DENTRO DE LA ESQUIZOFRENIA (JiKook) - Capítulo 6

 CAPÍTULO 6


Jimin POV:

 

Cuando fueron las ocho y media hablé con Namjoon largo y tendido sobre lo que acababa de pasar. Él estaba sorprendido mientras que yo, simplemente algo confundido. Pero había tratado ya con muchos pacientes como para tomar en serio sus palabras por lo que acabé por pedirle a Namjoon sus documentos sobre él solo para contrastarlos con la información que me había proporcionado. Él no pareció echármelo en cara, al contrario, se alegró y me los dio de buen grado retornando a sentarse a la silla de su despacho cruzándose de brazos y perdiendo la vista en el horizonte más allá de mi cuerpo.

–¿Ocurre algo? –Le pregunté pos su desazón.

–Nunca había hablado tanto. –Niega con la cabeza mientras frunce el ceño, tal vez cuestionándose que lo que vio, fue real.

–A veces es sencillo, solo…

–No, nada de eso. Cuando lo trasladaron aquí con dieciocho años, no habló por tres meses, ni si quiera asintió para indicar nada. Se limitó a dejarse llevar.

–¿No hablaba solo?

–Sí, eso mucho. Le encerramos durante casi un día en la sala de pruebas, alimentándole a las horas debidas, claro, y sí hablaba. Y es más, con fluidez. De vez en cuando sufría ataques de ansiedad o cosas por el estilo y necesitaba de calmantes. Pero cuando estaba frente a otras personas, no.

–¿Qué decía cuando estaba solo? –Pregunto mirándole como él mira a la nada. De repente parece despertar.

–Tengo aquí las grabaciones. –Se levanta de inmediato y rebusca en uno de los cajones repletos de CDs. Acaba por darme ocho CDs, uno por cada año de aislamiento de Jeon. Asiento agradecido y salgo por la puerta pero su voz me detiene–. Doctor, –le miro sorprendido–, buen trabajo.

 Después de aquella conversación me dirigí a mi coche y rápido conduje a mi nueva casa, deseando conocerla al fin. En mi mente se agrupaban los recuerdos de todo el día pero tras poner algo de música, desaparecieron al instante. Parecieron casi un recuerdo lejano del que poder evadirme. Siempre fue así, este es mi poder entre otros, olvidarme fácilmente de los problemas, y si no puedo, acabo sucumbiendo a ellos de la manera más cruel. Acabo siendo presa de ellos.

La música suena hasta que aparco el coche y lo apago saliendo de él en busca del portal del bloque de pisos en el que viviré a partir de ahora. Es el número 21º así que camino calle abajo durante varios metros hasta toparme con la puerta de hierro que me invita a entrar. Animado y algo avergonzado llamo al número 7º B y espero una contestación que llega rápida de una voz grave que me pone los pelos de punta.

–¿Sí? ¿Quién llama?

–Soy el Doctor Park Jimin, vengo por el alquiler del piso…

–¡Ah! –Grita al otro lado asustándome–. ¡Sí! ¡Sí! Bajo de inmediato. –Se oye el telefonillo colgarse con un golpe seco y me retiro de la puerta a la espera de ver como a los segundos un chico probablemente de mi edad y algo más alto que yo desciende por las escaleras que veo distorsionadas al fondo del portal y dando pequeños saltitos se dirige fuera. Nada más verme, me sonríe con una enorme sonrisa cuadrada que ocupa todo su rostro y rápidamente estira su mano para ser aceptada por la mía en un saludo formal.

–¿TaeHyung? –Pregunto haciendo un esfuerzo por recordar el nombre de la persona que me dejará el piso.

–Sí. –Compruebo que su sonrisa es algo permanente en él–. El doctor Park Jimin, ¿verdad? –Asiento–. Le imaginaba mucho más mayor.

–Si no recuerdo mal le dije por teléfono que tenía veintisiete años. –Frunzo el ceño pero él asiente.

–Sí, sí, lo sé pero todos los doctores que conozco son mucho más mayores. –Piensa unos segundos en sus palabras–. La verdad es que no conozco a muchos doctores. –Tras quedarse mirando a la nada unos minutos acaba volviendo al presente y retorna su sonrisa cuadrada–. Lo siento.

–No hay problema. ¿Puedo subir…?

–¡Oh claro! –Mira a mí alrededor en busca de algo–. ¿No traes maletas?

–Sí, en el coche.

–Vamos, te ayudo a subirlas. –Ambos nos acercamos al coche y sacamos del maletero una maleta y un bolso de viaje cada uno–. ¿Cuánto tiempo me dijiste que te quedabas?

–Supongo que unos meses aunque aún no lo tengo decidido. –Entramos en el portal y nos metemos en el ascensor. Pulsa el número siete por lo que entiendo, esta será mi nueva planta–. La verdad es que no depende de mí, sino de mi trabajo.

–Entiendo, no tienes de que preocuparte. Solo debes avisarme con un par de semanas de antelación para poder buscar un nuevo inquilino.

–Está bien. Podré hacerlo. –Le miro en el reflejo del espejo–. TaeHyung, ¿no eres muy joven para ser arrendatario de un bloque de pisos? –Le pregunto curioso mientras soltando una de las bolsas, reconduzco mis gafas al puente de mi nariz.

–Esto era de mi padre pero murió hace dos años.

–Lo siento. –Digo casi ya como un acto reflejo. He tratado con la muerte desde hace mucho tiempo.

–Mi madre se ha quedado con el negocio pero ahora está en el hospital por una operación, nada importante. Me estoy haciendo cargo yo ahora. No se me da mal.

–Tampoco es algo tan complicado. –Asiente de acuerdo.

–En cuanto a mi edad, tengo la misma que usted, doctor.

–No me digas doctor, no estoy en mi trabajo.

–¿Jimin? –Asiente con sus propias palabras–. Somos de la misma edad.

–Eso es agradable. –Digo sonriendo–. Hace mucho que no me relaciono con nadie de mi época.

–No hay problema. –Salimos del ascensor en cuanto las puertas se nos abren y de las cinco puertas a casas que se nos presentan, Taehyung me acompaña hasta una de ella cuya pintura es de color marrón oscuro con betas en tonos más claros–. Esta es. –Me dice y saca las llaves para abrir la puerta.

Cuando entramos, un extraño olor a desinfectante me golpea, al parecer, ha sido abandonada hace poco y la han limpiado a fondo y con paciencia. Es como estar de nuevo en el hospital. Huele a químicos. Paso al pasillo arrastrando la paleta y él me sigue explicándome cada una de las instalaciones. El pasillo es amplio y de las paredes cuelgan cuadros de paisajes de la ciudad. El salón es amplio aunque el mueble de pared donde está la televisión le quita mucho espacio y las paredes blancas me recuerdan demasiado a las habitaciones del hospital. Considero que tengo un gran problema a veces para evadirme.

–Si tienes algún problema con los muebles o se rompe algo no tengas reparo en decírmelo, yo lo solucionaré. No hay problema.

–Gracias. –TaeHyung deja mis maletas al lado de las que yo he posado sobre el suelo en el salón.

–¿Quieres que tomemos algo? –Me pregunta y me giro a él para verle con una sonrisa algo más tímida sobre su rostro.

–Otro día, mejor, hoy me siento muy cansado por el viaje.

–Está bien. Entiendo. –Me estrecha la mano y se marcha por la puerta a los segundos dejándome a mí entre la novedad de mi nuevo hogar. Y lo primero que hago es ir al dormitorio donde pasaré la mayor parte de mi estancia en la casa. Tras pulsar el interruptor me sorprende una habitación de paredes blancas, con una cama y sábanas blancas y una ventana, que da a un jardín trasero en la parte de detrás del edificio. Siendo casi de noche como es apenas hay gente pero imagino que los días en que no trabaje, me despertarán el sonido de niños jugando allí.

Miro el armario empotrado vacío, expectante a que lo llene de ropa y los cajones de las mesillas igual. Me siento en la colcha y escucho atentamente oyendo muy lejos el sonido del tráfico a unas horas de normar ajetreo. Suspiro y respiro profundo acostumbrándome muy lentamente a la situación. No me gusta. Nada de esto me gusta. Extraño mi casa, mi cama. Pero esto podría ser peor.

Cuando ya he colocado toda la ropa y comienzo a sentirme exhausto me dirijo a la cocina a la espera de encontrarme algo de comer pero tras abrir todos los muebles y no encontrar nada más que sal, azúcar, y cosas básicas del estilo, abro la nevera encontrándome una botella de vino tinto con un posit sobre el cuello de esta.

<No sé si bebe, doctor, pero esto es regalo de la casa. Bienvenido.>

Saco la botella de la nevera sonriendo y aunque la reconozco como una marca no muy cara estoy deseando de tomar una copa.

Con cuidado de no derramarlo y yendo al salón me siento sobre el sofá con la vista fija en uno de los ocho CDs. El primero de todos. El que fue grabado nada más que entró Jeon en el psiquiátrico. Sin nada mejor que hacer, me levanto de nuevo y escogiendo el CD lo inserto en un reproductor cercano a la televisión y le doy al “Play”. Me siento donde estaba antes y llevo el borde del cristal a mis labios ante el silencio constante en el espacio. Nada se oye más que mi respiración, el dulce vino colándose por mi garganta, y el murmullo del reproductor. Me mantengo estático mirando a la nada hasta que una voz rompe el espacio. Una voz débil y algo temblorosa.

––No.

JungKook dice desde el reproductor.

––Es culpa tuya. Claro que sí. –Comienza a lloriquear–. ¿No lo ves? ¿No sabes cuánto duele?

Miro las texturas del vino mientras lo muevo en la copa y me ajusto las gafas a mi nariz pero tras unos segundos, me las quito y hundo mis dedos en mis ojos cerrados, haciendo un débil masaje para aclara mi visión.

––Mírame donde he acabado, por tu culpa. Claro que sí. ¿Yo? ¡No estoy defectuoso!

–Defectuoso. –Digo yo en alto rompiendo mis pensamientos.

––Mírame, cómo me has dejado y ni siquiera sabías mi nombre. ¡No! ¡No me golpees! ¡No! –La grabación termina con unos lloriqueos infantiles y se corta. Regreso a beber el vino y cierro los ojos fatigado. Ha sido un día muy largo. 

 

 

 

Capítulo 5                          Capítulo 7

↢ Índice de capítulos


Comentarios

Entradas populares