SOLO UNA EXCUSA (Jimin x Jungkook x YoonGi) [One Shot]

SOLO UNA EXCUSA [One Shot] 

 

JungKook POV:

 

11:20

 

Recordaré esta hora el resto de mi existencia porque las veinticuatro horas siguientes serían las peores de mi vida.

Todo comenzó cuando el grupo y yo estábamos el sábado comiendo en nuestro apartamento. Hoy habíamos terminado pronto las sesiones de fotos y nos dejaron libre antes. Yo estaba sentado en el suelo comiendo sushi junto a Suga y V. Todos estábamos comiendo excepto Suga y Jimin que jugaban a un juego en la tablet.

Sus gritos se oían por toda la casa. El juego parecía divertido y cometí el error de preguntar a jugar.

—Hyung… ¿De qué trata el juego? –Suga me lanzó una mirada sádica y me arrepentí de preguntar.

—No juegues Kookie… perderás, es muy difícil –comentó Jimin hyung.

—Pero yo quiero… —cara aegyo—,  ¿Cómo se juega?

—Haber Kookie... –Suga puso la tablet entre los dos, me explicó las reglas de un juego para dos contrincantes y antes de comenzar, me hizo la pregunta que sabía que yo no podía dejar pasar— … ¿Apostamos algo?

Asentí energéticamente

—¿El qué hyung?

Creo que fue en ese mismo instante cuando me di cuenta de había caído en la trampa de mis hyungs, porque Suga no se pensó la apuesta.

—Si pierdo, ambos —refiriéndose a Jimin y a él— seremos tus esclavos por un día. Y si pierdes tú… —se miraron entre ellos sonriendo sádicamente—, serás nuestro esclavo.

Ya no pude decir que no, por lo que sellamos nuestro pacto con un apretón de manos y comenzamos el juego.

A medida que el juego se prolongaba veía a Jimin inquieto y eso me daba seguridad pero en un mal cálculo de mis dedos me equivoqué y la máquina iluminó el nombre de Suga en la pantalla como ganador.

¡Dios mío… había perdido! Mierda…

Ambos saltaron de alegría y se abrazaron entre ellos. Algunos de los  otros hyungs se reían de mí y otros se compadecían.

—Vale, vale... silencio, calma. –Suga miró su reloj—, desde ahora, las 11:20, hasta dentro de veinticuatro horas, Kook, deberás hacer todo lo que Jimin y yo te pidamos, Ok?

Me hizo gracia, me preguntaba cuando sabía que yo ya no tenía alternativa. Asentí cabizbajo y con un mohín en los labios esperando que se apiadasen de mí pero las ordenes empezaron antes de lo pensado.

—¡JUNGKOOK! —gritó Jimin—, Tráeme uno de tus zumos de fresa.

—Pero hyung… esos zumos son míos…

No estaba dispuesto a dejar que se tomase mis zumos favoritos.

—Suga, no hemos pensado cual será el castigo de Kook si no obedece…

—No te preocupes por eso, yo ya me he cubierto las espaldas –sacó su móvil del bolsillo, fue a la galería y seleccionó una foto mía. Era yo durmiendo abrazado al peluche hip hop Monster de V. ¡¡Mierda!! –Si Kookie no obedece esta foto la verán todas nuestras ARMIs.

Ambos me miraron y yo no tuve más remedio que levantarme a la cocina y coger unos de mis zumos. E incluso antes de dárselo a Jimin, Suga ya tenía otra orden para mí.

—Jungkook, antes de que te vuelvas a sentar, necesito que me traigas el cargador de la tablet.

 

Aquello solo estaba empezando.

 

...

 

14:50

Tres horas y media habían pasado, pero apenas habían sido tonterías las primeras ordenes. Confiaba en que en algún momento se pasase la tontería y por ello me metí en la habitación que yo compartía con Jin, pero solo era cuestión de tiempo que supieran utilizarme mejor.

Estaba escuchando música en mi móvil cuando la pared tembló a mi espalda. Alguien tras ella la estaba aporreando.

—¡JUNGKOOK! … ¡VEN AQUÍ AHORA MISMO! –oí cuando me quité los cascos de mis oídos. Era la voz de Jimin llamándome desde la habitación contigua. Donde dormían él y V. Pero no era V quien estaba con él, sino Suga.

—¿Ocurre algo? –pregunté inocente.

—¿Qué es esto? –Dijo Suga—, Debes estar siempre cerca de nosotros por si necesitamos algo.

Puse los ojos en blanco.

—¿Qué queréis?

—Yo quiero un sándwich de pollo –dijo Jimin

—Sí, ¿Y tu Suga?

—SI JIMIN HYUNG –me corrigió Jimin y me obligó a repetirlo de la manera correcta—

—Yo quiero donuts de chocolate ahora. Ve.

—Si YoonGi Hyung…

Cerré la puerta detrás de mí. Estos dos muchachos eran realmente irritantes. No podía creer lo que me estaban haciendo… pero respiré hondo y recé por que el día pasase rápido.

Cuando llegué a la cocina y comencé a buscar los ingredientes para hacer el sándwich… ¡no había pollo, mayonesa… apenas había pan! Y los donuts de chocolate se habían acabado. Regresé a la habitación.

—chicos, no hay nada de lo que me habéis pedido.

Me miraron con una mueca de sorpresa fingida.

—¿Cómo? ¿No tenemos comida? –comenzó Suga.

—Kookie… Ya sabes dónde está la tienda.

No podía creer lo que me estaban pidiendo. Fuera estaba diluviando y la tienda estaba a diez minutos andando.

—Pero la tienda…. Fuera está…

—¡Es una orden! –me cortó Jimin.

Asentí y dije el “Si hyung” que tanto les gustaba. Regresé a mi cuarto y me vestí con las suficientes capas de ropa como para no tocar la lluvia, y con un paraguas de la mano cuando estaba pasando por su cuarto para salir y alguien me zafó dentro.

—Mira Suga lo que tenemos aquí, —fue Jimin quien me agarró y me metió dentro de la habitación presionándome contra la puerta cerrada. Suga se levanto y vino hacia nosotros y me inmovilizó las manos tirando el paraguas al suelo—, demasiada ropa maknae.

Comenzaron a bajarme la cremallera de la chaqueta, me la quitaron. Y después la sudadera, dejándome en manga corta. Intentando revolverme eran dos contra mí y tampoco me convenía enfadarlos.

—Pero hyung… fuera hace frio. –dije rogando.

—Jungkook…. –Suga me llamó la atención—, no te lo estas tomando enserio y esto es un castigo—, más te vale correr o mojaras la comida. Vamos.

Me dejó libre y salí corriendo del cuarto, y más tarde a la calle y me paré justo en la puerta del edificio, observando el exterior. Me pregunté a mí mismo si estaba dispuesto a salir. Pero me volví a repetir a mi mismo que no tenía opción.

Y salí.

No estaba ni siquiera a mitad de camino cuando ya estaba empapado hasta los huesos. Después de todo solo era lluvia.

Cuando llegué a la tienda me sacudí el pelo y comencé a buscar los ingredientes. Pollo… lechuga… pan… donuts… ¿Dónde estaban los donuts?

Cuando tuve el resto me acerqué a la dependienta que era una señora mayor y me miró de arriba abajo.

—Muchacho… ¿Cómo se te ocurre salir así de casa? Cogerás un resfriado…

Ignoré su comentario por mucho me que pesase y le pregunte por los donuts.

—Lo siento pequeño, se acabaron hace una hora, en la tienda que está dos calles más abajo encontrarás más.

Joder, juraría que me las pagarían…

—Gracias Ajumma. –me incliné con la comida embolsada en las manos y pagué con mi dinero, recalco, con mi dinero.

Caminé como me dijo, dos calles más abajo y allí había una pastelería con dibujos de magdalenas kawaii sobre la puerta y un cartel que ponía “abierto”, gracias a dios.

Entré dentro y saludé a un señor que estaba detrás del mostrador.

—Quisiera una caja de cuatro donuts de chocolate por favor.

—Ahora mismo muchacho, ¿Una tarde dura eh…? –Dijo el hombre como si me leyese el pensamiento—.

—Si señor… no lo sabe usted bien. –suspiré cansado.

—Aquí los tienes joven, —dijo poniendo delante de mí una caja de cuatro exquisitos donuts de chocolate y metiéndolos en una bolsa de plástico—, son 16.000 .

—¡¿Cuánto?! –dije palideciendo.

—4.000 por cada uno muchacho.

Abrí mi cartera y tan solo me quedaban 20.000. Le di lo que correspondía y salí de allí cuanto antes. La tarde podía empeorar. Volví a ser arrastrado por la lluvia.

 

 

16:10

 

Llegué al edificio y di gracias a dios. Un paso más y habría tirado la comida al suelo si no la hubiera tenido que pagar yo.

La primera persona que me encontré de camino a la cocina fue Jin que me paró en seco.

—¿KOOK? ¿Qué te ha pasado? ¿A dónde vas con tanta prisa?

No me molesté en contestarle, en otras circunstancias me habría parado para hablar con él y despotricar de Suga y Jimin pero en lo único que pensaba era en hacer el puto sándwich y terminar esta estupidez.

 

Cuando llegué a la cocina comencé sacando la comida de las bolsas y untar el pan con la mayonesa… y antes de poder evitarlo allí estaba Jin ayudándome como si conociera la situación.

—Algo sobre la apuesta ¿verdad?

No quise ni asentir pero tampoco hizo falta.

El sándwich estaba listo sobre un plato y debajo la caja de donuts. Todo en mis brazos y yo aun con las ropas caladas y gotas de agua goteando por mi cara a causa del pelo mojado.

Golpeé su puerta y Jimin abrió.

—¡Mi comida! Cuanto has tardado Kookie…

—Lo siento Hyung –me miró ofendido—, Jimin hyung –corregí—, estaba lloviendo mucho y los donuts…— no me dejó terminar cuando ya me arrebataba el plato de mis manos.

Me acerque a la cama de Suga y le di la caja.

—Muy bien maknae, pero para la próxima tarda menos.

Ambos rieron. Pero yo solo quería irme de allí.

—Son son en total 21.000 .

—¿CUÁNTO? –gritaron a la vez mientras yo comencé a buscar las facturas en mis bolsillos.

—No había donuts en el supermercado, así que tuve que ir a la pastelería que estaba dos calles abajo, —dije dándole la facturas.

—Pero Kookie, no hacía falta que te gastases tanto dinero en estos donuts. –No dije nada, solo observé a Yoongi y a Jimin comprobando la factura y a Suga abrir la caja—, Wow Kook, tienen una pinta deliciosa.

A ambos se les salían los ojos por el chocolate igual que a mí se me salieron por la factura.

—Jungkook –quise volver a reclamar mi dinero pero me interrumpió Suga poniéndose en pie y viniendo a mí—, ¿Te has mojado mucho?, —preguntó palpando mis ropas y mi cabello.

—Si Yoongi hyung.

—Buen chico, como recompensa puedes ducharte aquí, y cuando salgas tendrás ropa fuera ¿vale?

—Si Yoongi hyung, pero mi dinero…

—No te preocupes por el dinero –contestó Jimin detrás de Suga con la boca llena—, Ya te lo devolveremos.

Asentí y me metí en el baño. Me desvestí enseguida y encendí la ducha con agua caliente. Y antes de meterme me miré en el espejo y me tranquilicé, ya había pasado lo peor y con el incidente de los donuts se compadecerían de mí. No he estado más equivocado en mi vida.

Cerré la mampara tras de mí y dejé que mi cuerpo se calentara con el agua, sentía como mi temperatura corporal volvía a la normalidad. A los minutos oí golpes en la puerta y alguien entrando dentro.

—Kook, soy Jimin, te dejo aquí la ropa.

—Gracias Hyung. –dije desde dentro.

—¿Necesitas algo más? ¿Necesitas ayuda ahí dentro?—dijo acercándose a la ducha.

—NO hyung, gracias.

Mi corazón se tranquilizó al ver su sombra desaparecer por la puerta.

Tardé unos minutos más y cuando salí, no podía creerlo, tan solo había un calzoncillo limpio sobre el lavabo. Y no era mío, era de Jimin. No podían ser más cerdos. Comprobé que realmente estuviera limpio y me lo puse a regañadientes. Más humillante sería salir en toalla y atravesar la habitación con dos hienas esperándome fuera.

Terminé de secar mi cuerpo y mi pelo con el secador y salí cubriéndome mis partes con la toalla del pelo.

—Sois unos… —no me dejaron continuar.

—Ven Kookie –dijo Jimin animado. Ambos estaban en una cama comiéndose los donuts—, están realmente buenos, ¿no quieres probarlos?

—No tienes voz ni boto, era tan solo una pregunta retorica –me recordó Suga—, debes decir “Si hyung” y  venir corriendo.

Los miré incrédulo sin moverme.

—Kook, no te hagas derogar, seguro que tienes frio con tan poca ropa.

—La ropa que tú me has dado, —recriminé.

—Que por cierto te queda bien…

—Cierto… aunque solo tú lo rellenas con tu culo gordo.

Me reí de él, y ambos me miraron como queriendo matarme.

—Solo ven aquí Kookie. Es una orden. –finalizó Yoongi.

Sin otra alternativa atravesé la habitación y me acerque al borde de la cama y ambos me quitaron la toalla de las manos y me hicieron sitio entre ellos. Me senté entre los dos y me pusieron la caja de pasteles entre las piernas tapando mis partes, como lo agradecí. Quedaban dos donuts aun.

Yoongi me pasó un brazo por la cintura y al hacerlo y Jimin darse cuenta, él me pasó su brazo por el cuello. Estaba realmente nervioso.

—¿Realmente puedo comer? –pregunté divertido e inocente.

—¡Por supuesto! pero te lo daremos nosotros.

Y al terminar de decir esto Suga partió un donut en tres y unos de ellos y se lo metió hasta la mitad en la boca ofreciéndome a mí el sobrante que dejaban ver sus labios.

En un primer momento me negué pero Jimin me hizo ver que solo era un juego inocente.

—Come Kookie… es una orden.

Suga solo acercó su rostro a mí, sin presión, esperando a que me acostumbrara a la situación. Y yo solo comencé muy poco a poco saboreando el chocolate que se derretía en mi lengua. Era sin duda el mejor dulce que he probado en siglos.

Pero de repente nuestros labios tuvieron un mínimo contacto y mi instinto me hizo retroceder sonrojado. Ambos rieron mi acción y Suga terminó de comer el trozo que yo no alcanzaba.

—Ahora yo. Toma Kook—, dijo poniéndome a mi otro trozo en la boca, su mano en mi cuello y en un parpadeo ya estaba sobre mí comiendo mi boca. Varias veces nuestros labios se tocaron pero él no me dejó separarme. Cuando mordí el donut y el enlace se rompió fue cuando por fin se separó orgulloso de conseguir convertir al maknae rojo como un tomate. Esta vez no me dio tiempo a disfrutar de nada.

—¿Ahora nosotros? –ellos se miraron y recordaré esa mirada el resto de mi vida porque me hicieron pasar de ser un participante a un mero espectador.

Jimin se levantó y se sentó en mis piernas mirando a Suga, le cogió del cuello mientras se colocaba el último trozo de donut en los gordos labios de mierda y se comieron las bocas a veinte centímetros de mi cara. Dios mío, me estaba emocionando con la escena. Se lamieron los labios y las lenguas entre ellos hasta no dejar rastro de chocolate y cuando terminaron, yo tenía miedo de reaccionar por si no me salía la voz.

Me pregunté qué hacer. ¿Levantarme e irme? ¿Mirar a Jimin? ¿A Suga? Opté por mirarme las manos en mi regazo cuando Jimin ya no estaba en él.

—¿Kook? ¿Qué te ha gustado más?

Morboso de mierda

—Nada. No me ha gustado. ¿Puedo irme?

Ambos se miraron y asintieron en respuesta. Yo recogí mi ropa del baño pero antes Jimin me zafó por el brazo.

—Ponte esto—, me ofreció una de sus camisas—, no salgas desnudo.

Asentí, me la puse y corrí a mi cuarto. Cuando llegué me tiré a mi cama y di un grito amortiguado por el colchón.

 

 

21:20

 

En todo este tiempo mis hyungs no me habían reclamado en ningún momento dado que probablemente se les hubiese olvidado mi presencia o se hubiesen cansado de torturarme porque yo no les seguía el juego. No al menos hasta el punto que ellos esperaban.

Decidí salir de mi cuarto porque estaba empezando a agobiarme pero cuando llegué al salón estaban JHope y Jimin sentados en el sofá viendo una película que según sus comentarios parecía buena y acababa de empezar.

—¿Puedo unirme? –pregunté a mis hyungs.

—Claro Kook, ven aquí –Dijo JHope palpando el trozo sofá libre que estaba a su lado.

—¡NO! Mi esclavo debe estar aquí sentado en el suelo a mi lado. –gritó Jimin pisando el trozo de suelo entre sus piernas y jugando con una pelota en sus manos. Esto era muy patético.

—Si Jimin hyung –respondí humillado.

—Buen chico—, dijo revolviendo mi pelo cuando me senté y me sostuvo los hombros con sus piernas.

 

 

23:40

 

La película era realmente buena, no recuerdo el nombre y ni siquiera debería decir que disfruté de ella porque cada vez que la emoción descendía Jimin hacía cualquier cosa para molestarme.

Vi su mano se relaja y deja caer la pelota. Rodó a través de todo el salón hasta desaparecer por la puerta de la cocina.

—Oh Kook… ¿Puedes cogerla?

—Si Hyung. –me levanté y la recogí del suelo de la cocina. Regresé y se la ofrecí pero no la aceptó.

—Pero Kookie, debes dármela en la boca.

—Hyung… ¿No prefieres que te la meta por otro sitio?

—¡JUNGKOOK! Mal perro

—¿Cómo? –me quitó la pelota de las manos y me golpeó con ella en la frente. JHope solo observaba muerto de risa.

—De rodillas. AHORA JungKook. —¿Tenía otra opción? Me arrodillé delante de él y puse mis manos sobre una de sus piernas. Me acercó la pelota a la boca y la sujeté a duras penas—. Muy bien esclavo, Perrito bueno… Ahora la patita.

Coloqué mi mano en una de las suyas que me ofrecía. Y la otra me acariciaba el pelo. Demasiado humillante joder.

—¿Qué está pasando aquí? –Suga irrumpió en el salón.

Saqué la pelota de mi boca y me puse en pie recibiendo una mirada fulminante de Jimin.

—Suga, solo me divertía. –recriminó Jimin.

—Ese es el problema, solo tú te divertías. —Ambos, Jimin y yo, nos quedamos paralizados—. Kook, me voy a dormir, sígueme.

—Pero Hyung, yo aun no quiero dormir.

—No vas a dormir. Como buen esclavo debes velar mi sueño.

—No será enserio.

—¿Prefieres quedarte aquí con Jimin? –no necesité más para seguirlo hasta su cuarto. Cuando entramos se sentó en su cama y me miró—, si vas a estar más cómodo, ve a cambiarte y vuelves.

—Si Yoongi hyung.

Me tomé mi tiempo para cambiarme solo para no ir a la habitación de Suga. Pero el momento tenía que llegar y llegó demasiado rápido.

Cuando entré estaba Yoongi cambiándose de ropa y Jimin tirado en la otra cama. En la cama de JHope.

—¿Qué haces aquí? Hobie vendrá de un momento a otro para dormir. –dije temiéndome lo peor.

—Nos hemos cambiando la habitación por hoy. Dormirá con V esta noche. –su mirada no podía ser más fría.

Cuando Suga terminó ambos se metieron en sus correspondientes camas y yo aun seguía de pie junto a la puerta.

—¿Qué debo hacer hyung?

—Quedarte donde estas y vigilar que nadie nos moleste –contestó Suga.

—Pero eso es una locura –no me podían hacer esto—. Acabaré durmiéndome.

—Pues procura que eso no pase.

—¿Hasta cuando tengo que seguir así?

—Hasta que nos despertemos

Suspiré

—Al menos podré sentarme en algún lado ¿no?

—NO –contestó Jimin ahora—, Y cállate ya que quiero dormir.

 

No dije una palabra más. Tampoco sabía si podría porque se me formó un nudo en la garganta. Si esto era otro juego raro yo no quería saber nada. No estaba seguro de que era peor, la foto o esto.

 

 

00:23

 

Había traído mi móvil con migo, bajé el brillo de la pantalla para que no lo viesen y miré la hora cada dos minutos.

 

Miré el reloj una vez más pero el 23 no continuaba. Parecía que el tiempo corría cada vez más lento. Mi espalda ya estaba apoyada sobre la pared y mis piernas no aguantarían mucho más tiempo mi peso.

—Kookie… —oí susurrar a Yoongi desde la cama más cercana a mí.

—Hum –pasaron varios segundos hasta que oí una respuesta.

—¿Tienes sueño?

—SI Hyung –dije con voz llorosa.

Otros malditos segundos que me parecieron horas

—Ven –vi entre la penumbra a Suga abriendo las sábanas para que durmiese con él.

Agradecí de buena manera, dejé mi móvil en la mesilla y me senté en el colchón. Después me metí bajo las sábanas y nos cubrimos ambos con las mantas. El olor de Yoongi me abrumaba. El almohadón, las mantas, él a cinco centímetros de mí.

—¿Mejor ahora? –me preguntó y asentí como un niño que dejan dormir en la cama de sus padres después de una pesadilla.

—Gracias Yoongi hyung.

—De nada, pero comprenderás que esto debe tener su pago ¿no?

 —¿Pago?

—Sí, mmm… pensó durante varios segundos pero yo sabía que no le hacía falta pensar nada —, si quieres dormir aquí, debes desnudarte.

—Pero hyung, ¿puedo quedarme al menos con mis calzoncillos? —¿Estaba negociando? Ahora sí que había perdido mi cordura y mi orgullo.

—Sí Kook.

Me quité los pantalones yo solo y después él me ayudó con la camisa suavemente para no hacer ruido. Dejamos la ropa sobre el suelo y ahora el tacto de las sábanas rozaba directamente mi piel, después el mismo se quitó su propia camiseta y sus pantalones.

—Hyung, no hace falta que…—no me dejó continuar.

—Cállate maknae. –pasó uno de sus brazos por mi cuello y el otro por mi cintura y me atrajo hacia él para abrazarme.

 Su cuerpo estaba caliente. Podía ver lo delgado que era porque yo también rodeé su cuerpo con mis fuertes brazos. Sensación agradable saber que a pesar de ser años mayor, yo era más fuerte, y sin embargo su mirada y su voz siempre me hacía sentir inferior.

—¿Estas incómodo? –me preguntó con sus labios pegados contra mi frente, sintiendo el calor que emanaba.

—No hyung.

—¿Puedo hacerte una pregunta, maknae? –solía usar el término maknae para hacerme sentir más joven que él. Asentí en su cuello —, ¿eres virgen?

Agradecí que estuviéramos a oscuras porque mis mejillas debieron estar demasiado rojas. Volví a asentir y deshice el abrazo que ahora estaba empezado a ser violento.

—Kook, el precio que has pagado me parece muy bajo en comparación con dormir en mi cama. Ya que si Jimin se entera me mata. –Mi sangre hervía cada vez más rápido con cada palabra que él decía—, por lo que voy a tocarte un poco, ¿vale?

—NO HYUNG, no, no,—mis manos intentaban detener las suyas y comenzamos un pequeño alboroto que acabaría por despertar a Jimin.

—Es una orden Jungkook.

—Pero hyung… me estas pidiendo que me deje masturbar. –insistí en el tono de voz más bajo que pude.

—Kook, esto no saldrá de aquí, yo quiero… de verdad…

—Pero hyung… —mis argumentos desaparecieron cuando sentí su mano entre mis abdominales—, hyung para. No aquí.

—¿El problema es el lugar? Aquí no nos verá nadie.

—Ese no es el problema Suga. Yo no quiero. Está mal.

—¿Mal? –Metió su nariz en mi cuello y comenzó a hacerme cosquillas allí mientras hablaba y su cálido aliento me ponía los pelos de punta—, ponte boca arriba maknae. Obedece.

Debía estar volviéndome loco porque le obedecí mientras él estaba tumbado de lado con su rostro enterrado en mi clavícula.

—Hyung, yo nunca he hecho esto con otra persona, —le aclaré.

—No te preocupes Kook, te gustará. Seré cuidadoso.

No me lo podía creer. ¿Dónde me había metido? Su mano descendiendo hacia mi pene y yo rogando que nunca llegase. No pensé que Suga podría tratarme de esta manera. Apenas solíamos abrazarnos, pero sin duda en aquel momento su olor me estaba enloqueciendo. Por mi mente pasaban mil tipos de negociaciones y excusas para que se detuviera, pero todo parecía bloquearse en mi cabeza cuando sus calientes labios tocaron mi cuello en un beso.

Un beso, dos, tres, el cuarto fue en mi pezón y allí jugueteó intentando volverme loco. Pero yo hasta ahora no había sentido querer emitir gemidos. Mi cuerpo pedía más contacto para ello.

Sus delgados dedos rozaron mi polla por encima de la tela lo que provocó una descarga de escalofríos por toda mi columna. Sus dedos eran una maravilla, sabían justo donde tocar para hacerme sentir emocionado.

Una de mis manos fue a entrelazarse con sus cabellos acortando la poca distancia que existía entre mi pezón y su lengua. Y la otra a mi boca porque comenzaba a sentirme impotente con los gruñidos que salían de allí.

Cuando Suga sintió mi mano en su pelo, se detuvo y se subió encima de mí en la cama y rozó intensa e intencionadamente nuestras erecciones casi formadas. Creo que fue lo último que necesité para sentirme completamente duro.

Ahora atacó mi cuello mordiéndolo y volviendo a juntar nuestras pollas como sabía que tanto me había gustado. Mis manos rascando su espalda. ¿Qué me estaba pasando? Yo estaba completamente fuera de mí.

Giré mi cabeza para que él pudiera hacerse más fácilmente con mi cuello y me había olvidado completamente de que a menos de dos metros estaba la cama de Jimin. Y allí es donde encontré sus ojos abiertos de par en par. Sonriéndome. Los sudores fríos comenzaron a hacerse cargo de mi cuerpo.

Quise detener a Suga pero estaba ya bajando mis calzoncillos. Mi erección saltó frente a sus ojos y quedó babeando delante de mí. Él sonrió también con esos dientes que parecen de leche.

—¿Estás preparado? –Me preguntó Yoongi. Miró hacia la cama de Jimin. Él sabía perfectamente que estaba despierto observándonos.

—¿Para qué hyung?

Si acaso me quedaba algo de cordura en mi tonta cabeza, estoy seguro de que se fue en el momento en el que sentí la caliente boca de Suga rodeando mi polla. No quería torturarme besándola primero, sabía que mi debilidad era asimilar todas las emociones de repente.

Yo no quería mirar la escena y preferí ver a Jimin levantarse de su cama con un volumen importante ya en los pantalones, desvestirse sin quitarse la ropa interior y acercarse a mí.

Mis ojos medio cerrados, mi boca abierta pidiendo aire a la vez que dejaba escapar los gemidos que ya me cansé de reprimir, yo debía tener una pinta patética.

—¿Te lo pasas bien Kookie? —No contesté, cerré los ojos. Bastardo. —¿No me respondes? –Agarró el pelo de Suga y lo sacó de mi polla palpitante, —Para Yoongi, no se está divirtiendo.

Dios mío, esto era peor que una tortura. Ahora mi polla extrañaba su boca e inconscientemente llevé mi mano a ella para seguir moviéndola y agradeciendo la saliva de Suga que aun seguía ahí.

—Más… por favor. –jadeé.

Jimin frenó mi mano, dio un lametazo a mi glande y sonrió a mi cara desencajada.

—Es suficiente por ahora Kook, no queremos que vengas antes de tiempo. –su sonrisa de bastardo terminó por romperme.

Ahora ambos dos estaban sentados en la cama a mí alrededor.

—Hyung, —dijo Jimin—, ¿necesitas ayuda con eso? –sus manos fueron al elástico de los calzoncillos de Suga intentando bajarlos, pero las manos de su hyung lo detuvieron.

—¿Crees que necesito ayuda, donsaeng?

—Sí, —las manos de Jimin cogieron las muñecas de Suga y lo tiraron a mi lado en la cama—, vamos a ver, hyung, si tu boca es tan buena como parece.

Se dieron un beso completamente loco a mi lado, Jimin debía estar sintiendo mi sabor ahora en su boca. La situación era muy vergonzosa.

Ambos gemían para calentarse mutuamente y parecía que daba resultado incluso con migo. Suga ya no opuso resistencia y se dejó quitar la poca ropa que aun llevaba. Jimin le siguió poco después y yo estaba allí sin hacer nada, queriendo correrme en cualquier momento y sintiendo mi polla palpitar pidiéndome ser tocada.

Aun en el beso, Jimin palpó a tientas en el aire no por mucho rato para buscar mi cuello y acercarlo a ellos. Nuestros tres rostros estaban muy cerca.

—Ven Kook, —susurró en mi oído—, Suga me besó y por fin sentí sus labios sobre los míos de nuevo, pero esta vez no había chocolate de por medio, tan solo la lucha entre nuestras lenguas. Una lucha en la que claramente él era el ganador.

El beso me estaba enloqueciendo, y como si no fuera suficiente, sentí el rostro de Jimin acercarse a mi mejilla y unirse a nuestro beso. No sabía que esto fuera cómodo o incluso que se pudiese hacer, pero la sensación de tener dos lenguas peleándose por la mía dentro de mi boca era demasiado.

Nuestros cuerpos desnudos, tan cerca entre nosotros, ya podía sentir el calor en el aire. Y sus manos, malditas manos que me torturaban tocando mi cuerpo, apretando mis muslos, mi nuca, acercándome más a ellos. Yo no sabía hasta donde iba a llegar esto, pero tampoco lo pensé ni me preocupaba. Solo quería que terminara rápido.

Jimin me arrastró bajo él de cara a Suga.

—Ponte a cuatro patas Kook. –dijo seco dejándome congelado.

Giré mi cuello para recriminar pero alguien me adelantó.

—Pensé que sería yo quien le preparase –digo Yoongi.

—¿Prepararme? –ambos ignoraron mi pregunta y Jimin siguió ablando con él.

—¿No te parece suficiente el calentamiento que habéis hecho solos sin mi? Además, voy a dejarte ser el primero.

—Desde luego, Kook se merece lo mejor en su primera vez.

—Lo sé. Por eso estoy aquí.

Comenzaron una pelea sin sentido en la que yo estaba completamente perdido a pesar de ser el tema de conversación. Los miré a ambos, uno debajo de mí y otro a mi espalda y cuando tuve suficiente los detuve a ambos.

—YA BASTA. ¿Dé que estáis ablando?

—Ahora lo entenderás Jungkook, haz caso a Jimin y ponte en cuatro.

Era una postura completamente vergonzosa porque me dejaba completamente indefenso. Aun así lo hice, confiando en que el placer de este juego no solo no acabase sino que aumentara.

—OH KOOK –sentí las manos de Jimin exprimir mis nalgas –que vista más hermosa…

Yo no sabía donde enterrar mi rostro. Por lo que lo intenté en el hombro de Suga pero él no me dejó. Sostuvo mi cara y me besó. Un beso tierno, avisándome de lo que vendría a continuación. Sus ojos en los míos. Creo que jamás le había mantenido tanto tiempo la mirada a uno de mis hyungs. Pero que otra cosa iba a hacer.

Jimin se reclinó en mi espalda y apareció su rostro en mi cuello, yo aun a cuatro patas.

—Hyung, —dijo ofreciéndole una de sus manos a la boca—, chupa esto.

Él obedeció sin rechistar  mientras Jimin presionando su polla aun cubierta sobre mi entrada simulando la penetración. Me pregunté quién de los tres estaba más excitado.

Suga relamía los regordetes dedos de Jimin de tal manera que formaba puentes de saliva entre los dedos. Sentí curiosidad y me animé también a lubricarlos. Comencé a entender este loco juego de tres.

Jimin retiró sus dedos de nuestras bocas y comenzó a pasarlos por mi entrada. Sentí uno dentro, penetrándome lentamente y solo sentí molestia los primeros segundos. Lo mismo ocurrió con el segundo pero al meter el tercero sin avisar se me escapó un grito porque la incomodidad se estaba convirtiendo en dolor.

Suga debajo de mi me sostenía los brazos y frotaba nuestras erecciones para distraerme, lo cual funcionaba de maravilla.

—¿Ya está? –le preguntó Suga a Jimin

—No, una última cosa.

Después de aquello sentí la lengua de Jimin violarme. ¿Qué acababa de hacer? Mataría por que repitiera eso que me dejó en las nubes.

Suga se levantó dejándome a mi boca arriba y se instaló entre mis piernas para comenzar

—las pequeñas primero por favor. –soltó Jimin parando en seco a Suga.

—Antes de empezar. –Se miro su propia polla y se pasó la mano sobre ella – necesito lubricarla.

—¿No está bastante mojada? –recriminó Jimin

Suga no necesitó responder nada más que con una sonrisa sádica.

—venid a chupármela, perras.

Yo me incorporé y ambos acudimos a su ingle a lamer todo lo que se nos puso delante.

Ahí supe que no era realmente yo, la facilidad con la que accedí, supe que tendría mi recompensa más tarde.

Suga con ambas manos sostuvo nuestras cabezas que se turnaban para tragar su polla. Jamás había hecho esto y pensé que la situación sería más desagradable pero en realidad la cara de placer que ponía recompensaba el acto.

—Suficiente, —Jimin nos cortó—, hazlo ahora.

Hyung me sacó y me tumbó en la cama con él acostado a uno de mis lados mientras Yoongi se tumbó encima de mí, como antes sin romper el contacto visual, y comenzó a mover su glande en mi entrada sin llegar a entrar.

—Listo Kook?

Asentí.

El miedo comenzaba a hacerse paso entre la excitación. Sobre todo ahora que Jimin me dio la mano con la que no se estaba masturbando.

Poco a poco, según el pene de Suga entraba en mí, yo sentía que me estaban partiendo en dos, y los gritos que liberaba mi garganta no hacían más que ponerme nervioso.

Cuando por fin estuvo dentro, Suga dejó caer su cuerpo sobre el mío y repartía besos por toda mi epidermis. Secándome lágrimas que no sabía que habían caído.

Todo mi cuerpo estaba ya cubierto de sudor. Gemía como un niño pequeño y eso excitaba más a Jimin porque cada gemido que se escapaba de mi boca iba seguido de un “oh Kook” que soltaba Jimin. Jimin se había deshecho de sus calzoncillos y estaba su polla detente de mi. Oh dios mío. Eso no podía caber dentro de mí. Decidí no mirar.

El dolor comenzaba a desaparecer y el placer comenzaba a hacerse presente.

—Ah… gime mi nombre. –oí decir a Suga en mi oído.

—Yoongi hyung… ahh…

—No, tú no. –Suga volvía a sonreír con esa cara de niño sicópata—, le digo a Jimin.

Ambos se miraron mientras Yoongi daba estocadas a mi cuerpo.

—Ah AH AH AH –Suga había tocado algo dentro de mí. Que me estaba volviendo loco —, ahí de nuevo.

Jimin se levantó violentamente y apartó a Suga de mí. Gemí decepcionado sintiendo que faltaba algo dentro de mí ahora.

—Ven Kook —, el se sentó donde yo antes apoyaba la cabeza y abrió sus piernas. Malditos muslos que me estaban volviendo loco. Siéntate en mi polla y baila un rato para mi Kookie.

Yo obedecí sin pensar, tan solo obsesionado de conseguir el mismo desequilibro mental que me provocaba la polla de Suga dentro de mí lo antes posible.

Ya sentí el glande de Jimin haciéndose paso y las manos de él y Suga en mi cintura ayudándome a bajar sin hacerme daño. Ya no dolía tanto como antes pero aun así seguía siendo incómodo.

—ah ah… así se hace JungKook, —Los dos gemíamos y ambos nos movíamos dándonos placer—, Kook, bésame.

Un beso irregular porque necesitábamos el aire como el vivir. Una de mis manos fue a mi polla pero las manos de Suga me detuvieron, esto era demasiada tortura, y como si no fuera suficiente, Jimin encontró de nuevo ese punto que tanto anhelaba. No necesité decir nada porque el notó mi reacción desesperada. Y me abasteció con más rapidez y fuerza.

De repente paró y se reclinó un poco en el cabecero, dejando una mejor perspectiva de mi culo a Suga. ¿Qué era esto?

—Kook, mírame. –dijo Jimin en mi oído con voz ronca —, no te preocupes por nada ok?

No entendí hasta que sentí la polla de Suga rascando mi entrada.

—Hyung, HYUNG DUELE.

El dolor era insoportable pero el placer, insuperable. Ambas pollas me tocaban la próstata, nuestros tres cuerpos pegados, tan cerca que nuestros alientos se convertían en uno. Nuestras pieles chocaban, mi cabeza deliraba.

Una ola de placer me recorrió y dejé caer mi cabeza hacia atrás apoyándola en el hombro de Yoongi.

Mis gemidos no eran más que incoherencias, igual que los de ellos. Estaba llegando a mi punto cuando vi las manos de Jimin y Suga entrelazarse.

Comencé a  saltar sobre sus miembros, desesperado por venir mientras una mano de cada uno estaba masturbando locamente mi polla. Yo dejé de tocarla y me deshice en sus manos.

Unos segundos después vino Suga, y luego Jimin dejando mi entrada pegajosa. Pero acaso importa

Ambos tres caímos en la cama exhaustos. Suga a mi izquierda y Jimin a mi derecha

Tal vez pasaron cinco minutos en los que ninguno dijo nada intentado regularizar nuestras respiraciones. El primero en hablar fue Jimin, pero para lo que dijo mejor que se hubiera mantenido callado.

—Kook, acabas de cobrar tus 21.000 .

—¿Qué sois? ¿Putos?

——Si, y de alta categoría. Tal vez incluso te hayas quedado corto con el dinero.

—hijo de puta –me levanté de la cama sintiendo mi culo arder, tuve que apoyarme para no caer—, voy a darme una ducha.

—Ok, —dijo Suga—, ya sabes dónde está el baño.

Mientras me daba la ducha pensé en lo que acababa de suceder. Aun no acababa de creerme lo que pasó. Cuando salí me detuve en seco viendo a mis dos hyungs dormidos y abrazado entre las sábanas. Sus rostros denotaban cansancio pero también paz. El rostro de Yoongi estaba en la curva del cuello de Jimin. Los observé un rato, recogí mis ropas y mi móvil y salí dejándolos solos.

Ahora pude entenderlo. Todo esto jamás había sido por mí. Yo no había sido nada más que una excusa, un juguete que pudiera unirlos.


FIN


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