IDENTIDADES [PARTE III] - Capítulo 1

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💬 Gracias por animarte a leer este fanfic. Comunico aquí que esta es la tercera temporada de tres. (Si quieres seguir leyendo te aconsejo que leas primero las temporadas uno y dos ): "Identidades (JiKook) [Parte I]". "Identidades (JiKook) [Parte II]"

Si ya leíste la primera y segunda parte, espero que te haya gustado y estés preparado para una nueva temporada. Disfruta.

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 CAPÍTULO 1


Narrador omnisciente:

 

La noche es mucho más fría de lo que el hombre caminando tan despreocupadamente se creía y por eso en su cuello, una bufanda adorna su estética y su degenerada apariencia, conmovida tan solo en un ápice por la muerte de un empleado. Un conocido. Un confidente, un aliado que dejó de serlo. La lluvia golpea duramente contra el cristal produciendo un sonido ensordecedor, lo suficiente como para producir esa terrible jaqueca después de cada trago de whiskey. Los truenos ya si son algo abrumador. El retumbar de los cristales amenazan con romperlos pero no es algo a lo que el general ahí parado teme. Él ya no teme a nada porque nada de lo que pueda perder le pertenece mucho más que la copa que está a punto de servirse.

Un sombrero aun le protege de de la lluvia inexistente dentro de su oficina y en su mano, un par de sobres y agendas que deben ser revisadas. Nada al parecer de importancia, lo suficiente como para ocupar el ajetreado tiempo del hombre que se quita el abrigo con una mueca cansada y la expresión de un hombre mayor, ya de muchas experiencias, ninguna muerte como el principal protagonista de nuestro relato. Una mujer, tres hijos, son su verdaderas batallas, constantes día a día mientras lucha por verles, mientras lucha por no escucharles mientras de sus labios no salen más que palabras vacías con un carente sentido del conocimiento.

Con un gesto y un resoplido deja el gorro colocado en un perchero al lado de las puertas de madera y deja traslucir un cabello corto en la nuca con un poco más de cantidad en el resto de su cabeza. Sus ojos, pequeños y rasgados, se jactan de una seguridad y una dureza que tan solo las líneas de sus facciones representan. Sus actos, más que ser crueles han sido despreciables. Él bien lo sabe pero la conciencia no es algo que le preocupe. El whiskey sabe bien mitigar ese dolor y a pesar de que no se le esté permitido el consumo él hace como si nada sacando del armario al lado de la gran mesa de madera oscura una pequeña botella que ya ha sido testigo de muchas otras penas. La mayoría pensaría que es un alcohólico empedernido. Nada más lejos de la realidad, simplemente tiene una irrefrenable necesidad de consumir desesperadamente esa esencia que tan bien discurre por su garganta y no solo calma la sed y las penas. Los sentimientos también los mitiga.

Dejándose caer sobre su asiento de cuero forrado deja los papeles tirados, esparcidos  descuidadamente sobre la mesa para mirarlos con un gesto de repulsión más propio de quien mira un mísero cuadro a lo que verdaderamente representa. Los últimos restos de un cadáver que está siendo enterrado junto al resto de desalmados capaces de contradecir la voz de un pueblo embobado. Cegado incluso, con ojos vendados igual que los de la furcia barata que se deja violar mientras cierra con fuerza los ojos deseando que todo pase rápido.

Con pereza más que con curiosidad comienza a revisar el papeleo del último recuerdo de un hombre suicidado. Un par de fotografías en recuerdo a sus familiares. El hombre de áspero rostro no se lo piensa y tira en su papelera las imágenes que tan queridas fueron en otro tiempo. Un par de documentos falsos, nada más que un acaramelado dulce que le sirvió para sucumbir a una diabetes que le condenaría. Una falsa identidad, una personalidad débil.

Las palabras Kim NamJoon adornan el uniforme de este general que sirve a unos superiores que desearían saber de lo sucedido y se ve obligado, aunque está bien gustoso de hacerlo, de deshacerse de todos y cada uno de los recuerdos de aquél sucio cerdo que nos ha traicionado. Un justo final para un hombre que decidió abandonarse antes que dejarse perder en el abismo de la verdadera justicia. Un par de folios en blanco, un par escritos con tonterías. Todo en la papelera encuentran su dulce final. Un final acompañado, al contrario del verdadero propietario de los papeles. Al final de todos, un sobre. Uno de tamaño folio y de color beige con un par de palabros escritos con una letra temblorosa y con algunas salpicaduras de sangre y una firma un tanto dudosa. Reconocible pero esta letra dista mucho de ser de un hombre con valor. El miedo, es palpable.

El hombre, de rostro curioso y con una expresión sorprendida lee la portada del sobre y no se puede reprimir a abrir con cuidado el sobre y sacar de él un buen fajo de papeles escritos en letra al principio cuidadosa y lenta, pero a medida que pasan las páginas, esta se degrada a una mucho más descuidada y temblorosa. Los papeles son cada vez más sucios. Están algunos con la tinta corrida, otros arrugados. Ellos saben que llega el final. Todos lo saben.

En la portada del sobre se puede leer:

 

<Propiedad de Park Jimin. Para Jeon Jungkook. Es importante que se le entregue cuanto antes. >

 

Una mentira tras otra y probablemente ese tal Jeon ni siquiera sepa de la existencia de estos papeles pero no hay criba por la que vayan a pasar. El final está decidido pero para entretenerse, el hombre se divierte leyendo. No tiene nada mejor que hacer y una parte de él desea encontrar dentro de esas hojas alguna palabra que le haga salir de su ensoñación. Férreamente convencido de que no la va a encontrar se aventura a leer, conociendo ya el final de la historia.

 


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