HEREDEROS (JiKook) [PARTE II] - Capítulo 27 [Final]

 CAPÍTULO 27 - FINAL


JungKook POV:

 

Cuando salimos al exterior del pasillo nos topamos con un alboroto generalizado, con unas miradas perdidas que buscan algo alrededor. La mirada de mi padre es la más desazonada de todas y yo suelto la mano de Jimin casi por instinto al sentir sus ojos sobre los míos y después, sobre el rostro de Jimin a mi lado. Nuestra primera reacción es salir corriendo en dirección a la puerta de salida. Es como una llamada a nuestro instinto más primario de supervivencia, de alcanzar la libertad, pero los hombres de seguridad de mi padre caen en nosotros y mi padre nos señala como dos fugitivos a punto de escaparse de esta cruel cárcel que es la realidad.

—¡Ahí están! ¡No dejéis que se vayan! –Los gritos de mi padre alarman al resto de clientes en el bar. El camarero parece más intrigado que preocupado y los dos guardas de seguridad de la entrada accediendo al interior y cierran la puerta impidiéndonos salir. Yo retrocedo y agarro la mano de Jimin para que me siga pero me topo con mi padre y sus dos hombres de seguridad mostrándose autoritarios frente a  nosotros. El interior del bar sigue con la misma presión del humo sobre nuestras cabezas pero me siento muy liviano. Me siento flotar sobre el suelo y quisiera realmente poder salir volando pero la realidad me aplasta contra el suelo como una losa que cae sobre mis hombros, devolviéndome a un estado de sobriedad que creí perdido. Jimin a mi lado no me suelta la mano y juraría que su agarre es el que me mantiene con los pies sobre la tierra pero me recuerdo que es él la llave de mi libertad y solo con él saldré de aquí.

—¡Déjenos ir, padre! –Le digo soltando la mano de Jimin y sujetando su brazo, poniéndolo detrás de mí como medida de que mi padre no tome represalias contra él. Sus dos hombres de seguridad le rodean y los empresarios se acercan curiosos por saber qué sucede. Uno de los dos hombres que hemos dejado en el cuarto sale por el pasillo cubriéndose la boca con la mano, ensangrentado. Algunos acuden hacia él y mi padre le mira desde la distancia y me regala una dura mirada de decepción y severidad.

—Eres un maldito bastardo. –Grita mi padre pero no me mira a mí cuando lo dice, sino a Jimin a mi espalda.

—¡Usted me mintió! –Grita este con una expresión enfurecida. Juraría que está a punto de golpearle.

—¿Yo? ¡Tú te has tomado la libertad de engañar a mi hijo todo este tiempo! Haciéndole creer que vale más de lo que es. Un maldito puto. –Las palabras de mi padre me hieren mucho más de lo que habría esperado y Jimin da un paso adelante pero yo interpongo mi brazo sobre su pecho para evitar que siga. Los dos guardias de seguridad llevan sus manos a sus armas sobre sus cinturones y eso me hace dar un respingo, lo he visto, todo el mundo ha sido consciente del límite de nuestra libertad.

—Eres un hijo de puta. –Murmuro—. Has jugado con nosotros todo este tiempo.

—¿Y qué importa eso? –Me contesta—. Te doy un techo, comida, un trabajo. ¿Y así me lo pagas? Eres un irresponsable. No sobrevivirás en la vida real.

—¿Sobreviviré a tu lado? –Pregunto y él se encoge de hombros, desinteresado—. Déjanos ir, no te causaré un solo problema más… —Le pido a lo que él rueda los ojos, suspira y señala a la puerta de salida.

—¡Adelante! Vete de mi lado. ¿De qué vas a vivir? ¿Quién te va a contratar si no sirves para otra que para lamer huevos? –Me señala la puerta de nuevo—. Vamos, vete. ¡Vete! No te necesito. –Grita y yo retrocedo un paso aun sujetando a Jimin. Sus palabras me confunden pero miro a Jimin de reojo que me mira con una luz esperanzada en la mirada. Retrocedo un paso más con intención de girarme y salir por la puerta pero veo la mirada de mi padre desviarse a uno de sus hombres a su lado. Al hombre de su derecha que sujetando firmemente su arma desde el cinturón la saca con un giro de su brazo y la apunta directo a mí. La sensación es terriblemente vertiginosa y yo solo pienso en retroceder un paso más, paralizado, esperando el disparo que tan bien me va a impactar pero el sonido del disparo se ve  opacado por una sombra que se cierne desde mi lado. El impacto sobre mi piel nunca se produce y al entreabrir los ojos me veo cubierto por el cuerpo de Jimin frente a mí. La primera reacción de mi padre es detener al hombre que ha disparado con una expresión neutra y un mero gesto de su mano y la mía, llamarle por su nombre en un susurro que no escucha.

—¿Jimin? –Pregunto al aire y rodeo lentamente su cuerpo mientras él se gira lentamente a mí con una de sus manos puesta bajo un orificio en su pecho sobre su camisa blanca. Un orificio rodeado de un tinte rojo. Un oscuro tinte que comienza a gotear con una sutileza, cayendo sobre la palma de su mano abierta. Ambos nos quedamos mirando ese instante y sin comprenderlo ni asumirlo, él se desploma delante de mí cayendo al suelo de una forma un tanto brusca. El sonido de su peso al chocarse contra el piso me hace reaccionar, devolviéndome a la cruel realidad de la que pertenezco—. ¡JIMIN! –Grito arrodillándome a prisa a su lado y taponando con mi americana su herida sobre su pecho. Él no parece sentir mi contacto ni nada de lo que sucede alrededor. Me mira con ojos vidriosos y su mano manchada se dirige a la mía sobre su pecho. Presiono con fuerza y él me sonríe—. ¡Vas a ponerte bien! –le digo—. ¡Una ambulancia! ¡Que alguien llame a una ambulancia! –Grito pero todo el mundo ha quedado inerte, como si yo no existiese. Su sangre manchando mis manos se siente pesada, dolorosa, como una quemazón que se va extendiendo por mi piel y consigue penetrar por mi epidermis hasta quemarme en las arterias. La quemazón se distribuye alrededor de todo mi cuerpo. Me siento ardiendo, me siento delirar. Febril.

Todo alrededor se distorsiona con la misma facilidad con la que lo harían varios chupitos de alcohol, un buen golpe en la sien. Su cuerpo en mis manos comienza a estar quieto, le siento ir y no puedo hacer nada por evitarlo. Mi americana se ha empapado con velocidad, no consigo detener la hemorragia y aunque quiero mentirme pensando que esto tiene solución, no es así. Nada la tiene. Aprieto con más fuerza mis manos sobre su pecho, me paso el dorso de una de ellas por mi frente que ha roto a sudar pero solo consigo impregnarme de su sangre. Sus ojos brillando me sonríen, puedo ver a través de su mirada y veo la verdadera pureza de su alma que yo he corrompido. Puedo ver a través de su rostro, la verdad de la situación. No estoy preparado. No estoy listo cuando se va. Desaparece el brillo en sus ojos a través de una lágrima que cae por su sien, pero él ya no es consciente de ello. Sus ojos me miran pero han dejado de prestarme la atención que merezco. Le llamo repetidas veces por su nombre esperando que conteste pero ya se ha marchado y ni siquiera he podido despedirme, encerrado como estaba, en la mentira de que todo saldría bien. En una mentira. Siempre atrapado en una mentira. Cruel, despiadada. No consigo adaptarme a una dolorosa realidad que se me muestra tan fría y tan atroz, tan sangrienta. Es ahora su sangre un potente químico que corroe mi piel hasta llegar al tuétano en mis huesos. Me siento controlado por ella, me siento subordinado a su color, al brillo de esta resbalando por mi piel. Me ha humedecido las mangas, me he manchado el rostro con ella. Su olor. Su maldito olor. Sigue oliendo a él.

Me levanto con las manos hechas puños y con la mirada dirigida solo a mi padre. Aprieto la mandíbula y no necesito pensar lo que quiero decirle. Lo llevo pensando años. Años de una larga espera para encontrar el valor. El valor que me ha proporcionado el dolor más extremo que he sentido nunca.

—Eres un maldito bastardo proxeneta. Un hijo de la gran puta que va a acabar entre rejas muy pronto y con suerte vivirá todo lo que yo he tenido que pasar. –Él me mira con suficiencia—. No me extraña nada que mamá te sea infiel y no me extrañaría nada que fueses tan impotente como estos pederastas que tienes como colaboradores.

Mi padre frunce el ceño y me muerdo el labio inferior liberado de una presión que oprimía mi pecho desde hacía mucho tiempo, pero la verdad es que esa presión ha sido sustituida por una mayor. Con un rápido movimiento me desplazo unos pasos adelante hasta quedar cerca de mi padre con lo que él retrocede pero mi mano ha cazado la pistola del hombre que aun no la había desenfundado. El gentío retrocede. Mi padre sabe que es una víctima potencial y su otro guarda de seguridad vuelve a levantar el arma para apuntarme. Oigo los gritos del público. Un afortunado público que vivirá para ver dos muertes hoy. El hombre me apunta con su arma pero no le da tiempo a disparar. Yo la conduzco con una desesperación casi inhumana, por no decir, completamente irracional, bajo mi barbilla. Levanto mi cuello. La libertad de la oscuridad en el techo rota por las luces de neón es terriblemente hermosa. La verdad es que cualquier cosa es mejor que la realidad que he estado observando los últimos años de vida. Me descubro en esta oscuridad. Aprendo a valorarme, a quererme, a amarme. Es un sentimiento que todo el mundo debería experimentar, pero no puedo sobrevivir a él. Es demasiado doloroso.

El dedo en el gatillo hace presión. El cañón lo hace sobre mi piel. La imagen de los ojos de Jimin sonriéndome de esa forma en que consiguen desaparecer me acompaña los últimos segundos. Termino por apretar dentro del barullo generalizado y el sonido rompe el espacio. No llego a verme caer.

 

FIN

 

 

Capítulo 26               

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Comentarios

  1. Ya había olvidado este final, me duele horrible el alma Cynthia:(
    Te adoro, genia, ojalá pronto trajeras más fics

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    1. Lo siento mucho, ya no he vuelto a escribir fics, pero sigo escribiendo historias que creo están igual de buenas, o aun mejor. Se me quedaba corto escribir sobre personajes que ya existían. Necesitaba ampliar mi imaginación.

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    2. Pues yo encantada de leerlas, por cuál me recomiendas comenzar?<3

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    3. Creo que puede gustar "No tan alto, Ícaro". Es la primera novela que escribí después de dejar de hacer fanfics. Tiene una trama dulce y romántica, pero intensamente triste. Buscala en este Blog en el apartado de Novelas. Lee la sinopsis, seguro que te animas a leerla.

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