IDENTIDADES [PARTE I] - Capítulo 12
CAPÍTULO 12
JungKook
POV:
El semáforo se pone en rojo y aprovecho para mirar a Jimin a mi lado sentado. Tiene la mirada perdida y está adornada por dos preciosas ojeras que devalúan su aspecto. Tan cristalinos sus ojos que creo que está a punto de llorar pero me retracto en mi pensamiento cuando me doy cuenta de que ni siquiera parece estar vivo. Los labios algo agrietados y las manos temblorosas y doy gracias porque el resto del cuerpo no se mueve.
—¿Has dormido bien? –Niega con la cabeza y suspira. Me quedo tonto viendo como su pecho sube y baja—. Duérmete. Yo te aviso cuando…
—No hace falta.
—¿Has traído la información? –Documentación personal, básicamente.
—Sí. –Se aferra a la funda negra en su regazo.
—Ya verás como saldrá todo bien.
—¿Y si no sale bien?
—Lo mucho que podrían hacerte es enviarte durante un año a la cárcel. No van a condenarte a muerte.
—Lo harán. Ya siento el revólver en mi nuca. –Cierra los ojos muy fuerte y niega con la cabeza comenzando a palidecer—. Todos moriremos.
—Exagerado. Esto es Corea del Sur. Aquí no se mata a nadie. Como tú decías, ni los corruptos van a la cárcel, tú tampoco lo harás.
—Ah, Kookie. –Suspira y ahora si abre sus ojos para mirar de nuevo a la nada—. El temor al dolor frena. La acción desgasta. La perspectiva de una ventaja incita.
—Cada día entiendo menos tus consejos.
—Tal vez no sea yo quien aumente el grado de dificultad sino tú que te vuelves más ingenuo.
—Hablemos por un momento serios. De amigo a amigo.
—No somos amigos.
—Jimin, si hay algo que no me hayas contado, algo que creas que pueda interferir en el juicio, deberías decirlo ahora.
—No hay nada.
—Entonces no entiendo que no hayas dormido. Mírate, creo que estás enfermo.
—No lo estoy. Conduce, y cállate.
—Sé que hay algo. Sé que aquella noche que dormiste en mi casa rebuscaste en mis documentos. En la estantería. –De repente se pone rígido y niega con la cabeza.
—¿Qué dices muchacho? No me acuses de nada en absoluto.
—Sé que es así. Yo no toco esas cosas y estaban caídas y descolocadas. –De nuevo niega con la cabeza.
—Yo… —mira a todos lados—. Yo soy…
—¿Qué pasa…?
—Sonámbulo. –Frunzo el ceño confundido.
—¿Eso es cierto? –Asiente sin dudarlo—. ¿No tomas pastillas?
—No me gusta drogarme de esa manera. –Asiento y sigo conduciendo—. Kookie.
—¿Sí?
—Hablando en serio. ¿Yo te gusto?
—Claro. Eres muy buen jefe y además…
—Sabes de lo que hablo. Dijiste que me enamoraría de ti. —Sonrío avergonzado—. ¿Qué pasa si nunca me enamoro de ti?
—Nada, supongo.
—¿Y qué pasa si tú te enamoras de mí?
—No entiendo a que viene esto.
—No te enamores de mí.
—No puedes pedirme eso. Yo no controlo…
—Empieza a controlarlo ahora. Pídeme que me comporte como la persona que más odias. Seré cruel contigo, si quieres, pero no esperes de mí ningún extraño sentimiento. No serás correspondido.
—No seas condescendiente. Jimin. Soy adulto y me han roto el corazón muchas veces ya.
—El corazón… —Repite para él solo y acaba por destornillarse poniéndome los pelos de punta.
—¿He dicho algo gracioso? –Asiente y cuando termina de reír se deja caer en el asiento y todos su músculos se relajan acomodándose—. Hemos llegado.
…
—Adelante. –Una voz grave nos responde al otro lado y aunque Jimin titubea unos segundos, es el primero en pasar y yo voy tras de él algo nervioso infundido por su maldito malestar—. Muy bien, os estaba esperando.
Jimin hace una inclinación de tronco y yo imito su gesto a la par que Yoongi nos corresponde. A nuestro alrededor hay una claridad imponente y un espacio abrumador.
—Yoongi. –Digo— ¿Cómo te va todo?
—No tengo tiempo, Kook. Vayamos al grano y dejémonos de formalidades.
—Aquí tiene, señor, la documentación que me pidió. –Jimin le entrega los papeles en un sobre y Yoongi los abre ojeándolos por encima. Juraría haber oído a Jimin tragar fuertemente y las gotas de sudor comienzan a caer por sus sienes. Justificaría que es verano pero me temo que aquí hay algo mal.
—Todo en orden. No tiene cargos, ni denuncias anteriores. No irá a la cárcel pero de una indemnización no le salva nadie. Ahora está el saber de cuánto será y eso me temo que lo decidirá el juez. Mi función, hacer ver a Kook como una víctima y a usted como su salvador. –Yo golpeo con el codo el brazo de Jimin.
—Eres mi salvador. –Este hace una mueca y yo dejo de reír al instante.
—No será fácil ya que usted solo ha golpeado a seis personas sin sufrir un solo rasguño, lo cual no es muy creíble.
—¡Pero fue verdad! –Yo hago gestos exagerados para dar credibilidad a mis palabras.
—Cállate Jeon.
—Me gusta este hombre. –Me susurra Jimin y yo enfurezco a la par que Yoongi enrojece levemente pero tras aclararse la garganta continúa.
—¿Ha estado usted en el ejército hace poco? –Los ojos de Jimin bailan de un lado a otro buscando algo dentro de su mente. Tarda en contestar y cuando el ambiente comienza a ser tenso al fin habla.
—Hace cuatro años terminé el servicio. –Señala la documentación—. Ahí está.
—¿Tiene usted licencia para poseer armas? –Los labios de Jimin son torturados por sus dientes y de nuevo piensa unos segundos.
—No.
—Muy bien, eso está a favor.
—¿En qué nos ayuda eso? –Pregunto.
—Todo es una ayuda Kook. Una cosa más. –Veo a Yoongi sacar su móvil y apuntar la cámara hacia mí y yo rápidamente pongo mis dedos formando una V cerca de mis ojos pero su mano golpea la mía haciendo un sonido desagradable—. Quiero tener una prueba gráfica de la agresión antes de que desaparezca.
—Muy buena idea. –Dice Jimin y dejo que me fotografíe el rostro—. ¿De cuánto es su salario?
—Intentaré no ser demasiado estricto ya que conozco a Kook y el caso no es muy complicado. No se preocupe ahora por eso. Le prometo que no será más que la indemnización que vaya a tener que dar.
—Eso no ayuda. –Yoongi se encoge de hombros volviendo a sentarse delante de nosotros y guarda la documentación que Jimin le ha proporcionado en uno de los cajones de su escritorio. Los ojos de Jimin parece que se van a salir de sus cuencas al verse privado de la posibilidad de recuperar esa información. Sin embargo, no dice nada.
—El juicio será en unas semanas. Prepararé el caso lo mejor que pueda y le llamaré con todos los avances que realice. –Jimin asiente—. Mientras tanto intente mantener una actitud pasiva en la empresa y no destacar demasiado si no es para algo beneficioso.
—Eso intentaré.
—No quiero que lo intente. Quiero que lo haga.
—Yoongi, —interrumpo conociendo la actitud de Jimin cuando alguien se comporta así con él—. Muchas gracias por todo. Le mandaré a tu mujer una caja de bombones.
—Mándamelos a mí, idiota. –Yoongi sonríe y me avergüenzo de ello porque no es una persona de sonrisa fácil.
—No quiero que tu mujer piense mal de mí. –Le guiño un ojo.
—¿Tienes esposa? –Jimin pregunta sonriendo como un idiota y sus ojos se vuelven brillantes y atentos. No le he visto así en toda la mañana.
—Sí, es hermosa. –Yoongi saca una foto de su cartera y se la muestra. Es una foto en blanco y negro a propósito de ellos cuando aun eran novios. Besándose.
—Lo es.
—Ah, —me mira y después nos mira a ambos haciendo a Jimin también protagonista de la escena—, ella está embarazada. Vamos a ser padres.
—¿Enserio? –Me levanto de mi asiento y salgo corriendo a abrazarle y sin duda corresponde el abrazo pero algo dentro de mí se rompe al ver como poco a poco la hermosa sonrisa de Jimin se torna triste y pasa a desaparecer en cuestión de segundos. Apenas me doy cuenta pero su mirada se vuelve perdida de nuevo. Ya no está aquí. Se ha ido.
—Ya sabemos qué va a ser. Un niño.
—Entonces no serán unos bombones, será una preciosa cunita.
—No, no. –Niega con las manos—. Ya tenemos de todo.
—Entonces una caja de pañales, que eso sí necesitaréis. –Ambos reímos pero Jimin permanece ahí sentado, sin querer formar parte de la conversación. Ni siquiera quiere que su presencia sea notable pero no puede evitarlo. Escucha todas y cada una de las palabras y veo como poco a poco estas le destruyen.
—¿Cómo lo llamareis?
—Aún no sabemos. –Niega con la cabeza—. Solo espero que sea igual a ella.
Comentarios
Publicar un comentario