DESDE EL ORFANATO [PARTE I] (Jimin x JungKook x V) - Capítulo 1

 Capítulo 1

 

JungKook POV:

 

Mi nombre es JungKook. Y tengo nueve años.

 

Llevo desde que tengo memoria en un orfanato porque mis padres me abandonaron. Mi madre jamás quiso tener hijos y mi padre me dejó en la calle a merced del hambre y las perversas fantasías de los vagabundos. O al menos eso es lo que me dijeron los niños que vivían con migo allí. Porque yo no sé nada de mis padres.

No he sido feliz. Jamás tuve amigos ni nadie con quien compartir mis miedos e inquietudes. Siempre estuve solo. Por las noches los niños se meaban en mi cama para que cuando las chicas que nos cuidaban lo descubrieran yo me llevase una reprimenda. Yo sabía que eran ellos porque mientras meaban en mis sabanas yo estaba despierto. Me enterraron varias veces en el patio y manchaban mi cara de arena. Yo jamás tuve juguetes porque los que me regalaban acababan misteriosamente en manos de otros chicos o en el mejor de los casos destrozados como por bestias.

Cuando ellos jugaban eran tan crueles de dejarme mirando. Mi única amiga, la soledad no era benevolente con migo. Siempre presumiendo de estar junto a mí.

Lloré todas las noches. Lloré solo.

 

 

Recuerdo el día que conocí a mis nuevos padres. Como siempre nos llamaban a todos y nos hacían presentarnos. Yo hacía mucho que había perdido las esperanzas de ser acogido por una nueva familia porque los padres siempre prefieren niños pequeños y lindos con mucho aegyo a chicos de mi edad pero aún así cuando llegó mi turno me presenté con mi nombre y mi edad.

Cuando terminé vi sonreír a aquella señora delante de mí. La verdad es que es muy hermosa con pelo negro y largo como las geishas japonesas. Aunque no me eligieran a mi ella había sabido hacerme feliz por un día.

Él hombre al lado de ella detuvo las presentaciones y miró a su mujer y me sorprendió al capacidad que tuvieron ambos para comunicarse entre ellos con tan solo mirarse. Me pregunto si eso es algo característico de ellos o tal vez mis padres también tuvieran algo así de especial.

Nos sacaron a todos de nuevo y regresamos a nuestras habitaciones como siempre. Los otros chicos siempre hablaban y siempre lucían excitados e inquietos pero esta vez dos de ellos se pararon delante de mí y me dijeron que habían interrumpido las presentaciones porque yo era demasiado feo. No recuerdo bien que más me dijeron pero todo se volvió un círculo de gente a mi alrededor y estoy seguro de que ellos habrían acabado golpeándome si no hubiera entrado una de nuestras noonas. Recuerdo sus palabras. “Jungkook, Ven con migo”

 

 

El día llegó y yo estaba junto los Kim frente a su coche y con mi maleta en la mano. Me giré para ver a todos mis compañeros obligados a mirar como yo me iba. Siempre nos hacían eso. Nos obligaban  despedirnos de uno de nosotros cuando se iba. Oí a la señora Kim hablar “Despídete de tus amigos” Su voz era dulce pero lo siento, yo no muestro respeto a nadie que no lo muestre por mí. Me giré y me introduje en el coche esperando que ellos me siguieran.

El coche se detuvo por fin. No se hizo pesado pero las nuevas experiencias me abruman y era la primera vez en mucho tiempo que salía de allí y ya solo eso suponía que mi cerebro rindiese a tope. Durante todo el camino el señor y la señora Kim me hablaron de ellos y también me preguntaron sobre mí.

Ellos tenían dos hijos, uno mayor, Jimin, de 17 años y otro un año menor de 15 a punto de cumplir los 16 Dijeron que decidieron adoptarme porque la señora Kim ya no podía tener más hijos pero que su ilusión siempre fue una familia numerosa.

—¿Por qué yo? Los padres no adoptan niños tan mayores.

—Esperábamos encontrara a alguien de una edad cercana a nuestros hijos.

No discutí más el tema. Yo no les conté mucho sobre mí. Yo no tengo mucha personalidad que mostrar.

Cuando el coche se detuvo vi por la ventana una casa enorme. De color amarillo y blanco. Bajé junto con mi maleta pero el señor Kim se ofreció a llevarla por mí. Entramos en su casa y en el centro del recibidor nos esperaban dos niños que di por sentado que eran sus dos hijos. Ellos eran totalmente diferentes. El primero con ojos pequeños que cuando sonreía parecía que sus ojos desaparecían por completo. De manos pequeñas y labios gruesos. Y el otro que con su sonrisa cuadrada no me deja ver nada más de él. Ambos dos se acercaron a mí corriendo nada más verme entrar. Se arrodillaron a mi altura y se presentaron de manera torpe y descoordinada. Yo no podía sentirme más agobiado y me escondí tras la pierna de la señora Kim muerto de miedo.

Ambos muchachos palidecieron por causarme aquello y se disculparon al instante. Supieron esta vez sí turnarse para presentarse a mí y dejar que yo les correspondiera.

—Pequeño no tengas miedo, mira, yo soy Jimin. –Dijo el de los ojos pequeños.

—Y yo soy TaeHyung. –terminó el otro.

Poco después oí al señor Kim invitarme a presentarme yo también.

—Y…Yo soy JungKook… Yo…yo tengo nueve años. Recién cumplidos.  –Dije y ambos se abalanzaron a mí gritando “Aegyo” todo el tiempo.

—Kookie… ahora eres nuestro hermanito. ¿Puedo abrazarte? –Dijo Jimin.

Yo no estaba seguro de que debía hacer, por lo que abrí mis brazos esperando su reacción que no fue otra que rodear sus brazos en mi cintura y ponerme en su regazo obligándome a sujetarme con brazos y piernas a su tronco. Me aferró a él y era tan cálido. Nunca nadie había querido abrazarme y menos un hyung. Caminó con migo hasta el salón donde ya estaban el resto. 

Mi rostro estaba en la curva de su cuello y mis ojos cerrados hasta que apareció el rostro de Taehyung delante de mí, sorprendiéndonos a Jimin y a mí.

—¿Puedo ahora yo?

Jimin me ofreció a los brazos de Taehyung que me aferraron igual de bien que el otro.

—Kook. –Le miré—. ¿Quieres conocer tu cuarto?

Asentí energéticamente y mi nueva familia me guió por unas escaleras que parecían infinitas por un pasillo enorme hasta una puerta de madera. Pero antes de entrar me dieron indicaciones.

—Esta es tu habitación, esta puerta de la derecha es la de tu hermano Tae y la de la izquierda es la de Jimin.

Cuando asentí entramos y la claridad de aquella habitación era espectacular. Estoy acostumbrado a dormir en una habitación sin ventanas con otros veinte chicos. Por lo que aquello me desorientó. Paredes blancas y azules pastel. Una cama enorme y sobre ella un montón de juguetes aún empaquetados y muchos peluches. Aquello no podía ser más que una broma.

Me quedé estático mirando aquello. Y aunque ellos esperaban que me moviese o dijese alago yo no podía articular palabra alguna. No sabía cómo debía reaccionar.

—Vamos Kook, entra. ¡Mira cuantos Juguetes! –La voz de Tae me alentaron a entrar y di pasos lentos y precisos hasta llegar a la cama. Cuando llegué a sus pies me volví para ver a mi familia, expectantes a que yo dijese o hiciese algo pero no pude. El nudo en mi garganta no me permitió.

—¿Esto… es para mí? ¿Todo? –pregunté mientras agarraba la manita de un peluche con forma de oso que probablemente tuviese el mismo tamaño que yo.

Ellos asintieron energéticamente y entonces ya pude llorar. Por primera vez de felicidad. Todos se asustaron y vinieron hacia mí pero yo corrí al mismo tiempo con el peluche en mis manos para abrazarlos a todos. Todos y cada uno porque ahora eran mi familia.

 

 

Unas pocas horas después ya era de noche y nuestros padres comenzaron a insistirnos en que nos fuésemos a dormir. Mis hyungs ponían excusas tontas y refunfuñaban pero yo fui obediente y desde el primer momento, abracé a mis padres y les deseé buena noche. Poco más tarde lo hice con mis hyungs y subí a dormir.

Cuando yo ya estaba en la cama oí a mis hyungs entrar en sus respectivos cuartos y dormirse. Pero yo no podía. Era la primera vez que yo dormía solo y no estaba acostumbrado. Pasaron por lo menos treinta minutos cuando me levanté y salí por la puerta. Miré a ambos lados del pasillo y las luces de abajo ya estaban apagadas por lo que deduje que mis padres ya estarían dormidos.

Sin pensarlo dos veces me dirigí al cuarto de Jimin hyung y abrí lentamente.

—Jimin –Susurré una vez que estuve dentro. Una voz me respondió al instante.

—¿Kookie? –Su tono preocupado me asustó—, ¿Qué ocurre?

Se levantó de su cama y encendió la luz de su mesilla. Una vez que yo veía corrí hasta su cama y le abracé asustado.

—Hyung… tengo miedo. Nunca he dormido solo. –Mi voz debió sonar con demasiado aegyo porque él también se contagió de mi miedo. Me cogió en brazos y apagó la lámpara poniéndose en pie.

—Vamos con el otro Hyung. Él sabrá que hacer.

Salió con migo en brazos de su habitación y recorrimos el pasillo hasta llegar a la habitación de Taehyung. Entramos sin llamar y caminó hasta su cama. En este cuarto no hacía falta encender luces porque estaba la luna mostrándonos el camino desde la ventana. Me gustó la libertad que se tomaba Jimin con su hermano porque nos metimos en su cama sin necesidad de avistarle. Yo no podía contener la risa.

—¿Jimin? –Preguntó Tae— ¿Otra vez aquí?

—Sí pero esta vez no vengo solo. –Tae se revolvió en su ensueño y nos miró a ambos confundido y después le pidió algo así como explicaciones a Jimin culpándolo de algo. Yo no entendí. No importa.

—No seas tonto Tae, olvídate de eso ahora, Kook dice que no puede dormir que tiene miedo de estar solo.

—Ah… ¿Y qué quieres que yo haga?

—A mí se me ocurre algo. –Dijo Jimin y acto seguido hundió su cabeza en la almohada y me tumbo a mí también a su lado provocando sonidos de ronquidos a mi espalda. Yo me reí desenfrenadamente. Era tan infantil…

—Jimin no hagas el imbécil, levanta.

Tae insistía en revolverlo pero él no se hacía el despierto, es más, se aferraba cada vez más a mí como si yo fuera su peluche personal, eso solo me causó más risa. Cuando Tae se rindió se tumbó frente a mí y nos quedamos un rato mirándonos.

—Buenas noches Kook –susurró y nos arropó a los tres con las sábanas.

—Buenas noches hyung – dije y me deshice un poco de los brazos de Jimin para besar su nariz. Pero los brazos de Jimin volvieron a aprisionarme y me proporcionó y gran beso en mi coronilla sorprendiéndonos a ambos.

Tae le proporcionó una patada por debajo de las sabanas y doy gracias de ser un muy pequeño para que me llegarse dar a mí.

—Para eso no estás dormido eh…

Jimin refunfuñó detrás de mí y se irguió para alcanzar a Tae y darle un beso en la boca. Sonó el chasquido típico de cuando dos labios se juntan y se separan con fuerza. Taehyung correspondió aquello y se relajó respirando profundamente. Me encantaba ver aquello. Aunque siempre estaba discutiendo ellos se querían y yo por fin me sentía formando parte de algo.  

 

 

 

 

 

                                                Capítulo 2                 

Índice de capítulos

Comentarios

Entradas populares