DENTRO DE LA ESQUIZOFRENIA (JiKook) - Capítulo 1
CAPÍTULO 1
Jimin
POV:
Miro nuevamente el cielo tras la luna del coche siendo consciente por primera vez que ya ha amanecido por completo. Froto mis ojos en un intento por desperezarme del tan largo camino que acabo de hacer y poco a poco me veo introduciéndome en la gran ciudad de Seúl en la que no he pisado en mi vida.
Mi nombre es Park Jimin y hace una semana me llamaron del hospital psiquiátrico de Seúl, dada mi reputación, para que ayudase en uno de los casos más complicados que se han encontrado. Al principio decliné la extraña oferta que me presentaron pero dado que me ofrecieron una valiosa cantidad de dinero, me vi casi obligado a aceptar. Es por eso que conduzco desde las cinco de la mañana para estar aquí cuanto antes. En el maletero, mis maletas con la mayor parte de mis pertenencias me indican que pasaré una larga temporada en esta ciudad al cuidado de un hombre del que ni conozco los datos.
A veces se me hace muy difícil y cansado mi trabajo. Verme obligado a atender las necesidades de enfermos que requieren un cuidado constante y no les sirve cualquier medicamento. Necesitan conversación, paciencia y comprensión. Personas, que no sabes si de un momento a otro te saltarán al cuello para matarte o comenzarán a golpearse ellos mismos para suicidarse. Lo he visto tantas veces en mi vida que ya no me sorprende ver a un hombre cortarse las venas delante de mis propios ojos. Han sido ya unas veinte veces que personas desquiciadas, enloquecidas ya no sé si por su propia enfermedad o por efectos de la medicina que se les administra, se suicidan delante de mí a la par que lo impido. La mitad de estas personas son gente sin familia, ni conocidos. Ingresados en un hospital psiquiátrico porque no les queda otro remedio para sobrevivir. Nadie les echa ni les echará en falta.
Mi móvil suena sobre el salpicadero y vibra, haciendo que se mueva por sí solo. Pulsando un botón en el coche se activan los altavoces.
–¿Doctor Park? –Preguntan al otro lado y suspiro reconociendo ya la voz. La misma que me insistió durante meses de que debía venir a Seúl.
–Sí, ¿ha ocurrido algo? –Pregunto porque en su voz se oye un deje de preocupación.
–Sí, doctor. Me gustaría saber cuánto le falta para llegar.
–Estoy ya en Seúl, pensaba pasarme primero por el piso que he alquilado para dejar mis cosas y luego…
–Requerimos de su ayuda en este momento, cuanto antes.
–¿Ahora? –Pregunto suspirando y miro la hora en el coche. Las siete y media de la mañana–. Apenas he llegado al centro de…
–El paciente ha sufrido un brote de ira. –Dice cortante y yo repaso los síntomas y las anomalías en la enfermedad en la que me especialicé.
–Los enfermos por esquizofrenia no sufren ataques de ira.
–Por eso le he llamado. Por favor, venga cuanto antes.
–Iré. –Digo aun no muy convencido conmigo mismo por dejar de lado visitar antes mi nuevo apartamento y redirijo mi dirección en el GPS para poder alcanzar cuanto antes mi destino.
JungKook
POV:
Es increíble como estando en esta misma situación varias veces al mes aun soy incapaz de acostumbrarme a este frío y resguardado ambiente. Las paredes que debieran verse blancas son oscuridad y tan solo distingo sus pequeños y pocos rasgos gracias a una ventana en lo alto de la pared a mi espalda. Una ventana sin cristales que hace que el frío entre aunque no lo haga. Estoy seguro que tras esa ventana jamás se presentará el sol con todo su auge para calentar de vez en cuando mis mejillas.
Cuánto ansío el sol. La luz real lejos de las fluorescentes bombillas con las que hacen de este sitio algo más lúgubre. Hace meses que no salgo fuera, que no respiro el aire de verdad. La verdad. ¿Acaso la conozco? Ni si quiera sé si yo soy real o nada más que una alucinación de un demente como yo en otro mundo, en otra dimensión. Pero sin llegarnos a alegar mucho, puedo distinguir dos realidades. La de ahí fuera entre las camas de hospital y la repugnante comida y la de aquí dentro, en esta sala acolchada y con un cierre de seguridad que solo funciona desde fuera. A veces me siento un animal. Peor, un animal podría moverse dentro de su propia jaula. Yo sin embargo me veo obligado a permanecer inmóvil gracias a la camisa de fuerza que rodea mi cuerpo. Sentado aquí en el suelo me acurruco sintiendo como poco a poco desde mis pies descalzos me penetra el frío con su marcha constante a través de mi cuerpo.
Paladeo un par de veces chocando mi lengua con la parte superior del cielo en mi cavidad bucal. En mis labios, las salpicaduras de la sangre aún permanecen y probablemente sean más evidentes en mi mejilla derecha, donde puedo sentir su extraña viscosidad recorrer mi piel. Miro a todas partes sintiendo de nuevo una angustia terrible y me limito a estirar todo lo que puedo mis brazos porque la camisa me aprieta. Grito unos segundos. No se dan cuenta que esta impotencia me hace rememorar aquello. Sentir mis brazos aprisionado. Sentir como me ahogo en mi propia normalidad. Algo duele en mi garganta y grito nuevamente probablemente aumentado mi locura. No. Esta no puede empeorar. Sí lo hace mi apariencia, la imagen que tienen de mí.
Me dejo caer sobre el suelo probablemente exhausto de mi estado. En mi mente, Él vuelve a pronunciarse.
¡Estás defectuoso! ¡Tómatelas todas! A ver si te da una sobredosis.
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