LÍBRANOS DEL MAL (Jimin x JungKook x Yoongi) - Capítulo 5
CAPÍTULO 5
YoonGi POV:
No se esperaban mis frías palabras y
si soy sincero yo tampoco pero no me han dejado otra alternativa. Los veo
marcharse a la par que me siento de nuevo en mi sitio y Jimin a mi lado
mientras me venda la mano. Todo ha quedado en silencio después de unos minutos
y nadie se atreve a hablar el primero. Me temo que soy yo y para decir algo
dulce.
—¿Sacas la tarta, Jimin? –Le miro
sonriendo de reojo.
—¡Te dije que no mirases lo que había
dentro!
—No me ha hecho falta, en el
envoltorio pone “pastelería los rellenos” –Pronuncio con sorna el nombre de la
tienda. Él hace un puchero y beso sus labios nada cohibido por la presencia de
sus padres aquí. Él se aleja y me veo obligado a pedir disculpas.
—Pido perdón por el comportamiento de
mis padres. Por el de mi padre, en concreto.
—No pasa nada. –Dice su madre—.
Comprendemos que como padres tenemos unas expectativas con nuestros hijos, pero
solo hay que saber encajar los reveses de la vida.
—¿Qué Jimin fuera gay es un revés?
—No se ha explicado con propiedad.
–Dice su marido—. Las ilusiones a veces, cuando desaparecen es doloroso y a
veces es esto lo que no nos deja ver con buenos ojos las nuevas noticias.
—Entiendo, no se justifiquen…
—Ahora sobrará pastel. –Me encojo de
hombros y Jimin nos sirve un poco de tarta a cada uno. Es de nata y fresas, mi
favorita. De nuevo se sienta a mi lado y me ayuda a comer porque la mano herida
es con la que uso cubiertos. Tampoco hace falta una excusa, me gusta que me
ayude en todo.
—Eres un glotón, estoy seguro de que
te la comerás toda. –Hincha sus mejillas pero sabe que tengo razón.
Todos reímos.
…
—Sin duda se nota que tienes
experiencia. –Me dice el señor Park cuando aprovechamos que estamos ambos solos
en el salón mientras Jimin y su madre hablan en la cocina—. Y que has leído
mucho.
—Gracias señor, es un trabajo fácil
pero al mismo tiempo difícil, no sé si me entiende…
—Claro que sí. Es cómodo, —mejora mis
adjetivos—, pero a la vez requiere tiempo y dedicación.
—Vaya. –Froto mis ojos—. Ahora parece
usted el escritor.
—Nah, —niega con la mano—, tan solo me
inspiro en tu lectura para volverme más culto.
—Gracias señor. Este no era mi sueño
cuando estudiaba literatura pero bueno, no puedo quejarme.
—¿Qué querías ser?
—Mi intención era ser escritor de
libros por mi cuenta, o tal vez el director de un buen periódico. No sé cuando
se han cruzado los sueños. –Ambos reímos y veo que hemos terminado de comer la
tarta así que retiro su plato y el mío y como siempre le ofrezco una copa de
vino que él acepta, como siempre.
Camino a la cocina mientras oigo la
conversación que Jimin y su madre mantienen animadamente y ojalá hubiera oído
más o su madre no se hubiera detenido nada más hacer evidente mi presencia.
—¿De veras te alegras, mamá?
—Claro, sobre todo después de aquello,
al fin te veo feliz. No le dejes escapar. –Su voz se ahoga—. ¡Yoongi! –Ambos se
giran para fijarse en mí.
—La copita de vino. –Digo de forma ya
rutinaria y saco dos copas altas para servir en ellas el líquido granate. Jimin
saca una más y hace que la llene para él. No suele beber y frunzo el ceño pero
él asiente.
—Hay motivo de celebración. –Frunzo el
ceño ahora yo—. Eres mi prometida. –Abraza mi cintura y yo me deshago rápido de
su brazo.
—Señora Park, dígale a su hijo que le
quedaría mejor un vestido a él que a mí. –Ella solo ríe como cómplice de la
broma.
—Mamá. ¿Café? ¿Té? –Ella asiente a lo
último y calienta un poco de agua para después echar un pequeño saco
trasparente con hierbas aromáticas.
—Ya hablaremos esta noche sobre quién
es la mujer… —Le susurro al oído y ante su cara de repugnancia palmeo su culo
con cuidado de no tirar las copas—. Me pedirás de rodillas. –Sonrío ante el
doble sentido de las palabras y ambos volvemos al salón sonriendo.
…
El fuerte abrazo de la señora Min hace
que todo mi cuerpo duela. Estamos ya despidiendo a sus padres que sin duda ya
considero míos. Al menos ellos se comportan como padres.
—Nos veremos pronto, padres. Lo
prometo.
—Cuando quieran. –Digo yo para
completar. Ellos se van y cuando ambos estamos solos pretendo dirigirme a la
mesa y recoger las copas pero el brazo de Jimin me detiene y me obliga a verme
sumiso en sus brazos que me alzan en el aire para sostenerme.
Sin dar explicaciones apaga todas las
luces de la casa conmigo en brazos y sube los cinco escalones hasta llegar a la
cama.
—¿Me veo bien con vestido? –Me
pregunta con una sonrisa sádica.
—Mejor sin ropa, ¿no crees?
—Estoy de acuerdo. Pero tenemos un
problema. –Hace un puchero.
—¿Qué problema?
—Que mis pantalones aprietan mucho y
no sé si saldrán.
—Qué pena. Yo quería verte a cuatro
patas gritando mi nombre como una perra. –Mis palabras son duras pero las digo
naturalmente controlando mis facciones como si no me importara lo más mínimo.
—¿Qué me das si lo hago?
—¿Te vendes como una puta?
—Sí. Soy tu puta. Solo para ti. Pero
quiero algo a cambio. ¿Qué vale mi culo?
—Solo puedo darte mi vida entera. –Su
corazón se enternece y así llego más rápido que con sucias palabras. Rápido nos
desnudamos y nos metemos entre las sábanas. Mis dedos juegan un rato en su
entrada y cuando me canso le tumbo boca abajo en la cama para estar encima de
él y penetrarle con toda la fuerza que tengo.
A los minutos grita y gime todo lo fuerte
que puede. Todo lo alto que le permite la almohada en su cara. No tardamos
mucho y nos cansamos rápido. Ambos caemos y no nos molestamos en bajar la
persiana, dejando que la luna ilumine la habitación. Ambos cogemos aire y
dormimos en el abrazo del otro.
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