POR TI, TODO MENOS MI DIGNIDAD (Yoonmin) - Capítulo 25 - FIN
Yoongi POV:
—Muchas gracias señora. —Contesto viendo a la
mujer marchar de la tienda.
Me siento de nuevo y sigo con las cuentas de la
caja, apenas he abierto y se ha llenado la pequeña tienda en la que trabajo,
tan solo trabajo yo porque es diminuta. Pero es de mi padre y es lo que nos da
de comer. Ahora que estoy aquí debo trabajar y me alegra porque así mis padres
no me siguen manteniendo.
Amo esta ciudad y la echaba mucho de menos. El
olor es el mismo y la gente que estaba aquí hace unos años sigue aun aquí.
Dejo de pensar en eso y vuelvo a las cuentas
aprovechando que en este momento no hay nadie. Es medio día y la gente pasa por
la puerta sin entrar, doy gracias porque necesito un descanso.
—Te propongo una cosa, —una voz habla al otro
lado del mostrador y alzo la cabeza para mirar y atender a mi cliente, pero
cuando veo quién es, me doy cuenta que no ha venido a comprar nada—. Hagamos
como si nada hubiera pasado y esta fuera la primera vez que no vemos. ¿Hum?
Yo no digo nada, me limito a mirarle sin
comprender cómo ha llegado aquí.
—Hola, buenos días, soy Park Jimin. Pasaba por
aquí y no he podido evitar entrar porque usted me ha llamado la atención, —sigo
boquiabierto—. Casi tanto como esta rosa que me he encontrado de camino aquí. —saca
de su espalda una rosa roja que estaba escondida allí, seguramente sujetada en
el cinturón. Me la ofrece pero yo no la cojo. Sigo inerte. Desgraciadamente veo
a una clienta entrar y se dirige a la sección de lácteos para comprar—. Sabe,
una vez leí una canción pero tan solo ahora entiendo su significado.
Y sin quererlo, empieza a cantar.
— Todos somos tontos, idiotas. Con la esperanza
de una oportunidad, nos aferramos a un amor que ya ha terminado. Yo no tengo
sentimientos aún oh oh oh. Sé que no puedo continuar también. Pero a veces como
que no puedo digerir, por qué. Así como no puedo digerir, se siente como si mis
entrañas fueran a explotar y suben y me hacen vomitar. En mi imaginación,
peleamos, hacemos las paces y te entiendo. Los movimientos de tus manos, tus
miradas se han vuelto débiles, pero por qué no desaparecen. Por qué no
desaparecen. Por qué no desaparecen. No desaparecen.
Una vez más pone sonido y ritmo a una de mis
letras lo impresionantes es que jamás le oí esta canción, cierto que la había
leído pero a pesar de ser una de mis favoritas no le oí una sola palabra de
ella. La señora que estaba cerca nos miraba sonriendo y al mismo tiempo algo
avergonzada. Una vez terminó de cantar la mujer tuvo el valor de acercase para
que yo pudiera cobrarle la comida.
—Muy bien. —Digo una vez ha colocado toda la
comida sobre el mostrados y yo comienzo a escanearla.
—Buenos días señora. —Saluda Jimin sonriendo
aun con la rosa de la mano como un idiota—.
—Buenos días muchacho. Tienes una voz preciosa.
—Muchas gracias. Pero lo hermoso no es mi voz,
sino la maravillosa letra que he interpretado ¿verdad?
—Claro que sí.
—¿Pues sabe usted que ha sido compuesta por el
hombre aquí presente? —Me señala y la señora me mira sonriendo.
—Tienes mucho talento muchacho.
—Gracias. —Ignoro completamente sus ojos
iluminados.
—¿A que es también un hombre muy apuesto? —Jimin
insiste.
—Jimin. Para.
—Claro que sí. —La pobre señora no hace más que
seguirle el juego. Maldito niño.
—Es el hombre más apuesto de todo Daegu. De
toda Corea. Y del planeta entero si me apuras. Y no hablemos de su enorme
corazón. Todo el amor que yo pueda darle se queda pequeño en comparación. —Él
dramatiza y la señora no puede evitar reír—. Y fíjese usted que no es capaz de
aceptar este humilde presente, símbolo de mi admiración.
Agarra su pecho con una mano fingiendo tener el
dolor de su amor en el corazón y muestra bien la rosa que no he querido coger.
Termino de cobrar a la señora pero esta no se quiere ir aun. Antes se dirige a
mí.
—Oh, muchacho, cógele la flor. No te hagas
derogar. —Una vez se va me siento fallecer. Este crio es idiota.
—¿Se puede saber que haces aquí, Jimin?
—Oh... ¿Cómo ha sabido usted mi nombre?
—Deja de actuar, por cierto ya te he llamado
por tu nombre pero estabas demasiado concentrado dejándome en evidencia. Esta
señora conoce a mi madre por el amor de dios. A demás, ¿no deberías estar en
clase?
—Igual que tú, Yoongi.
—Yo estoy trabajando en la tienda de mi padre.
¿Qué diablos has hecho, Jimin? ¿Te has cogido la maleta y te has largado de
casa para venir a verme? ¿Tus padres lo saben? Debes estar completamente...
—Enamorado Yoongi. Y creo que no lo entiendes
cuando te digo que soy capad de hacer cualquier cosa por ti.
—¿Por mi? ¿Por mi bien o porque yo te ame
también?
—¿No me amas?
—Ya sabes lo que siento.
—No, no lo sé. Un día me llamas para decirme
que me amas y desapareces. ¿Eso fue una despedida?
—¿Has venido a por una despedida decente?
—No.
—Entonces... ¿por qué has venido?
—No, no lo sé... —Mira al suelo pensando una
buena excusa.
—Vuelve a Seúl... anda. Tus padres estarán
preocupados.
Y sin querer oigo las palabras de Hoseok en mi
cabeza: "Cuando estas enamorado eres capaz de ir a la otra punta del mundo
para salvarla de una lagartija"
—Está bien. —Me contesta con lágrimas en sus
ojos. Sus labios quieren formar un puchero involuntario pero se contiene—.
Quédate esto. Era para ti.
Deja la rosa en el mostrador y al verla allí
soy consciente de mi problema, la causa de mi miedo. Jamás creí de veras que él
me amase tanto como puedo yo admirarlo. Siempre esperé que en algún momento
apareciesen sus amigos para reírse de mí. Siempre creí que se burlaba con cada
palabra, con cada gesto.
Nunca nadie me ha querido de esta manera y que
él sea el primer es demasiado irreal, pero ahora que sé de mi miedo, puedo
afrontarlo.
—Espera Jimin. —Grito cuando salgo de la tienda
y él se para unos metros delante de mí. Yo corro hacia él y me paro a un paso
de él—. Me gustan tus ojos.
—¿Cómo? —Me pregunta confundido. No soy bueno
con las palabras.
—Tus ojos, son pequeños y me gustan. Cuando
sonríes desaparecen y es muy lindo. Tus manos son buenas para agarrar y tu ropa
es genial, pero cuando te pones mi ropa, es extraño pero todo te queda bien.
Cuando ríes, el sonido de tu risa hace que todo parezca insignificante, y amo
poder tener una conversación adulta a pesar de que seas menor. Me encanta que
admires todo lo que hago y me gusta que seas tan alegre siempre. Por eso no me
gusta verte llorar.
—Yoongi... Yo...
—Cállate Jimin. —Continuo tras una pausa. Veo
como su sonrisa se hace más grande con los segundos—. Me gusta la colonia que
usas y cómo te colocas el pelo cuando estas nervioso. Los anillos siempre en
tus dedos y la forma en la que hinchas las mejillas cuando, aburrido, juegas
con cualquier cosa. Y al comer, llenas ambos carrillos pareciendo una ardilla.
Te ves a veces tan inocente, y otras, tan fuerte que me confundo y no sé cómo
debo comportarme contigo. Yo solo quiero decirte que no hay una sola cosa en ti
que vea mal. Y no sé si puedo vivir sin ver cada día tus estupideces y tu
arrogancia.
—Yoongi...
—¿Por qué me haces sufrir de esta manera,
Jimin?
No puedo preguntarle nada más porque besa mis
labios haciéndome callar. Es la primera vez que me besa en público, la primera
que expreso lo que siento con tanta sinceridad. La primera que siento morir de
amor.
—Encantado Park Jimin, mi nombre es Min Yoongi.
…
Jimin POV *Flashback*
Llamo varias veces a la puerta frente a mí y
oigo la voz de una mujer acercándose. Seco rápidamente las lágrimas en mi cara
y respiro fuertemente para que no se note que estoy llorando. Lo cual no es muy
eficaz.
—¿Sí? —ella pregunta una vez abre la puerta y
puedo ver que es una mujer mayor de la edad de mi madre, más o menos. Su rostro
se torna sombrío cuando ve mi estado—. ¿Puedo ayudarte en algo?
—¿Aquí vive Hoseok?
—Sí, es mi hijo. ¿Eres amigo suyo?
—Sí, ¿podría hablar con él?
—Claro chico, pasa, al fondo está su cuarto.
Es muy amable en dejarme pasar sin conocerme,
tal vez mi rostro empapado en lágrimas haya sido de ayuda, y espero que esto
sirva para Hoseok también. Llamo a la puerta de su cuarto esperando un
"adelante" y una vez oigo esto, entro siendo apuñalado por su mirada.
—¿Qué diablos haces aquí? ¿Quién te ha dejado
pasar?
—Hoseok. —Le detengo en camino de salir—.
Ayúdame te lo suplico.
Mis ojos pican de nuevo y mi garganta se ve
atravesada por un nudo enorme.
—¿Yo? —Se vuelve arrogante.
—Te lo suplico, —agarro su camisa implorando—,
tienes que decirme cómo llegar allí.
—¿Allí donde?
—Yo sé que tú sabes cómo encontrarlo. Está en
Daegu, ayúdame por favor.
—¿Y por qué iba yo a hacer eso? Por si no te
acuerdas te has acostado con mi novia y has maltratado a mi mejor amigo durante
años. Es más, hace unas semanas yo mismo te di una paliza.
—Entonces puedes ver lo desesperado que estoy. —Las
lágrimas ruedan por mis mejillas.
—Soy su mejor amigo y no voy a dejar que vayas
para amargarle la vida también allí, se ha ido para alejarse de ti. Por tu
culpa jamás pudo ser completamente sincero conmigo, por tu culpa mi relación
con HwaYoung se ha ido a la mierda. Lo que no sé es porqué no te hecho a
patadas de mi casa.
—Haré lo que me pidas. —Me arrodillo al suelo
abrazando sus piernas—. Golpéame de nuevo, si es lo que quieres. Le pediré
perdón a tu novia, lo que quieras. Dinero, ropa, te doy mi vida. Solo dime cómo
diablos encontrarlo. Solo verle una última vez. Solo eso.
—¿Para qué? Para golpearle una vez más. —Cubro
mi rostro con las manos allí arrodillado frente a él. Resulto patético pero no
me importa.
—Para decirle que lo amo. Y que lo siento. —Estoy
susurrando porque no quiero que oigan mi llanto desde fuera.
—¿No se lo has dicho aun?
—Mil veces pero no pierdo nada por decírselo
una vez más. Y si pierdo no pasa nada. No me importa ir a la otra punta del
mundo para verle una vez más.
—Te ayudaré. —Alzo la vista para ver su rostro
serio.
—¿De veras? —Me incorporo y le miro
esperanzado.
—Sí. —Me extiende un papel que tiene sobre la
mesa—. Aquí tienes la dirección de la casa de sus padres donde está viviendo,
ésta la de su trabajo, y aquí los horarios del tren y los vuelos en avión.
—Gracias, muchas gracias. Te debo mi vida
Hoseok. —Sonrío sintiendo mi corazón dar un vuelco.
—Él tenía razón, tus ojos son muy bonitos.
—¿Eh? ¿Él ha dicho eso de mí?
—No lo ha dicho exactamente. Pero algo así. —Estoy
a punto de irme cuando me giro para preguntarle algo.
—¿Qué te ha hecho cambiar de opinión tan
rápido?
—No estoy seguro, pero debes prometerme una
cosa. —Asiento—. Irás y le dirás cuanto tienes que decirle. En el caso de que
seas correspondido lo cuidarás, lo amarás siempre y jamás volverás a golpearlo.
Pero en el caso de que no sea así, te marcharás y no volverás a molestarlo,
¿entendido?
—Por supuesto.
—Confío en tu palabra. Y de no cumplirlo, vas a
volver a recibir lo mismo que la última vez. —Asciende su puño mostrándomelo.
—No te preocupes hyung. —De pura felicidad ya
no controlo mis actos por lo que le abrazo haciéndole sentir incómodo—. Muchas
gracias.
Me voy de allí sabiendo que aun puedo tener
esperanzas. Todo por Yoongi. Todo por mi amor.
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