LÍBRANOS DEL MAL (Jimin x JungKook x Yoongi) - Capítulo 3

 CAPÍTULO 3


YoonGi POV:

 

Tú, que lees esto. ¿A qué estás esperando? Sé qué esperas que el terror inunde mi cuerpo. Sabes que esto, no va a acabar bien. Yo no lo supe hasta el día en que nuestros padres se conocieron. Y ojalá hubieran sido ellos la causa de que hoy muera de miedo, sin embargo ellos no son nadie en nuestra historia. Como dijo Edgar Allan Poe en su cuento “El gato negro” me limito a narrar una serie de acontecimientos que nada tienen que ver entre ellos, sin embargo no quiero omitir ningún detalle.

Unas semanas después de aquella llamada concretamos día y ambas familias acudirían a nuestra casa.

—¿Crees que a tus padres les gustará esta pajarita, o es demasiado? –Me pregunta Jimin mirándose en el espejo del baño mientras yo aun sigo con el pijama puesto.

—Podrías preocuparte más por la comida. A mis padres no les gustarás de todas maneras.

Mientras llevo una fuente con fideos me asomo discretamente al baño y puedo verle con unos vaqueros ajustados, una camisa blanca, un jersey de lana gris oscuro y una pajarita que le hace más adorable que distinguido. Sus pequeños dedos van ahí al lazo y lo mueven ajustándolo a la forma de su barbilla para alinearla. Pone morritos, alza las cejas pero nada le convence hasta que me ve siendo testigo de su patético intento por embellecerse y se sonroja.

—¡Cotilla! –Cierra la puerta del baño mientras yo termino de poner la mesa y corro al cuarto para cambiarme. Nada ostentoso. Unos vaqueros como los suyos y una camisa por fuera del pantalón con un estampado en azul y blanco. Odio la horrible manía de Jimin de ser siempre el centro de atención, pero peor es su estúpido complejo de hacerme a mí el protagonista cuando se siente avergonzado.

De repente suena el timbre poniéndome los pelos de punta. Me miro por una última vez al espejo.

—¡Yoongi! –Grita Jimin desde el salón—. Tus padres. –Ahora siento náuseas. Perfecto. Respiro hondo y salgo para ver a mi padre estrechando la mano de Jimin, este último con una sonrisa enorme en su boca en cambio mi padre, se mantiene serio. Asimilando la situación.

—Padres… —Mi madre abre sus brazos para que me cuele en ellos y es muy reconfortante, a lo contrario que he pensado todo este tiempo. Estrecho la mano a mi padre como hizo Jimin unos segundos atrás y ya torturan mi oreja con las cosas que tanto odiaba de mi madre.

—Estás más delgado. ¿Comes bien? Te veo pálido. –Dice ella.

—No se preocupe, señora Min. Yo me ocupo de que coma correctamente. –Su sonrisa no se marcha buscando la aprobación de mis padres pero yo palidezco. Mi padre carraspea con la garganta y mi madre ríe tímida. Ante su desconcierto me mira inocente.

—Jimin… —Niego con la cabeza y rápido se da cuenta de la estupidez tan grande que desde luego todos hemos interpretado mal menos él—. Vete a la cocina, anda… —Él se gira pero mi madre con sus palabras lo detiene.

—No te vayas. –Ahora se dirige a mí—. ¿No vas a presentarnos, Yoongi? –Asiento.

—Padres. –Trago saliva—. Este es Park Jimin. Mi pareja. —Vuelven a estrechar las manos todos.

—¿Cuánto lleváis juntos? –Pregunta mi madre.

—Hicimos un año hace dos semanas.

—¿Un año? –Pregunta mi padre asimilando que esto no es una tontería o tampoco algo que se me vaya a pasar de un día a otro.

—Sí, señor Min. Y quiero que sepa que amo a su hijo con todo mi corazón y jamás haré nada que pueda dañarle. –Jimin lleva su mano a su pecho y mi padre traga saliva cohibido.

—Por favor. Sentaos en la mesa. –lo único que quiero es acabar con este estúpido momento cuanto antes.

Veo a mis padres poco a poco acercarse a las sillas cuando el timbre suena de nuevo y Jimin tiembla unos segundos. Idiota.

—Abre tú, amor. Yo voy a buscar más platos. –No lo hace para no recibir a sus padres, sino para ahorrarse la escena de su madre comiéndome a besos.

—¡Yoongi! –Ella grita como histérica y se lanza a alcanzar con sus manos mis mejillas y estrujarlas y comerlas a besos. La verdad es que no me desagrada en absoluto. Amo este comportamiento porque siempre es adorable. Pero lo que más me gusta —que Jimin no lo sepa— es que ella siempre me defiende a mí sobre todas las cosas.

Hoy lleva un moño sujeto con una preciosa horquilla en forma de mariposa. Su estilo es discreto, a la par que elegante. Es como yo. 

—Señora Park. –La estrecho en mis brazos—. La he extrañado mucho. Ha pasado mucho tiempo ya. –Ella asiente y se incorpora a la casa mientras entra el señor Park, el cual me saluda como ha hecho su mujer, con una sonrisa en el rostro y un fuerte abrazo. Sin duda Jimin tiene mucha suerte. De repente éste aparece por la cocina con varios platos vacíos.

—Espero que no nos haya hecho él la cena. –Me susurra su madre al oído lo suficientemente alto como para que Jimin lo oiga—. Nos envenenará a todos.

—¡Mamá! –Grita con las mejillas ardiendo por dejarle en evidencia delante de mis padres.

—No se preocupe señora Park. Yo preparé todo. –Ella asiente y se encamina, junto con su marido a la mesa  con mis padres. Ellos se saludan educadamente y como las normas sociales estipulan, olvidando por un momento que sus hijos son pareja. Me escabullo a la cocina y Jimin tiene la misma idea que yo.

—¿Crees que todo saldrá bien? –Me susurra mientras me apoyo en la encimera. Él se acerca a mí y apoya sus ambos a ambos lados de mi cadera.

—Eso espero, pero por el bien de todos será mejor que nada de besos, manitas ni nada por el estilo.

—¿Y ahora? –Susurra mientras muerde mi oreja.

—No… —Susurro también mientras sus labios besan los míos delicadamente.

—Ups. –Sonríe y recogiendo las últimas cosas ambos salimos al salón.

 

 

 

 

 

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