Sedúceme (JiKook) - Capítulo 3 [Final]
Capítulo 3
JungKook
POV:
—Gracias por acompañarme. –Te digo mientras caminamos fuera del club en busca de mi coche.
—Es lo menos.
—Después de todo el dinero que me he gastado en ti...
—No digo eso idiota. –Te miro con tus pantalones blancos y el abrigo de piel sintética—. Lo he pasado genial esta noche.
—Ya claro, como que no te alegras por el dinero...
—¿Debería hacerlo?
—Supongo... ¿Qué tanto por ciento te quedas?
—¿Tanto por ciento? Cobro lo de siempre. Cincuenta la hora.
—Pero he pagado más por ti.
—La diferencia se la lleva el club.
—Eso no es justo.
—El problema es la necesidad. Si hubieras venido otro día en el que estuviese disponible no tendrías que haber pagado tanto. –Niego con la cabeza enfadado—. Pero da igual. —Llegamos a mi coche y lo abro observando tu boca abierta por la calidad de mi Ferrari.
—Bonito, ¿cierto?
—Ahora entiendo muchas cosas... —Ambos reímos.
—Seguro que nunca has montado en uno. ¿Quieres que te dé una vuelta?
—Es una oferta muy generosa, pero debo entrar ya, aun me queda una noche por delante de trabajo.
—¿Vas a tener fuerzas después de estar conmigo? –Te río sádico.
—Me temo que debo sacarlas de donde sea. –Entro en el asiento del conductor y aun con la puerta abierta te sigo hablando ya que te has acuclillado frente a mí. No quiero dejarte ir tan fácilmente.
—¿Me das un beso?
—Ya no estoy en horario laboral, Kookie. –No me importa lo que me dice y agarro tu nuca acercándote a mí para besarte. No opones resistencia porque te encanta y a mí también. Poco a poco te adentro en el coche sin que te des cuenta y palpo todo tu cuerpo por última vez. A los segundos recapacitas.
—Para... debo irme ya.
—Yo también. El sábado que viene estaré aquí de nuevo. –Cierro la puerta del coche pero golpeas la ventanilla y la bajo para escucharte.
—No estoy los sábados. Hoy ha sido una excepción. Trabajo los viernes y los domingos.
—Vendré el sábado. –Repito—. Más te vale estar aquí. No me importa si por trabajo o no.
—¿Me estás proponiendo una cita? –Sonríes como un idiota.
—No. Solo una segunda oportunidad para repetir lo de hoy. –Sabes que sí, es una cita claramente.
Arranco el coche y ruge furioso haciéndote temblar. Te retiras del coche y arranco saliendo del aparcamiento pero antes de incorporarme a la carretera te grito por la ventana.
—¡Mírate los bolsillos, idiota! –Te veo algo confundido y titubeante pero cuando palpas tu bolsillo trasero en los pantalones descubres un gran fajo de billetes solo y enteramente para ti. Al principio tu rostro está atónito pero con los segundos una tímida sonrisa aparece haciéndome feliz.
Acelero y te pierdo por el retrovisor. Por tu culpa me he gastado un dineral en tan solo una hora de placer. Por tu culpa. Porque me has descubierto el peor de los pecados. La lujuria.
FIN
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