IDENTIDADES [PARTE II] - Capítulo 20
CAPÍTULO 20
JungKook
POV:
Me doy media vuelta y la hora hace hincapié en querer estar presente. Las tres y media de la mañana.
La cama se me hace enorme y las sábanas me ahogan en vez de abrazarme para llevarme a un sueño cálido y acogedor. No recuerdo la cantidad de vueltas que he dado buscando el cansancio pero me siento desasosegado, intranquilo. Jimin no ha vuelto y como tampoco sé a qué hora debería haber regresado o dónde está, o qué está haciendo, mi incertidumbre no hace sino aumentar y se hace más pesada a cuanto más lo pienso.
Cierro los ojos dejando que me inunde la oscuridad y la sangre golpea mi cara. La imagen de Jimin siendo golpeado, apuñalado, disparado, torturado.
No puedo soportarlo más y me incorporo en la cama aferrando una de mis manos a mi cuello para sentir como la respiración pasa a través de mi tráquea y tranquilizar mi corazón acelerado. Si tuviera tabaco me levantaría a fumar. Si tuviera café hecho me tomaría otra taza pero por no preparar una cafetera entera prefiero no molestarme. Tal vez el café haya sido el problema de mi insomnio. Retiro las sábanas de mi cuerpo sintiendo como el frío toca la piel de mis piernas desnudas cuando suena la puerta de la entrada y rápido me cubro de nuevo y me tumbo cerrando los ojos, fingiendo un dulce sueño embriagador.
Los pasos de Jimin son inconfundibles, lentos pero seguros. Y antes de darme cuenta ya está descorriendo la puerta para pasar dentro y cerrar detrás de él. Ahora que no corre el riesgo de molestar a su hijo se conduce de una manera algo más despreocupada y torpe pero aun así silenciosa. Deja su chaqueta sobre una percha y de la trasera de sus pantalones saca un sobre beige que tira sobre la mesilla a mi lado. Con un ojo abierto le veo desnudarse poco a poco hasta quedar en ropa interior.
Evito mirarle y cierro de nuevo el ojo sin mover un solo músculo. Espero varios segundos a que se tumbe a mi lado pero eso no sucede. De lo contrario, retira las sábanas a los pies de mi cama y se introduce dentro reptando hasta llegar a mis piernas. Siento un escalofrío por todo mi cuerpo cuando sus jugosos labios se posan en mi muslo derecho y después un mordisco muy caliente. Abro mis ojos al máximo para ver el bulto de su cuerpo entre mis piernas bajo las sábanas.
—Ji—Ji—Jiminiee… —Muerde más fuerte mi muslo haciéndome callar y le dejo hacer mientras todo mi cuerpo sufre espasmos por sus manos tocando mi cintura. Sus dedos, curiosos y ágiles se deslizan dentro del bóxer y lo retira deshaciéndose de su incomodidad.
Mi polla sufre espasmos y comienzo a temblar. Su larga lengua se desliza por toda mi longitud de abajo arriba despertándola de inmediato. Mis piernas se abren como un resorte y Jimin se coloca más cómodamente entre ellas sujetando una de ella en el brazo izquierdo mientras que con la mano derecha bombea mi pene lamiendo ahora mis testículos.
Esta ha sido siempre su mejor manera de pedir disculpas porque sé, odia hacer mamadas, pero como disculpa no puede negarse a ello. Me está pidiendo perdón con sus actos ya que sus palabras no son muy útiles.
—Ah… Mmmm… —Gimo cuando mete toda mi longitud en su boca de una vez hasta tocar su garganta. Tose con ello pero solo provoca en mí un sentimiento mucho más fuerte de invadir toda su cavidad. Muerdo mis labios temiendo despertar a nuestro hijo y agarro fuertemente las sábanas debajo de mi cuerpo para retener mis ganas de follarle la boca.
Mis caderas van por libres moviéndose según entro y salgo de él. Siento sus húmedos labios estirarse recorriendo mi piel. Su mano ayudándole a entrar y salir. Su lengua rodear mi polla y de vez en cuando besa mi glande introduciendo su lengua en la ranura allí. Grito sin poder evitarlo porque siento descargas de adrenalina por todo mi cuerpo.
—Otra vez. –Le suplico y lo hace repetidas veces hasta que me vengo en su boca y lo traga todo antes de limpiarse los labios con el dorso de su mano como un acto reflejo.
A los segundos aparece de debajo de las sábanas para mirarme con sus grandes ojos negros y besar mis labios. Tras abrazarme fuertemente se tumba sobre mi pecho y respira profundamente. Coge todo el aire que no se ha podido permitir con mi polla dentro y lo suelta muy despacio pensando en algo.
—Lo siento. —Susurra al fin y yo sonrío.
—No pasa nada, mi amor.
—No tenía que haberte golpeado. –Dice haciendo un puchero con sus labios todavía húmedos.
—Ya ha pasado. Yo tampoco tenía que haberte ocultado nada. No hice bien. Tampoco supe que podrían hacer eso con tu hija, lo siento, de veras.
—A veces pienso que la habrían matado de todas maneras solo por tenerme controlado.
—¿Estás bien? –Le pregunto después de unos segundos en silencio.
—Sí. Todo está bien. He traído dinero. –Al pensar en el dinero cada vez se me hace más difícil la idea de salir de aquí.
—¿Algún día sabré que es lo que realmente haces?
—Me he desplazado en avión hasta Pekín. Me he introducido en la casa de un hombre mientras él no estaba y he cogido unos documentos. Punto.
—Ya veo. –Pienso unos segundos en lo que me ha dicho.
—Ah, Namjoon me dijo que mañana quería que nos reuniéramos por la mañana los dos en su despacho. –Se encoge de hombros.
—¿Qué mierdas dices? No quiero volver a saber nada de él.
—¿Hay algo que aun me ocultes? –Me mira con una ceja levantada.
—No, pero sabes que no es no. Y no quiero.
—Deja de ser infantil. –Besa mi mejilla—. Y durmamos. Que es tarde.
Abrazando fuertemente su cuerpo caigo dormido.
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