IDENTIDADES [PARTE II] - Capítulo 21
CAPÍTULO 21
JungKook
POV:
Nos despertamos con el sonido del despertador haciendo eco por toda la casa después de haber inundado con insistencia nuestro dormitorio. Es Jimin quien retiene sus pitidos y se levanta con varios refunfuños infantiles. Se sienta en el borde de la cama y se estira mientras bosteza. La luz del amanecer hace contraste con sus cabellos oscuros y su piel tostada. Fingiendo tener algo importante que hacer se levanta y se va al cuarto de baño para orinar y hacer su higiene matutina. Yo por el contrario me doy media vuelta e interno mi cara en su almohadón donde ha quedado impregnado su olor. Aspiro fuertemente y un peso inquieto aparece sobre la cama para aplastar mi cuerpo sin piedad alguna.
—Appa Kook, buenos días. –Sin ni siquiera mirarle, le sujeto por la cintura y lo meto conmigo en la cama y me abrazo a su cuerpecito para enterrar mi nariz en su cuello—. Appa, hay que ir al cole.
—Puff… —Refunfuño y mi hijo me revuelve en el abrazo. Antes de darme cuenta, otro cuerpo, este mucho más pesado, cae sobre mí abrazándome también.
—No pude evitarlo. –Se excusa.
—idiota. –Digo con dificultad y acabo saliendo de ambos para levantarme a preparar el desayuno que nadie se digna a servir.
Me he dado cuenta que durante las horas de comer nuestra actividad comunicativa se ha reducido considerablemente sobre todo a la hora de los desayunos pero al parecer, hoy ambos se han levantado de buen humor tal vez porque ayer fue un día libre o porque, con los días, se han acostumbrado a este ambiente, a esta casa. A todo a nuestro alrededor. A veces me pregunto si soy el único al que no le gusta estar aquí.
—¿Cuidaste de appa ayer? –Le pregunta Jimin a Yoogeun haciendo referencia a que debo ser cuidado por un niño como si yo fuese inferior que él. Jimin me mira sonriendo con sorna y se termina el café en la taza. Mi hijo, mientras ve como cae un trozo de su galleta empapada en la leche haciendo un puchero, asiente y me mira sonriendo.
—Lo cuidé bien. Jugamos a las cartas y fuimos al parque. –Veo a Jimin levantarse y pasar por mi lado para dejar la taza pero antes coge mi mandíbula y la alza para besarme
—Muy bien hijo. –Le dice.
…
Cuando dejamos a Yoogeun en la guardería en vez de conducirnos por el camino que hemos regresado, nos encaminamos por otras calles hasta llegar al edificio donde Namjoon nos espera. Al entrar, el hombre que siempre nos detiene, hoy se limita a saludarnos con un gesto de su cabeza y nosotros imitamos el gesto.
Conocemos el camino por lo que nos conducimos con soltura por los pasillos y al llegar a la puerta llamamos y esperamos por una respuesta que viene de la voz de un amable Namjoon. Esto me da muy mala espina.
Nada más pasamos nos señala las sillas como siempre y nos sentamos frente a él. Nada más que se fija en mi rostro aun con algunas magulladuras una de sus dos comisuras se alza caso como un acto reflejo, pero no dice nada. Durante un buen rato intercambiamos varias miradas entre los tres y creo que llegan a pasar cinco minutos hasta que me decido a hablar.
—¿Por qué el reunirnos de nuevo aquí? –Namjoon suspira con una agradable sonrisa en sus labios mientras Luhan, como siempre de pie a su lado nos mira intrigantes. Namjoon niega con la cabeza varias veces y se toca el cuero cabelludo de la nuca donde su pelo está rapado.
—Hemos estado pensando y creemos, —mira a Luhan—, que tienes razón, Jeon. –De un cajón de la mesa saca un sobre igual que los que trae Jimin a casa y me lo extiende. Yo lo cojo sin preámbulos pero antes de abrirlo ya me comenta su contenido—. Pasajes de vuelta a Seúl. ¿Qué te parece? –Me pregunta con una enorme sonrisa y yo sonrío inocente también. Todo mi cuerpo vibra pero lo hace aún más cuando al sacar el contenido solo encuentro dos billetes de avión. Los cuento un par de veces no muy seguro de lo que veo como si fuera difícil contar hasta dos. No me he confundido.
—Pero… —Miro a Jimin que frunce su ceño igual que yo y a Namjoon que me mira un poco incrédulo. Luhan sale del despacho—. Aquí solo hay dos billetes. –Sonrío afable—. Necesitamos tres.
—¡Vaya! –Rasca su barbilla pensativo y finge un asombro que me pone enfermo—. ¿No me digas? –Parece preocupado—. Qué pena. En ese caso tendrás que escoger quien se va y quién se queda.
—Pero… —Miro a Jimin de nuevo que no sabe ya ni a dónde mirar y yo palpo con mis dedos una muy lujosa posibilidad de salir de este putrefacto país.
—No te preocupes. –Dice Namjoon interrumpiendo el flujo de mis pensamientos—. Escogeré yo por ti, si no te importa. Tú, Jeon, y tu hijo os vais, y Jimin se queda con nosotros. –Jimin no dice nada mientras que sus dedos se mueven nerviosos en sus manos sobre su regazo. Yo siento un fuerte ataque de ira.
—¡No voy a abandonarle aquí! Hemos venido juntos y nos iremos juntos.
—¿Me dejas a tu hijo, pues?
—¡Ni lo sueñes! –Golpeo fuertemente la mesa con el sobre en la mano y lo abandono allí no queriendo saber de él.
—No seas así. –Me devuelve el sobre—. ¡Quédatelos! Quién sabe si algún día cambias de opinión y te das cuenta de lo que vale tu vida y la de tu hijo, y lo que vale la suya. –Mira a Jimin unos segundo y es entonces cuando lo comprendo. Lo comprendo todo al instante. No le dejará marchar así de fácil porque lo necesita. Lo necesita para que arriesgue su vida por el país. Yoogeun y yo no somos más que estorbos de los que se podría deshacer fácilmente pero no quiere a un Jimin furioso.
Hará lo que sea para conservar a Jimin a su lado. Cualquier cosa.
Oímos la puerta a nuestra espalda y suponemos que es Luhan, pero esta vez, no viene solo.
Una voz quiebra nuestro silencio y algo dentro de mí se rompe.
Los ojos de Jimin, se iluminan.
Su rostro. Palidece.
—¿Appa?
Comentarios
Publicar un comentario