AMISTAD - Pensamiento II

💬 Debo aclarar que hoy en día no estoy de acuerdo con muchas de las cosas que escribí aquí, y aun así comprendo que es parte de la evolución de la madurez de una persona. Por eso, aquí tenéis este humilde pensamiento.


Amistad


Siempre he querido escribir sobre esto pero nunca había tenido el valor, ni las ideas claras. Amigos... ¡Que complejo! Antes de comenzar advertiré de que esto no es más que una opinión mía, algo totalmente subjetivo. Nadie tiene que pensar igual que yo ni estoy intentando convencer a nadie. Advierto porque mis palabras no van a ser agradables.

Cuando pienso en la palabra amigos solo me vienen los recuerdos malos. Es lo que tiene ser alguien como yo, que las cosas buenas se almacenan son como un gas muy ligero que asciende dentro de mi mente, casi de forma invisible, hasta formar parte de aire en alguna parte, mientras que las cosas malas se acumulan en un gran armario seccionado, con archivadores de cada una de las personas con las que me he cruzado y cada uno de esos recuerdos tiene un lugar indicado dentro de mi cabeza. Es nombrarme a esa persona y los recuerdos malos saltan automáticamente como el spam en internet. Es por eso que soy una persona tremendamente rencorosa y se me hace muy difícil perdonar a alguien de algo malo. Es por eso que soy una neurótica que intenta ver el lado malo de las personas para simplemente archivarlo en algún lugar en mi mente, sino, esa persona queda por ahí dentro de mi recuerdo como uno más. Como alguien que un día se cruzó conmigo pero no me hizo sentir eso tan profundo y que tan mal se me da expresar que es el odio. Otra cosa a tenerme en cuenta antes de empezar definitivamente con el tema es que yo nunca expreso mis verdaderos sentimientos. Si alguien me daña, yo no lo muestro. Me limito a desaparecer poco a poco de la vida de esa persona de una forma invisible y antes de darse cuenta ya no formaré parte de su entorno. Si se ha sobrepasado en sus acciones, entonces no me olvidará jamar.

He de reconocer que desde que tengo memoria hacer amigos ha sido muy fácil para mí. No hacen falta más que dos palabras amables, una dulce sonrisa y un alago inesperado. Ya tienes a alguien en tu mano. Lo difícil ha sido conservarlos con la misma ilusión con la que me acerqué a ellos. Esas malas y vulgares acciones de las personas vulgares se empeñan en cansarme y acabo simplemente perdiendo el interés por la amistad de nadie. A quien le importa nada que no sea interesante. Siempre las mismas conversaciones, siempre las mismas expresiones faciales, siempre las mismas debilidades. Es tan fácil herir, tan fácil humillar, tan fácil contentar. ¡Maldita sea! Dame tregua. Deja de decir estupideces, acabo perdiéndome en tu maldita palabrería sin sentido. Odio esa expresión de suficiencia cuando creen que han sentenciado una disputa pero no saben de tu as en tu manga. Odio su insistencia por divertirse en una aburrida quedada con alcohol de por medio. Lo más interesante de esas fiestas es la lista de ingredientes de la botella de vodka.

¿Qué es una conversación entre amigos? No poder hablar de política, ni de sexo, ni de religión. Mientras que uno se ofende el otro tira una copa, yo ruedo los ojos y el de enfrente grita alardeando de su conocimiento que no puede expresar. La libertad de expresión no existe cuando estas entre ellos. Es una enfermedad contagiosa. Mientras que el facha se cubre los oídos, el liberal se desnuda. El payaso del grupo se dibuja una expresión triste en sus labios y yo me limito a mirar wattpad, ocultando que tengo una doble vida como escritora en un blog de internet porque ellos no lo entenderían. No entienden que me gusta Allan Poe, ¿Cómo iban a aceptarme en esta doble personalidad en donde puedo expresarme tal como soy? A veces me he dicho que si fueran mis amigos podría contárselo, ellos lo entenderían. Pero entonces es que ellos mismos, por no entenderlo, se han quitado esa categoría de la chapa sobre sus pechos.

Por consenso social hay ciertas cosas que se deben hacer con amigos. Llorar, reír, contar secretos y la más importante, pasar tiempo juntos. Me temo que la primera nunca la ha visto nadie en mí, la segunda dejé de hacerla hace mucho tiempo, porque cuando te cuentan los secretos de terceros en mejor que tú no les cuentes nada, y la tercera, estoy evitando hacerla. Es demasiado complicado explicar esta situación y muchos pensarían que pueden sustituir a mis amigos con dulces charlas, con sutiles caricias, con tranquilizadoras miradas. Me temo es demasiado complicado, es demasiado complejo. Me unen a ellos demasiadas cosas y ellos no me dejarían ir tan fácilmente porque son de esas personas que necesitan algo de permanencia en sus vidas. Necesitan de esa calidez que les proporciona saber que hay algo seguro en su día a día, y es nuestra permanencia como amigos. Más de una vez ha habido situaciones que se han descontrolado pero hemos seguido ahí, férreamente. ¿Eso es ser amigos? Eso es ser idiotas.

La amistad para mí, y siempre suelo decirlo así, es una pérdida de tiempo y dinero. Al menos, esta es la única experiencia de amistad que he conocido. Lo demás no lo considero como tal. Me duele asumirlo pero es verdad, nunca he tenido unos amigos con los que de verdad no tenga que remarcar la palabra "amigos" para asegurarme de que la relación debería tener una connotación agradable y fraternal. ¿Dónde quedaron las conversaciones? ¿Dónde se han ido las dulces tardes sin discusiones? Se han evaporado, las hemos consumido tanto como todos los cigarrillos. Todo eso desapareció junto con la dulce hipocresía que tanto suelo criticar pero que era tan cegadora. Cuando nos desudamos, nos quedamos inofensivos. Eso ha sucedido, y no nos hemos gustado al vernos en realidad.


Comentarios

Entradas populares