PATRIOTISMOS Y NACIONALISMOS - Pensamiento XI
💬 Debo aclarar que hoy en día no estoy de acuerdo con muchas de las cosas que escribí aquí, y aun así comprendo que es parte de la evolución de la madurez de una persona. Por eso, aquí tenéis este humilde pensamiento.
Patriotismos y nacionalismos
Las espadas chocando. El sol, cayendo a plomo sobre aquellos que de una u otra manera se encuentran en el campo de batalla, los escudos ya rotos no sirven de protección pero los hombre en harapos bajo un símbolo o una coraza de oro forjado, luchan, con un sentimiento arraigado de necesidad defensiva hacia su polis frente a unos enemigos que, aunque luchen como ellos, no son ellos. ¿En qué se diferencian? Tal vez sus dioses disten en peinados y su lengua, en tan solo un par de vocablos, no importa. Se matan, con un férreo nacionalismo imparable. -Grecia, siglo VIII a.C.
La sangre se derrama. Muertos de ambos bandos bien diferenciados unos por cruces, otros por turbantes. Ahora es la religión la que nos domina, siempre los es pero tras ella se esconde un país compartido que no se quiere partir, que no se quiere ver en manos de otros y cunde el pánico cuando el nacionalismo que enfrenta a ambos dos rivales es el mismo deseo de un mismo territorio, y mientras luchamos en él, lo destruimos, destruimos sus gentes, sus paisajes. Los caballos relinchan, la lluvia de años, siglos, cae sobre la población que nada quiere saber de ello. Un mismo país, para dos religiones. -España, siglo X d.C.
El frío no importa. El clima o la escarpada geografía es una ventaja para ellos y una muralla se alza a lo lejos. Las águilas vuelan y su chillido avisa prematuramente de su presencia. Las espadas afiladas y recién pulidas se guardan a la espera del primer encuentro. Del cercano enfrentamiento. Ya son muchas las naciones hundidas ante el peso de los mongoles, ya han muerto los suficientes como para considerarlo una invasión en mayúsculas. No se ha visto nada parecido con tan solo el objetivo de agrandar su país, su nación. De nuevo, ese mismo sentimiento. -Asia central, siglo XIII d.C.
Las banderas se suceden una a otras. Los escenarios, muchos, en poco tiempo. Al norte, al sur, los del este, aquellos del oeste. Los colores marcan las camisetas pero solo uno las remata, el rojo sangre. Aquellos que son fieles, son ajusticiados por el enemigo, aquellos que son contrarios, son asesinados por sus propios hermanos. Francia con los sans-culottes, Alemania, con nazis, Rusia con bolcheviques exaltados. Quienes no luchan con otros, son entre ellos como se matan, porque tenemos la necesidad irrefrenable de matar, de sucumbir a los nacionalismos que se nos imponen como algo incuestionable. -Europa, siglo XX.
Pero ¿a dónde quiero llegar a parar? ¿Sabemos qué son los nacionalismos?
Normalmente tendemos a pensar en el nazismo alemán y el fascismo italiano cuando hablamos de patriotismo y nacionalismo, creemos que esos sentimientos no volverán a aflorar en nosotros y que estamos libres de esa peste. Pero las guerras patrióticas distan de mucho antes en el tiempo. Ya los griegos y los troyanos luchaban entre ellos anteponiendo su patria y su pueblo a todo. Los españoles reclamaban su territorio frente a los árabes, y los mongoles extendieron su territorio hasta límites inimaginables en Europa hasta el siglo XX. La guerra está ya en el ADN humano y no nos desprenderemos de esa parte de nosotros por mucho que nuestra cultura cambie porque tras nuestras guerras, se esconde algo mucho más poderoso, los intereses económicos, que utilizan la "patria" o la "nación" como una excusa de unir a la población contra un mismo enemigo que al igual que nosotros, solo busca los beneficios económicos de las muertes en la guerra.
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