"BRINDIS DE FUEGO" - Poema XXIV
BRINDIS DE FUEGO
Alzo una copa en honor del santo
y busco con los ojos tu mirada.
Con una serpiente en el cáliz
la muerte ha sido anunciada
Es una falsa noche en vela,
en un banquete de enemigos.
Brindaremos por la salud del amigo
y tomaremos la dorada sangre de Dionisio
Las viandas se enfrían
pero nadie ha tomado el vino.
La fruta se pudre y el dios nos mira.
Hemos hecho juramentos en vano.
El tintineo de campanas,
rodeados de lluvia dorada.
Tienes los ojos de Santa Lucía*
y yo el pecho de Santa Águeda*.
El fuego no apaciguará la traición
y el dolor no será breve.
No sé si obtendré tu perdón
porque la serpiente ya no muerde.
Es doloroso ver el pacto del veneno
reflejado en esos ojos de ébano,
con nuestra piel de marfil,
y la lengua de acero.
El vino está especiado
con clavo y anís.
Me uno a él con besos de ajenjo
y aromas de jazmín.
Las velas se consumen
en este brindis eterno.
El fuego las devora lentamente
en esta unión llena de miedo.
Las campanas han dejado de replicar
Y en su interior ya no queda sonido.
Las copas caen vacías.
Nos hemos terminado su contenido.
Nos reencontraremos de nuevo
en alguno de los círculos del infierno,
donde nos acompañen los traidores
y los viejos amigos.
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