AMOR ARTIFICIAL [Parte I] (YoonKook) - Capítulo 45 [Final]

 

CAPÍTULO 45 [Final] 

Yoongi POV:

18 – Octubre – 2017

DOMINGO

03: 56 am

 

Meto las llaves en el hueco de la cerradura y me quedo levemente aturdido, pensativo, esperando a que todo mi cuerpo reaccione y entre al fin en la calidez y la seguridad de mi hogar. Mi hogar. La idea se me hace tan confusa y descabellada que no alcanzo a comprender que ha sido con Jeon la última vez que he estado en mi casa y que esto ha sucedido apenas hace unas horas. Eternas horas que han parecido días, semanas incluso. Mi cuerpo lleno de contusiones y levemente dolorido me advierte de que esta no va a ser una noche en la que pueda dormir y tampoco lo deseo, aunque una parte de mí ansía un descanso eterno al fin. Cuando soy valiente y me convenzo de que aquí fuera en el pasillo del portal no es un buen lugar donde desplomarse, acabo accediendo al interior de mi piso y me golpea, de súbito y con crueldad premeditada, el dulce olor de la colonia de Jungkook. Siento un terrible pinchazo en mi pecho al ser consciente de ello y reconocerlo como tal. También puede ser que aun siga impregnado en mi ropa, pero cuando me miro de arriba abajo solo veo manchas de su sangre seca recorriéndome.

Cierro detrás de mí y me quedo escuchando el sonido de la puerta reverberando por el interior de la casa. No se escucha nada más que eso y el latido de mi corazón, junto con mi respiración entrecortada por un inminente llanto que va a desmoronarme en cualquier instante. Mientras ese momento llega, dejo mi abrigo en el suelo junto al perchero, pues está también algo manchado de la sangre por culpa de mis manos y camino a pasos torpes hasta el salón y de este a la cocina. Camino en completo silencio, con movimientos algo turbados. Me han vendado la pierna en donde tenía el corte y me han dado varias pastillas para el dolor muscular que siento por todos los moratones que tengo desde los brazos hasta las piernas. Me siento terriblemente agradecido por el estado en el que me encuentro dado que en más de una ocasión me he creído muerto, pero el cansancio psicológico, con el correspondiente shock traumático por lo ocurrido me ha golpeado con una brutalidad inhumana.

Cuando llego a la cocina abro la nevera y me sirvo en un pequeño vaso un poco de agua fresca. La bebo pensando que es el más dulce licor mortal y cuando trago por completo me siento algo más aliviado. Suelto un largo suspiro y comienzo a rememorar todo lo que ha sucedido en el día de hoy desde que se me ocurrió acompañar a Jungkook a su casa. Me ha intentado matar, es lo único en lo que pienso. Es demasiado violento y llamativo como para pensar en cualquier otra cosa, pero el final, ha resultado él herido y mis manos manchadas aún de su sangre me corroboran lo sucedido. No puedo engañarme pensando que ha sido mentira, o simple fantasía de mi mente cansada. Las mangas rojizas de mis manos y a través de mi cuerpo son la mejor evidencia de que me he defendido como la mejor presa para no caer en sus fauces.

Después de aquello, después de haber escapado de él, llamé directamente a la policía y confesé lo sucedido. La ambulancia llegó mucho antes de lo previsto y con suerte consiguieron estabilizarle para poder trasladarle al hospital. Yo, escoltado por la policía, no regresé al interior de la casa ni vi como allí dentro le trataban. Solo tuve la suerte de verle de lejos mientras le sacaban a horcajadas en una camilla y subían a prisa desde la parte trasera de una ambulancia. Esta rápido encendió las sirenas y se trasladaron al hospital más cercano. Como cualquier otro paciente herido le extrajeron el arma y le sanaron. A mí me llevaron en un coche policial, esposado, a comisaría para confesar lo sucedido. Lo conté todo. Todo, con lujo de detalles. Desde el primer momento en que él se presentó a mí en el autobús, como su rostro apareció el primer día en mi consulta, hasta las noches de sexo y sus propias confesiones en cuanto al asesinato de perros y de sus padres. La policía forense, a las doce y media de la noche cuando yo ya desesperaba en la sala de la comisaría en donde me habían esposado, determinaron que mis palabras eran ciertas y habían encontrado restos humanos en descomposición dentro de las cañerías de la casa. Igual que encontraron sosa cáustica por todo el baño y restos de legía por cada azulejo. También hallaron muestras evidentes de nuestra trifulca y de toda su trama para engañar a los respectivos trabajos de sus padres.

A la una de la mañana el policía de turno me informó de que Jungkook había salido con vida de la operación que el habían realizado para sacarle el cuchillo y que no había ningún órgano principal dañado. Se recuperaba con normalidad aunque estaba en estado grave, pero se recuperaría del todo y pasaría varias semanas hospitalizado. Yo, temeroso de que pudiera volver a esta en libertad le pedí roto en llanto que era un paciente altamente peligroso que necesitaba tratamiento psiquiátrico y permanente vigilancia. Tras hacer un exhaustivo examen de la personalidad retorcida, manipuladora y peligrosa de Jungkook el policía me aseguró que cuando le diesen el alta en el hospital lo llevarían a una prisión al norte de la ciudad y lo alojarían en una celda de máxima seguridad con presos de su condición. Sus palabras en cierto modo me tranquilizaron pues él mismo estaría mejor allí y de esta forma nadie más sufriría daños por su causa, pero al mismo tiempo me sentía culpable de lo sucedido, pues yo le había herido y por mi culpa estaría de por vida encerrado.

A las dos de la mañana uno de los policías me informó de que no presentarían cargos en mi contra y que yo, en todo esto, no había sido más que una víctima. Sin embargo se me expulsaba del colegio de psicólogos por conducta inapropiada con un paciente y se me inhabilitaba de empleo por dos años. Yo acaté con diligencia cualquier pena que se me impusiese, el dolor más profundo que nadie podría infringirme ya me lo había causado yo, hiriendo a Jungkook. A las tres y media un coche me sacó del cuartel y a las cuatro de la mañana me encuentro, con el rostro descompuesto y el cuerpo dolorido sentado en el salón de mi casa. El sofá a mi alrededor huele a él, y no puedo evitar pensar que en algún momento alguien llamará a la puerta de mi casa y me sorprenderé al encontrarme con la infantil sonrisa de JungKook aguardando una bienvenida. La idea me aterroriza.

Pienso fugazmente en mis padres. He de llamarles, pienso. He de contarles lo sucedido pero siento una violenta vergüenza ante la idea de confesarles que he estado en una relación con un paciente, con un chico de veintidós años, con alguien a quien yo debería haber diagnosticado mejor. Me avergüenzo de lo idiota que he sido pero más aun de cómo deben verme desde fuera. La idea de confesarme a mis padres sería completamente descabellada si no tuviese ahora que vivir de mis humildes ahorros y tal vez necesite su ayuda económica. Me daré un par de días, solo un par, suficientes como para que los moratones en mi cuerpo sean más evidentes y me convenza a mi mismo de que esto ha sido un error que he de enmendar.

Por otra parte mi secretaria se ha quedado en la calle. Mañana he de llamarla. Me han cerrado la consulta y ya no puedo atender a más pacientes. Mis pacientes, pienso. Todos ellos se quedarán sin tratamiento. Habré de devolverles el dinero, pues es lo único que puedo hacer y más si se filtra la sospecha de que he estado saliendo con uno de mis pacientes. Las madres pueden estar escandalizadas y los pacientes temerosos de mí. Me siento muy abochornado. Miro directo hacia la estantería de madera que hay rodeando la televisión y suelto un largo suspiro mientras que recuerdo las últimas palabras que Jungkook me ha dirigido. “Mira dentro del Anticristo”. La idea se vuelve muy llamativa y me levanto junto con un quejido para acercarme cojeando levemente hasta estirar mi brazo y toparme con el lomo de ese libro. Lo rozo con mis dedos y suavemente lo extraigo del estante. Está levemente abultado en su interior y nada más posarlo sobre mi palma encuentro que con facilidad se abre por la mitad mostrando una hoja doblada sobre sí para caber en la forma del propio libro. Ni siquiera me he dado cuenta antes. Me había pasado totalmente desapercibida.

La extraigo. Es un folio de papel blanco escrito por ambas caras. La letra es pequeña pero elegante, un poco nerviosa y muy fácil de leer y la reconozco, pues es la letra de Jungkook. Con una sonrisa me llevo los papeles al rostro y huelo en ellos parte de su esencia. Me siento muy preocupado por lo que pueda contener en ellos y alargo todo lo que puedo la espera para no enfrentarme a ellos. Son demasiado importantes, son demasiado pesados, lo presiento. Sea lo que sea, no me sentará bien leerlo y antes de comenzar, me siento en el sofá y dejo el libro abierto mientras me quedo mirando el papel. Comienzo a leer con el corazón en un puño.

“Hace algún tiempo me pediste que te mostrase algo de lo que yo haya escrito, pero jamás suelo escribir nada que no me de pavor mostrar a los demás, pues de mis palabras salta mis sentimientos y de estos hacia mis emociones, mostrándose tan abiertamente libres que podrían juzgarse como algo peligroso. A las personas no les gusta la realidad, ni que las personas muestren sus emociones. Es peligro hacerlo, hay que reconocerlo, pero para mí es mucho más peligroso que para cualquiera. Mis emociones y sentimientos no son estables, a veces incluso creo que no tengo y desaparecen, se ocultan de mí tras una máscara de indiferencia, pero la verdad es que somos las personas fuertes las que tenernos más debilidades y estas nos hacen sentir tan vulnerables que preferimos destruirlas, antes que arriesgarnos a vivir con ellas.

Me gustaría hablarte, sin tapujos, de nuestro primer encuentro, pero me produce un profundo dolor que no me recuerdes. ¿No es curioso? Como un momento tan banal puede suponer para mí un tremendo impasse en mi vida mientras que para ti no es más que parte de una memoria olvidadiza. No significa nada porque ni siquiera te acuerdas. La única imagen que tienes de mí es la de un paciente tremendamente irracional con severa bipolaridad. Me gustaría hacerte ver todo lo que implica para mí ese momento. Desde ese instante, de forma incomprensible y temeraria, pasas a ser el centro de mi vida. Para el resto de personas es necesario mucho más que una mera conversación sobre formalidades para que su obsesión llegue a tan alto grado de demencia, pero a mí no me hizo falta más. Con esa mera charla pasaste a ser el centro de mi universo. Todos mis pasos comenzaban a tener un sentido, un único sentido, que era caminar en tu dirección poco a poco hasta que te hallases en mis brazos.

Creerás que estoy loco. Ya me lo has dicho, y es cierto, lo estoy. No cabe la menor duda. ¿Pero acaso eso no es una ventaja? Me libero de la responsabilidad moral que supone la sociedad para mí y puedo tenerte sin los inconvenientes que tú encuentras por el camino. La vida es una hermosa oportunidad para alcanzar la felicidad y a pesar de todas las veces que te he subrayado que la felicidad es algo inexistente, la he hallado en tu abrazo, en tus labios, en cada una de tus facciones y en tu sonrisa. En tu sonrisa se halla el cáliz de la inmortalidad, créeme. Eres todo mi universo, toda mi razón de ser. Más que eso, eres todo lo que he buscado desde que tengo consciencia. En la escuela jamás nadie supo adecuarse a mis expectativas, mi familia es un completo desastre y en la universidad la decadencia y la mediocridad bañan los pasillos y las aulas mientras que seres más mediocres aun, los profesores, se ganan el suelo atontando las mentes aun influenciables de niños completamente desnaturalizados. Pero tú, eres todo lo que necesito para rozar bajamente el éxtasis como humano, como persona, como animal.

Jamás podrás comprender hasta qué punto es para mí necesaria tu presencia a mi lado. Tus palabras, tus halagos, tu mirada. Esa mirada embobada en donde me siento idolatrado. Jamás nadie me había mirado antes de esta manera pues en mi mundo, igual que en el tuyo, la inteligencia no se valora ni se premia, al contrario, es demasiado peligrosa como para domesticarla y es mejor destruirla, aniquilarla, que someternos a ella y dejar que tome el camino del progreso. Sé que entiendes lo que siento y sé que compartes mi sentimiento. Pero tú, como cualquier otro humano, estás envenenado por una moralidad represora y conservadora. Soy consciente de que jamás admitirás tus sentimientos hacia mí, no al menos la parte en la que eres valiente para aceptarlo delante de otras personas que no sea yo. Sé que no eres valiente para amarme con toda tu persona, pues parte de ti sigue latente a la espera de una excusa para repudiarme. Ni siquiera me amabas cuando no sabías de mi verdadera personalidad, pero lo entiendo y no es culpa tuya. Supongo que la edad siempre ha sido un problema, el hecho de que yo sea hombre, también, y aun algo mayor, que yo soy un paciente.

Pero las cosas debían ser así. Si te hubiese querido tener de otra forma, ¿no crees que habría sido mucho más fácil simplemente fingir un encuentro casual en una cafetería cualquiera? No, las cosas debían ser complejas, bien estructuradas. Yo debía ser un hombre y tú debáis ser mi psicólogo. Porque así, tú estabas forzado a verme y yo podría tratarte como un igual. Sin embargo, tú no has superado los obstáculos que la sociedad te ha puesto para conmigo, y aun así, no eres capaz de ver que te has enamorado de un cerebro, y no de una persona. No te has enamorado de mis facciones, ni de mis besos, ni de mis caricias. Te has enamorado de la capacidad de asombro que he inflamado con mis palabras, con mi arrogancia. Te has enamorado de una idea, de un concepto de superioridad intelectual. ¿Y yo? Yo me he obsesionado con una figura de protección y veneración.

¿Cómo quedan las cosas al final? Tú me aborreces porque no eres capaz de comprender lo que significa ser yo y yo te deseo con mucha más fuerza que antes solo por la idea de que te escapas de entre mis dedos como el agua. Necesito hacerte ver que la idea de la que te has enamorado es un concepto que reside dentro de una personalidad tremendamente cambiante y peligrosa. Y, a pesar de ello, te ama con una ferviente necesidad de protección que jamás permitiría que te pasase nada. He hecho demasiadas locuras para que esto sea posible. He detenido a mucha gente en su camino para tenerte, he apartado a otros que ya te poseían. Te he hecho mucho daño de forma indirecta pero todo ha sido necesario. Todo, para tenerte. Y ahora, que te tengo, necesito mantenerte a mi lado.

Pero no es posible. Porque todo esto, es una mentira. Todo está sustentado en una gran mentira que yo mismo me he construido. Porque tú no recuerdas nuestro primer encuentro. No recuerdas la admiración que mis ojos te proporcionaban y no recuerdas tus dulces palabras para conmigo. Cuando tú eras para mí un ser superior, yo no soy para ti más que humo, humo que parece haberse disipado ya dentro de tu mente. Todo ha sido una farsa si no recuerdas nuestro primer encuentro y me duele como el infierno la idea de que jamás me recordarás en aquél momento.

Ahora tú me odias por la confesión que te he hecho y yo te amo aun más. Espero que algún día me perdones y entres en razón. Ojalá pronto puedas ver los esfuerzos que he hecho para que al fin podamos estar juntos y tomes una decisión acertada.

Estaré esperando siempre porque al fin seas todo mío. Sin miedo, sin complejos.

Te amo.”

 

Cuando termino de leer la carta me quedo levemente turbado ante la idea de que he sido una obsesión en su mente durante tanto tiempo y que en cada una de sus palabras hallo la verdad hecha sintaxis. En todo tiene razón y sin embargo, no puedo reconocérmelo, pues como él bien dice, soy un auténtico cobarde incapaz de reconocerme que le necesito tanto como él me idolatra. Pero algo me duele mucho más que todas sus palabras, y es justamente este dolor lo que él ha intentado transmitirme con su carta: No le recuerdo. Soy incapaz de ello y eso me aterroriza, me hace sentir despreciable y confundido. No puedo recordarle, no puedo acordarme de aquello y aunque fue real, me siento aún en una fantasía. En una mentira, como él expresa. Ambos vivimos en una mentira, pero de ahora en adelante, tendremos que vivirla separados.

 


FIN


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💬 Gracias por llegar hasta aquí. Esta es la primera temporada de dos. (Si quieres seguir leyendo la continuación de esta historia, puedes continuar directamente con el primer capítulo o acceder al índice de capítulos en el enlace que te dejo aquí): "Amor Artificial (YoonKook) [Parte II]"

Espero que esta historia te haya gustado y estés preparado para una nueva temporada. Disfruta.

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