DENTRO DE LA ESQUIZOFRENIA (JiKook) - Capítulo 25

 CAPÍTULO 25

Jimin POV:

 

Despierto muy lentamente antes de que suene el despertador y miro a mi lado recordando donde anoche estuvo Jeon tumbado. Donde se retorcía de placer y donde durmió pacíficamente. Me giro y huelo en el almohadón lo que creo que es su aroma pero no puedo asegurarlo, nada me dice que esto sea simplemente el verdadero olor de la almohada o incluso un olor artificial que se ha posado ahí de repente. Nada me indica que ayer estuve en pleno orgasmo con uno de mis pacientes aquí, en la cama donde yo ahora me encuentro. Nada excepto mis remordimientos.

El pensar en ellos, en estos pequeños duendes que se esconden entre los rincones de mi memoria, me deshago de todo tipo de pensamientos y me levanto sintiendo como han cortado mi apetito. Con apenas media taza de café en el estómago salgo de casa y monto en el coche sintiendo ahí también la pululante presencia de Jeon a mi lado. Pensándolo de manera jocosa incluso me veo obsesionado con él y amordazado en una de las salas de reclusión loco y enfermo de amor. Amor… me planteo la posibilidad, lo cual se me antoja imposible.

Tras llegar al hospital me encuentro a Yoongi dentro del cuarto de Jeon hablando con él y dejando la bandeja del desayuno sobre la repisa en su cama. Él lo mira mientas asiente a algunas indicaciones que le deba estar dando. Yo me alarmo y nada más entrar hago acto de presencia pidiendo explicaciones.

–¿Yoongi? ¿Ha ocurrido algo?

–Namjoon ha decidido que por un tiempo haga las comidas aquí. –Yoongi me habla tranquilo pero JungKook no me quita los ojos de encima, serio e incluso pálido–. No queremos más incidentes con pacientes. Tuve que coserle el labio a ese enfermo y le di algunos puntos en las cejas y los pómulos. –Mira a Jeon–. ¿Por qué le pegaste tan fuerte?

–Para que conserves el trabajo. –Le dice jocoso y Yoongi no puede por menos que sonreír por sus palabras.

–No soporto a este chico. –Me dice aun con la sonrisa en su rostro y mientras le veo caminar a la puerta Jeon le llama para detenerle. Yoongi se gira y le mira curioso. Su curiosidad aumenta con la petición de Jeon.

–Tráeme mi medicación. –Ambos, Yoongi y yo, nos quedamos mirando perplejos el rostro tranquilo y paciente de Jeon. Él no parece haberse dado cuenta de lo que ha dicho porque su expresión denota una total comodidad con la situación, sin embargo está bien lúcido en su comanda y Yoongi acaba asintiendo con una sonrisa y se larga a paso rápido para volver enseguida con un bote trasparente de color naranja de donde extrae una pastilla de color blanca. Se la tiende y este se la traga con agua sin retirar la mirada de mi rostro.

–No puedo creerlo. –Dice Yoongi mientras me da el bote haciéndome cargo de el–. Este chico nunca deja de sorprenderme. Dele una cada día. –Me dice ahora sí mirándome fuera de su alucinación–. Buen trabajo, señor Park. Le informaré a Namjoon de inmediato de sus progresos.

Cuando nos quedamos a solas Jeon comienza tranquilo su desayuno, que son varias tostadas con un vaso de leche, y todo el tiempo sin mirarme.

–Estoy muy orgulloso de ti. –Le digo mientras me siento frente a él en la cama con la bandeja de la comida en medio. Me mira unos segundos, asiente con los carrillos llenos y sigue con su tarea–. ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?

 

JungKook POV:

 

La vida, no es hermosa. Hace tiempo que lo sé y cuando me diagnosticaron la esquizofrenia, a los catorce años, supe que mi realidad se distorsionaría en respecto a la de los demás, no para mejor, sino simplemente en una totalmente diferente. Desde que comprendí lo que me sucedía asimilé de golpe y porrazo que estaba condenado. Me convencí de la manera en que viviría y la medicación no me haría nada. Esta nunca ha sido útil y menos barata. Cuando podía permitírmela, dado el bajo sueldo de mis padres, me la arrebataban. Cuando no la consumía, todo era confuso y cambiante. Todo era tembloroso y a veces incluso sofocante. Me acostumbré a una realidad amorfa y cruel pero ha llegado tal punto en que la realidad en la que mi mente vive se ha adueñado de mi cuerpo hasta poseerlo, controlarlo y violarlo.

Nunca me he sentido tan sucio como antes, jamás me había dejado seducir de tal manera y menos por Él. Él, siempre ha sido Él. Anoche, la realidad en mi mente tornó tal forma de realidad y percepción empírica que no pude distinguir donde terminaba la razón y donde comenzaba la locura. Ambas se fundieron para proporcionarme una de las mejores experiencias sexuales de mi vida y lo recuerdo con tanta claridad que me pregunto incluso si acaso pudo ser verdad. La respuesta está muy clara. No. y por ello, esto debe acabar cuanto antes, esto, no puede continuar. Él debe desaparecer de una vez antes de que me haga algo peor.

–Estoy muy orgulloso de ti. –Me dice mientras se sienta frente a mí en la cama. Le miro unos segundos, asiento con los carrillos llenos y sigo con mi tarea–. ¿Qué te ha hecho cambiar de opinión?

–Cuanto antes empiece a tomarla, antes me curaré.

–¡Claro! Esa es la actitud.

–Estoy cansado ya de esta vida. Quiero mi propia vida.

–¿Qué harás cuando te cures? –Me pregunta animado.

–No lo sé. Pero eso ahora me da igual, solo quiero curarme cuanto antes.

 

Jimin POV:

 

El día transcurre y antes de darme cuenta él cae dormido en su cama y mientras le arropo con las mantas beso sus cálidos labios antes de que nadie nos pueda ver. Regreso a casa y yo también me interno entre las sábanas dispuesto a que me abrace un sueño reconciliador. Duermo con una sonrisa y con una sonrisa me despierto. Emocionado como estoy por la reciente mejora de JungKook no puedo evitar sentirme animado y eufórico ante la vida. Supe que mi estrategia de mostrarle todo lo que se perdía ha funcionado pero no puedo sacarme la idea de la cabeza de, una vez se haya curado y ya no resida en el hospital, traerle conmigo a Busán. Vivir juntos en mi casa y comenzar una nueva vida. Una vida para los dos. Sin enfermedades de por medio ni nada.

Cuando llego al hospital me encuentro la misma escena que el día anterior y siento un deja vu recorrerme. Yoongi le sirve el desayuno y yo me acerco colocando en la palma de la mano de Jeon una de las pastillas que la mira interrogante. Acaba introduciéndosela en la boca y la traga con la ayuda del vaso de leche caliente.

–¿Cómo te encuentras? –Le pregunto con una enorme sonrisa en los labios, él me mira un poco confuso y no es hasta que no se ha ido Yoongi que no me habla.

–Cansado. –Me responde.

–¿No has dormido bien? –Le pregunto y niega con la cabeza–. No pasa nada, hoy no nos moveremos del cuarto, ¿bien? Cuando termines de desayunar puedes volver a dormir si es lo que deseas. –Asiente sin decir más y cuando termina el desayuno se apoya en el cabecero de la cama y yo me siento a su lado. Continúo hablando–. ¿Por qué no has dormido bien?

–Me siento cansado. Como si no hubiera dormido lo suficiente.

–¿Despertaste temprano?

–No.

–Bueno, no pasa nada. –Paso mi brazo por sus hombros y le apoyo en mí para que descanse. Antes de darme cuenta, cae rendido en mi hombro.

Este es un día que transcurre también con normalidad. Y así, durante una semana. Nuestra relación se ha resentido hasta el punto de que hay días en los que ni siquiera hablamos pero no porque no quiera sino porque dice, no tiene fuerzas para hacerlo. A veces no se mueve de la cama en horas y otras veces se sienta en un banco en medio del pasillo y se queda por horas mirando a las personas trascurrir a su libre albedrío. Ayer mismo supe que algo le ocurría, algo que no era propio de él.

–Jeon, he estado pensando mucho en ti. –Le digo mientras le veo sentado, leyendo con la espalda apoyada en el cabecero de la mesa y levanta la vista para mirarme. Yo me siento frente a él y le miro sonriendo–.  Recuerdo cuando me dijiste que tenías miedo de recuperarte y salir porque no sabías que hacer después. –Me mira atento–. ¿Qué te parece si te vienes a vivir conmigo? Vivirías en mi casa y así podría tenerte controlado y seguir tu recuperación. Siempre me tendrías a tu disposición. –De repente de sus labios se forma un extraño puchero y su barbilla tiembla. Sus ojos se encharcan–. Vente conmigo a Busán. A mi casa en el centro, seguro que te encanta y ambos podríamos…

No puedo continuar porque él se desmorona rompiendo a llorar. El libro cae de sus manos y su cuerpo cae al frente mientras le sujeto apoyando su rostro en mi hombro. Me veo consolándole de repente y él llora con una fuerza casi furiosa.

–¿Por qué me haces esto, Jimin? ¿Por qué a mí?

 


 

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