si
verdaderamente pudiera leer en mí, niega con el rostro y suspira, haciéndome
volver a mi tarea pero su voz a los segundos, es perturbadora.
–Deberías hablarle de nosotros. –Suspiro–. Y
hablarle de la carrera. ¿Lo sabe? No sé si eso le gustará. Deberías proponerle
lo del piso y también aclarar las cosas. Estoy por apostar que después de
hacerlo te dormiste y no dijiste nada. Y cuando os despertasteis, tampoco.
–¿Tu que sabrás? ¿No sabes si le dije que le
amaba, que le quería, que era el único o…?
–No lo hiciste conmigo. –Me interrumpe y me le
quedo mirando serio.
–¿No? –Frunzo el ceño.
–No. Lo hicimos y no fue hasta meses después
que no te atreviste a decir que te gustaba. Y te recuerdo que no nos conocemos
desde hace años.
–Déjalo estar, Jeon. No me gusta hablar de
estas cosas.
–No es conmigo con quien tienes que hablar. Es
más, solo escúchame. No tienes ni que contestarme. –Me da otro pedazo de sushi
para tener una excusa de mantenerme en silencio–. A mí no me importó que no
hablásemos de ello, te entiendo mejor que nadie en esto y sabes que yo soy
igual, por eso te aviso. Esto no es el mismo juego con todo el mundo. A él le
harás daño si no le dejas las cosas claras, o para bien o para mal. No le hagas
ilusiones si no le vas a corresponder pero tampoco le des de lado si no es lo
que sientes.
–Él ya es mayorcito para… –Me interrumpe.
–No es una cuestión de edad, mírame, no soy
precisamente un adulto aún, pero él es sensible. ¿Ha sido su primera vez? –No
contesto con lo que entiende como una afirmación–. Maldita sea, hyung…
–Déjalo estar. –Hago un gruñido y retiro mi
mirada levantándome del suelo mientras me sacudo los pantalones.
–Solo te aviso, como me lo encuentre por
nuestra casa recién salido del baño… no
voy a contenerme… –Pone sus ojos en blanco imaginándose la escena.
–Tendrías que verlo. –Sale de mí una sonrisa
tremendamente pervertida–. Es toda una escultura porno…
–¡Hyung! –Me grita enfadado y rápido me amenaza
esta vez a mí con una herramienta–. Eres imposible. –Se levanta también del
suelo dando por finalizada la conversación y se cruza de brazos mirando la moto
sujeta por la pata de cabra en el suelo.
–Hermosa… –Digo pero sus palabras me perturban.
–Hay algo que no entiendo. Si te dedicas a
tunear coches y motos… ¿por qué diablos tienes una moto sin tunear?
Podría ponerme técnico y explicarle que en esta
moto no quedaría bien cualquier tuneado, apelar a los sentimientos de
inconformidad y alegar que me vería obligado a cambiar el tuneado una vez al
mes porque acabaría aburrido de ver el mismo estampado. O simplemente
explicarle que no me da la gana y punto, pero prefiero ser ofensivo con un
carácter siempre cariñoso.
–Todo el día rodeado de punkis como tú, cuando
llego a casa quiero sobriedad y pureza.
Comentarios
Publicar un comentario