JUNTO A LA SOLEDAD (YoonMin) - Capítulo 16 [Final]
Capítulo 16
Jimin POV:
Las navidades terminan pero no se llevan con
ellas el mal tiempo. No importa. Ya nada de esto me importa porque solo tengo
ojos para Suga a mi lado sentado junto a mí en el sofá, ambos jugando con un
trozo de cuerda que hemos anudado y entrelazado en nuestros dedos para formar figuras
extrañas pero maravillosas.
Nos reímos cuando alguno de nosotros no es
capaz de sujetar correctamente los hilos y caen entre nuestros dedos
deshaciendo el juego obligándonos a comenzar una vez más. Pero como siempre él
es perfecto en todo y sus dedos mecanizados son capaces de cualquier cosa
mientras que los míos son torpes y humanos.
Los hilos se deshacen entres mis falanges y
suspiro exasperado dejando caer mis manos en mis piernas cruzadas en el sofá.
Miro al cielo con los ojos cerrados conteniendo el pecado capital que me
caracteriza, la ira.
Aún sin visión alguna una mano atrapa mi nuca y
me hace descender el rostro para que unos labios traviesos besen los míos al
principio tímidos y compasivos por ser un desastre pero a los segundos son
curiosos por mi reacción y el beso se torna caliente. No puedo evitar sonreír
en el beso y se aparta confundido.
–¿No lo he hecho bien?
–Es solo que… eres tan adorable… –Cojo sus
mejillas y las estrujo sonriéndole.
–¿Puedo volver a besarte?
–Claro idiota…
–Pero esta vez no te rías. Es extraño. –Me
acerco a besarle pero oigo el sonido del motor de un coche acercarse, y las
ruedas moviendo la tierra a su alrededor. Me alarmo al principio pero el pitido
de la bocina me hace saltar del sofá de alegría. Lo reconozco. Ha llegado
Jungkook.
–¡Es JungKook! –Suga me mira sonriendo inducido
por mi sonrisa–. Oh no… –Pienso más detenidamente en la situación–. Es
JungKook…
–¿Ocurre algo?
–¿Ya han pasado cinco meses desde que estás
aquí?
Salgo por la puerta y veo su cuerpo saliendo de
un Hyundai* rojo que ha quedado aparcado al lado de mi coche. Tarda unos
segundos en venir corriendo a mí y abrazarme por la cintura para levantarme en
el aire. Me da vueltas como a una colegiala pero tengo que admitirlo, me
encanta.
–¿Cómo está el mejor idiota del mundo? –Me
pregunta una vez me ha soltado.
–Genial. Pero no nos quedemos aquí fuera, hace
frío… –le invito a entrar y nada más hacerlo se quita su abrigo para tirarlo en
el sofá. Siempre es así, como si estuviera en su casa a pesar de que apenas la
pisa–. ¿Y tú? ¿Cómo estás?
–Genial. Un poco cansado del viaje.
–Apenas son treinta minutos.
–Sabes que no cojo el coche, Jimin.
–Lo sé, lo sé. ¿Qué haces aquí? –Le pregunto a
pesar de que sé a qué ha venido.
–Se cumplirá el plazo en una semana. He venido
a llevármelo, ¿no? –Señala a Suga en la cocina preparando algo que desconozco–.
Si aún quieres que me lo lleve, claro…
–La verdad es que he estado pensando y… –Suga
me interrumpe llegando al salón con una taza de chocolate caliente.
–Hola Jungkook. –Le da la taza y este parece
saltar de alegría–. Al fin conozco a la persona que me ha comprado.
–¡Wow! Eres realmente genial una vez encendido.
Parece tan real…
–Es cierto. –Digo haciéndome otra vez el
protagonista–. Lo he pensado mejor JungKook, y no estoy seguro de poder
prescindir de él ahora. Creo que me he encariñado de él.
Jungkook suelta la taza serio sobre la mesa y
se arremanga la camisa mostrándome sus dos fuertes brazos tatuados hasta los
nudillos. Pone un brazo en el sofá y su pose imponente me asusta. Me habla
acercándose más a mí mientras Suga se sienta al otro extremo junto a mí.
–No me cabe la menor duda de que has disfrutado
mucho su compañía. –Todo mi cuerpo se tensa–. Creo que no sabes cuantas veces
me he tocado oyendo tus gritos de perra saltando en el falo de Suga.
Enrojezco al instante y siento que me falta el
aire por un momento. Mis mejillas arden pero no puedo controlar la primera
reacción de mi cuerpo que es levantarme furioso.
–¿Qué diablos estás diciendo? –Le señalo con el
dedo acusador–. ¿Cómo te atreves a pensar que…?
Debo callar. La realidad me golpea cuando en la
pantalla de su móvil aparece mi rostro desencajado, enrojecido, sudado y
sintiendo el orgasmo que en unos segundos llegará a mi cuerpo. Oigo mis propios
gritos en toda mi casa y la verdad es que aunque me cueste reconocerlo, es muy
excitante.
Jungkook se gira el móvil para verlo él una vez
más. Deleitándose en mi propio éxtasis. Suga mira la escena boquiabierto.
–Me estoy volviendo a emocionar. –Suelta Kook
como si nada relamiendo sus secos labios.
–¿Dé dónde has sacado eso?
–¿No reconoces la perspectiva? ¿No leíste las
instrucciones de Suga? –Rememoro la escena en mi mente y veo los ojos del
culpable frente a mí.
–¿Me has grabado tú?
–No, no. No la tomes con él porque no lo sabía.
–Le defiende cuando el daño ya está hecho. Él sigue riendo como un loco. Suga
no reacciona.
–¿Cómo tienes esas imágenes?
–Cuando lo compré hice que las imágenes que sus
ojos registraban fueran mandadas a tiempo real a mi móvil. Al principio lo hice
para procurar que no lo hicieses arder como hacías con los juguetes de pequeño,
pirómano asesino de mierda. –Sigue riendo a pesar de sus duras palabras–. Pero
luego le besaste, le hablabas con ternura… y bueno…
–Voy a matarte hijo de puta… –Me tiro sobre él
haciendo que Suga deba levantarse del sofá donde estaba sentado. Caigo sobre el
cuerpo de JungKook y le inmovilizo lo mejor que sé a pesar de que él se
revuelve en contra mía e intenta retenerme igual que yo hago con él.
Acabamos tirados en el suelo, yo sentado sobre
su pecho y con sus manos inmovilizadas por las mías.
–Así, así estabas cuando saltabas sobre la
polla de Suga gritando por más.
–¿Envidia?
–¿De él? No gracias. No quiero que me acusen de
asesinato por partirte en dos.
–Vas a tragarte mi polla como no te calles.
–No me gusta chupar pollas de niños pequeños.
–Pienso seriamente en golpearle pero el grito de Suga detiene mi brazo en el
aire.
–¡BASTA! –Giro mi cuerpo para verle con sus
manos tapando sus orejas y sus ojos cerrados. Respira fuerte. Nada más que le
miro me levanto de JungKook y me dirijo a él.
–Suga, mírame Suga. –Cojo sus manos con las
mías y las aparto de su propio rostro para que preste atención a mis palabras.
Quiero explicarle que no es más que un juego pero no me deja hablar.
–Perdóname, no lo sabía. –Susurra para que solo
yo le oiga–. No sabía que podía ver esas cosas. No tenía ni idea. De haberlo
sabido, te prometo que no habría hecho nada en absoluto. Te quiero, perdóname.
Perdóname…
Beso sus labios para detenerle. Sonrío para que
se calme.
–Ya pasó. Solo lo ha visto él y nadie más. No
es tan grave.
–Hacéis una pareja preciosa. –Se mofa Jungkook
detrás de mí de nuevo sentado en el sofá pero cuando me giro para recriminar su
comportamiento me doy cuenta de que sus palabras son sinceras. Estoy muy
agradecido de su comportamiento.
–Cállate Jungkook…
–Ahora vengo… –Dice Suga alejándose de mí y
adentrándose en la cocina. Me quedo preocupado pero ¿qué cosa puedo hacer…?
–Jimin, –me llama Kook a mi espalda–, mira,
aplicación desinstalada. –Me enseña la pantalla de su móvil de manera que ya no
podrá verme nunca más a partir de los ojos de Suga.
–Gracias. Ya era hora.
–Eres el mejor video porno que he…
–Cállate ya… ¿no sabes parar?
–Lo siento. Anda… ven aquí. –Palmea el sofá a
su lado y no puedo evitar sentarme allí–. Tengo que mostrarte algo.
Antes de darme cuenta ya estaba desabrochando
su camisa botón por botón pero al intentar detenerlo con mi voz, no lo hace. Se
limita a continuar y cuando ya no tiene nada de tela sobre la parte de arriba
se da la vuelta para mostrarme su espalda tatuada. En sus hombros dragones y
serpientes, en sus caderas, arboles y paisajes. Alguna bandera, alguna geisha,
todo ya conocido pero en el centro de todo, mi nombre completo. Los tres
caracteres que ocupa uno bajo el otro en su columna formando un tatuaje como mi
mano de grande.
Mis dedos no pueden evitar ir allí para repasar
con mis yemas la tinta que está bajo su piel. Suspiro y las palabras no salen
de ninguna manera posible. No lo entiendo. ¿Qué clase de broma es esta?
–¿Estás loco? ¿Cómo te haces esto?
–¿No te gusta?
–Sabes que me encanta pero joder, Jungkook…
–Ven idiota… –Me abraza y se aferra a mi cuello
casi ahogándome.
–No sé por qué haces cosas como estas…
–Porque son gratis para mí. –Ríe como si no le
diera importancia y siento la angustia en mi garganta hasta que Suga sale de la
cocina con algo en sus manos que nos hace dirigir la mirada hacia él.
–Queremos presentarte a alguien. –No se dirige
a mí, sin embargo sonrío avergonzado–. Este es Kookie Koi.
Suga se acerca con la pequeña pecera en sus
manos y la deja en la mesa frente a JungKook que la mira boquiabierto,
sonriendo y casi llorando de risa al descubrir que le hemos puesto su nombre a
un pequeño koi. Suga se acuclilla al otro lado de la mesa y yo miro a ambos
desde mi lugar en el sofá. Sonrío con ellos porque en este momento puedo
disfrutar plenamente del pasado a mi lado y el futuro ante mí.
Jungkook mete el dedo en el agua provocando el
que el pez se asuste al principio pero luego quiera intentar catar la carne de
este. Él retira la mano asustado de un pequeño animalillo y no podemos evitar
reír con su estupidez.
–Es como el de tu tatuaje…
–Suga me lo compró como regalo de navidad.
–Eres muy afortunado de tener a alguien como
él. –Le dice a Suga–. Cuídalo bien. Necesita que cuiden de él. –Suga asiente–.
Y perdón, no quería meterme en vuestras… bueno…
Él ríe. Todos reímos hasta que yo les detengo
levantándome del sofá y corriendo a buscar algo que tengo escondido en un
cajón. Regreso a los segundos con un paquete en las manos que le extiendo a
Suga.
–Este es mi regalo de navidades. Viene un poco
atrasado y en realidad no me ha costado dinero, pero supongo que es algo
original.
Aun acuclillado en el suelo lo desenvuelve y ve
un libro. Un simple libro. Lee el título.
–“El robot y la convencionalidad. Por Park Jimin” –Me mira feliz, orgulloso de mi comportamiento y sorprendido de lo que lee. Al fin un regalo casi a la altura del suyo: Un libro enteramente basado en él. Sobre alguien que me ha hecho feliz.
FIN
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