ARTES OSCURAS - Capítulo 4 [Final]

 

Capítulo 4


JungKook POV:


Dejo mi cabeza sobre el reposabrazos del sofá mientras relajo mi cuerpo y extiendo mi brazo liberándolo de la manga de la camisa. Sus manos me rozan unos segundos la piel y yo suspiro angustiado con el roce. Hace ya días que nos acostamos sobre el mismo sofá que hoy me recuesto pero no parece importarle. No parece que tenga sentimiento alguno por mi persona lejos de un interés científico por mi vida. Tras aquello regresé al día siguiente y como si nada, él comenzó con una receta nueva y después practicamos algunos conjuros. Nada más y eso me dio a entender que solo fui un mero desahogo de emociones o tal vez no le gustase lo que hicimos. Tal vez se vio obligado por mis súplicas o incluso ni siquiera lo tomara como algo importante. Tal vez debería ser yo quien le quitase de importancia pero no puedo evitarlo cuando fue mi primera vez y sobre todo, con la persona que más admiro.

Ante todo debo recordar que no estoy aquí para una relación y menos para tener sexo esporádico con mi tutor. Me limito a seguir con mis clases, que es lo que estoy pagando con mi propio esfuerzo.

–Muerde. –Me dice mientras pone frente a mis labios un palo de madera que me veo en la obligación de sujetar entre los dientes y suspiro lentamente mientras el filo del cuchillo dibuja sobre mi piel una primera línea por la que seguirá una mucho más profunda. La poción ya está sobre un pequeño vaso de chupito en la mesa. Su color y su textura bien me recuerdan a la orina pero una vez el cuchillo se clava bien profundo en mi piel y comienza a cortar la carne de mi brazo, eso deja de importarme.

–¡MMMM! –Muerdo fuertemente el palo mientras mi mano libre va al sofá para aferrarme con fuerza dentro del estado de nervios que me provoca el dolor. Siento todo mi cuerpo arder mientras noto el filo rozando con cuidado el hueso de mi antebrazo. Cierro mis ojos con fuerza pero abrirlos es un error porque puedo ver como la sangre se derrama de mi brazo y como hace palanca con el cuchillo para abrir la carne y mostrarse el hueso. Me mira con manos temblorosas y cuando saca el cuchillo, me extiende el vaso que bebo ayudado por su mano. El sabor es tremendamente horrible pero el efecto debería ser reconfortante e inmediato.

–¿Cómo estás? –Pregunta mientras me saca el palo de la boca.

–¡Duele mucho, joder! Esta vez te has pasado, Jimin. –Le digo con lágrimas saliendo de mis ojos, corriendo por mis sietes hasta empapar mi pelo. Siento convulsiones en el llanto por el dolor y eso parece que le pone más nervioso con lo que coge su agenda y comienza a escribir pero sé que no está centrado. El lápiz tiembla en su mano.

–¿Te sientes mejor? –Pregunta cuando han pasado cinco minutos y asiento, pero no porque el dolor haya disminuido ni porque la herida se esté cerrando, sino porque la pérdida de sangre comienza a ser tal que pierdo la cabeza. No se da cuenta del charco que forman las gotas de sangre que caen desde mis dedos al suelo.

–No, no se cierra la herida, Jeon. –Dice como si yo no fuera consciente y la miro angustiado mientras él frunce el ceño confuso–. Debería haber hecho efecto ya. ¿He mezclado bien los ingredientes?

Se pregunta y sale corriendo a la cocina a mirar los restos de la poción que acabamos de hacer. Siento sus pasos alejarse y eso me produce un miedo terrible, el suficiente como para querer incorporarme pero sin conseguirlo. Me desplomo en el sofá y respiro profundo sintiendo como poco a poco las fuerzas me abandonan.

–Ji–Jimin… –Susurro pero sin fuerza para que me oiga. No responde y me veo obligado a llamarle más fuerte–. Jimin.

–No sé qué ocurre. ¿Por qué no se cierra la herida? Debería… –Solo es consciente de hasta qué punto tiene un problema cuando pisa sin querer el gran charco que se ha formado sobre el suelo y mira su procedencia descubriendo mi brazo desangrándose–. Estás perdiendo mucha sangre–. Me dice como si yo no fuera consciente de ello pero oírlo de su voz, es mucho más aterrador de lo que me habría esperado. Trago saliva y un par de lágrimas resbalan por mis mejillas cuando intento alcanzar mi brazo herido y siento la piel interior de mi músculo con las yemas de mis dedos. Duele y aparto rápido la mano pero es cierto, no me curo–. Ta–tal vez, de–debemos esperar un poco más. –Se arrodilla a mi lado pero no me tranquiliza y le miro con el ceño fruncido mientras él ausculta mi brazo confuso.

–¿Cuánto? –Pregunto en un susurro que alcanza a oír pero no me responde inmediatamente. Él tampoco lo sabe.

–Solo unos minutos más. Diez, tal vez…

–No llego. –Le digo y él ignora mis palabras a la fuerza. No quiere oírlas.

–Creo que me he pasado con las escamas de…

–Jimin… –Susurro–. No aguanto…

–Que sí, ya verás. Solo un poco más. –Mira mi brazo como si hablara con él–. ¿Por qué no se cura? –De repente, y ante el contacto de sus manos con mi sangre en el brazo, sus ojos se tornan brillantes y lagrimosos. Sus mejillas enrojecen, nerviosas y ahogadas.

–Hyung… –Suspiro y ya no puedo mover la mano dormida en su poder.

–¡Cállate, Jeon! –Su rostro se ve distorsionado. Borroso igual que el resto del cuarto pero no me importa porque me ha dejado de doler el brazo. Como tanto movimiento me marea, cierro los ojos y por un segundo siento cosquilleos en toda mi anatomía. Un cosquilleo como la característica sensación de adormecimiento antes de una larga noche de sueño. Mis músculos se relajan y lo único que puedo percibir del exterior son los sonidos. Unos gritos que me encantaría responder, pero no puedo–. ¡Jeon! ¡Jungkookie! ¡Maldita sea, respóndeme!

Oigo sus pasos acelerados, una respiración entrecortada y algún gemido lastimero de llanto. Unas extrañas palabras salen de sus labios reconociéndolas como un hechizo reparador. Costoso, lento y complicado. Demasiado complejo para alguien como yo. Demasiado moral para alguien como él. Y sin embargo, su voz suena dulce y acaramelada. Amable incluso y me dejo llevar por el cálido abrazo que me proporciona la punta de su varita sobre mi piel en mi brazo. Poco a poco, y con arduos minutos de dogma, recobro el sentido de mi brazo y el del resto de mi cuerpo. Él sabe que sigo a su lado pero me faltan las fuerzas para moverme. No aun.

–Perdóname, JungKookie. –Su rostro cae en mi veinte y sus espasmos por el llanto me hacen temblar. Sus lágrimas, manchan mi camisa igual que las mías la tapicería del sofá–. Perdóname, pequeño. Ni una más, te lo prometo. Nunca más volveré a hacerte esto.

Sus manos temblorosas dejan caer la varita y puedo  ver entre el borroso escenario, mi camisa y la suya manchadas de sangre abundante. Igual que su rostro y algunas hebras de su humedecido cabello sudado. Sus pequeños dedos tiemblan por la ira y el llanto aferrados a la tela de mi ropa mientras su rostro, acongojado, llora sobre mi vientre en una respiración constante.

Yo, temblando compasivo, llevo mi mano a su cabello.

–Sabrías que esto podía pasar. –Le digo con dificultad y él alza la mirada a mi rostro. Trago saliva.

–Se acabó, Jeon. No voy a arriesgarme a perderte de nuevo.

–¿Qué ha cambiado?

–Te amo.

 


Capítulo 3                 

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Comentarios

  1. Necesito extras, que paso después?!!
    OMG, me vi toda la saga de Harry potter para poder entenderlo y no le arrepiento de nada, AME!

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    Respuestas
    1. Wow ¿en serio? no puedo creerlo. ¿Viste toda la saga para leer esto? Increible. Es una saga de películas impresionantes, ya no se hacen cosas así. No puedo decirte qué ocurre después en este fanfic porque yo tampoco lo sé, ahaha no escribí más que esto. Si te ha gustado el contexto de harry potter y no te importaría leer un YoonMin, tengo otro OneShot por ahí: "SNITCH".

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