RESPETO - Pensamiento XIII
💬 Debo aclarar que hoy en día no estoy de acuerdo con muchas de las cosas que escribí aquí, y aun así comprendo que es parte de la evolución de la madurez de una persona. Por eso, aquí tenéis este humilde pensamiento.
Respeto
¿Qué es el respeto? Es una pregunta confusa, ¿no crees? Todos usan la palabra con sorna, verborrea y condescendencia. Se les llena la boca con esa palabra. RESPETO. La mastican la devoran, la engullen como animales hambrientos de sabiduría pero nadie ha sabido usarla nunca. Nos miramos al espejo y verbalizamos la palabra, la exponemos y nos enorgullecemos de ella como si realmente supiéramos qué diablos es, lo qué significan sus letras. Alardeamos de conocerla, de solventarnos con ella. No es más que una palabra alienada, consumida, totalmente degenerada.
Nadie sabe lo que es el respeto, ¿pero qué es la falta de este? Es estar sentado al lado de dos personas y que ambos griten bien alto que sienten un profundo respeto hacia la sociedad, hacia los que no piensan como ellos y a los que son diferentes. Cuando la de la izquierda te susurra. "Oye, ese de tu lado es un facha de derechas" y el de tu derecha "esa es una comunista perro-flauta". Tú asientes con la cabeza diciendo "eso es el respeto". Y realmente te lo crees. Crees que con decirlo basta. Crees que con alardear de que eres respetuoso realmente estas contribuyendo a ello pero lo realmente cierto es que lo único que sucede es que tu mente degenera junto con las del resto en una amarga y pútrida hipocresía social que acabará por destrozarnos a todos.
La falta de respeto es aquella situación en la que tu padre promulga ser liberal pero te mira con superficialidad al verte de la mano con alguien de tu mismo sexo. Falta de respeto es cuando prometen no jugarte por tu antisocialidad y sin embargo te atan una correa al cuello para sacare de fiesta a conocer personas. Cuando te arrojan a las garras del publico cuando sientes vergüenza, cuando te critican por ideales totalmente opuestos, por gustos diferentes. Esa cara de asco cuando dices que te gusta la comida china, esa expresión malhumorada cuando dices que botas a un partido progresista. La expresión de odio al decir que te gusta una mujer, la expresión de asco cuando dices que te gusta un hombre. Cuando promulgas tu amor por alguien mayor, cuando sientes atracción por tu profesor.
Respetar significa no juzgar. Es preferible dar una opinión subjetiva de una idea que ha salido a relucir aunque no sea de su agrado. Respetar es no intentar convencer. Es simplemente liberar a las personas de las ataduras que las envuelven y que no dejan expresar lo que realmente sienten. Es poder entablar una conversación sin miedo a una mala mirada, a una palabra desagradable. No quiero tener que enfrentarme por más tiempo esa mirada vacía, a ese silencio incómodo cuando digo que amo a alguien que no parecen querer entender, es tan humano como yo. Ese vacío cuando se marchan al verme hablar de sexo, de religión, de política, de amor. Las ideas propias no parecen importar, solo cuentan la superficialidad y la moralidad social que se ha establecido. Salirse de esos cánones implica dolor, implica soledad. ¿Qué importa? Si estamos solos igual. Solos aunque rodeados de monigotes, de mentes superficiales, de cánones vacíos, de esqueletos sin movimientos. ¿De qué sirve pensar si al vocalizar se nos va la fuera, al mirar se nos va la verdad? Perdemos credibilidad al pasar los años, al volvernos inmersos en nosotros mismos. No queremos afrontar una realidad de diversidad porque eso implicaría estar solos, implicaría ser diferentes y no tener a nadie a quien asemejarnos.
He oído, o tal vez me equivoque, que nuestro instinto de juntarnos con iguales es tan solo un mecanismo que asegure nuestra supervivencia. Nos lo hemos tomado tan al pie de la letra que hemos borrado todo rastro de personalidad para sumirnos en unas oscuras tinieblas de arrogancia e hipocresía social. Nos hemos mentido, nos hemos camuflado y hemos acabado convirtiéndonos en aquello que tanto hemos odiado, y seguimos odiando solo que con hipocresía. Nos hemos convertido en meros perfiles inanimados de una sociedad alienada. Nos hemos perdido, me temo, que para siempre. ¿Y qué diablos me importa la vacía sociedad de la que me veo rodeada? Mis pensamientos llenan el vacío que las voces dejan.
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