IDENTIDADES [PARTE I] - Capítulo 9
CAPÍTULO 9
Jungkook
POV:
El camino a casa en coche es muy lento y tal vez se haga eterno porque ninguno de los dos dice nada en absoluto y esto me mata. Soy una persona que necesita conversación de cualquier forma, incluso si tengo que discutir con él.
—Eres un maleducado.
—Vale. –Me encanta que alguien me responda de manera que yo no pueda contrarrestarle nada. Nótese el sarcasmo.
—¿Vale? Esto sí que es maleducado.
—Kook, no quiero discutir.
—No es discutir. Es que parece que no te adecuas a las normas convencionales.
—Lo siento, pues, pero no me repitas mil veces lo que soy. Maleducado, agresivo, idiota.
—No te he llamado… —No me deja terminar.
—No sabes quién soy ni porque me comporto como lo hago. Por el amor del dios al que reces, no me tortures más.
—Sí sé cómo eres. –Se ríe sarcástico—. Eres protector y maduro. Algo introvertido pero en el fondo muy adorable, amable y cariñoso.
—Si tan bien me conoces, ¿por qué sigues empeñado en llevarme a tu casa?
—¿Qué?
—Si me conocieras, —mira por la ventana buscando distraerse—, lo hubieras entendido.
—¿Hay algo que deba saber?
—Muchas cosas pero tu pequeño cerebro no las asimilaría.
—Pruébame. –Niega con la cabeza divertido y con eso da por terminada su conversación. Pasan los segundos y me obligo de nuevo a decir algo—. Sé que es pronto para comer pizza pero no he desayunado bien y para comer pizza siempre es la hora perfecta. –Río intentando amenizar el ambiente y parece que lo consigo porque de nuevo se anima a la conversación.
—Yo no he desayunado. Así que perfecto. –El olor de la comida en sus brazos sujetos es muy tentador.
—¿De qué las has pedido?
—Una barbacoa y otra con beicon. –Asiento—. Había mezclas muy raras y que no pueden saber bien.
—Todo en una pizza es delicioso. Anchoas, piña, pollo…
—Eres afortunado… —Sonríe destapando una de ellas, la que sostiene encima de la otra, y se recrea o más bien se tortura con el olor—. Te las pagaré mañana cuando…
—No, nada de eso.
—Pero…
—¡Nada de eso! –Me mira con ojos temblorosos y acaba asintiendo a mi ofrecimiento obligado—. Hoy sin cerveza, ¿No? –De golpe y porrazo se avergüenza y asiente algo cohibido—. Pero lo primero va a ser vendarte las manos.
—Ya no hace falta.
—¿Cómo que no?
—No. –Dios mío, otra vez a discutir. Es irritante.
…
—Deja las pizzas por ahí, iré a buscar un botiquín al cuarto de baño. –Le digo mientras me deshago de la chaqueta del traje y subo rápido las escaleras con dirección al baño, una vez entro y me miro sin querer en el espejo me sorprendo con toda la cuenca del ojo rodeada de un aro que comienza a estar morado. Me toco ahí y me quejo yo solo por el tacto. Es doloroso pero esto ya no tiene remedio, será mejor que me preocupe de las manos de Jimin.
Pienso mejor y veo que si voy a derramar alcohol es mejor hacerlo sobre el lavabo así que salgo en su busca cuando desde las escaleras voy a llamarle y me sorprende la adorable escena de un Jimin completamente perdido, con un mando de la tele en sus manos y sin ninguna televisión a la vista.
Gira varias veces sobre sí mismo hasta que se decide a apretar uno de los botones del mando a distancia provocando que la televisión salga de la mesa rectangular unos metros más adelante de su posición. Asombrado abre su boca y se asusta del efecto que produce la imagen en sus retinas cayendo al sofá detrás de él algo aturdido.
—WOW. –Pone los brazos por delante de su cuerpo como protegiéndose de algo.
—¿Te asusta mi tele? –Le pregunto siendo la segunda causa de que le de un infarto hoy. De un salto se incorpora en el sofá y me sonríe avergonzado porque sabe que he presenciado toda la vergonzosa escena.
—Es solo que…
—¿Nunca has visto nada como esto antes?
—NO. –Sonríe alabando el trabajo de ingeniería que ha llevado esto posible—. Es magnífico. Increíble.
—Sube, idiota. Voy a lavarte las manos aquí. –Me giro de nuevo para regresar al baño y comienzo a seleccionar las cosas que necesito para la cura pero me percato de que tarda más de lo que quisiera, más de lo que debe por lo que una vez he terminado de sacar vendas y tijeras me giro pero me sorprende la presencia de Jimin ahí en la puerta, serio y algo inquieto.
—¿Te asusté? –Sonríe sádico mostrándome todos sus dientes.
—Sí, eres peor que un gato. –Miro una cosa en sus manos.— ¿Qué traes ahí?
Sin decir nada, sin explicaciones ni palabras se adentra en el baño con total confianza y me empuja hasta quedar sentado en el retrete y me mira desde la altura con una superioridad y una confianza impropias de él. Sonríe de nuevo de esa manera que tanto me está empezando a gustar y estampa aquello que traía contra mi ojo hinchado. Mis nervios se calman una vez el frío se hace cargo de mi cuerpo y descubro que no es más que una bolsa con cubitos de hielo.
—¿Encuentras eso y no la televisión?
—Que gracioso. –Se pone frente al espejo y comienza a desenvolver vendas y abrir el alcohol pero yo me levanto para colaborar.
—Déjame ayudarte.
—No. –Me empuja otra vez y permanezco sentado a su lado en el retrete—. Tú ponte eso en el ojo o se te caerá.
—¿El ojo? Exagerado.
—Cosas peores he visto.
—¿Qué has visto peor que esto? –Niega con la cabeza frunciendo el ceño tal vez inducido por sus recuerdos, tal vez porque acaba de derramar alcohol etílico por sus manos. Muerde sus labios pero no se queja tanto como lo habría hecho yo. Sin duda en su lugar estaría rompiendo el espejo ante mí solo a cabezazos.
Me quedo en silencio observando todos y cada uno de sus movimiento que tanto me cautivan. Míralo, se ayuda de su boca para sujetar todo lo que necesite, en este caso las tijeras y con una de las manos agarra las vendas que poco a poco envuelven su mano izquierda con fuerza, pero de manera muy cuidadosa. Sabe cómo hacerlo y qué partes cubrir y cuáles no son necesario para no malgastar tela. Cuando termina la corta y pega el esparadrapo para que no se despegue.
Sigue el mismo procedimiento con la derecha esta vez con algo más de dificultad porque por lo que veo es diestro pero se las arregla de todas maneras perfectamente, hasta el punto de sorprenderme y hacerme ver que tiene práctica en esto. Una vez termina mueve las muñecas y los dedos comprobando que no ha apretado demasiado como para que le corte el riego pero que no se le van a soltar con facilidad.
—No es la primera vez que haces esto, ¿verdad? –Sonríe comprendiendo que estoy alabando su buen trabajo.
—Sin duda es mucho mejor que la última vez. –Presiono menos la bolsa en mi ojo para intentar abrirlo después de un rato.
—¿En qué?
—Esto, —señala el alcohol etílico—, era soju. Esto, —las vendas en sus manos—, trozos de mi camisa.
—Wow.
—La compañía también es mejor esta vez.
—¿Sí? –Sonrío como un bobalicón.
—Eres algo mejor que un cadáver desangrado en el suelo. –Sonríe y yo me ofendo.
—¿Algo mejo?
—Tampoco hay mucha diferencia. –Niega con la cabeza sonriendo—. Al menos aquella vez era una prostituta que antes de morir me hizo un servicio. –Me mira de reojo buscando una expresión en mi rostro pero no encuentra más que indiferencia fingida. Muy bien fingida.
—Yo también puedo hacerte un servicio si pagas bien.
—Seguro que me lo harías gratis. –Comienza a guardar todo de nuevo en el botiquín.
—Idiota. –Le tiro la bolsa con hielos y él la recoge antes de que caiga al suelo y regresa a donde estoy yo, enfadado por el golpe que le he proporcionado en el abdomen. Pero su enfado disminuye a medida que se acuclilla delante de mí y coloca de nuevo los hielos en mi ojo.
—Era broma, estúpido. No era más que un simple traficante. –Niega con la cabeza sonriendo.
—Es perturbador de todas maneras.
—Olvídalo.
—¿Cómo acabaste en esa situación?
—Olvídalo te he dicho. –Su aliento roza constantemente contra mi rostro y comienzo a ponerme nervioso. Retiro su mano aun presionando la bolsa de mí pero no accede y la presiona aún más congelándome los nervios faciales.
—Está muy frío, Jimin. –hago un puchero y se retira comprobando la zona algo pensativo. Antes de darme cuenta y poder evitarlo acerca sus labios a la zona donde presionaba los hielos y mide la temperatura de esta manera, como hacía mi madre cuando yo era pequeño y quería comprobar si tenía fiebre.
—Debes dejártelos un poco más. No quieras que se hinche. Y no hagas pucheros, no eres un bebé.
—Papá Jimin sabrá cuidar de mí. –Hago de nuevo un puchero e imito la voz de un niño solo para perturbarle y lo he conseguido porque rápido enrojece y se incorpora soltando la bolsa. Yo sonrío algo avergonzado también y poco a poco siento venir las carcajadas pero desaparecen cuando soy testigo de cómo sus ojos se empañan y las lágrimas se acumulan en los bordes.
Mi corazón late fuerte. Tanto que siento que se puede salir por la boca si no lo ha hecho ya. Me siento incómodo porque sé que he dicho algo malo pero no alcanzo a comprender que ha sido ni porque es tan terrible. No me aparta la mirada y yo intento hacer lo propio aunque tape media cara con unos hielos.
Veo la nuez de su garganta subir y bajar intentando deshacer el nudo en su garganta pero no lo consigue y estoy seguro que romperá a llorar de inmediato. Me pongo en pie intentando no ser brusco y dejo el hielo por ahí aun en shock. Él ya no me mira, cualquier cosa es objeto de su mirada mejor que yo.
—Ji—Jimin. –Intento aferrar sus manos vendadas pero él no me deja y las alza mostrándome sus palmas vacías—. Lo siento. ¿Qué he dicho?
—¿Qué estoy haciendo? –Se lleva las manos a la cabeza y se sienta donde estaba yo antes con la cabeza entre sus piernas. Sin duda está sufriendo un ataque de ansiedad.
—¿Jimin? –Me arrodillo a su lado pero él me empuja lejos y señala la puerta con el dedo.
—¡Fuera! ¡Déjame solo! –Olvidando que es mi casa, que puede morirse aquí dentro, que dejo dentro el hielo y que sus lágrimas se derraman sin control, le obedezco saliendo fuera. No soy obediente más que por la fuerza de su voz y la gravedad de la incomprensible situación. Una vez estoy en el pasillo me quedo unos segundos escuchando sutilmente y el llanto se mezcla con palabras que no entiendo y con nombres que desconozco.
—HyeGun… —Ahora, su llanto es aún más fuerte y me deshago de todos los pensamientos que acuden a mi mente para bajar abajo y poner la mesa pero mientras coloco los platos el nombre de esa persona retumba en mi cabeza acompañado del eco de los gemidos de Jimin en la planta superior.
Buenas Cynthia, perdona por molestarte, pero parece que este capítulo está repetido. Es el mismo que el anterior, espero que puedas editarlo para entender un poquito mejor por qué Jimin tuvo un ataque de ansiedad
ResponderEliminarUn saludo!
Lo siento mucho, tienes toda la razón. Lo arreglo enseguida. seguro fue algún despiste en la edición. Muchas gracias por avisar. Un saludo,
EliminarPor favor, no te disculpes. Gracias por ser tan maja ^^
Eliminar