Maldito Conejo (JiKook) [One Shot]

Maldito Conejo (JiKook) [One Shot]


  
Jimin POV:


        Apenas llevábamos unos meses como grupo y yo ya estaba comenzando a perder la cordura. Kook es el mayor pecado que he conocido. Unos labios tan puros y sus tentadoras palabras que liberan mi nombre pronunciado de una forma tan sensual que a mis oídos resulta tan excitante. Brillantes tonalidades de rojo, siempre húmedas, llamándome para violar esa pequeña boca que me consume.
Ojos tiernos, curiosos y fulminantes. Mirada inocente, que hace verle tan estúpido. Yo sé que no lo es porque esconde su rostro cuando me encuentro desnudo frente a él. Un rostro manchado y ruborizado. Yo sé que le gusta y por eso lo hago.

        Su sonrisa. Maldito conejo bastardo. ¿Por qué diablos es tan follable? Piel blanca, porcelana intacta esperando a ser marcada. Sangre latente aguardando a ser liberada. Nervios expectantes por ser excitados. Un pequeño cerebro con ansias de ser doblegado por la locura y el deseo. Su voz, fúnebre en su garganta codiciosa de mi nombre. Frágil cuerpo virgen retorciéndose en su ambrosíaco éxtasis.
Cerré mis ojos y los abrí de nuevo. Finalmente, tumbado en mi cama y con el sonido de la ducha abarcando mis oídos, me reconozco que estoy completamente loco por pensar de esta manera. Por desgracias o recompensas de esta vida me ha tocado compartir cuarto con Kook, en el cual, hay un cuarto de baño común.

        No puedo creer lo que me está pasando, estoy completamente duro de pensar en el muchacho. Introduzco mi mano bajo mi ropa interior cuando pienso que tengo suficiente tiempo para liberar tensiones, cuando el ruido de la ducha se detiene y se oyen las puertas de cristal correrse.
Yo me enderezo en la cama y me levanto tan rápido como Kook sale por la puerta con tan solo una toalla atada alrededor de su cintura. Maldita sea, no es lo suficientemente larga y me deja entrever sus abundantes muslos. Me paralizo frente a él y las palabras no parecen salir de mis labios. No necesita que le explique nada hasta que ve el volumen en mis pantalones cortos de deporte. Creo que no debo esperar más y me lanzo a él adentrándolo de nuevo en la baño y cerrando la puerta detrás de mí.

        Sí creo que soy consciente de mis actos es porque realmente estoy enloquecido. Agarro sus débiles brazos blancos y lo inmovilizo contra la pared y por fin todo mi sufrimiento y  mi pesadumbre desaparecen al besar sus labios. Los beso, los muerdo, los chupo y los aplasto con los míos. Los violo con mi lengua a pesar de que no me da el consentimiento para hacerlo pero con el paso de los minutos creo que se acaba acostumbrando a eso. Su cuerpo no se relaja pero sí se entrega a mí.
Él es aún muy niño y eso me encanta. Estoy seguro de que soy la primera persona que le besa porque estoy sintiendo que está completamente perdido, y más cuando siente mi erección rozando violentamente sobre su muslo. Intenta zafarse de nuevo de mí pero no he sido tan estúpido de soltarle aun.

        -Jimin –Dice su voz llorosa-, Suéltame, no quiero seguir.

        Yo simplemente comienzo a jadear lastimero sobre su oído aumentando la fricción entre nuestros cuerpos. Le quito rápidamente la toalla y yo libero mi polla de la tela de mis pantalones y calzoncillos. Está completamente asustado y temeroso pero no me importa. Comienzo a apretar su cuerpo con mis manos, su pecho, sus brazos, y cuando llego a su culo lo alzo en el aire y lo sostengo en mi regazo apoyado en la pared.

        Apenas necesito sujetarlo porque se aguanta él solo con las piernas como un niño mayor. Yo solo tengo que ocuparme de meterme dentro de él, cuando estoy en proceso, se saltan sus lágrimas provocando que su rostro se vea más infantil de lo que es. Está llorando de placer y eso me está perturbando. Mis gruñidos y sus gritos desesperados, ansiosos de goce es lo único que puedo oír. Y con esta sensación y la imagen de su boca goteando saliva vengo dentro de él.

        Detengo mis movimientos a medida que mis sentidos regresan y puedo ver que él está duro también pero no ha terminado aun. Lo hago tumbarse en el suelo y agarro sus piernas colocando mi cabeza sobre su polla. No necesito más que metérmela en su boca para que él comience a moverme, con sus manos en mis cabellos, como él desea.

        Viene muy pronto, antes de que me deje siquiera de la sensación detenerlo sometido al placer que mi boca le proporciona. Con una respiración entrecortada y completamente avergonzado se levanta y se mete de nuevo en la ducha para lavarse. Yo mientras sigo aun sentado en el suelo intentando normalizar mis pulsaciones.

        Él me mira desde dentro y me sonríe como una chica me sonreiría. Tímido y pícaro. Inocente. Infantil. Maldito conejo.



FIN


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