DENTRO DE LA ESQUIZOFRENIA (JiKook) - Capítulo 14
CAPÍTULO 14
Jimin
POV:
Suenan gruñidos. Estos me ponen los pelos de punta pero rápidamente siento un tremendo miedo que me obliga a correr. No sé hacia donde ni huyendo de qué, simplemente corro a ninguna parte en medio de una oscuridad desgarradora en la que ni siquiera veo mi propia palma frente a mis ojos. Bajo mis pies, tropiezo con algo, con muebles u objetos que me impiden avanzar como quisiera pero el sonido a mi espalda es tan grotesco y gutural que me inyecta la adrenalina directamente en vena para tener la fuerza y habilidad suficientes como para avanzar a pesar de todo.
El gruñido de animal se hace más intenso pero se degenera a unos alaridos humanos y no de dolor, como creí en un momento, sino de simple burla para atemorizarme. Saber que esto que me persigue sabe de mi miedo es aún peor porque a medida que él se recrea en mi miedo, este crece sin cesar en mí y cuando más aumenta, más fuertes son los alaridos de este monstruo.
La palabra monstruo aparece en mi mente y tras girar mi rostro, veo esos dos ojos rojos persiguiéndome. Se acercan a un paso torpe pero rápido y firme. Es una verdadera bestia en medio de la oscuridad y por mirar hacia atrás, caigo al suelo y me aferro a lo primero que encuentro que es algo de tela gruesa y sucia. La suciedad del suelo se mezcla en mi cuerpo y al palpar más detenidamente la tela compruebo que es la de una mochila escolar. Dentro pesan los libros y desprende un olor a aula que es casi sofocante. Todo esto aun, en oscuridad.
Los alaridos se han detenido antes de darme cuenta y aunque el miedo ha desaparecido, aun siento una extraña inseguridad. Cojo la mochila en el suelo teniendo por seguro que es la mía y me la cuelgo al hombro para cargar con ella como haría cada día en la escuela. Al fondo, en medio de la oscuridad e iluminada por una luz, hay una puerta. Sobre esta, el símbolo masculino de unos baños para hombres. No lo pienso y me interno dentro empujado por una fuerza que me asegura seguridad y protección. Entro para verme reflejado en un espejo y verme cubierto de sangre. Toda ella de mi fosa nasal y mi labio roto. Acaricio suavemente la zona y no siento dolor alguno. No siento nada más que miedo. Otro yo se refleja en el espejo y me habla muy fríamente, sin alma.
–Eres un cobarde. Le tienes miedo a la oscuridad.
–No es a la oscuridad. –Le digo orgulloso–. Hay un monstruo ahí fuera, será mejor que te vayas o te cojera a ti también. –No soy plenamente consciente de lo que digo y menos aun de lo que hago. Mi reflejo me mira sonriendo. Casi tan sádicamente como el monstruo de los dibujos de Jeon.
–Viene a por ti. No a por mí, estúpido.
–¿Qué? –Le pregunto pero desde la puerta se oye un ruido como si alguien se hubiera estampado sobre ella. Rápido y sin pensarlo me meto en uno de los cubículos y subo los pies al asiento con mi culo en él también esperando que si alguien mira por debajo de la puerta, no vea mis pies colgando. Me aferro desesperado a la mochila mientras oigo el poco engrasado sonido de la puerta dejando pasar a alguien. Unos pasos lentos. Un chasquido de una lengua y unas zapatillas rojas se detienen al otro lado de la puerta. Las miro intrigante, con el corazón en la garganta y mis manos echas un puño. Las zapatillas dan unos pasos alrededor y al final, regresan por su camino a la salida. Le oigo marcharse y al fin suspiro tranquilo pero no con la suficiente confianza aun como para moverme así que me mantengo con los ojos cerrados hasta que una mano cubre mi boca desde mi espalda, lo cual, es un tanto imposible ya que estaba apoyada sobre la cisterna. Ya no, ahora es el pecho de una persona. Alguien que con una voz completamente rasgada por la ira me amenaza.
–Grita, y te corto la garganta. –Nada parecido a un cuchillo me está apuntando–. ¿Crees que puedes esconderte de mí? ¿Crees que puedes huir? –Su otra mano se dirige a mi costado y aprieta allí hasta que inevitablemente grito. Corroborando su promesa, el filo de un cuchillo corta mi cuello tan rápido y limpio que solo la sangre cayendo como una cascada sobre mi ropa me lo indica. No es mi ropa habitual. Es mi antiguo uniforme escolar.
Rápidamente me incorporo y abro los ojos para encontrarme con la oscuridad rota por la luz de la luna entrando desde la ventana. Miro a todas partes y palpo mi cuello sintiendo como el miedo aun invade mi cuerpo. Viéndome incapaz de levantarme me tiro de nuevo sobre el almohadón aun con dificultades para asumir que ha sido todo un sueño.
JungKook
POV:
Nada más cerrar los ojos y ver como mi realidad se distorsiona inducida por el cansancio y el sueño, rememoro en varios segundos todo lo acontecido en el día. Lo que es, básicamente, escenas en mi mente del libro de Murakami. Sin poder evitarlo me centro en uno de los encuentros sexuales del protagonista y casi como un impulso me recuerdo a mi mirando a Jimin con las mejillas encendidas mientras él estaba distraído limpiando por décima vez en el día sus gafas. Yo seguí leyendo pero solo avergonzado porque hacía años que no leía sexo explícito en una novela, no porque sintiera deseo sexual ni morbo al hacerlo. Simplemente fue una situación extraña no le di más importancia.
Pero ahora en la intimidad acompañada por la oscuridad de mi cuarto, ambas realidades se mezclan y se funden creando en mí un sueño del que no soy consciente ni cuando sé, que la situación es del todo irreal. Miro a mi alrededor encontrándome en mi cuarto como cada día, en esta estúpida y maldita habitación de hospital pero es de noche, sin embargo, y puedo sentir a pesar de que no veo nada en los pasillos, como no hay nadie más que nosotros dos en el edificio. Jimin y yo. A solas en este cuarto. Como siempre durante años.
–Nos hemos quedado solos. –Dice encogiéndose de hombros y limpiando sus gafas sin importancia alguna.
–¿Dónde están todos? No me gusta estar solo en todo el edificio. –Hace años que no estoy tan alejado de la humanidad y al mismo tiempo, él nunca me ha abandonado.
–Yo que sé. ¿A caso importa?
–No. –Digo firme de repente y siento de nuevo esa extraña sensación de crueldad invadiendo mi cuerpo. Eso, se ha apoderado de mi como otras veces pero esta vez no es un instinto asesino o ira desenfrenada lo que me controla. Es la lujuria a lo que encarno y me deleito observando el cuerpo de la misma persona que marcó mi cuerpo durante años–. Túmbate en la cama. –Le digo pero frunce el ceño, inocente de mis palabras, y me veo obligado a llevarle yo sujetando su brazo hasta hacerle caer sobre el colchón. En mi cuerpo el miedo ante su presencia ha desaparecido. Pienso en que siempre deseé tratarle de esta manera, ruda y violenta, imitando como él lo hacía conmigo pero nunca supe sacar el valor de ninguna parte. Por hoy, el miedo ha desaparecido y hasta que vuelva, no soy consciente de mis actos y menos aun de las posibles consecuencias.
–Jeon, ¿qué quieres? –Me pregunta algo confundido pero tras tumbarle con la cabeza apoyada sobre el almohadón me subo con él a la cama y me siento entre sus piernas que abro sin dificultad alguna. Estas, se dejan hacer aun sin ver que es lo que perturba mi mente.
–Cállate. –Mis manos van sin conocimiento alguno y menos paciencia a su cintura para levantar su camisa y descubrir su vientre moldeado en abdominales. Me lanzo a ellos desesperado, casi como un impulso animal por devorarlos. Él se siente dolorido por mis dientes allí por lo que rebajo la violencia, ya que mi único fin es hacerle suplicar por más, por mi atención, por mi presencia ante él.
–¡Ah! Jeon… ¿qué haces? –Pregunta con una voz tan inocente que apenas reconozco.
Cuando me canso de besar su vientre mis manos desabrochan el cinturón en sus pantalones y le librero de ellos tirándolos lejos. Sus piernas se ven pálidas por culpa de la luz pero yo las recuerdo bronceadas. Las he visto tantas veces enfundadas en unos pantalones de deporte que la imagen ante mi es bien clara. Igual que su tacto, cada una de sus piernas en cada una de mis manos son ligeras pero suculentas y mientras pongo una sobre mi hombro, la otra la llevo a mis labios y beso su muslo haciendo que de un respingo. Todo ello sin apartar la vista de su rostro, enrojecido y avergonzado. Pudoroso incluso, muerde el dorso de su mano aguantando gemidos por mi lengua recorriendo su piel.
Me centro más en sus reacciones que en mi propio sentimiento de placer porque yo ya no siento eso, ya no siento placer al masturbarme desde hace mucho tiempo y cuando lo hago, es algo obligado por mi cuerpo solo para descargar el esperma acumulado. Cuando como, la comida ha dejado de satisfacerme, cuando busco algo para hacerme feliz, la felicidad que alcanzo no es más que algo insulso. Ahora, es otro quien disfruta pero el verdadero sentido de la experiencia es recrearme en el hecho de ser YO quien le de placer a ÉL.
–¡Jeon! –Grita cuando muerdo la piel cerca de su ingle y sin más dilación retiro los calzoncillos de él haciendo que su polla salte tras retirar la tela que la oprimía.
–Tan duro… Park Jimin… Tan fuerte.
–No me hagas esto, Kook.
–Dilo otra vez. –Le exijo porque es un placer escuchar eso de sus labios.
–No me hagas esto…
–¡Nah! No lo dices enserio. Continuaré hasta que aprendas a suplicar.
–Jeon… Jeon… –Intenta decir mi nombre completo pero se corta cada vez que bombeo su polla. Solo lo hago unos segundos porque conozco maneras mejores de torturarle. Mientras mis manos aferran fuertemente sus muslos, abro sus piernas y alzo su cadera buscando su entrada y al encontrarla, le doy una lamida rápida y húmeda con la que tiempla y ya no puede hablar más. Beso sus testículos y los lamo chupándolos y tentando con mis dientes su miedo. Retomo su entrada con mi lengua y tras chupar todo su alrededor me introduzco violándola. Él grita, pero nadie le oye y solo yo puedo hacer que deje de gritar. Pero no quiero.
Simulo penetraciones con mi lengua hasta que me canso y salgo de su entrepierna para mirarle. Sus mejillas ardiendo, sus ojos cubiertos con sus brazos. Sus labios hinchados porque los ha mordido, abiertos, dejando escapar el aire que necesita desesperadamente.
–¿Suplicarás mejor ahora?
–Jeon, por favor. –Dice lloriqueando–. Detente…
–Así no se suplica, Jiminie…
–¿Hum?
–Córrete en mi boca Jiminie… Así pararé.
–No me hagas más esto… –Dice no pudiendo mirarme a los ojos pero tras lanzarme a su brazo para apartarlo me retira la mirada rápidamente.
–Tienes que mirarme mientras te corres, si no, no vale.
–Jeon… ¡Ah! –Grita cuando beso su glande. Todo su cuerpo se tensa y se aferra desesperado a las sábanas bajo su cuerpo. Ahorcajándome más sobre su cuerpo sujeto su polla en mis manos y la bombeo un par de veces
Haciendo que instintivamente su cuerpo se relaje y llegue incluso a moverse junto con mi mano. Antes de que se acostumbre a la masturbación beso su longitud y le doy un fuerte chupetón haciéndole llorar más fuerte. Con una de sus manos que cubría su pudoroso rostro roza débilmente mi mejilla y aunque siento el contacto de esta no me agrada que me toque y la retiro de mí con un manotazo.
–Estás tentando a la suerte, Jimin. No juegues conmigo.
–Párate ahora, Jeon. –Intenta buscar valor de donde no tiene.
–No me digas lo que hacer. –Al fin, desesperado ya por su conducta, agarro fuertemente toda su extensión y la introduzco en mi boca para hacerle la mejor mamada que haya tenido nunca. Sus gemidos y lloriqueos se tornan mucho más intensos y su cuerpo se mueve violando mi boca pero soy más rápido y controlo yo el ritmo que me gusta.
Tras creer que es suficiente la saco de mi boca haciendo que el glande se una a mis labios con un hilo de saliva que él también ve porque sus ojos están atentos a mi rostro. Sin darme cuenta y sin que me avise, acaba corriéndose y ensucia mis labios y mis mejillas. Cuando a venido al fin todo él se deja caer exhausto en la cama pero no me aparta la vista y mi rostro se deforma inducido por la ira de ensuciarme el rostro. Le miro furiosos y él me devuelve la mirada temeroso.
Relamo mis labios. Frunzo mi ceño, y cuando estoy a punto de lanzarme a sus labios para que pruebe su sabor, despierto con un subidón de adrenalina y una enorme erección entre las piernas.
Me miro más intensamente y acabo olvidando la idea de masturbarme porque no sentiría demasiado placer. Sin embargo, estoy realmente asustado y temeroso ya que jamás me imaginé tal escena sexual con Park Jimin. Ha sido del todo irreal y sorprendente.
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