UNA REINA ANÓNIMA - Proemio

 PROEMIO

Hubiera deseado que mi paso por la historia hubiese sido más relevante, pero me temo  que he de conformarme con las pequeñas proezas que logré en mi tiempo, en mi pequeño entorno. Fui la protectora de mis aliados, la reina de mis súbditos, el leviatán de aquellos que me quisieron mal. Pero el hecho de ser mujer, y no haberle podido conceder a mi rey su ansiada descendencia, me relegaron a un lugar lleno de sombras y olvido.

Nunca es fácil hacer memoria y contar la historia de una vida, así que no haré nada parecido. Solo será la historia de una reina, de una mujer que accedió al poder de una manera inesperada, y que se mantuvo allí, a pesar de los envites que la vida en una corte proporciona. A pesar del odio de sus coetáneos, y la envidia de aquellas que ansiaron ese lugar, mucho más que ella. Solo narraré los pequeños momentos de los que me acuerdo, y espero que estos legajos queden guardados, bajo llave, para que nadie los lea. No deseo ser objeto de estudio y mucho menos, convertida en icono. Solo soy una mujer, que escribe sus cortas memorias antes de que la última vela se consuma.

Estoy aislada en un retiro obligado en un convento de mi tierra natal, sin amigos ni familiares que me quieran. Sin hijos a los que cuidar o esposos a los que amar. Sola, recluida y atormentada por mis demonios. Estoy aquí atrapada, hasta que mis últimos días me lleguen, que no creo que tarden demasiado. He tenido tiempo de sobra para comenzar antes este relato pero no he considerado que mis palabras hagan bien a nadie, todo lo contrario. Pero ahora que soy mayor, y la mayoría de las personas de las que voy a hablar ya han fallecido, no tiene mayor importancia. Y para evitar que alguien que aún viva, y aún recuerde, pueda sentirse herido por formar parte de los últimos delirios de una reina viuda, he tenido la disposición de cambiar todos los nombres, tanto de mis compañeros de vida como de todos los lugares que voy a describir. Incluso me he tomado la libertad de no hacer referencia a la época. Pero no será difícil reconocerla. Inevitablemente la moda y las guerras son signos inconfundibles de los tiempos.

Tal vez con este texto intente sanar mi espíritu, o tal vez eche en falta un amigo con el que hablar. Desearía no tener que hacerlo, pero no voy a escatimar en detalles, tanto de lo bueno como de lo malo; advierto que muchas de mis vivencias no son de ensueño, y estando al cargo de un reino, o de dos, según se vea, he tenido que tomar decisiones difíciles. No pretendo justificarme, las atrocidades cometidas se vienen conmigo en mis remordimientos, y me acompañarán a los infiernos, quiera o no.

Si he de pedir perdón por algo, anticipadamente, será por narrar escenas o momentos que en un principio puedan parecer superfluas o innecesarias, pero que considero imprescindibles para el conjunto de la trama. La vida en la corte a veces es aburrida, y he procurado obviar detalles o circunstancias banales. Pero en ocasiones muchas escenas que en el día a día nos parecen normales, acaban siendo parte de una circunstancia extraordinaria.

No me demoro más. Procuraré afinar la letra, y moderar el lenguaje. Os deseo una lectura amena, y si pensáis que esta es una historia de romance o desamor, aún estáis a tiempo de soltar estas páginas. Lo que leeréis a continuación es el espinoso camino de una reina a través de sus tribulaciones.


 

 




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