IDENTIDADES [PARTE II] - Capítulo 13
CAPÍTULO 13
JungKook
POV:
La mañana comienza con el sonido del despertador desde el móvil de Jimin y me hace dar un respingo en la cama para apagarlo. Él por el contrario parece no haberse dado cuenta y tengo que zarandearle unos segundos hasta que al fin abre los ojos.
-¿Hum?
-Vamos, hay que llevar a Yoogeun a clase…
Desayunamos los tres juntos y puedo notar una clara diferencia de ánimo entre nosotros y el niño, que parece eufórico y animado como jamás le había visto. Sus ojos bien despiertos miran su comida y lo engulle todo sin que yo tenga que decirle nada. Recoge sus cosas y antes de que Jimin y yo estemos preparados él ya nos espera en la puerta. El camino se hace muy lento porque aun apenas ha amanecido pero en el ambiente la tranquilidad de anoche permanece acompañada esta vez de un olor a rocío otoñal.
Yoogeun se despide de nosotros con un beso a ambos y cuando estamos de camino al piso el móvil de Jimin suena haciéndole despertar de una vez por todas.
-¿sí? –Pregunta esperando una respuesta que no oigo. Seguimos caminando-. ¿Cómo? Sí, sí, hum… vale. Hasta mañana.
-¿Y bien?
-Era Namjoon. –Dice y continúa caminando como si nada. Yo tiro de su brazo para detenerle.
-¿Qué quería ese imbécil ahora?
-Quiere que mañana me presente en su despacho. No sé qué de un trámite.
-¿Nos marcharemos? –Pregunto entusiasmado.
-No creo Jeon. Seguro que es una de sus triquiñuelas. No le des importancia. –Tras unos minutos en silencio llegamos a su apartamento pero antes de que meta la llave en la cerradura del portar se detiene como pensando en algo muy importante y de repente sonríe mirándome-. ¿Alguna vez has estado en un parque acuático?
-¿Un parque acuático? –Pregunto sorprendido por el cambio brusco de la conversación-. No, nunca.
-Tenemos seis horas hasta que Yoogeun termine sus clases. ¿Quieres que vayamos al de aquí?
-¿Cómo va a haber aquí uno, Jimin? No digas tonterías.
Debí recordar mi primer pensamiento cuando llegué aquí, la capacidad de este sitio para sorprenderme al fusionar lo moderno con lo tradicional. No insistí demasiado en no ir porque la verdad es que tenía curiosidad porque me sorprendiera con su ilusión al mostrarme una piscina infantil a medio llenar. Sucia y con cadáveres flotando pero en mi mente volvió a golpearme la realidad mostrándome uno de los mejores parques acuáticos que he visto en mi vida.
A pesar de haber tardado una hora en bus para ir merece la pena con creces. La gente va, viene, sonríe, canta. Se ve un verdadero ambiente de piscina y es gratificante encontrar más seres humanos como nosotros en este país. Este pensamiento lo reprimí porque sino Jimin, como un buen padre, me llevaría de vuelta a casa.
En mi cuerpo, uno de sus bañadores de lunares cubría mis partes pudorosas y en el suyo, uno negro simple.
-Te lo debía. –Me dice sonriendo, agradeciendo el gesto que yo una vez hice por él.
-¿Hum?
-Cuando me hiciste ir al río aquella vez. Fue uno de los mejores días de mi vida. Siempre tengo la esperanza de que eso se pueda repetir pero me temo que es muy difícil. –Asiento.
-Ya recuerdo. –A nuestro lado, según caminamos entre toboganes y atracciones de agua, un grupo de chicas en bañador pasa por nuestro lado. Sus cabellos, recogidos en una coleta y sus cuerpos no me resultan algo con lo que un hombre se pudiera excitar. Las miro otra vez con algo de disimulo y me sorprendo buscando más mujeres en este lugar. Todas similares-. ¿Soy yo o las mujeres no muestran nada de carne? –Sonrío.
-¿Estás mirando a mujeres? Me decepcionas Jeon. –Sonríe.
-Hablo enserio.
-En este parque no están permitido los biquinis. –Se encoge de hombros.
-Ya veo… -De nuevo, esa extraña fusión.
-¿A dónde quieres ir primero?
-Allí. –No lo pienso mucho señalando unos túneles de plástico de colores donde veo a personas sentarse de par en par en flotadores de plástico y dejarse llevar por la corriente hasta una plataforma vertical de gravedad cero.
Jimin se encamina primero y esperamos cinco minutos de cola para acabar sentados en uno de esos flotadores. Aprovecho un minuto más en lo que las personas de delante se deslizan para hablar con él y desahogar las mariposas en mi estómago.
-¿Seguro que puedes montarte en este tipo de sitios, Jimin? –Me mira de repente preocupado y asiente aunque no está muy seguro.
-¿Por qué?
-No sé si tendrás la altura necesaria. –No aguanto la risa y él me fulmina con la mirada.
-Si te caes del flotador no te pienso recoger. –Me encojo de hombros para ver como el hombre de seguridad nos empuja poco a poco y el flotador hace el resto para conducirnos por el túnel a gran velocidad. Está oscuro en la medida en la que el sol poco deja pasar la luz pero si puedo distinguir sus silueta y algunas extrañas muecas de su rostro al contraerse entre una risa y un grito. Yo grito sin preocuparme de nada y me agarro a los soportes del flotador con mis manos. Poco a poco la luz al final del túnel nos sorprende pero es tanta la verticalidad y la potencia con la que caemos que ascendemos con el flotador sobre una pared vertical. Mi corazón parece detenerse en un latido doloroso y su rostro frente al mío se paraliza entre el miedo y la sorpresa. El mismo subidón de adrenalina nos golpea a ambos cuando no podemos contener nuestro culo en el asiento. Me veo volar unos instantes y ante el miedo cierro los ojos esperando recuperar la gravedad cuanto antes.
Esta viene muy rápido y volvemos a deslizarnos hacia abajo. Poco a poco nos conducimos sin remedio a la salida y el recorrido termina sin darnos cuenta de nada.
-Pensé que saldría volando. –Reconozco y él se apoya en mí hombro para caminar porque sus piernas tiemblan.
-Ha sido genial. –Nos miramos ambos descubriendo que estamos empapados. No nos hemos dado nI cuenta.
El siguiente con el que nos topamos son túneles subterráneos que pasan por debajo de un estanque con todo tipo de animales marinos. Debemos, para ello, subir a una plataforma cubierta donde hay gente esperando pero el tráfico es rápido y antes de darnos cuenta ya estamos ambos en cada uno de los dos toboganes de color rosa. Veo su entrada pero la profunda oscuridad que consume su interior es algo perturbadora.
-Te espero al otro lado. –Dice Jimin y se tira en su interior. Su cuerpo desaparece en dos segundos y solo queda el eco de sus gritos que proceden del interior. Sin otra alternativa espero mi turno y me lanzo con mis manos sobre el pecho. Al principio todo es oscuridad y salpicaduras de agua en la cara pero una luz azul me saluda y antes de lo pensado estoy en medio de un gran acuario donde los peces pasan rozando el tubo en donde me deslizo. Apenas tengo tiempo para mirarlos porque de nuevo me sumerjo en la oscuridad y salgo a la luz sobre una piscina. Con la velocidad de mi cuerpo hago que el agua salpique a Jimin el cual se ve obligado a retirarse el pelo de los ojos.
-Genial. –Digo cuando me ve.
Salimos de allí para dirigirnos a cualquier otra cosa que me llame la atención pero yo solo tengo ojos para una cosa.
-¿Qué es eso de ahí? –Pregunto y me mira bufando.
-Bah, una mierda. –Su expresión es aburrida pero sus palabras no son firmes.
-Yo quiero ir. –Afirmo señalando el gran edificio de donde salen tubos como serpientes enroscándose en él.
-No es nada. Es muy aburrido.
-Mmm… ¿no será que tienes miedo? –Hace un puchero.
-Yo no tengo miedo de nada.
-Vamos, pues…
Los primeros cinco minutos me acompaña pero es la subida al edificio donde debo de arrastrarle para que me siga. La cola para llegar es interminable y eso no hace sino ponerle más nervioso. Cuando llegamos arriba y comprobamos de primera mano lo que sucede, a mí también se me quitan las ganas de participar en esto pero ya que hemos subido, solo hay una manera de bajar.
-No estoy seguro de esto, Jungkookie… -Esta vez sus pucheros no funcionarán.
Ante nosotros, seis cápsulas cilíndricas donde se meten personas de manera individual y de repente, el suelo cede ante ellos proporcionándoles una caída vertical hacia el vacío. Se supone que los túneles les conducen por todo el recorrido y desembocan hasta el final pero eso es solo la teoría. Compruebo también algunas medidas de seguridad que se debe tomar antes de subir como pesarse, para no correr el riesgo de sobrepasar un límite, poner los brazos en cruz y cosas así.
-No pasará nada… -Intento tranquilizarle a él, o tal vez a mí-. El valiente Park Jimin se va a rajar. –Niega con la cabeza suspirando. Ya no hay vuelta atrás porque le piden que entre en una de las cápsulas. Se pesa, pone los brazos en cruz y me mira mientras cierran la puerta. Ya no puedo oírle pero sus labios forman la frase “esta me la pagas” mientras sus ojos me acribillan.
Me equivoqué al pensar que no le oiría porque cuando el suelo cede ante él, su grito ensordecedor permanece en mis oídos incluso cuando estoy seguro, ha llegado al final del recorrido.
-Su turno. –Me dice un chico y tras pesarme entro en la cápsula y me cruzo de brazos-. Caerá cuando termine la cuenta atrás. ¿Listo? –Asiento. Este cierra la puerta y cierro los ojos mientras por un altavoz suena una cuenta atrás desde tres que me pone los pelos de punta. Cada palabra es como un choque individual de adrenalina y cada uno es peor que el anterior. Solo son tres insignificantes cifras pero cuando llega la tercera. Nada sucede.
Respiro fuertemente y antes de que me dé tiempo a reaccionar, el suelo desaparece y caigo a la nada pero esta me recoge en sus brazos y me conduce rápida y veloz por unos túneles que giran, hacen tirabuzones, descienden, me empapan. No me importa. Yo solo grito lleno de adrenalina. Mi corazón parece querer bombear sangre a sil veces por segundo porque incluso cuando todo ha terminado lo siento salir de mi pecho.
Cuando salgo del agua Jimin ya me espera ahí calado de pies a cabeza, cruzando de brazos y mirándome con la peor cara que puede tener.
-¡Voy a matarte! –Grita mientras con sus manos empuja mi pecho haciéndome retroceder. Está realmente enfadado y puedo sentir como ahora mismo, ayudado del reciente golpe de adrenalina, me pegaría una paliza. Pero no me importa y voy hasta él para abrazar su cintura y levantarlo por el aire. Doy vueltas con su cuerpo en mis brazos y sin poder evitarlo, corresponde el abrazo comenzando a reír junto conmigo.
-¿A dónde vamos ahora? –No lo piensa demasiado.
-Al mejor de todos. No es tan divertido pero no puedes irte de aquí sin verlo.
-Donde tú digas, pequeño. –Digo y coloco mi brazo sobre sus hombros.
Mientras un puchero se instala en sus labios me conduce a otro edificio esta vez que nos conducirá bajo tierra. La cola es más larga que las anteriores y eso me hace pensar que realmente merece la pena. Mientras esperamos con un flotador para los dos comienzo una conversación.
-Me dices que no malgaste el dinero en tabaco pero si en venir aquí…
-¿Dinero? Estar aquí me sale gratis.
-¿Entonces qué es lo que le has dado a la recepcionista de…?
-Le he mostrado mi carnet de militar. Bobo.
-Hum…
-¿Te quejas de estar aquí? Como si no te divirtieras… -Bufa-. No compares el tabaco que te mata a esto…
-Esto te matará a ti de un infarto. –Sonríe por mis palabras y deja caer su cabeza derrotado.
-Ya estoy mayor para estas cosas.
-No hables así. Pareciera que tienes cincuenta años. Yo seguiré disfrutando de estas cosas incluso con ochenta.
-Aggg… -Pone una cara de asco desagradable-. Estarás arrugadito…
-Como la piel de tus huevos, idiota. –Levanto mi ceja y su cara enrojece. Suspiro pensando en sus palabras-. ¿No me querrás cuando sea mayor? ¿Me dejarás en cuanto me salga la primera cana?
-¿Por qué siempre acabamos hablando de estas cosas? Cuernos, vejez… ¿No nos ves juntos en el futuro?
-Claro que sí. Me veo acurrucándome a tu lado cuando ya estemos enfermos y terminales. –De nuevo esa cara de desagrado.
-Mejor déjalo. –Niega con la cabeza-. No quiero verme mayor aún. Todavía soy muy joven.
-Genial, ahora te contradices. –Pone los ojos en blanco y antes de que diga nada ya es nuestro turno. Ambos nos sentamos en el mismo flotador a la entrada del túnel. Este flotador en algo más pequeño por lo que nos obligamos a sentarnos aún más juntos. No es algo que nos moleste, desde luego.
-Allá vais. –Dice el chico que nos empuja y descendemos lentamente por un túnel completamente a oscuras. Este túnel, poco a poco se hace más y más amplio por lo que varios flotadores como el nuestro podrían ir a nuestros lados pero no, estamos solo Jimin y yo en medio de la oscuridad. La velocidad no es extrema, el agua, no es abundante.
-¿Solo esto? –Pregunto.
-¡Espera y verás! –No sé cuánto tiempo pasa, tal vez el suficiente como para plantearme de nuevo acusarle de la estúpida idea de perder el tiempo aquí pero de repente varios haz de luces aparecen por todas partes iluminando todo el túnel.
Puedo ver todo a nuestro alrededor y puedo ver su rostro ilusionado por mi reacción. Yo miro a todas partes viendo cómo pasan a toda velocidad por mi cabeza, pareciera que son ellos los que se mueven pero no, somos nosotros los que nos desplazamos. En mi interior aparece la nostalgia de las noches en discotecas, el miedo al presente ante una sensación tan futurista. Los colores son vivos por lo que me suben el ánimo y la soledad que nos rodea me hace sentir feliz. Somos Jimin y yo. Nadie más.
-¡Te lo dije! –Grita.
-¡Esto es lo mejor del mundo! –No siento más adrenalina que el propio miedo a tantas emociones juntas dentro de mí pero la calidez de mi corazón es incomparable.
Sin esperarlo y sin que venga a cuento, lleva sus dos manos a mi rostro y me atrae a él para besar fuertemente mis labios. Es un choque algo brusco pero su lengua busca en mi interior desesperada. Cierro los ojos pero los párpados me permiten ver aun, a través de ellos, las luces pasando a toda velocidad. Mi cuerpo arde en llamas y si pudiera elegir un lugar en el mundo para vivir, una persona con la que compartir mi vida y un gesto que me represente, sería este mismo instante. Almacenaría este sentimiento en cápsulas y me las inyectaría para revivir de nuevo esta maravillosa experiencia.
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